jueves, 25 de febrero de 2016

El viejo truco utilizado una vez más



Privatización: La Táctica Atlantista para Atacar a Rusia

Por Paul Craig Roberts & Michael Hudson                  08-Feb-16
FUENTE: http://www.counterpunch.org/2016/02/08/privatization-the-atlanticist-tactic-to-attack-russia/



El texto [en rojo] NO aparece en el original y fue agregado por el equipo de traducción. Igualmente lo destacado en amarillo aparece como texto simple en el original.

Hace dos años, los funcionarios rusos discutían planes para privatizar un grupo de empresas encabezadas por el productor petrolero Rosneft, el Banco VTB, Aeroflot y los Ferrocarriles Rusos. El objetivo declarado era modernizar la administración de estas compañías y también inducir a los oligarcas a que comenzaran a traer de regreso las dos décadas de fugas de capitales e invertirlos en la economía rusa. La participación extranjera era buscada en casos donde la transferencia de tecnología occidental y técnicas administrativas sería probable que ayudaran a la economía.
Sin embargo, el panorama económico ruso se deterioró a medida que USA empujaba a los gobiernos occidentales a imponer sanciones económicas contra Rusia y se reducían los precios del petróleo. Esto ha hecho menos atractiva a la economía rusa para los inversionistas extranjeros. Así la venta de estas compañías traerá precios mucho más bajos hoy de lo que habría sido probablemente en 2014.
Mientras tanto, la combinación de creciente déficit presupuestal interno y déficit en la balanza-de-pagos le ha dado a los partidarios rusos de la privatización un argumento para seguir presionando con las liquidaciones. La falla en su lógica es su supuesto neoliberal de que Rusia simplemente no puede monetizar su déficit, sino que requiere sobrevivir liquidando la mayoría de sus activos. Advertimos a Rusia de ser tan ingenua como para aceptar este peligroso argumento neoliberal. La privatización no ayudará a re-industrializar la economía de Rusia, sino que agravará su transformación en una economía de rentistas de la que se sacan las utilidades para beneficio de sus dueños extranjeros.
Sin lugar a dudas, el presidente Putin ha establecido un número de condiciones en Febrero 01 para impedir que las nuevas privatizaciones sean las desastrosas liquidaciones de la era de Yeltsin. Esta vez los activos no serían vendidos a precios de liquidación, sino que tendrían que reflejar su valor prospectivo real. Las empresas vendidas permanecerían bajo la jurisdicción rusa, no operadas por dueños offshore. Los extranjeros fueron invitados a participar, pero las compañías permanecerían sujetas a las leyes y regulaciones rusas, incluyendo restricciones para mantener su capital dentro de Rusia.
También, las empresas a privatizarse no pueden ser compradas con crédito de un banco estatal del país. El objetivo es atraer “dinero duro” en las adquisiciones idealmente de los fondos en divisas de los oligarcas en Londres y otros lugares.
Prudentemente Putin descartó vender el mayor banco de Rusia, Sperbank, que retiene gran parte de las cuentas de ahorro al menudeo de la nación. Evidentemente la banca ha de permanecer grandemente como un servicio público, que por su capacidad de crear crédito como dinero debería ser un monopolio natural e inherentemente público en su naturaleza.
A pesas de estas protecciones que agregó el presidente Putin, hay serias razones para no avanzar con las recién anunciadas privatizaciones. Estas razones van más allá del hecho de podrían ser vendidas bajo condiciones de recesión económica como resultado de las sanciones económicas occidentales y los declinantes precios del petróleo.
La excusa citada por funcionarios rusos para vender estas compañías en el momento actual es financiar el déficit presupuestal interno. Esta excusa muestra que Rusia aun no se ha recuperado del desastroso mito atlantista occidental de que Rusia debe depender de los bancos extranjeros y tenedores de bonos para crear dinero, como si el banco central ruso no pudiera hacer eso mismo [gratuitamente, es decir, sin crear una deuda sobre la que deben pagarse intereses] monetizando el déficit presupuestal.
La monetización de los déficits presupuestales es precisamente lo que ha hecho el gobierno de USA [aunque pagando intereses a la Federal Reserve], y lo que los bancos centrales occidentales han estado haciendo luego de la 2GM. La monetización de la deuda es una práctica común en Occidente. Los gobiernos pueden ayudar a revivir la economía imprimiendo dinero en lugar de endeudar al país con acreedores privados lo que drena los fondos del sector público a través de los pagos de intereses hacia los acreedores privados.
No hay una razón válida para recaudar dinero de los bancos privados y proveer al gobierno con dinero cuando un banco central puede crear el mismo dinero sin tener que pagar intereses sobre los préstamos. Sin embargo, los economistas rusos han sido inculcados con la creencia occidental que únicamente los bancos comerciales deberían crear dinero y que los gobiernos deberían vender bonos generadores de interés para conseguir fondos. La creencia incorrecta de que solamente los bancos privados deberían crear dinero haciendo préstamos está conduciendo al gobierno ruso al mismo camino cuesta abajo que ha conducido a la eurozona a una economía en un callejón sin salida. Privatizando la creación de crédito, Europa ha entregado la planeación económica de los gobiernos democráticamente electos al sector bancario.
No hay ninguna necesidad de que Rusia acepte esta filosofía económica favorable a los rentistas que desangra los ingresos públicos de un país. Los neoliberales no están promoviéndola para ayudar a Rusia, sino para ponerla de rodillas.
Esencialmente, los rusos aliados con Occidente los “integracionistas atlantistas” que quieren que Rusia sacrifique su soberanía a la integración con el imperio occidental están usando la economía neoliberal para ponerle una trampa a Putin y romper el control de Rusia sobre su propia economía, que Putin reestableción luego de los años de Yeltsin cuando Rusia fue [literalmente] saqueada por los intereses extranjeros.
A pesar de algún éxito en reducir el poder de los oligarcas que surgieron de las privatizaciones de Yeltsin, el gobierno ruso necesita retener las empresas nacionales como un contrapeso de poder económico. La razón de que los gobiernos operen ferrocarriles y otra infraestructura básica es reducir el costo de la vida y de hacer negocios. El objetivo de los propietarios privados, por contraste, es elevar los precios tan alto como puedan. Esto se llama “extracción de renta”. Los propietarios privados ponen casetas de peaje para elevar el costo de los servicios de infraestructura que están siendo privatizados. Esto es lo opuesto a lo que los economistas clásicos querían decir con “libre mercado”.
Hay pláticas para hacer un trato con los oligarcas. Éstos comprarán la propiedad en las compañías estatales rusas con el dinero que han ocultado en el extranjero [producto de los saqueos realizados]  de las anteriores privatizaciones y conseguirían otro “acuerdo del siglo” cuando la economía de Rusia se recupere lo suficiente permitiendo que sean logradas ganancias excesivas.
El problema es que a medida que más poder económico se mueve desde el gobierno hacia el control privado, menor poder de contrapeso tiene el gobierno contra los intereses privados. Desde este punto de vista, ningunas privatizaciones deberían permitirse en esta ocasión.
Mucho menos debería permitirse que los extranjeros adquirieran la propiedad de activos nacionales rusos. Para cobrar un único pago en divisas, el gobierno ruso estaría entregando a los extranjeros los futuros flujos de ingreso que pueden sacarse, y lo serán, de Rusia y enviados al extranjero. Esta “repatriación” de dividendos ocurriría aun si la administración y el control permanecen geográficamente en Rusia.
Vender los activos públicos a cambio de un único pago es lo que hizo el gobierno de la ciudad de Chicago cuando vendió 75 años del flujo de ingreso de sus parquímetros a cambio de un único pago. El gobierno de Chicago consiguió el dinero para un año renunciando a 75 años de ingresos. Sacrificando los ingresos públicos, el gobierno de Chicago salvó los bienes raíces y la riqueza privada de ser gravados y también permitió que los bancos de inversión de Wall Street ganaran una fortuna.
También creó un clamor público contra el regalo. Los nuevos compradores elevaron agudamente las tarifas de los parquímetros, y demandaron al gobierno de la ciudad [¡¡!!] por daños cuando la ciudad cerraba calles para desfiles públicos o días de fiesta, por “interferir” con el negocio de parquímetros de los rentistas. En lugar de ayudar a Chicago, el acuerdo empujó a la ciudad a la bancarrota. No es sorpresa que los atlantistas les gustaría ver que Rusia sufra el mismo destino.
Usar la privatización para cubrir un problema presupuestal de corto plazo crea un problema mayor de largo plazo. Las utilidades de las compañías rusas fluirían fuera del país, debilitando el tipo de cambio del rublo.  Si los beneficios son pagados en rublos, éstos pueden ser vertidos en el mercado de divisas e intercambiados por dólares. Esto deprimirá el tipo de cambio del rublo y elevará el valor de cambio del dólar. En efecto, dejar que los extranjeros adquieran los activos nacionales de Rusia ayuda a los extranjeros a especular contra el rublo ruso.
Por supuesto, los nuevos propietarios rusos de los activos privatizados también podrían enviar sus utilidades al extranjero. Pero al menos el gobierno ruso se da cuenta que los dueños sujetos a la jurisdicción rusa son regulados más fácilmente que los dueños que controlan compañías desde el extranjero y mantienen su capital de trabajo en Londres u otros centros bancarios del extranjero (todos sujetos a la presión diplomática de USA y a las sanciones de la Nueva Guerra Fría).
En la raíz de la discusión sobre la privatización debería estar la cuestión de qué es el dinero y por qué debería ser creado por bancos privados en lugar de los bancos centrales. El gobierno ruso debería financiar su déficit presuuestal mediante un banco central que cree el dinero necesario, justo como lo hacen USA [no precisamente; porque allí la que sale beneficiada es la Fed] y el R. Unido. No es necesario que el gobierno ruso renuncie a perpetuidad a los flujos futuros de ingreso para cubrir el déficit de un sólo año. Ése es el camino hacia la pobreza y la pérdida de independencia económica y política.
La globalización fue inventada como una herramienta del Imperio de USA. Rusia debería protegerse de la globalización, no abrirse a ella. La privatización es el vehículo para debilitar la soberanía económica e incrementar las utilidades elevando los precios.
Justo como las ONGs que operan en Rusia y son financiadas por Occidente, son también una quinta columna operando contra los intereses nacionales rusos, como lo hacen los economistas neoliberales de Rusia, se den cuenta o no de ello. Rusia no estará segura de las manipulaciones occidentales hasta que su economía quede cerrada a los intentos occidentales de reformarla en interés de Washington y no en interés de Rusia.

jueves, 18 de febrero de 2016

Un caso de tepocatas (foxianas) globales



Desplome de la Economía Real. La Gráfica Que Lo Explica Todo

Por Mike Whitney                                       15-Ene-16
FUENTE: http://www.counterpunch.org/2016/01/15/the-chart-that-explains-everything/


El texto [en rojo] NO aparece en el original y fue agregado por el  equipo de traducción. Igualmente lo destacado en amarillo aparece como texto normal en el original.
¿Por qué la economía apenas crece luego de 7 años de tasas cero y dinero fácil? ¿Por que los salarios y los ingresos flaquean cuando los precios de las acciones y de los bonos has cruzado el techo? ¿Por qué las acciones están experimentando tan extrema volatilidad cuando la Fed incrementa las tasas en un mero cuarto de punto porcentual?
Es la política, estúpido. Y aquí está la gráfica que explica exactamente lo que es la política.

(Richard Koo: ‘La lucha entre los mercados y los bancos centrales apenas acaba de comenzar’,
 Business Insider)
Lo que muestra la gráfica es que el vasto incremento en la base monetaria no impactó los préstamos o disparó la expansión del crédito como lo había predicho la Fed. En otras palabras, el disparatado experimento de inversión para reactivar la economía (alias QE) falló en estimular el crecimiento o regresar la economía al camino de la recuperación. Para todos los propósitos prácticos, la política fue un fracaso.
La QE, sin embargo, desencadenó un mercado alcista que duró 6 años y empujó las acciones a la estratósfera mientras la economía real continuaba languideciendo en una temporada floja de largo plazo. Y los números son bastante impresionantes también. Por ejemplo, el Promedio Industrial Dow Jones, que andaba en 6.507 el 09-Mar-09, subió como la espuma con asombrosos 18,312 puntos el 19-May-15, una subida de 11,805 puntos en sólo 5 años. Y el S&P lo hizo incluso mejor. Desde su mínimo de 676 puntos del 09-Mar-09, se disparó a un récord de 2,130 puntos el 21-May-15, triplicando su valor al más acelerado ritmo en la historia.
Lo que muestra la gráfica es que la Fed sabía desde 2010 en adelante que atiborrar los bancos con reservas en exceso ni reduciría el desempleo ni reavivaría la economía. La liquidez meramente fue para elevar las acciones.
Vale la pena notar que la Fed sabe que el crédito no fluye a la economía sin un mecanismo de transmisión, esto es, a menos que prestatarios acreditados estén dispuestos a tomar préstamos. En ausencia de préstamos adicionales, la liquidez permanece adherida en el sistema financiero donde eventualmente crea burbujas de activos. Y eso fue exactamente lo que ocurrió. En vez de filtrarse hacia la economía (real) donde podría hacer algún bien, el estímulo monetario de la Fed allanó el camino para otro catastrófico colapso.
La gráfica sugiere que el objetivo primario de la Fed fue reactivar los precios de las acciones y bonos para ayudar a los bancos a salir de su insolvencia y evitar una toma de poder del gobierno. El ex Srio del Tesoro, Timothy Geithner aludió a esto en una entrevista con CNBC en 2009 cuando dijo: “Tenemos un sistema financiero que es operado por accionistas privados, manejado por instituciones privadas, y haremos nuestro mejor esfuerzo para preservar ese sistema”. [más claro, ni el agua... bidestilada]. Desafortunadamente, el sistema bancario llegó a ser insolvente en un momento dado, un hecho que fue confirmado por el testimonio jurado ante la Comisión de Investigación de la Crisis Financiera por el presidente de la Fed, Ben Bernanke. He aquí lo que dijo:
“Como erudito de la Gran Depresión, honestamente creo que Septiembre y Octubre de 2008 fue la peor crisis financiera en la historia global, incluyendo la Gran Depresión. Si Ud. revisa las empresas que estuvieron bajo presión en ese período... sólo una... no estuvo en serio riesgo de colapso. Así que de las 13 más importantes instituciones financieras en USA, 12 estuvieron en riesgo de colapso en un período de una o dos semanas”.
Piense eso por un minuto. No solamente estuvo el sistema bancario estadounidense desesperadamente bajo el agua, sino también la más lucrativa y poderosa industria del mundo estuvo a punto de ser quitada de manos privadas y “nacionalizada”. Los accionistas serían borrados, los tenedores de bonos tendrían que aceptar severos recortes, la administración sería remplazada y la producción de crédito sería devuelta a los representantes del pueblo estadounidense, los funcionarios gubernamentales de USA.
¿Piensa que la perspectiva de nacionalización haya aterrado a Wall Street? ¿Piensa que los banksters pudieran haber fraguado un alocado plan para junto con Bernanke y el Srio. del Tesoro, Henry Paulson, precipitar una crisis aplicando la eutanasia a Lehman Brothers de modo que pudieran sacarle al Congreso 700,000 mdd (TARP) antes de lanzar ronda tras ronda de dinero impreso bajo el deliberadamente opaco apodo de Facilitación Cuantitativa (QE, por sus siglas en inglés)?.
Por supuesto que podrían hacerlo. Son los mismos que ya habían robado billones de dólares de crédulos inversionistas en una estafa de lavado de hipotecas fraudulentas que colapsó la economía y puso al sistema financiero al borde de la ruina. ¿Alguien seriamente piensa que parpadearían ante la perspectiva de dañar al público por segunda vez cambiando sus activos tóxicos en la hoja de balance de la Fed o accesando liquidez gratis para impulsar sus ilícitas transacciones con derivados o sus otras perniciosas actividades de alto riesgo?
Tenga en cuenta, la Fed nunca podría haber llevado a cabo esta masiva operación de pillaje sin la ayuda tanto del Congreso como del presidente. Este simple hecho parece escapar incluso al más vehemente crítico de la Fed, esto es, que la Fed necesitó que los que hacen las políticas estrangularan la economía mientras se implementaba su plan o habrían tenido que abandonar su estrategia de re inflado.
¿Por qué?
Bueno, porque si a la economía se le permitía recuperarse, entonces el mayor empleo habría empujado hacia arriba los salarios y los costos de materias primas, lo que a su vez aumentaría la inflación. Una inflación más alta forzaría a la Fed a elevar las tasas de corto plazo lo que pondría fin al dinero barato que Wall Street necesitaba para recomprar sus propias acciones u ocuparse en otra especulación riesgosa. Así la economía real tuvo que ser sacrificada para Wall Street. Por tanto, la “austeridad”.
El hecho de que el equipo económico de Obama, conducido por Lawrence Summers, estaba tratando de sacar la economía de la recesión sin crear las condiciones para una fuerte recuperación fue evidente desde el mismísimo inicio. Sabemos ahora que el economista jefe en la Casa Blanca, Christy Romer, quería un mucho mayor paquete de estímulo fiscal que la propuesta que fue eventualmente aprobada. Aquí está la historia de el New Republic:
“Romer calculaba que tomaría entre 1.7 y 1.8 billones de dólares llenar todo el hueco en la economía la “brecha en la producción”, en el habla de economistas. “Una meta ambiciosa sería eliminar la brecha en la producción para el primer trimestre de 2011, devolviendo la economía al pleno empleo para esa fecha”, escribió. “Lograr esa magnitud de estímulo efectivo usando una combinación factible de gasto, impuestos y transferencias a estados y localidades requeriría un paquete que costaría cerca de 1.8 bdd en dos años”.
(EXCLUSIVA: El Memo que Larry Summers No Quería Que Viera Obama, New Republic)
Lamentablemente, las recomendaciones de Romer “nunca entraron al memo que vio el presidente”. A Obama no se le dio [¿entonces hay alguien o algo que tiene poder sobre el presidente de USA? Porque si es así, cabe preguntarse: ¿a dónde se fue la democracia representativa o más bien, esa “cracia” a quién representa?] la opción de proveer el estímulo que la economía requería para una fuerte recuperación porque Summers no quería una recuperación fuerte. Summers quería una economía chisporroteando en un abismal 2% del PIB como está hoy. Eso mantendría una tapa sobre la inflación y permitiría que la Fed bombeara todo el dinero que quisiera en los mercados financieros.
Obama también ha jugado un gran papel en este fiasco de la austeridad. Por ejemplo, ¿sabía Ud. que más trabajadores del gobierno perdieron sus empleos bajo Obama que bajo cualquier otro presidente en la historia?
Es cierto. Desde  que Obama asumió el puesto en 2008, casi 500,000 trabajadores del sector público han conseguido sus cartas de despido. De acuerdo al economista Joseph Stiglitz, si la economía hubiese experimentado una expansión normal, “habría dos millones más”.
Por supuesto, Obama nunca hizo ningún intento de volver a ocupar a esos trabajadores porque habría tenido que poner más dinero en los bolsillos de la gente, quienes lo gastarían, lo que aumentaría el PIB. Típicamente, los economistas piensan que eso es algo bueno. Sólo es algo malo cuando la Fed está trabajando con objetivos contrapuestos y tratando de mantener un amortiguador sobre la inflación de modo que pueda rescatar a sus fraudulentos compinches de Wall Street.
Para más sobre la cruzada de Obama para apretarse el cinturón, simplemente eche un vistazo a sus esfuerzos para cortar los déficits presupuestales. Aquí está un recorte de MSNBC:
El fuerte crecimiento en la cobranza del impuesto personal condujo al déficit presupuestal de USA a una nueva era-Obama de reducción en el año fiscal de 2015, dijo el jueves el Depto. del Tesoro... El déficit es el menor en la presidencia de Obama y el más bajo desde 2007 tanto en términos de dólares como en porcentaje del PIB. (Durante) la era Obama, el déficit se ha reducido en 1 bdd. Esto es ‘billón’, con una ‘b’”. (MSNBC).
¿Por qué Obama querría recortar el gasto gubernamental cuando la economía ya está en necesidad de ayuda, la inversión en capital está decayendo y los hogares aun están tratando de liquidar sus deudas?
La teoría económica básica sugiere que cuando el sector privado no puede gastar, entonces el gobierno debe hacerlo para compensar las presiones deflacionarias y evitar un desplome mayor. Recortar los déficit le quita a la economía un vital estímulo fiscal. Es como aplicar sanguijuelas a un paciente con síntomas de gripa pensando que la pérdida de sangre acelerará su recuperación. Es una locura, y sin embargo esto es lo que Obama y el Congreso han estado haciendo durante los últimos seis años. Mantienen sus manos apretadas firmemente al cuello de la economía tratando de asegurar que el paciente quede en un estado permanente de narcosis.
Esta es la meta, sofocar la economía para recompensar a las víboras ladronas de Wall Street [por lo que se ve, también allá existen las “tepocatas, alimañas y víboras prietas” mencionadas por Vicente Fox]. Y Obama y el Congreso son en todo tan culpables como la Fed [como dice el dicho: «no se puede andar entre la popó sin ensuciarse» o en frase más poética: «Hay aves que cruzan el pantano y no se manchan; mi pantano es de ésos»].