Los secretos De De Gasperi y Churchill: Dos sucesos por reescribir
Por Eugenio Ragno 25-Sep-12
FUENTE:
http://www.corrispondenzaromana.it/i-segreti-di-de-gasperi-e-churchill-due-vicende-da-riscrivere/
Las notas de pie de página NO vienen en el original y fueron colocadas
por el traductor.
El
libro de Ubaldo Giuliani-Balestrino, La
correspondencia Churchill-Mussolini, a la luz del proceso Guareschi (publicado
en Roma por Settimo Sigilo) ha sido presentado en Milán, al cuidado de la UNUCI
(Unión Nacional de Oficia-les con Licencia de Italia, por sus siglas en
italiano) frente a un público atento e interesado. Después del saludo del
general Giovanni Fantasia, han hablado el periodista e historiador Luciano
Garibaldi y el autor, famoso jurista y también apasionado de la historia
militar y autor de libros históricos de éxito, como El Secreto de Waterloo (2008).
En su
intervención, Giuliani-Balestrino ha enfocado los reflectores sobre la
ilegalidad del proceso que condenó al gran escritor Giovannino Guareschi, autor
de Don Camillo, demostrando que con
aquella condena se quiso desmentir la validez de la correspondencia entre
Mussolini y Churchill, correspondencia que contenía acuerdos precisos, visto
que Mussolini había declarado: «Estas cartas valen la pérdida de una guerra».
Guareschi
había publicado en “Candido” ―el
semanario del que era fundador y director― dos cartas escritas por De Gasperi con las cuales el futuro
líder DC pedía a los ingleses, en el ’44, bombardear la periferia de Roma. Las
dos cartas provenían de un expediente vendido a Rizzoli, editor de “Candido”,
por un ex-oficial de la RSI[1]
que lo había tenido en consignación de Mussolini, pocos días antes del fin,
para que pusiera en algún lugar seguro en Suiza. El expediente contenía copias
fotográficas de los originales, celosamente guardadas por el Duce en una bolsa
que lleva siempre consigo, de día y de noche. Los documentos habían comenzado a
publicarse en el semanario “Oggi”, entonces dirigido por Edilio Rusconi y con
seguridad el semanario italiano más leído. Pero, inesperadamente, luego de los
tres primeros episodios, que habían alcanzado un enorme éxito de ventas, la
publicación había sido suspendida, sin dar ninguna explicación a los lectores.
Evidentemente, una intervención desde arriba. Guareschi, sin embargo, había
puesto las manos sobre las dos cartas de De Gasperi y las había publicado para
hacerle una broma al premier democristiano, al que en el pasado siempre había
apoyado, pero que, en aquel año de 1953, juzgaba que no era suficientemente
anticomunista.
Demostrar que
las cartas de De Gasperi eran auténticas habría significado que era auténtico
todo el expediente, incluidas las cartas intercambiadas al inicio de la 2GM
entre Mussolini y Churchill, en virtud de un acuerdo secreto entre los dos
líderes para frenar el excesivo poder de Hitler. Según la reconstrucción de
Giuliani-Balestrino, en lugar de apoderase del norte de África y del mundo
árabe, controlados por Gran Bretaña, Mussolini adoptó el distractor ataque a Grecia, de acuerdo con Churchill[2].
Cosa que el premier británico jamás habría tolerado que saliera a la luz.
De allí el
interés de Churchill y de sus cercanos colaboradores (el gral. Alexander y el
coronel Bonham Carter, que se reunieron en Londres con los emisarios de De
Gasperi), en aquel 1953, para calificar de falsificación aquella
correspondencia. Lo que ocurrió, precisamente, con la condena de Guareschi a un
año de reclusión por haber difamado a De Gasperi. Por su parte, Luciano
Garibaldi, notable estudioso de las últimas horas de Mussolini, ha aclarado por
qué Mussolini, al momento de su captura, refiriéndose a la bolsa de documentos
de la que jamás se separaba, y que le fue confiscada por Urbano Lazzaro[3]
(el partisano «Bill») dijo a éste último: «Estas cartas valen la pérdida de una
guerra».
Pero las cartas desaparecieron
para siempre: consignadas, como Garibaldi ha relatado, del PCI a Churchill.
Excepto las copias llevadas a Suiza, terminadas también en nada luego del
proceso a Guareschi. En síntesis, como ha afirmado Luciano Garibaldi, lo que
convalida la ya famosa teoría de la pista inglesa según la cual fue Churchill
el responsable de la muerte del jefe del fascismo y de Claretta Petacci, que
conocía todos sus secretos.
[1] Republica
Social Italiana (Sep ’43-Abr ‘45), proclamada por Mussolini, con capital en Saló, junto al lago Garda, luego de su
espectacular rescate por Skorzeny.
[2] Tiene
mucha lógica. Todos los movimientos aliados al inicio de la 2GM tenían como
objetivo retardar o disminuir lo más posible el ataque alemán a la URSS. Ésa
fue la razón para la declaración de guerra de Francia, buscando que el ataque
fuera en dirección opuesta a la URSS; sin embargo, Francia cayó demasiado
rápido y era necesario lanzar nuevos movimientos de distracción. Aquí fue donde
entró la aventura de Mussolini en Grecia (19-Oct-1940), que seguramente fue
sugerida por Churchill aunque éste no iba a hablar con tanta franqueza con
Mussolini. Quizá lo comprometedor para Churchill haya sido lo que ofreció a
Mussolini para convencerlo.
[3] De acuerdo a Wikipedia:
«Urbano Lazzaro (1924-2006),....De joven, se unió a la Guardia di Finanza
(responsable de crímenes de cuello blanco) antes de la guerra. Cuando la
alianza de Italia con Alemania colapsó en 1943, Lazzaro estuvo entre los muchos
oficiales italianos arrestado por los alemanes. Lazzaro escapó de la detención
alemana y se unió a los partisanos comunistas en el norte de Italia. Para
27-Abr-1945, él estaba sirviendo como comisario político de la 52ª Brigada
Partisana Garibaldi».
No deja de llamar la atención la meteórica carrera
del tal Lazzaro para que, escapado de Alemania y con apenas 21 años, se
convirtiera en “comisario político” de una brigada comunista; y demasiada
casualidad que sea él quién esté en el momento justo para arrestar al Duce y
apoderarse de esa documentación, que le permitirá contactar a los ingleses (y
no con los soviéticos, que hubiera sido lo lógico, dada su filiación comunista;
a menos que fuera “comisario inglés”). ¿Tendría vínculos con el Irgún, dado que
el Mossad todavía no existía?
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