jueves, 13 de junio de 2024

Por eso andan como andan

 Europa Occidental en crisis

Por Veniamin Popov                                                                     23-May-24

FUENTE: https://journal-neo.su/2024/05/23/western-europe-in-crisis/

 


 

El texto [en rojo] NO viene en el original y fue agregado por el equipo de traducción. Igualmente lo destacado en amarillo aparece como texto simple en el original.

 


Recientemente, la Unión Europea y otros Estados de Europa occidental se han enfrentado a una crisis creciente. Esta situación fue mejor descrita por el presidente francés E. Macron, quien en varios discursos pronunciados a finales de abril y principios de mayo afirmó que Europa estaba en peligro de muerte. También subrayó que “todo podría desmoronarse muy rápidamente”.

 

Algunos analistas políticos rusos creen que durante los últimos dos años las economías de la mayoría de los países de la Unión Europea han estado prácticamente paralizadas, especialmente Alemania, a la que Bloomberg ha apodado “el hombre enfermo de Europa” [ese apodo se aplicó al Imperio Otomano durante el siglo 19 y principios del 20]. Según los mismos analistas políticos, la mayoría absoluta de los actuales líderes de Europa occidental no evalúan adecuadamente la situación y, bajo una fuerte presión de USA, toman decisiones que no corresponden a sus intereses nacionales. Esto se manifiesta, en primer lugar, en un gran número de sanciones antirrusas y en la negativa a aceptar fuentes de energía rusas relativamente baratas [no se ve lo relativo, dado que son las de menor precio en el mercado], lo que conduce a una importante desaceleración del ritmo de desarrollo. Como resultado, el nivel de vida de la población está cayendo y el movimiento obrero se está volviendo más activo en la defensa de sus derechos; un claro ejemplo de esto es el poderoso movimiento campesino.

La prensa europea ha escrito extensamente sobre la alarmante división industrial que ha surgido entre USA y Europa, ya que “Europa está por detrás de USA y China”. En realidad, las naciones europeas son las más brutalmente dependientes de la energía y la tecnología, especialmente de las energías renovables y la inteligencia artificial. Macron calificó la reciente ley estadounidense para reducir la inflación como una “revolución conceptual”, acusando a USA de ser como la República Popular China en el sentido de que subsidia sus industrias críticas.

Al mismo tiempo, el presidente francés argumentó que quienquiera que acabe en la Casa Blanca en 2025, Europa debe deshacerse de años de dependencia militar estadounidense.

Los europeos, dice la publicación británica The Economist, han pasado por muchas crisis últimamente y tienen miedo de muchas cosas: de la Rusia de Putin, de los USA aislacionistas, de las grandes empresas depredadoras, del cambio climático. Se supone que las respuestas a todos estos desafíos se desarrollarán en Bruselas, pero la burocracia de la UE está tan preocupada por sus propios intereses egoístas que no comprende las necesidades de los europeos comunes y corrientes. Como dijo recientemente la conocida política y eurodiputada alemana Christine Anderson: los líderes actuales no sirven a los intereses del pueblo, ya no es un gobierno del pueblo, sino un gobierno de misántropos globalistas, y el pueblo no les permitirá escapar de la responsabilidad “por el constante engaño y la charla de que todo es culpa de la gente corriente”.

Los europeos van por detrás de los estadounidenses: el PIB de la UE ha crecido solo un 4% en términos reales desde 2019, la mitad de la tasa observada en USA, mientras que en el RU y Alemania el PIB per cápita casi se ha desplomado: según la prensa británica, la economía del continente está tambaleándose por el shock ruso de 2022, la ofensiva china y las acciones estadounidenses.

A esto se suman los crecientes problemas de la migración: Europa no puede prescindir de mano de obra adicional debido al envejecimiento de su población, pero el flujo de refugiados ilegales de los países africanos está creando enormes desafíos de seguridad.

El declive de Europa tal vez lo sientan más claramente los principales escritores del continente. La última novela del escritor más conocido de Francia, Michel Houellebecq, titulada Destroy, sostiene que los males de los europeos se derivan de un empobrecimiento espiritual y una decadencia cultural, así como de un abismo cada vez más profundo entre ricos y pobres.

A principios de junio de este año se celebrarán elecciones al Parlamento Europeo que, según el New York Times del 7 de mayo, “beneficiarán a la extrema derecha”, lo que refleja el descontento popular: “a pesar de toda su retórica democrática, la UE está más cerca de una institución oligárquica: el bloque, controlado por un cuerpo no electo de tecnócratas de la Comisión Europea, no permite consultas populares sobre políticas, y mucho menos la participación. Sus reglas presupuestarias, que imponen límites estrictos a los presupuestos de los estados miembros, protegen a los ricos al tiempo que imponen medidas de austeridad a los pobres. De arriba a abajo, Europa está dominada por los intereses de unos pocos ricos, que limitan la libertad de la mayoría”.

Según la prensa estadounidense, las encuestas de opinión antes de las elecciones de junio muestran que las fuerzas de derecha están en camino de ganar el 50% de los escaños en el Parlamento; para muchos de la derecha, esto ofrece una oportunidad de poner fin a la gran coalición de socialistas y demócrata cristianos que históricamente han dominado la política europea.

Los recientes casos destacados de funcionarios europeos que aceptaron sobornos (el vicepresidente del Parlamento Europeo y varios miembros siguen detenidos) no favorecen la popularidad del Parlamento Europeo.

En el continente europeo, las voces sobrias de figuras que se dan cuenta de que el orden mundial basado en la ideología liberal se ha derrumbado y debe ser destruido y reemplazado por un sistema de relaciones internacionales basado en la soberanía estatal y los intereses nacionales son cada vez más fuertes. Estas ideas se escuchan claramente en las declaraciones de los líderes de Hungría y Eslovaquia, así como de muchos políticos de la oposición en otros países de la Unión Europea.

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