jueves, 11 de septiembre de 2025

Bretton Woods no durará para siempre

La difunta militarización del dólar estadounidense. La cumbre de la OCS y el declive de la hegemonía financiera de Occidente.

Por Peiman Salehi                                                                                     06-Sep-25

FUENTE: https://www.globalresearch.ca/sco-summit-decline-western-financial-hegemo ny/5899668

 

 

El texto [en rojo] NO viene en el original y fue agregado por el equipo de traducción, Igualmente lo destacado en amarillo aparece como texto simple en el original.

 

La cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) en Beijing, marcada tanto por el simbolismo como por la sustancia, subrayó la lenta erosión del dominio financiero occidental. Si bien la cobertura principal se centró en el desfile militar de China, la verdadera importancia radica en la agenda económica promovida por los miembros de la OCS. Las discusiones sobre un posible Banco de Desarrollo de la OCS, un mayor uso de las monedas locales y una coordinación más estrecha con las iniciativas de los BRICS apuntan a una creciente determinación en Eurasia y el Sur Global para desafiar el monopolio ejercido durante mucho tiempo por USA y sus aliados a través del FMI, el Banco Mundial y el sistema del dólar.

 

Durante décadas, estas instituciones controladas por Occidente han funcionado como instrumentos de influencia geopolítica. Los programas de ajuste estructural desmantelaron las protecciones sociales, impusieron privatizaciones y encerraron a los países en ciclos de dependencia de la deuda.

El dólar, presentado como una moneda global neutral, ha sido repetidamente utilizado como arma a través de sanciones, exclusión financiera y manipulación de los sistemas de pago internacionales. En este contexto, las discusiones económicas de la OCS deben verse como lo que son: no propuestas técnicas, sino actos de resistencia. Al buscar alternativas a las finanzas basadas en dólares y los préstamos condicionales, los miembros de la OCS afirman que la era de la coerción financiera occidental ya no es indiscutible.

China y Rusia, los actores centrales en este proceso, han experimentado el uso coercitivo del poder financiero occidental.

Las sanciones a Rusia y los aranceles a China han reforzado la urgencia de construir instituciones paralelas. Para los estados más pequeños, particularmente en el Sur Global, lo que está en juego es aún mayor. El acceso al crédito que no está vinculado a las prioridades geopolíticas de Washington podría significar la diferencia entre austeridad e inversión, entre dependencia y soberanía. Las propuestas de la OCS son embrionarias, pero apuntan hacia una tendencia más amplia: el surgimiento de las finanzas multipolares como escudo contra la dominación unilateral.

Los críticos en Occidente se han apresurado a descartar estos esfuerzos, presentándolos como poco prácticos o políticamente motivados. Pero tales críticas no tienen sentido. El hecho mismo de que las alternativas se discutan abiertamente y se implementen parcialmente señala el debilitamiento del monopolio occidental. La creación del Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS, el uso de monedas locales en el comercio entre Rusia, China e India, y ahora las iniciativas de la OCS, marcan un cambio de la retórica a la práctica. Cada nuevo mecanismo reduce la capacidad de USA para dictar términos unilateralmente.

Esto no significa que China o Rusia reemplazarán a Washington como los nuevos hegemones [aunque existe el riesgo]. Más bien, significa que la unipolaridad está terminando. El mundo se está moviendo hacia un orden multipolar en el que ningún estado puede controlar los flujos de finanzas, comercio y desarrollo. Para las naciones del Sur Global, esto crea tanto oportunidades como riesgos. Ofrece la posibilidad de diversificar las asociaciones y rechazar la condicionalidad, pero también requiere vigilancia para evitar reproducir la dependencia bajo nuevos patrocinadores. La multipolaridad no es una garantía de justicia, pero es una condición previa necesaria para romper el ciclo de dominación occidental.

Por lo tanto, la cumbre de la OCS debe entenderse como parte de una lucha civilizatoria más amplia sobre la arquitectura del orden mundial. La hegemonía occidental se ha basado no solo en alianzas militares e influencia cultural, sino también en coerción financiera. Al convertir el dólar en un arma, Washington ha tratado de imponer su voluntad mucho más allá de sus fronteras. La agenda económica de la OCS representa un intento de reclamar la soberanía frente a esta coerción, para crear un respiro para los estados que se niegan a alinearse con las prioridades geopolíticas de USA.

Lo que emerge de Beijing no es una alternativa completamente formada, sino una dirección de viaje. Las instituciones multipolares se están construyendo paso a paso, desafiando la ilusión de que las instituciones occidentales son eternas o indispensables. Para los países de África, Asia y América Latina, este es un llamado a la acción. Es una invitación a participar en la configuración de un mundo donde el desarrollo no sea dictado desde Washington o Bruselas, sino negociado entre iguales.

Los principales medios de comunicación continuarán enfocándose en desfiles y símbolos, pero la verdadera revolución está ocurriendo en el ámbito de las finanzas. La cumbre de la OCS fue un recordatorio de que el monopolio de Occidente sobre el dinero y el crédito se está resquebrajando, y que el futuro del orden global no estará definido por una sola potencia hegemónica, sino por los esfuerzos colectivos de los estados que se niegan a someterse. Para aquellos que buscan la paz, la justicia y la soberanía, este es un desarrollo que debe ser bienvenido, nutrido y defendido.

 

*********

Peiman Salehi es un analista político y escritor de Teherán, Irán.

No hay comentarios:

Publicar un comentario