Produciendo “Estados
Fallidos”
Manufacturados en USA
por Edward
S. Herman 23-Sep-12
FUENTE:
http://www.voltairenet.org/Manufacturing-Failed-States
USA ha llegado a dominar el arte de debilitar a sus ob-jetivos
designados fomentando el terrorismo doméstico y luego echándoles la culpa de
los crímenes patrocina-dos por el propio Washington. Este método permite la
posibilidad tanto de justificar la intervención militar co- mo llevarla a cabo
sin riesgo. El bien aceitado esque-ma descrito aquí por Edward S. Herman está
siendo actualmente aplicado en Siria.
Durante
la Guerra de Vietnam, en un letrero en una de las bases del ejército de USA se
leía: “Matar es Nuestro Negocio, y el Negocio Va Bien”. Bueno, era muy buen
negocio en Vietnam (y Camboya, Laos y Corea también), el número de muertes de
civiles llegó a millones. Y ese número ha seguido siendo bastante respetable en
los años posteriores a Vietnam. Los asesinatos han sido realizados tanto
directamente como a través de representantes en cada continente, a medida
que la “seguridad nacional” de USA ha requerido bases, guarniciones, asesinatos, invasiones, guerras de bombardeo y el respaldo de regímenes asesinos,
verdaderas redes de terror y programas en todas partes en respuesta a
amenazas y retos terroristas al “patético gigante”.
Jan Knippers
Black señaló hace años en su gran libro [1] que “la seguridad nacional” es un
concepto maravillosamente elástico, que se expande conforme a “lo que una
nación, clase o institución.... piensa que debería tener”, con el resultado que
aquéllos “cuya riqueza y poder parecería hacerlos más seguros son, de hecho,
más paranoides y quienes, por sus frenéticos intentos de consolidar su
seguridad, provocan su propia destrucción”. (Ella estaba refiriéndose a la
amenaza de la social democracia brasileña de los 1960s y su terminación por una
contrarrevolución apoyada por USA y la dictadura militar). Agréguese a esto la
búsqueda por parte de los intereses creados del complejo militar-industrial de
misiones que justifiquen incrementos presupuestales y la plena cooperación de
los principales medios en dicha búsqueda y tenemos una realidad atemorizante.
En realidad, el
gigante que se finge paranoide ha tenido que esforzarse valientemente en
producir amenazas más o menos creíbles, especialmente después de la caída del
“Imperio del Mal”, que este país durante tanto tiempo había alegado estar
“manteniendo a raya”. Gracias al cielo que luego de relativamente breves rachas
de atención al narco-terrorismo y a las armas de destrucción masiva de Saddam,
el terrorismo islámico surgió de la nada para proporcionar una amenaza de
repuesto, sin duda producido por la hostilidad a las libertades norteamericanas
y la indisposición del mundo islámico para permitir a Israel encontrar un socio
negociador y lograr zanjar pacíficamente cualesquier disputas con los
palestinos.
Pero aparte
de mantener los asesinatos y el consecuente negocio de armamentos en un alto
nivel, USA ha llegado a ser un fabricante en gran escala de estados fallidos.
Por estado fallido quiero decir uno que ha sido aplastado militarmente o hecho
inmanejable por la desestabilización política y/o económica y el caos
resultante y es incapaz (o no se le permite) por largos períodos recuperarse y
tomar cuidado de las necesidades de sus ciudadanos. Por supuesto, USA ha sido
tal fabricante durante un largo período, como en los casos de Haití, la
República Dominicana, El Salvador, Guatemala y los estados de Indochina donde
el matar resultaba tan lucrativo. Pero hemos visto un dramático resurgimiento
en tiempos recientes, algunos más o menos pacíficos, como en los casos de la
Rusia post-soviética y varios de los estados de Europa Oriental, donde las
reducciones del ingreso y los pronunciados aumentos en las tasas de mortalidad
han sido el resultado de la “terapia de shock” y los saqueos en gran escala realizados
por las élites locales con ayuda occidental (p.e., las privatizaciones bajo
condiciones de corrupción excepcional).
Pero ha
habido un nuevo flujo de estados fallidos producidos por USA, las
“intervenciones humanitarias” de la OTAN y los cambios de régimen, realizados
más agresivamente en la víspera de la muerte de la Unión Soviética (y así el
fin de una importante aunque limitada fuerza de “contención”). La intervención
humanitaria en Yugoeslavia ha sido un modelo, con Bosnia, Serbia y Kosovo
convertidos en estados fallidos, otros debiluchos arruinados, todos ellos clientes o suplicantes de
Occidente, más una gigantesca base militar estadounidense en Kosovo,
con este paquete remplazando un previo estado social democrático independiente.
Esta demostración de los méritos de la intervención imperial montó el
escenario para los esfuerzos adicionales de fabricar más estados
fallidos en Afghanistán, Pakistán, Somalia, Iraq, República Democrática del
Congo y Libia, con un programa similar bien adelantado actualmente en Siria y
otro obviamente en proceso durante algunos años en el tratamiento del Mundo
Libre al “amenazante” Irán, luego de su feliz relación con la dictadura del
Shah impuesta por Occidente.
Estos
fracasos manufacturados a menudo han tenido rasgos en común que los muestran
como un producto de la política imperial y como proyección de ese poder. Un
rasgo frecuente es la elevación y/o reconocimiento de rebeldes de un grupo
étnico que se ostenta como víctima, que combate contra su gobierno con actos
terroristas, a veces diseñados para provocar una violenta respuesta
gubernamental, y que regularmente recurren a los poderes imperiales para que
acudan en su ayuda. A veces son importados mercenarios extranjeros para ayudar
a los rebeldes, y a menudo tanto los rebeldes indígenas como los mercenarios
son entrenados, armados y se les da apoyo logístico por las potencias
imperiales. Éstas animan estos esfuerzos rebeldes porque los encuentran
útiles para justificar desestabilizar, bombardear y eventualmente derrocar al
régimen que tienen en la mira.
Este proceso
fue evidente a lo largo del período de desmantelamiento de Yugoeslavia y la
creación del conjunto resultante de estados fallidos. Las potencias de la OTAN
querían fraccionar Yugoeslavia y aplastar la República de Serbia, su
mayor y más independiente elemento. Alentaron a los elementos nacionalistas
dentro de las otras repúblicas a que se rebelaran y todos ellos reconocieron
que la OTAN les apoyaría y eventualmente iría a la guerra por ellos. Esto
provocó una guerra prolongada y la limpieza étnica, pero finalmente logró la
destrucción de Yugoeslavia y la creación de estados fallidos residuales [2]. Curiosamente,
elementos de Al Qaeda y mercenarios fueron importados en Bosnia y Kosovo para
ayudar a combatir a la República puesta en la mira (Serbia), con conocimiento y
cooperación de la administración Clinton, y también de Irán [3] [A]. Al Qaeda fue
también uno de los integrantes de los combatientes de la libertad contratados
en la campaña libia, y ahora admitido aunque un poco tardíamente en el New York
Times de ser un factor en el programa de cambio de régimen en Siria [4]. Y, por
supuesto, fue una pieza central en el cambio de régimen en Afghanistán y la
base del “contragolpe” del 9/11 (Bin Laden habiendo sido un importante rebelde
con respaldo estadounidense-saudita, luego abandonado por sus padrinos [B], y más
tarde atacado, demonizado y muerto por ellos).
Estos
programas siempre implican una seria “administración de atrocidades”, por lo
que el gobierno bajo ataque es acusado de graves actos de violencia contra los
rebeldes y sus partidarios, y mediante este proceso efectivamente demonizado y puesta
la escena para una intervención masiva. Esto fue muy importante en las guerras
para fracturar Yugoeslavia, y posiblemente más aun en Libia y Siria. El
proceso es ayudado grandemente por la mobilización de las agencias
internacionales (de noticias), que participan en la demonización denunciando las
atrocidades y a veces acusando y enjuiciando a los (supuestos) villanos puestos en la
mira. En el caso de Yugoeslavia, el Tribunal Criminal Internacional establecido
por la ONU para la antigua Yugoeslavia (ICTY, por sus siglas en inglés)
trabajó codo con codo con los poderes de la OTAN en montar el enjuiciamiento
del liderato serbio y justificar cualquier acción que USA y la OTAN quisieran
tomar. En una hermosa ilustración del proceso, el fiscal del ICTY acusó a Milosevic en Mayo de 1999 justo cuando la
OTAN comenzó deliberadamente a bombardear instalaciones civiles para apresurar
la rendición serbia, aunque éstos eran crímenes de guerra realizados violando
la Carta Constitutiva de la ONU. Pero desviaron la atención mundial de la fea e
ilegal conducta de la OTAN hacia las acusaciones contra el demonizado
Milosevic.
Similarmente,
con las ansias de la OTAN por atacar Libia, el fiscal en la Corte Criminal
Internacional rápidamente acusó a Muammar Gaddafi sin siquiera haber conducido
una investigación independiente, y con un récord del fiscal de nunca haber
acusado a nadie salvo africanos que no fueran clientes occidentales. Este tipo
de “manejo jurídico” es invaluable para los poderes imperiales [C] y se nutre bien
por adelantado del cambio de régimen y de la fabricación de estados fallidos.
Existen
también grupos de derechos humanos y entidades de “promoción de la democracia”
supuestamente independientes como Human Rights Watch, el International Crisis
Group y el Open Society Institute que regularmente se trepan al vagón imperial destacando
la violencia del régimen y de los líderes puestos en la mira. Esto también ingresa a
los principales medios masivos de comunicación, la escena completa creando el
ambiente moral para una intervención más agresiva por cuenta de las
(supuestas) víctimas.
Esto es
ayudado por el hecho de los alegatos de atrocidades e imágenes de viudas
llorosas y refugiados, la evidencia aparentemente convincente de atrocidades y
el consenso establecido de la “responsabilidad de proteger” a las poblaciones
víctima, también afecta a los elementos liberales y de izquierda en Occidente,
haciendo que algunos se unan al rebaño principal que denuncia al régimen puesto
en la mira y que pide la intervención humanitaria, en tanto que muchos
otros guardan silencio debido a la confusión y a que no desean ser acusados de
“apoyar a los dictadores”. El argumento de los intervencionistas es que
mientras puede parecer que apoyamos un imperialismo en expansión, deben
hacerse excepciones donde están ocurriendo hechos particularmente malos y las
masas domésticas son enardecidas y quieren acción, pero podemos mostrar
nuestras credenciales progresistas tratando de micro-manejar y contener el
ataque imperial, insistiendo en apegarse a una zona de no-vuelos en Libia [5].
Puede bien
alegarse que USA mismo es un estado fallido o fallando. Obviamente no ha sido
aplastado militarmente por una potencia exterior, pero su población ha sido muy
perjudicada por su propio sistema de guerra permanente. En este caso la élite militar,
con sus aliados [D] contratistas, banqueros, políticos, intelectuales y de los
medios, han generalizado la pobreza y el sufrimiento en las masas, dejando decaer
los servicios públicos y empobreciendo al país, haciendo imposible para el
incapacitado y comprometido liderazgo servir apropiadamente a los
ciudadanos ordinarios, pese a la firme elevación de la productividad percápita
y del PIB. Los excedentes son extraídos hacia el sistema bélico y el consumo y
propiedad de una pequeña élite, quienes, en lo que Steven Pinker en The Better
Angels of Our Nature llama la era de la “recivilización”, están agresivamente
esforzándose por ir más allá de la mera monopolización de excedentes a la transferencia de los ingresos, riqueza y reivindicaciones públicas de la gran (y
esforzada) mayoría. [E]. Como estado fallido y como también en otros modos
USA es con seguridad ¡una nación excepcional!
Notas:
[1] United States
Penetration of Brazil [Penetración estadounidense en Brasil], por Jan Knippers
Black, Pennsylvania University Press, 1977, 313 p.
[2] Véase “The
Dismantling of Yugoslavia”, [El Desmantelamiento de Yugoeslavia] por Edward S.
Herman y David Peterson, Monthly Review, October 2007.
[3] Véase John Schindler’s Unholy Terror [Terror extremo], que
insiste muy efectivamente en este tema y no se puede reseñar, salvo en Z
Magazine! Vea mi “Safari Journalism: Schindler’s Unholy Terror versus the
Sarajevo Safari’s Mythical Multi-Ethnic Project" (Periodismo de Safari:
Terror extremo de Schindler vs el Mítico Proyecto Multi-Etnico del Safari de
Sarajevo], Z Magazine, April 2008)
[4] Rod Nordland, “Al Qaeda Taking Deadly New Role in Syria
Conflict,” [Al Qaeda Toma un Nuevo Papel Mortal en el Conflicto Sirio], New
York Times, July 24, 2012.
[5] Véase Gilbert Achcar, "A legitimate and necessary debate
from an anti-imperialist perspective," [Un legítimo y necesario debate
desde una perspectiva anti-imperialista], ZNet, March 25, 2011; y mi respuesta
en "Gilbert Achcar’s Defense of Humanitarian Intervention," [La Defensa
de Gilbert Achcar de la Intervención Humanitaria], MRZine, April 8, 2011, que
se refiere a “la izquierda bien sintonizada al imperialismo”).
Notas de Rrealismo
[A] Esa supuesta participación de Irán parece desinformación para aminorar la responsabilidad de la OTAN en violar el derecho internacional. Luego de la larga guerra con Iraq, no parece factible que Irán tuviera ni la infraestructura ni la disposición de entrometerse en asuntos alejados de sus fronteras.
[B] Bin Laden jamás fue aliado; fue un peón que quizá ni siquiera se dio cuenta de estar siendo utilizado. Similar al caso de S.Hussein que fue utilizado como arma contra Irán y luego, perdonándole la deuda externa a cambio de invadir Kuwait. Lo que S.Hussein no sabía es que eso le iba a costar la vida. Los "libertadores de Kuwait", en cambio, pudieron quitarle la mitad de su fortuna (60,000 mdd) al emir de Kuwait. Tardíamente supo S. Hussein que "así paga el diablo".
[C] Lo que E.Herman no dice es que entonces el "derecho internacional" ha dejado de existir y los países y pueblos del mundo estamos a merced de los caprichos de una camarilla enloquecida por el poder.
[D] Nuevo intento de desinformación; la élite militar NO tiene de aliados a contratistas y banqueros; son éstos últimos los que tienen, literalmente, a su servicio a los militares, políticos, intelectuales, etc.¿Les parece lógico que si la élite militar fuera la que mandara, aprobara el rescate financiero del 2008 por 700,000 mdd con cargo a la población en general? Los banqueros fueron los beneficiarios, no los militares.Ergo, los banqueros son los que tienen el control.
[E] Una muy rebuscada expresión de la ambición de la élite. George Carlin lo expresó mucho más claramente hace varios años en "El Sueño Americano" (Véase: http://www.youtube.com/watch?v=x9qU2rwT-HM ).
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