AUDITORIA:
una herramienta esencial para probar el origen y las causas de la actual crisis
de “deuda” de los Estados Unidos y Europa (Parte 1 de 2)
Por Maria Lucia Fattorelli 19-Ene-12
FUENTE: http://cadtm.org/AUDITORIA-una-herramienta-esencial
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1. El origen y
la esencia de la crisis actual
La reciente crisis en los Estados
Unidos, así como algunos nuevos hallazgos sobre los actuales problemas
económicos en países europeos, han revelado cómo la deuda pública ha sido
utilizada en beneficio del sistema financiero bancario.
Ante todo, es necesario
clarificar que la deuda pública no es mala en sí. En verdad, debería ser un
importante medio de financiación de las políticas del Estado. Con base en eso,
los gobiernos son autorizados a contraer deudas, obviamente bajo ciertos
límites y condiciones. Los préstamos, por lo tanto, deberían proporcionar el
acceso a fondos, los cuales, en asociación con aquellos obtenidos por los
impuestos, sirven para que el gobierno cumpla su rol de satisfacción de
necesidades básicas de los ciudadanos.
En estudios, auditorías e
investigaciones, sin embargo, se ha determinado que, al revés, además de que la
deuda pública no contribuye para avanzar en la implementación de políticas
públicas, significativas cuantías registradas como deudas del Estado no
corresponden a recursos recibidos por los países. Además de eso, la más
relevante parte de las deudas soberanas está siendo utilizada para pagar
intereses y amortizaciones de deudas anteriores cuya contrapartida original no
es públicamente conocida.
El problema esencial, como podría
ser fácilmente detectado, es que el endeudamiento público se ha
convertido en una manera de desfalco de recursos públicos en grandes cantidades.
Debido a la ausencia de transparencia en esos procesos y de un excesivo número
de privilegios ―tanto legales
cuanto financieros y con diversas ramificaciones– ese esquema puede ser
caracterizado como un ”Sistema de la Deuda”, que
funciona en beneficio de un sub-sector de la sociedad, localizado en los
mercados financieros.
El “Sistema de la Deuda” es un negocio altamente rentable
que beneficia al sector financiero privado ―grandes corporaciones lideradas por bancos y poderosas agencias
de riesgo― una red compleja de
agentes que detenta una serie de privilegios de orden legal, política,
financiera y económica.
En los Estados Unidos ese sistema ha operado
recientemente para rescatar la banca del inminente riesgo de quiebra. La
dimensión del rescate fue presentada por el senador Bernie Sander [1], el cual
presentó los resultados de una auditoría realizada por la Agencia de
Contabilidad Gubernamental [2]. Ese informe evidenció que el Federal Reserve
Bank (FED - el Banco Central de los Estados Unidos) destinó alrededor de 16
trillones de dólares para el salvataje bancario, suma que fue directamente
transferida a los bancos y grandes corporaciones bajo interés cerca de cero,
entre diciembre 2007 y junio 2010.
La revelación de ese informe de
auditoría gubernamental debe ser ciertamente uno de los más relevantes ejemplos
del privilegio del sector financiero: la crisis de ese sector fue el primer
paso hacia la actual crisis de la deuda “soberana”, no sólo en los Estados
Unidos, sino en muchos países de Europa. La suma de recursos desembolsada por
el FED para el salvataje bancario fue más grande que el saldo total de deuda
pública en los Estados Unidos (actualmente estimados en US$ 14.5 billones) y de
su Producto Interno Bruto (US$ 14.3 billones en 2010).
Es necesario persistir en la
auditoría de esa operación, que podrá mostrar que lo que ha ocurrido es la conversión
de grandes deudas privadas en deudas públicas. Los principales beneficiarios
del dinero entregado por el FED, como consta en el informe, pueden ser vistos
abajo:
Citigroup: $2.5 billones ($2,500,000,000,000)
Morgan Stanley: $2.04 billones ($2,040,000,000,000)
Merrill Lynch: $1.949 billón
($1,949,000,000,000)
Bank of America: $1.344 billón
($1,344,000,000,000)
Barclays PLC (United Kingdom): $868 mil
millones ($868,000,000,000)
Bear Sterns: $853 mil millones
($853,000,000,000)
Goldman Sachs: $814 mil millones
($814,000,000,000)
Royal Bank of Scotland (UK): $541 mil millones
($541,000,000,000)
JP Morgan Chase: $391 mil
millones ($391,000,000,000)
Deutsche Bank (Germany): $354 mil millones
($354,000,000,000)
UBS (Switzerland): $287 mil millones ($287,000,000,000)
Credit Suisse (Switzerland): $262 mil millones
($262,000,000,000)
Lehman Brothers: $183 mil millones
($183,000,000,000)
Bank of Scotland (United Kingdom): $181 mil
millones ($181,000,000,000)
BNP Paribas (France): $175 mil
millones ($175,000,000,000)
Esas cantidades demuestran el
privilegio del sector financiero que, además de estos sustanciales préstamos
del FED, también recibió otros montos considerables del Tesoro Nacional, sea
directamente o por otros planes de salvataje que han consumido una gran parte de los impuestos recaudados
de los contribuyentes. Mientras tanto, los mismos contribuyentes sufren con el
crecimiento del desempleo, restricciones en programas de salud pública y
recortes en otros sectores de beneficios sociales que en su conjunto
redibujan la estructura social y empeoran las condiciones de vida de la
sociedad, con desigualdades ahora más grandes de lo que ocurría hace algunas
décadas. Esa paradoja explica la razón por la cual manifestaciones como “Occupy
Wall Street” ganan fuerza.
La misma
situación puede ser vista en Europa, cuyos países enfrentan serias crisis “de
la deuda” y manifestaciones sociales de millones de ciudadanos en las calles. Es importante recordar que en 2008 no existía la denominada crisis de
“endeudamiento”, pero sí la crisis de los grandes bancos. En aquel
momento las autoridades decidieron salvar aquellas instituciones, a pesar de
conocer los grandes riesgos que aquella alternativa representaba para sus
presupuestos, y aún siendo conocido el “súper-endeudamiento” de todos los
países, como muestra la noticia de Febrero 2009:
A pesar de saber del gran riesgo
de ruina económica, bajo documentos secretos, una atmósfera de miedo y
reuniones de emergencia, la Unión Europea llevó sus países a una serie de operaciones
de salvataje bancario, para rescatar instituciones financieras. Como los países no tenían fondos
para cumplir esa operación, grandes parcelas de títulos soberanos fueron
emitidas.
Es importante resaltar que el
fundamento para la decisión fue un “documento secreto de diecisiete páginas”
que necesita ser revelado por una completa auditoría de ese proceso.
El origen de la
crisis financiera está relacionado con la ausencia de regulación en este
sector. Algunos controles existentes bajo la Securities and Exchange
Commission - SEC [3] ―que desde
el 1929 era responsable por el control de “calidad y autenticidad” del comercio
de bonos en los mercados― fueron revocados o simplemente incumplidos por las instituciones
financieras.
La ausencia de regulación abrió
espacio para la creación de una incontable cantidad de activos ―como derivativos y otros tipos de
productos financieros que pueden ser considerados como simples apuestas― con ningún valor o respaldo real.
Los así llamados activos tóxicos cargaron con “basura” el marcado financiero.
La cantidad de esos activos
tóxicos fue tan expresiva que algunas instituciones fueron especialmente
designadas para recibirlos ―los
bad Banks― creados para aliviar
la banca de parte de la “basura”, como ha divulgado Financial Times.
Crucialmente, las instituciones que emitieron eses
activos tóxicos fueron las más destacadas del sector financiero, o sea, las que
tenían la “credibilidad” suficiente para que sus activos fueran aceptados y
comercializados en el mercado financiero. Sin embargo, pese el riesgo de
quiebra, solamente algunas pocas de esas importantes instituciones llegaron a
la bancarrota ―LehmanBrothers,
por ejemplo. Como se ha dicho anteriormente, muchas medidas fueron rápidamente
tomadas para salvarlas y sacarlas de la bancarrota.
En cuanto a las naciones,
tuvieron un destino diferente. Como ya era previsto, los planes de salvataje
llevaron la zona del euro a una profunda crisis: una depresión económica en una
escala que no era vista desde la Segunda Guerra Mundial.
A pesar de toda la
información sobre la crisis europea en los medios de comunicación sobre el
problema del endeudamiento público, muy poco se ha publicado sobre su origen,
localizado sobre todo en la crisis bancaria, y no en los masivos gastos
públicos, como se dice comúnmente.
Para una análisis más profundo,
es también necesario comprender los mecanismos usados por el sistema
financiero, la “creatividad” de los mercados financieros y productos, como los
derivativos y otros
activos sin rastro, que permiten a los inversores “lucrarse con los
cambios en los precios de las reservas, índices, materias primas y otros
activos existentes” [4].
Los derivativos se han esparcido
en los mercados financieros y fueron transferidos para fondos de pensión,
fondos soberanos u otros tipos de inversiones alrededor del mundo. Como los
precios no siguieron las expectativas, un gran volumen de seguros fueron
activados, llevando a los bancos a una serie de crisis financieras. Es
importante destacar que, en aquel tiempo, “la media de los seguros estaba
nivelada en 27 por 1, i.e. habían prestado 27 veces su capital” [5].
Muchas soluciones están siendo
construidas para arreglar la situación, como los dichos bad banks. En Irlanda,
la Agencia Nacional para Administración de Activos (NAMA) fue creada en 2009
como una tentativa de salvación del sistema financiero, nacionalizando deudas
privadas a cambio de bonos públicos (sobre los cuales los bancos ejercen todo
tipo de especulación). Estos procedimientos causan la “socialización” de las
pérdidas bancaria [A],
con graves efectos en las vidas de los ciudadanos pagadores de impuestos [6].
A pesar de todas las
consecuencias para las economías nacionales y los inmensos costes sociales de
las medidas adoptadas por los gobiernos para rescatar al sector financiero, las
mismas instituciones financieras no aceptan cualquier especie de restricción
legal, de modo que su actividad continúa desregulada. A diferencia de
otros activos, que están sujetos a muchas limitaciones jurídicas, los
derivativos no tienen casi ningún control y ningún coste de transacción. Bancos
y otras corporaciones aún pueden emitir imprudentemente nuevos activos y
especular sobre ellos.
2. La
usurpación de la deuda pública
Para ayudar a los bancos a
sustituir parte de la grande burbuja de “activos tóxicos”, las naciones
emitieron moneda (como los Estados Unidos, conforme revelado por la auditoria realizada
por el Departamento de Contabilidad Gubernamental que probó que US$ 16
trillones fueron repasados a los bancos por el FED), o crearon deuda pública
mediante la emisión de bonos soberanos, entre otros instrumentos.
Una parte significativa de los bonos soberanos de eses
países no corresponden efectivamente a una deuda “pública” real, i.e. bonos
emitidos para obtener recursos para el país, sino simplemente una usurpación,
un uso equivocado del mecanismo de endeudamiento, para garantizar fondos para instituciones
financieras.
Además, la desregulación del mercado financiero permite
que bonos soberanos sean usados como si fueran tarjetas o fichas de apuestas
jugadas en un casino. Uno de los principales privilegios del sector financiero
es la libertad para moverse a donde quiera, especialmente a paraísos fiscales,
bajo secreto bancario, y negociar bonos soberanos en mercados secundarios.
Generalmente siquiera sin el conocimiento del país que ha emitido aquellos
bonos en primer lugar. Eso, sin embargo, no es nuevo; ya ha representado
una grande dificultad para Latinoamérica desde los años 1970, cuando los bancos
internacionales solían vender partes de los contratos de endeudamiento en los
mercados secundarios.
¿Por cuánto tiempo la sociedad
llevará el fardo de las pérdidas derivadas de operaciones tan irresponsables e
inmorales, que están sacando dinero de servicios esenciales como Salud,
Educación, Asistencia Social etc., resultando en miles de pérdidas de empleo,
mientras, al mismo tiempo, aseguran grandes lucros y ganancias para el sector
financiero?
Además de eso, ¿puede el resultado de esas operaciones
ser considerado como “deuda pública”? Los libros de economía explican que deuda
pública es un instrumento que puede ser usado para financiar las necesidades de
los Estados y complementar los fondos requeridos por los servicios públicos en
beneficio de la sociedad. Los bonos emitidos para salvar las instituciones
bancarias [B] sin
cualquier criterio no deberían ser
considerados deuda “pública”, sino que deberían ser tratados como un
préstamo separado a ser pagado por la misma banca, y no por toda la sociedad.
Las instituciones financieras que
fueron salvadas después de la crisis de 2008 han comprado bonos del Tesoro con
el dinero prestado por los gobiernos, transfirieron liquidez ―por cuenta de las bajas tasas de
interés cobradas por los estados―
para sucursales especulativas (por hedgefunds, formas desreguladas de
inversión) cuyo objetivo era ganar más dinero “invirtiendo” en la deuda pública
mediante la emisión de más y más derivativos, los cuales cargan en sí todos los
problemas ya mencionados.
A pesar de todo eso, los
gobiernos continúan ayudando a las instituciones bancarias, ejecutando las
reformas sociales demandadas por las políticas neoliberales. La
percepción obvia es que los países están cambiando la democracia por lucros
bancarios, como resultado de un sistema político en el cual
la toma de decisiones no está basada en la deliberación pública, sino que toma
parte en mesas de negociación entre “tecnócratas” que insisten en que no están
haciendo política.
3. La
necesidad de una auditoria ―métodos,
transparencia, monitoriza
ción
ciudadana y el rol de las instituciones internacionales
El instrumento de endeudamiento “público” está siendo
utilizado ahora en Europa como lo fue en Latinoamérica desde los años 1970.
Las experiencias de auditoría de deudas ―la
auditoría oficial en Ecuador [7] y la iniciativa ciudadana en Brasil [8]― han demostrado que en los últimos 40 años los
únicos beneficiarios de la deuda comercial externa fueron los grandes bancos
internacionales. En lugar de funcionar como un instrumento de
financiación del Estado, este tipo de deuda en bonos fue un mecanismo de transferencia de recursos
hacia el sector financiero privado.
Las auditorías de la deuda también
han demostrado que la
crisis financiera en la que Latinoamérica entró en 1982 fue causada por
los mismos bancos privados acreedores [9], que unilateralmente levantaron las
tasas de interés de 5 a 20.5% al año. Aquella crisis posibilitó que el FMI tuviera una oportunidad de
interferir en nuestras economías con planes de ajuste fiscal ―exactamente como ahora ocurre en Europa― que han costado por lo
menos dos décadas de gran sacrificio social (las cuales llamamos décadas
perdidas), de forma a garantizar lucros al sector financiero.
Es muy importante que los países
europeos ―los cuales no están
bajo dictaduras militares como estábamos en los años 1980 en Latinoamérica― organicen comisiones de auditorías
oficiales, como ha hecho Ecuador en 2007. También es esencial que la sociedad
civil empiece auditorías ciudadanas ―como
nuestra organización en Brasil―
para rescatar documentos, fomentar investigaciones populares, estudios,
movilización social y elucidación sobre ese proceso de endeudamiento tan pronto
como sea posible.
La auditoría de la deuda es una
oportunidad de obtener documentos y evidencias de la real naturaleza de la
llamada deuda “pública”. Los resultados de esa auditoría pueden
estimular acciones concretas en todos los campos: popular, parlamentario,
legal, entre otros en el campo político.
(Continuará.....)
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