La Verdad que está en juego
por Thierry
Meyssan
Red Voltaire
| Damasco (Siria) | 21-Nov-13
FUENTE: http://www.voltairenet.org/article181059.html
Las notas de pie de página
NO vienen en el original y fueron agregadas por el equipo del blog.
¿Qué
ha estado sucediendo en Siria desde hace 3 años? Según los medios de difusión
de los países de la OTAN y del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), el
«régimen» está reprimiendo a sangre y fuego una revolución democrática. Pero
esa versión está en contradicción con el actual respaldo al gobierno de Assad,
un respaldo que hoy se estima –según las fuentes– entre el 60 y el 90% de la
población. El hecho es que la OTAN y el CCG han perdido en Siria dos guerras:
una guerra de 4ª generación y una “guerra sucia” similar a la desatada contra
Nicaragua. Lo cierto es que son precisamente la OTAN y el CCG quienes
organizaron y financiaron la muerte de 120 000 sirios.
Una de las cosas que han decidirse durante la preparación de
la conferencia Ginebra 2 es cómo va a escribirse la historia de Siria. Las
potencias de la OTAN y las monarquías del Consejo de Cooperación del Golfo
(CCG) pretenden imponer su propia versión de los hechos, lo cual les daría una
importante ventaja al sentarse a la mesa de negociaciones. Eso explica la
avalancha de artículos y reportajes recapitulativos que están apareciendo
últimamente en la prensa occidental y en los medios del Golfo.
Los occidentales y el CCG afirman que la crisis siria es una
prolongación de la «primavera árabe». Según ellos, el «régimen de Bachar»
reprimió a sangre y fuego las aspiraciones democráticas de su pueblo. Y
entonces la OTAN y el CCG tuvieron que intervenir en aras de proteger a la
población civil.
La realidad es muy diferente. Estados Unidos había planificado
la destrucción de Siria durante una reunión realizada en Camp David… el 15 de
septiembre de 2001. Los preparativos comenzaron con la adopción de la Syria
Accountability Act, el 12 de diciembre de 2003. Washington trató de precipitar
la guerra contra Siria imponiendo, primeramente, la adopción de la resolución
1559 del Consejo de Seguridad de la ONU, asesinando después al ex primer
ministro libanés Rafic Hariri y acusando directamente al presidente Assad de
haber ordenado ese asesinato. Cuando ese escenario fracasó, Estados Unidos puso
la guerra contra Siria en manos de Gran Bretaña y Francia, países que iniciaron
sus propios preparativos con la firma del Tratado de Lancaster House, el 2 de
noviembre de 2010. Pero la señal de inicio de las operaciones contra Siria la
dio Estados Unidos, desde El Cairo, a principios de febrero de 2011.
De febrero de 2011 a julio
de 2012: guerra de 4ª generación
A partir de esa fecha y a lo largo de 15 meses, la OTAN y el
CCG desataron contra Siria una guerra de 4ª generación, enteramente basada en
el dominio que ejercen sobre los grandes medios de difusión. Hicieron creer al
mundo, incluyendo a los propios sirios, que el país entero se había sublevado,
cuando en realidad las manifestaciones más importantes no pasaron de 5 000
personas. Utilizando francotiradores y comandos también hicieron creer que
existía una sangrienta represión. Sin embargo, en marzo-abril de 2012, después
de la caída del Emirato Islámico de Baba Amro, Nicolas Sarkozy se veía obligado
a negociar la retirada de Francia; en mayo los sirios comenzaban a dudar de la
veracidad de los reportajes de Al-Jazeera y en junio de 2011 Washington
aceptaba su derrota en el marco de la conferencia de Ginebra.
Durante ese
periodo, los combatientes eran fundamentalmente takfiristas sirios –3 000 de
ellos cayeron prisioneros en Baba Amro– o profesionales extranjeros, sobre todo
los miembros libios de al-Qaeda bajo las órdenes de Abdelhakim Belhaj. Juntos,
esos elementos conformaban el Ejército Sirio Libre, bajo la dirección de
oficiales británicos y franceses y con asistencia logística de Turquía.
De
julio de 2012 a agosto de 2013: la guerra nicaragüense
La elección de Francois Hollande como presidente de Francia
y la nominación del sionista Laurent Fabius como ministro de Relaciones
Exteriores de ese país reactivaron la guerra contra Siria. Con el apoyo de la
CIA del general David Petraeus y basándose en la “experiencia” del embajador
estadounidense en Siria, Robert S. Ford –ex asistente de John Negroponte en
tiempos de la «guerra sucia» de Estados Unidos contra Nicaragua–, Francia dio
entonces la señal de inicio de una nueva guerra contra Siria, ahora al estilo
de la desarrollada contra la Nicaragua sandinista a mediados de los años 1980.
Y la señal fue la reunión de los «Amigos de Siria» organizada en París el 6 de
julio de 2012. Sólo 2 semanas después, un atentado de gran envergadura
decapitaba las fuerzas armadas y de seguridad de Siria al acabar con las vidas
de los principales miembros del Consejo Nacional de Seguridad. De inmediato, 40
000 yihadistas extranjeros[1],
con el apoyo de algunos miles de sirios y bajo las órdenes de oficiales
franceses y británicos, se lanzaban al asalto de Damasco. Aquel fue el momento
de la verdad. Los sirios, hasta entonces muy pasivos, ayudaron a su ejército en
la defensa de la capital y el invasor fue rechazado. Vino después un año de
guerra cruel y sangrienta que causó más de 100 000 muertos[2].
Durante esa
etapa, Estados Unidos se mantuvo al margen, permitiendo que sus aliados se
ocuparan de hacer el trabajo en el terreno. Como máximo, Washington trató de
presionar a Qatar y Arabia Saudita para limitar la presencia de yihadistas y
favorecer la de los mercenarios laicos. Se abrieron centros de reclutamiento en
Túnez y Afganistán y se organizaron puentes aéreos desde Libia y Yemen para el
traslado de decenas de miles de yihadistas que venían a morir en Siria. Al
igual que en Nicaragua, hubo sirios que los apoyaron. Pero esos sirios se
destinaron más bien al control de las «zonas liberadas» que al combate frontal
contra el ejército regular.
De
agosto de 2013 a este momento: el fracaso de la OTAN
Ante su nuevo fracaso, las potencias de la OTAN y el CCG
trataron de sortear el obstáculo que representan los vetos de Rusia y China en
el Consejo de Seguridad de la ONU. Organizaron para ello un crimen que iban a
revestir de un enorme alcance simbólico para justificar así una intervención
internacional destinada a proteger a la población civil. Así podían terminar
bombardeando el país, como ya lo hicieron en Libia.
El ataque químico de la Ghoutta, perpetrado el 21 de agosto
de 2013, fue organizado por la OTAN. Las armas químicas llegaron a la periferia
de Damasco provenientes de un cuartel turco y los medios de difusión ya
utilizados anteriormente para promover la guerra fueron nuevamente movilizados
para dar a aquel incidente más realce que a todo lo ya ocurrido hasta aquel
momento.
Pero, ante
el despliegue imprevisto de la flota rusa a lo largo de la costa siria[3],
el Pentágono se habría visto obligado a concretar el ataque desde el Mar Rojo,
o sea sobrevolando Jordania y Arabia Saudita, lo cual habría implicado a sus
aliados en la guerra. Después de renunciar a implicarse en un conflicto
regional, la diplomacia estadounidense se esfuerza ahora por preparar la realización
de la conferencia Ginebra 2.
Ginebra
2
La conferencia Ginebra 2, que probablemente tendrá lugar a
finales de enero de 2014, vendría a poner fin a 3 años de guerra. Según la
versión de los hechos que logre imponerse, Siria habrá atravesado una guerra
civil o habrá salido victoriosa de una agresión extranjera.
Pero, en realidad, son los dirigentes occidentales y los
emiratos del Golfo los responsables de la guerra y los culpables de la muerte
de 120 000 sirios y de decenas de miles de yihadistas[4].
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Thierry
Meyssan
Fuente Al-Watan
(Siria)
[1] Calificar
esto de «guerra civil» es una mentira tan desmesurada que haría ruborizar al
franquiciador de las mentiras: Edward Bernays (padre del concepto “Relaciones
Públicas”).
[2] No
debe olvidarse que la OTAN (Organización Terrorista del Atlántico Norte), en
una primera instancia consideró la posibilidad de repetir el numerito del
bombardeo “humanitario” como lo hizo ante la inerme Libia; sólo que en esta
ocasión, el régimen sirio disponía de los modernos sistemas antiaéreos rusos
S-300 y eso los persuadió que las incursiones no iban a ser el «día de campo»
que tuvieron en Libia contra una población literalmente desarmada. Nótese que
luego también se intentó el bombardeo con morteros contra una aldea turca y la
provocación de un ataque aéreo israelí contra un supuesto depósito de armas.
[3] No fue la presencia de la
flota rusa sino particularmente que la mentira fue tan burda y tan
exageradamente oportuna que nadie la creyó y tanto Obama como Kerry recibieron
la orden perentoria de bajarle al ridículo y dejar de andar grafitteando rayas
rojas.