El Grupo de los Treinta y Sus Métodos de Gobernabilidad Financiera
Proyecto de
Poder Global: Parte Dos
Por Andrew Gavin Marshall 08-Dic-13
FUENTE:
http://dissidentvoice.org/2013/12/the-group-of-thirty-and-its-methods-of-financial-governance/#more-52095
Lo que aparece en negrita fue destacado por el equipo
de traducción; lo mismo que los textos en rojo que NO vienen en el original.
En la primera parte de esta exposición, examiné los orígenes
y la historia reciente del Grupo de los Treinta como una institución altamente
influyente en la arena de la gobernabilidad financiera global, reuniendo a los
más importantes banqueros centrales, financieros, creadores de políticas y
académicos en el mundo de los asuntos económicos y monetarios.
Luego de más de tres décadas de su fundación en 1978, el
Grupo de los Treinta ha mantenido su reputación como una prominente institución
en el mundo financiero, prosiguiendo su producción de influyentes reportes y
abogando por políticas que son grandemente aceptadas e implementadas alrededor
del globo.
El G30, como es referido a menudo, se describe como “una
entidad privada, internacional, no-lucrativa, compuesta de muy experimentados
representantes de los sectores público [¿a título de
qué “un muy experimentado representante del sector público” puede participar en
una entidad privada? Si lo hace como funcionario público, está fuera de lugar y
si lo hace como particular, entonces nada tiene qué ver su función pública y
resulta por lo menos equívoco que se ostente como tal] y privado y del mundo académico” que “se
propone profundizar la comprensión de los problemas internacionales económicos
y financieros, explorar las repercusiones internacionales de las decisiones
tomadas en los sectores público y privado y examinar las opciones disponibles
para los profesionales del mercado y los que establecen las políticas”.
En su disertación acerca de la gobernabilidad financiera
global, Eleni Tsingou, Profesora asistente en el Depto de Negocios y Política
en la Escuela de Negocios de Copenhague, se enfocó en el papel del Grupo de los
Treinta en dar forma al sistema financiero global, haciendo notar que el G-30
“ha tenido un importante impacto en las prácticas financieras regulatorias y de
supervisión tanto en el nivel nacional como en el global... de un modo que fue
consistente con los intereses del sector privado”..
Ella notó que, “el G-30 ha contribuido al surgimiento de una
mezcla de la autoridad pública y privada en las finanzas globales y ha
reforzado considerablemente el papel de los intereses privados en las funciones
de regulación y supervisión”.
Para fines de los 1990s, el G30 había jugado un papel
central en la gobernabilidad del sistema financiero global —con un papel muy
directo en administrar la liquidación y pago de los valores y derivados
extrabursátiles (OTC, por sus siglas en inglés)— básicamente dirigiendo el
curso del debate y las políticas resultantes de regulación (o de falta de
ella). Así, el Grupo de los Treinta se “encontró en una posición privilegiada
en el centro mismo de la arena de la política financiera”.
El Grupo continuó teniendo una influencia significativa
sobre el tipo de regulación bancaria establecida a través del proceso de
Basilea II del Comité de Basilea sobre Supervisión Bancaria, operado por el
Banco de Pagos Internacionales. Más específicamente, el G-30 fue un fuerte promotor de la “auto-regulación” y la
“auto-supervisión” de los mercados financieros, o, en otras palabras, conceder
a los bancos la autoridad de “regularse” ellos mismos, lo que obviamente
condujo a consecuencias desastrosas [Efectivamente, las
consecuencias desastrosas fueron para la sociedad en general y los
contribuyentes pero, obviamente no para
ellos, porque siendo una entidad privada, los responsables habrían sido
destituidos. Al contrario, los
(ir)responsables a cargo de los bancos rescatados recibieron premios y “bonos
de desempeño”(sic!) astronómicos; y seguramente los dueños de las instituciones
no dieron estos premios y bonos por manirrotos o dadivosos y sin haber recibido
nada a cambio].
Reporte del G-30: Finanzas y Crecimiento Económico de Largo Plazo
En 2012, el G-30 publicó un reporte compilado por el Grupo
de Trabajo sobre Finanzas de Largo Plazo, que estuvo compuesto de casi 2/3 de
la membrecía del G-30 y que estableció sus preocupaciones en cuanto “la
eficiente provisión de un nivel de finanzas de largo plazo suficiente para
apoyar el crecimiento económico sostenible tanto en economías avanzadas como
emergentes”. El reporte se propuso estimar “las futuras necesidades de
financiamiento” e “identificar los obstáculos” que se atravesarían en el camino
para apoyar “el crecimiento de largo plazo” de la economía.
El reporte señaló directamente que no era un “ejercicio
abstracto”, sino que era completamente “operativo” con “recomendaciones
prácticas para los actores y creadores de políticas, tanto a nivel global como
nacional que... ayudaría a crear un sistema financiero de largo plazo”. En otras palabras, para el Grupo de los
Treinta, no producen meras “recomendaciones”, sino más bien “instrucciones” que
esperan sean seguidas. Es de significación que muchos de los que produjeron
el reporte y que son miembros del G30 convenientemente mantienen una posición
oficial como para ser capaces de obedientemente implementar tales
instrucciones.
El reporte señaló algunos “candidatos ideales” para manejar
el financiamiento a largo plazo, tales como fondos de pensión, fondos soberanos
de riqueza, compañías de seguros, legados y fundaciones. Para fines del 2010,
estas instituciones tenían aproximadamente 57 bdd en activos, un número que el
G30 predijo se incrementaría por 3 bdd anuales hasta el 2020.
Notando que las principales economías del mundo continuarían
emprendiendo medidas de austeridad —o programas de “consolidación fiscal”— más
allá del “mediano-plazo”, la capacidad de los gobiernos para hacer inversiones
estaría grandemente restringida. Así, “el sector privado necesitará ser
movilizado para llenar la brecha”. En otras palabras, las llamadas
“asociaciones públicas-privadas” llegarán a ser el rumbo a tomar, para asegurar
que las corporaciones y los bancos obtengan masivos beneficios, subsidiados por
los gobiernos.
El reporte del G30 hizo la declaración de que “los mercados
abiertas ayudan a apoyar el crecimiento económico sostenible” , y luego recomendó
que las emergentes economías de mercado sigan a las mayores naciones
industriales por el mismo camino que ayudó a crear la crisis financiera global
sugiriendo que “gradualmente se muevan hacia la liberalización de las cuentas
de capital”, para permitir que el dinero entre (o salga) de los países con
mayor facilidad y menos regulación (si hay alguna todavía).
Lo que hace al G30, y sus recomendaciones, tan importante es
no solamente el hecho de que son tomados seriamente por quienes establecen las
políticas y por los “participantes” del mercado —sino que los mismos individuos que hacen las recomendaciones
están en posiciones de poder para directamente implementar o apoyar esas mismas
recomendaciones. Aquí están unos pocos de esos individuos que vale la pena
notar:
Mark Carney es un
miembro del Grupo de los Treinta, mientras que también actúa como gobernador
del Banco de Inglaterra (una posición que asumió en 2013), antes de lo cual era
el gobernador del Banco de Canadá de 2008 a 2013; Carney es presidente del
Consejo de Estabilidad Financiera (FSB, por sus siglas en inglés), operado por
el Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés). Es el ex
presidente del Comité del Sistema Financiero Global en el BIS de 2010-12;
primer vicepresidente del Consejo Europeo de Riesgo Sistémico; miembro del
consejo de directores del BIS; miembro de la Fundación Consejo del Foro
Económico Mundial, y participante de las Reuniones Bildeberger. Previamente
Carney fue vice Ministro de Finanzas de Canadá de 2004-08 y vicegobernador del
Banco de Canadá de 2003-04, antes de lo cual trabajó para Goldman Sachs como
ejecutivo durante varios años.
Jaime Caruana es
también un miembro del Grupo de los Treinta mientras mantiene el puesto de
Gerente Gral. del Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en
inglés) desde 2009 hasta el presente. Un miembro del Consejo de Estabilidad
Financiera (FSB, por sus siglas en inglés) desde el 2009 hasta el presente,
Caruana es también miembro del Grupo de Fideicomisarios de los Principios para
el grupo de cabildeo de la banca internacional denominado, Instituto de
Finanzas Internacionales (IIF, por sus siglas en inglés). Previamente, Caruana
sirvió como Consejero Financiero para el Director Gerente del FMI y como
gobernador del Banco de España de 2000-06 y fue miembro del Foro de Estabilidad
Financiera (FSF, por sus siglas en inglés) de 2003-09 (en cuyo tiempo fue
formado dentro del FSB), además de ser ex presidente del Comité de Basilea
sobre Supervisión Bancaria de 2003-06.
Mario Draghi es
un miembro del Grupo de los Treinta mientras actúa como el actual presidente
del Banco Central Europeo desde el 2011, estando también en el consejo del BIS
desde el 2006 y sirviendo como presidente del Grupo de Gobernadores y Jefes de
Supervisión (GHOS, por sus siglas en inglés) en el BIS desde el 2013. Draghi
fue anteriormente gobernador del Banco de Italia, de 2006 al 2011, donde ayudó
a poner las condiciones que condujeron a la actual crisis económica y
financiera de Italia. Fue ex presidente del Consejo de Estabilidad Financiera
de 2009 al 2011; ex presidente del Foro de Estabilidad Financiera de 2006 a
2009 y ex miembro del consejo de gobernadores del Banco Internacional de
Reconstrucción y Desarrollo (IBRD, por sus siglas en inglés) y del Banco
Asiático de Desarrollo (ADB, por sus siglas en inglés). Adicionalmente Draghi fue
Fideicomisario Honorario en la Brookings Institution de 2003 a 2013; ex
Director General en la Tesorería Italiana de 1991 a 2001; presiente del Comité
Italiano para las Privatizaciones de 1993 a 2001; ex Director Ejecutivo del
Banco Mundial de 1984 a 1990; y ha servido como vicepresidente y director
gerente para Goldman Sachs International de 2001 a 2005.
Una organización europea no-lucrativa que documenta —y se
opone— a la influencia de las corporaciones en la política de la UE, el
Observatorio Europeo de las Corporaciones, ha interpuesto una queja con la UE
de que la membrecía de Mario Draghi en el Grupo de los Treinta representaba un
conflicto de intereses que lo ponía en una relación institucional con varios
representantes de grandes bancos, muchos de los cuales recibían apoyo
financiero del BCE. A principios de 2013, la UE declaró que la membrecía de
Draghi en el G30 no socavaba su “independencia” como jefe del BCE, puesto que
el G30 “debería ser caracterizado como un foro de discusión, más bien que como
un grupo de interés o de cabildeo buscando promover los intereses privados”.
Paul Krugman del
New York Times salió en defensa de Draghi, mientras señalaba que él mismo es un
miembro del Grupo de los Treinta, Krugman escribió en su blog: “Es un salón de
charlas; lo aprecio porque tengo oportunidad de oír lo que la gente como
Trichet y Draghi tienen qué decir en un ambiente informal”.
Éstos no son, por supuesto, los principales funcionarios que
son miembros del Grupo de los Treinta dentro del mundo de la banca central,
sino tres entre diversos miembros. En la próxima parte de la serie se
examinarán algunos otros miembros del G30 y las contribuciones que han hecho en
el pasado para crear la crisis económica y financiera global, y los papeles que
actualmente desempeñan como miembros del G30.
COMENTARIOS DE RREALISMO
Tan elitista como puede parecer el nombre mismo del club o
los impresionantes curricula de algunos de sus miembros, el G30 NO ES el grupo
de los verdaderos «amos del mundo»; no es el grupo que, en definitiva, decide
las cosas.
Sin duda, los integrantes del G30 son influyentes en los
asuntos mundiales, pero esa influencia no es propia, sino por cuenta de
«otros».
De hecho el G30 tiene su propio website (http://www.group30.org/)
y en su elenco aparecen Ernesto Zedillo (ex presidente de México, 1994-2000) y
Guillermo Ortiz Mtz (ex Srio. de Hda y ex gobernador de Banco de México).
Ambos ilustran palmariamente que se trata de un exclusivo
club de tecnócratas; de burócratas de alto nivel (sobre todo en lo que se
refiere a sus ingresos), pero en definitiva, de empleados de «alguien», ante quien tienen que rendir cuentas.
Una simple revisión de dicho elenco revela que no parece
haber entre ellos ningún milmillonario y mucho menos billonarios. Éstos se
juntan en otra parte y no tienen website que dé cuenta de sus actividades que,
con seguridad, tampoco publican en Facebook.
No hay comentarios:
Publicar un comentario