Los Infortunios de Grecia Muestran Cómo Fracasó la Política de Deuda en Europa
Por Theo Papadopoulos 22-Jun-15
FUENTE:
http://theconversation.com/greece-woes-show-how-the-politics-of-debt-failed-europe-42787
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Declaración de Transparencia
El autor es conferencista del Depto. de Ciencias Políticas y Sociales
en la Universidad de Bath.
Theo Papadopoulos no trabaja para, ni asesora a, ni posee acciones en o
recibe financiamiento de ninguna compañía u organización que se beneficiaría de
este artículo y ha declarado no tener afiliaciones relevantes más allá del
nombramiento académico mencionado antes.
Socios
La Universidad de Bath proporciona financiamiento como miembro de
The Conversation UK.
Atenas es el epicentro de una peligrosa relación.
Simela Pantartzi/EPA, CC BY.
En el mundo de la política de riesgo
calculado, eliminatorias y concesiones de último minuto que han venido a
definir la relación de Grecia con Europa, podemos ver el plan de acción de una
relación abusiva.
Maurizio Lazzarato, en su libro Gobernando Mediante la Deuda, arguye que la política centrada en el
acreedor-deudor del capitalismo contemporáneo es sustancialmente diferente a la
política centrada en el capital-trabajo del capitalismo de postguerra. De
hecho, para entender lo que está en juego en la Europa contemporánea
necesitamos abordar la deuda en su totalidad —deuda gubernamental, corporativa,
financiera y familiar. Tenemos que reconocer que la relación de deuda no es
meramente una relación económica de dinero adeudado y cobrado, sino una
profunda relación política del poder ejercido por una persona o institución
sobre otra.
Considere la siguiente gráfica que muestra la
deuda total por sector en países seleccionados de la UE, a fines de 2014:
Datos del McKinseyGlobal Institute (2015)
Un continente ahogado en deudas
Cuando la deuda es vista en su totalidad,
emerge un cuadro diferente del usualmente presentado por los medios. Las deudas
totales de los Países Bajos e Irlanda son casi 7 veces su PIB, las de Dinamarca
son 5.5 veces y las del R.Unido más de 4 veces. ¿Cuán sostenibles son en el
largo plazo los niveles de deuda no-gubernamental en estos países? ¿La
excepcionalmente baja exposición del sector financiero griego a la deuda es un
indicador de que sus pasivos han sido disfrazados como la deuda gubernamental
griega? ¿Y cuán sostenible es la deuda de las familias?
Años de austeridad han resultado en las
familias europeas hundiéndose bajo la deuda mientras experimentan una creciente
inseguridad en el empleo, reducciones en las pensiones y la gradual
privatización de los servicios de salud y educación. [¿Todos
los países, gobiernos, empresas y familias endeudados? ¿y de dónde sacan los
bancos los recursos para prestarles a todos? ¿y por qué los bancos nunca se
quejan de falta de recursos? y cuando andan quebrando ¿a quién recurre el
gobierno para obtener más deuda y rescatarlos? Ya es hora de los ciudadanos y
legisladores se hagan seriamente estas preguntas y se den cuenta que mediante
un truco de prestidigitación «alguien» les cambió la democracia por la
plutocracia. Y si no lo creen, pregúntenle al electorado griego].
Estos diferentes tipos de deuda no son
independientes entre sí. Son mutuamente constitutivos. Detrás de ellos están
numerosas relaciones acreedor-deudor entre actores a menudo con intereses
diametralmente opuestos y con poder desigual: estados, corporaciones, bancos,
instituciones financieras, pequeños negocios, votantes.
Este “sistema” de deuda europea interactúa con
la arquitectura financiera global, dominada por las demandas del sector
financiero. Lejos de ser prudente, este sector está en sí mismo expuesto a
colosales cantidades de riesgo relacionado con la deuda, poniendo en peligro
todos los demás sectores. [El sistema es una mentira;
puesto que el dinero y por ende el crédito bancario es literalmente creado
mediante asientos contables en un computador, NO SE TRATA de que se estén
arriesgando los RECURSOS REALES de alguien. El riesgo es tan falso como el
«tope» del endeudamiento del gobierno de USA. La deuda —interna y externa— se
ha convertido en un arma de control geopolítico, pero ejercido por entidades
PRIVADAS].
Peligros bancarios
Considere los siguientes números. De acuerdo a
un reciente reporte del Banco de Inglaterra, la cantidad global agregada de
derivados —una vez descritos por Warren Buffet como “armas financieras de
destrucción masiva”— fue estimada en 500 bd£; al menos 10 veces el PIB del
planeta. La sola exposición del Deutsche Bank al mercado se estimó en 54 bdd,
casi 20 veces el PIB de Alemania. Para dar un grado de comparación: la deuda
soberana griega es apenas el 0.5% de esa cantidad.
Hasta aquí, la narrativa dominante ha
presentado el problema de la deuda de los ciudadanos europeos como
primariamente un problema de deuda (gubernamental) soberana. A nivel nacional,
la deuda se supone que sea curada mediante dosis contínuas de austeridad. A
nivel de la UE, la austeridad ha sido constitucionalizada como la única opción
de política económica disponible para los gobiernos electos. Dentro de este
contexto, financialización adicional de la economía europea y la titularización
de la deuda soberana —esencialmente empacar la deuda para venta —son promovidas
como soluciones. Sin embargo, como describió Lazzarato:
La titularización de la deuda pública es el instrumento para una
inmensa transferencia de riqueza de los asalariados y la población hacia los
inversionistas extranjeros. Puesto que desde el comienzo de la crisis, Europa
ha ido de una deuda pública promedio de 66.55% del PIB en 2007 a un 90.5% en
2012, permitiendo que los acreedores se enriquezcan con los intereses... La
deuda pública ha capacitado la recuperación y expansión de los mercados
financieros.
‘Piadosas tonterías’
El impacto de la política de deuda está bien
documentado: crecientes niveles de desempleo, especialmente para los jóvenes,
proliferación del empleo precario, endeudamiento familiar, desigualdad del
ingreso, escandalosa concentración de riqueza y estancamiento del crecimiento
económico. Más alarmantemente, la austeridad ha dado lugar a la polarización
social y política, atizando la retórica de la xenofobia y el temor.
Difícilmente una visión inspiradora para Europa.
¿Cuánta credibilidad queda en esta política?
Tomemos el caso de Grecia. El principal comentarista del Financial Times,
Martin Wolf, recientemente arguyó que “la vasta mayoría de los préstamos oficiales
para Grecia no fueron hechos para su beneficio, sino para el de sus inútiles
acreedores
privados”, esto es, primariamente, bancos e instituciones
financieras europeas. Después de exponer la futilidad de la austeridad, el ex
asesor económico del FMI, Jeffrey Sachs, recientemente declaró: “Los líderes
europeos están detrás de una montaña de piadosa y estúpida retórica” [si ésta es la “piadosa” retórica, ¿cómo lucirá la desalmada
retórica?] arriesgando el desastre económico y social “para insistir en
cobrar algunas migajas de los pensionados del país”.[eso
es un pretexto; lo que les interesa es la privatización de los nuevos
yacimientos petrolíferos del Mediterráneo Oriental].
Describiendo el tratamiento de Grecia como “la
Guerra Iraquí de las finanzas”, Ambrose Evans-Pritchard, del Daily Telegraph,
escribió: “raramente en los tiempos modernos hemos sido testigos de tal
despliegue de impaciencia y mal juicio de aquellos que supuestamente están a
cargo de la estabilidad financiera global”.
Esperanza y gloria
“Cualquiera que iguale Europa con el euro ya
ha renunciado a Europa”, proclamó el finado sociólogo alemán Urlich Beck. De
París a Atenas, de Dublín a Bruselas, de Londres a Madrid, las clases políticas
europeas son retadas a “ponerse del lado de sus ciudadanos”, en reorientar su
economía nacional hacia otra Europa, digna de sus valores. Necesitamos una
nueva política de esperanza que, finalmente, reafirmará que los estados
europeos democráticos son responsables ante los ciudadanos europeos y sirven al
bien público. No simplemente a las demandas de un sector de la economía.
Con todas sus limitaciones, fue
la democracia representativa y el capitalismo del estado de bienestar quienes
trajeron la paz, la estabilidad y la prosperidad a Europa; no los bancos, ni las
bolsas de valores ni los mercados no-regulados. Sin
duda alguna, fue el compromiso de que las naciones no deberían estar sometidas
a cantidades punitivas de deuda que destruyen su cohesión social y desarrollo
económico. Esa fue la gran lección del Tratado de Londres de 1953 que canceló
casi la mitad de la deuda alemana de postguerra.
La política de deuda le ha fallado al pueblo
de Europa. Es tiempo de sanar a ésta y traer de regreso la esperanza al
continente.
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