Siria: No Es una Guerra Civil y Nunca lo Fue
Por Ulson
Gunnar 28-Dic-15
FUENTE:
http://journal-neo.org/2015/12/28/syria-its-not-a-civil-war-and-it-never-was/
Las armas son extranjeras, los combatientes son extranjeros,
la agenda es extranjera. A medida que las fuerzas sirias luchan para recuperar
el control de su país y restablecer el orden dentro de sus fronteras, el mito
de la “guerra civil siria” persiste. Indudablemente hay sirios que se oponen al
gobierno sirio e incluso que algunos sirios han tomado las armas contra el
gobierno y contra el (resto del) pueblo sirio, pero desde el inicio (de hecho
antes del inicio) esta guerra ha sido dirigida desde el extranjero. Llamarla
“guerra civil” es tan inadecuado como llamar “oposición” a los que tomaron las
armas. No es una “guerra civil”, y los que combaten al gobierno sirio no son la
“oposición”.
Los que llaman a esto “guerra civil” y “oposición” a los
terroristas que combaten al estado sirio esperan que su audiencia jamás le dé
demasiadas vueltas a sus mentiras de modo que entiendan el pleno contexto de
este conflicto, los movimientos realizados incluso antes de que comenzara y
dónde fueron hechos tales movimientos.
¿Cuándo comenzó todo esto?
Es una interrogante válida preguntar justo cuándo comenzó
realmente todo. La Guerra Fría vio una lucha de sube y baja entre Este y Oeste,
entre USA y Europa (OTAN) y no solamente con la Unión Soviética sino también
con una China en ascenso. Pero la Guerra Fría fue simplemente la continuación
de la lucha geopolítica que ha ocurrido durante siglos entre diversos centros
de poder del planeta. Los centros primarios incluyen París, Londres y Berlín, por
supuesto Moscú, y en los dos últimos siglos, Washington.
En el contexto, sin embargo, podemos ver que lo que hemos
reflejado como un conflicto local, pudiera convertirse en una lucha geopolítica
mucho mayor entre estos prominentes centros de intereses especiales. El
conflicto de Siria no es diferente.
Siria ha mantenido estrechos vínculos con la Unión Soviética
a través de toda la Guerra Fría. Eso significó que aun con la caída de la Unión
Soviética, Siria aun tiene vínculos con Rusia. Utiliza armas y tácticas rusas.
Tiene vínculos económicos, estratégicos y políticos con Rusia y comparte
intereses mutuos que incluyen el prevaleciente
orden mundial multipolar que enfatiza la primacía de la soberanía
nacional.
Debido a esto, los centros occidentales de poder han buscado
por décadas sacar a Siria de esta órbita (junta con muchas otras naciones). con
la caída del Imperio Otomano, el fracturado Medio Oriente primero fue dominado
por la Europa colonial antes de ser barrido por los levantamientos
nacionalistas que buscaban la independencia. Aquellos que buscando mantener
cortados los vínculos coloniales que habían roto buscaron el respaldo
soviético, mientras que los que buscaban simplemente elevarse al poder a
cualquier costo a menudo buscaron el respaldo occidental.
El conflicto del 2011 no fue iniciado en Siria. La Hermandad
Musulmana, una creación y especie desarrollada por el Imperio Británico desde
la caída de los Otomanos fue respaldada a fines de los 1970s y principios de
los 1980s en un abortado intento de derrocar al entonces presidente sirio Hafez
al-Assad, padre del actual presidente sirio, Bashar al-Assad. Los militantes
armados que tomaron parte en ese conflicto habrían sido desperdigados con mano
dura luego del intento, con muchos miembros de la Hermandad Musulmana formando
una nueva iniciativa estadounidense-saudita llamada Al Qaeda. Ambos, la
Hermandad y ahora Al Qaeda, permanecerían al acecho e intentando dificultar el
destino de un Medio Oriente independiente, desde entonces y hasta la fecha.
No hay nada “civil” en la guerra en Siria
En este contexto, vemos claramente que el más reciente
conflicto en Siria es parte de esta lucha más amplia y de ningún modo es una
“guerra civil” desarrollándose en el vacío, con intereses externos siendo
atraídos solamente luego de haberse iniciado.
La Hermandad Musulmana y su renuevo, Al Qaeda, estuvieron
presentes y representados desde el primer momento en 2011. Para fines de ese
año, la franquicia siria de Al Qaeda (Al Nusra) estaría llevando a cabo
operaciones en todo el país en una escala que empequeñecería a los otros
pretendidos grupos rebeldes. Y no fueron exitosos debido a los recursos y
apoyos que encontraron dentro de Siria, sino debido a los inmensos recursos y
apoyos que recibieron más allá de las fronteras sirias.
Arabia Saudita abiertamente arma, financia y proporciona
apoyo político para muchos de los grupos militantes que operan en Siria desde
el comienzo. De hecho, recientemente, muchos de estos grupos, incluyendo
aliados de Al Qaeda misma, estuvieron presentes en Riyadh discutiendo con sus
patrocinadores sauditas el futuro de su empresa conjunta.
Junto con Al Nusra, está el auto-proclamado Estado Islámico
(IS, por sus siglas en inglés). IS, como el conflicto sirio mismo, ha sido
descrito por los medios occidentales por tanto tiempo como ha sido posible,
como una creación en el vacío. La fuente de su fuerza militar y política fue
dejada en la oscuridad por la, de otro modo omnisciente, comunidad de
inteligencia occidental. Los indicios comenzaron a mostrarse a medida que los
rusos aumentaron su participación en el conflicto. Cuando los aviones de guerra
rusos comenzaron a impactar los convoyes que se movían hacia y desde territorio
turco, destinados al IS, el misterio finalmente se resolvió. IS, como todos los
otros grupos militantes operando en Siria, eran los receptores de generosos e
inagotables reservas de armas, equipo, dinero y combatientes reclutados alrededor
del globo y canalizados al interior de Siria.
El conflicto sirio fue engendrado por organizaciones creadas
hace décadas por centros de intereses extranjeros que desde entonces han
luchado intermitentemente no por el futuro del pueblo sirio, sino por una Siria
que se adapte más convenientemente al orden global extranjero que los creó. El
conflicto ha sido alimentado por un torrente de armas, dinero, apoyo y
sobretodo por combatientes sacados no del pueblo sirio, sino de los mismísimos
centros de esos especiales intereses extranjeros, en Riyadh, Ankara, Londres,
París, Bruselas y Washington.
¿Cómo llegar a un acuerdo en una guerra civil que no existe?
Si el conflicto sirio fue creado por intereses extranjeros
avivando a grupos militantes que durante décadas han sido usados como
instrumento para llevar una política exterior (dentro y fuera de Siria),
equivaliendo a lo que esencialmente es una invasión mediante representantes, no
una guerra civil, ¿cómo exactamente puede alcanzarse un “acuerdo”?
¿Con quién debería el gobierno sirio estar hablando para
alcanzar dicho acuerdo? ¿Debería estar hablando con los cabecillas de Al Nusra
e IS que claramente dominan a los militantes que combaten a Damasco? ¿O debería
estar hablando a los que han sido un factor determinante en perpetuar el
conflicto: Riyadh, Ankara, Londres, París, Bruselas y Washington, todos
implicados en apoyar aun a los más extremos de esos grupos militantes?
Si Damasco se
encuentra hablando con los líderes políticos en esas capitales extranjeras, ¿se
está llegando a un acuerdo en una “guerra civil” o en una guerra con esas
potencias extranjeras? En cuanto a la escena mundial, es claro que esas
capitales extranjeras hablan enteramente por los militantes, y no es sorpresa
para nadie, que esos militantes parecen querer exactamente lo que quieren esas capitales
extranjeras.
Ser honestos en
cuanto al tipo de conflicto que Siria está enfrentando es el primer paso para
encontrar una solución real para terminarlo. Occidente continúa insistiendo que
es una “guerra civil”. Eso les permite continuar tratando de influir el
resultado del conflicto y el estado político que existirá en Siria luego de su
conclusión. Alegando que el gobierno sirio ha perdido toda legitimidad,
Occidente refuerza su posición en este contexto.
Los intentos de
despojar de legitimidad al gobierno basándose en la existencia de grupos
alzados de militantes armados organizados por un eje de intereses extranjeros
establecería un muy peligroso e inaceptable precedente. No es sorpresa que
Siria se encuentre con un creciente número de aliados en esta lucha a medida
que otras naciones se dan cuenta que ellas serán las siguientes si el “modelo
sirio” tiene éxito.
Reconocer que
el actual conflicto en Siria es el resultado de una agresión extranjera contra
Damasco haría muy simple la solución. Ésta sería permitir que Damasco
restablezca el orden dentro de sus fronteras mientras se toman acciones ya sea
en la ONU o en el campo de batalla contra las naciones que atizan la violencia
dirigida contra Siria. Tal vez la claridad de esta solución es el por qué los
que se esconden tras este conflicto han tratado tan intensamente de pintarlo
como una guerra civil.
Para los que
han estado tratando de encontrar un sentido a la “guerra civil” siria desde
2011 con poca suerte, la explicación es simple, no es una guerra civil y nunca
lo fue. Entenderla como un conflicto mediante representantes desde el inicio (o
incluso antes de que comenzara) le dará a uno una claridad de percepción que
ayudará inmensamente a entender lo que son las soluciones obvias, pero
solamente hasta que se entienda su origen.
COMENTARIOS
Para un mesurado
análisis —no del todo optimista— de los aspectos militares de la
intervención rusa en Siria, véase:
http://www.unz.com/tsaker/week-thirteen-of-the-russian-intervention-in-syria-debunking-the-lies/
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