Clausurando una Economía Completa. Ponderando la Amenaza del Virus y la Amenaza de la Reacción
Por Rob
Slane 03-May-20
FUENTE:
https://www.globalresearch.ca/analysis-covid-19-response-weighing-threat-virus-threat-reaction/5707225
El texto [en rojo] NO viene en el original y fue agregado por
el equipo de traducción; igualmente lo destacado en amarillo aparece como texto
simple en el original.
¿Consideraría Ud que el
cierre de toda una economía nacional por una enfermedad como la Peste Negra,
que entre 1347 y 1351 mató a aproximadamente el 60% de la población en las
áreas donde se extendió, es una respuesta proporcionada? ¿Qué pasa con un virus
que lleva, como mucho (ver más abajo), una tasa de mortalidad del 1.4% para
quienes lo contraen?
Dichas
decisiones deben sopesarse en la balanza. En el lado izquierdo, existe la
cantidad de personas que podrían morir por la enfermedad, la carga que esto supondrá
para el sistema de atención médica y otros servicios vitales, y la consiguiente
miseria y devastación que esto causará a las personas, a las familias, a las
empresas y a la sociedad en general. En el lado derecho, existe la posibilidad
de un colapso económico, con pérdidas masivas de empleos, destrucción de
empresas y pobreza extrema que esto traería para muchos.
Para algo como la Peste Negra, es
algo obvio. Si no cierra todo muy rápido, no solo las personas comenzarán a
caer muertas como moscas, sino que la economía que está tratando de salvar
pronto no tendrá a nadie con quién trabajar. Si fuera lo suficientemente tonto
como para tratar de mantener la economía funcionando durante tal situación,
terminaría con lo peor de ambos mundos: casi sin gente y casi sin economía.
Pero, ¿qué pasa con un virus con
una tasa de mortalidad del 1,4% (máximo) para quienes lo contraen? ¿Cómo se equilibran los
platillos de la balanza?
Para algunos, incluso hacer esta pregunta huele a
insensibilidad, ya que les parece que lo que se nos pide es equiparar a las
personas con el comercio y el dinero. Bueno, tal vez hay algunos que realmente
lo vean en esos términos, y de alguna manera llegan a la conclusión de que
ganar dinero es más importante que los seres humanos. Con seguridad no soy uno
de ellos. Sin embargo, en realidad no tiene nada que ver con personas versus
dinero. En realidad, se trata de personas, ya que cerrar una economía entera, o sus alrededores,
tendrá efectos masivos en un gran número de personas [definitivamente bastante por arriba del 1.4%].
Si se toman las medidas drásticas que estamos viendo
actualmente, indudablemente conducirá a la pérdida masiva de empleos, enormes
despidos, miles de pequeñas y medianas empresas irán a la quiebra, las futuras
generaciones cargadas de deudas y millones de personas empujadas a la pobreza
sin escapatoria. Pero no son solo las consideraciones económicas las que entran
en ese lado de la balanza. Con algunas de las acciones más draconianas que se
proponen y toman en este momento, entre otras cosas también hay:
§
Grandes riesgos para la salud mental de millones
de personas
§
El despojo de las libertades civiles en una
escala nunca antes vista y que tal vez nunca se restablezca después de que la
crisis de salud haya terminado
§
La aterradora posibilidad de disturbios civiles
masivos cuanto más tiempo continúen las medidas
No es exagerado decir que si se cierran los lugares de
trabajo, escuelas, restaurantes, pubs, iglesias, tiendas, mercados, etc. por un
período de tiempo prolongado, es probable que las consecuencias sean
devastadoras y que su sociedad no se recupere por una generación o más — si es que lo hace.
La pregunta, por lo tanto, no tiene nada que ver con salvar
vidas versus una fantasía egoísta por una cerveza grande o una pizza. Hay algo
que se llama la Ley de Consecuencias Involuntarias, y la pregunta básica que debe responderse es si la
respuesta a un virus con tasa de mortalidad máxima del 1.4% es proporcional y
si las acciones que se están tomando pudieran precipitar profundas consecuencias
a largo plazo que resulten más graves que la amenaza que se está combatiendo.
Pero hay mucho más que esto. He estado usando la cifra 1.4%
a lo largo de este artículo, y es hora de discutir de dónde viene esto y por
qué también debe tomarse con una serie de advertencias que sugieren una cifra
real que probablemente sea mucho más baja que ésta. La cifra proviene de un
estudio publicado en Nature Medicine y reportado en el New York Times. Según el
NYT:
“Un nuevo estudio informa que las personas que se
enfermaron por el coronavirus en la ciudad china donde comenzó el brote
probablemente tuvieron una tasa de mortalidad más baja de lo que se pensaba
anteriormente. El estudio, publicado en Nature Medicine, calculó que las
personas con síntomas de coronavirus en Wuhan, China, tenían un 1.4% de
probabilidad de morir. Algunas estimaciones anteriores han oscilado entre el 2%
y el 3.4%".
Esto es muy interesante no solo por lo que revela —la cifra del 1.4%— sino por un par de cosas que no se
dicen pero están implícitas. Éstas son:
1.
Dado que las estimaciones originales de
mortalidad superan con creces los datos posteriores, es muy posible que gran
parte del pánico que se ha producido se haya basado en cifras erróneas y
exageradas.
2.
El hecho de que las personas que murieron tenían
síntomas de coronavirus de ninguna manera demuestra que sea realmente de lo que
murieron, y por lo tanto, esta cifra de 1.4% puede ser más alta que lo real.
Tomando el punto uno primero. Si, de hecho, las tasas de
mortalidad de Wuhan son mucho más bajas de lo que se pensaba o se suponía
anteriormente, ¿podría ser que los gobiernos de todo el mundo, incluido el
gobierno británico, hayan estado tomando enormes decisiones socioeconómicas
basadas en datos incorrectos? John Ioannidis, profesor de medicina,
epidemiología y salud de la población, de ciencia de datos biomédicos y
estadística en la Universidad de Stanford, ciertamente cree que éste es el
caso:
“En un momento en que todos necesitan mejor
información, desde los modeladores de enfermedades y los gobiernos hasta las
personas en cuarentena o simplemente con distanciamiento social, carecemos de
evidencia confiable sobre cuántas personas han sido infectadas con SARS-CoV-2
[Covid-19] o quienes están próximos a ser infectados. Se necesita mejor
información para guiar las decisiones y acciones de monumental importancia y
para monitorear su impacto”.
Él continúa trazando las consecuencias devastadoras que
pueden surgir de algunas de las medidas que están imponiendo como resultado de
este vacío de datos:
“Una de las conclusiones es que no sabemos cuánto
tiempo se pueden mantener las medidas de distanciamiento social y los confinamientos
sin mayores consecuencias para la economía, la sociedad y la salud mental.
Pueden surgir evoluciones impredecibles, incluyendo crisis financiera,
disturbios, conflictos civiles, guerra y un colapso del tejido social. Como
mínimo, necesitamos datos imparciales de prevalencia e incidencia de la carga
infecciosa en desarrollo para guiar la toma de decisiones.
... con bloqueos de meses, si no de años, la vida en
gran medida se detiene, las consecuencias a corto y largo plazo son
completamente desconocidas y no solo millones, sino miles de millones, de vidas
pueden eventualmente estar en juego".
Sobre el
segundo punto —que las personas
que mueren en Wuhan con síntomas de coronavirus no prueban que sea de lo que
realmente murieron— ahora hay
evidencia proveniente de Italia en los últimos días, del Instituto Superior de
Salud de Italia, que destaca este punto de una manera extremadamente
sorprendente y desconcertante. Según sus datos (que Ud puede encontrar:
en italiano:
[https://www.epicentro.iss.it/coronavirus/sars-cov-2-decessi-italia]
o en inglés [https://swprs.org/a-swiss-doctor-on-covid-19/]):
§
La edad promedio de los fallecidos con pruebas
positivas en Italia es actualmente de unos 81 años.
§
El 80% de los fallecidos había sufrido dos o más
enfermedades crónicas.
§
El 50% de los fallecidos había sufrido tres o
más enfermedades crónicas.
§
Menos del 1% de los fallecidos eran personas
sanas, es decir, personas sin enfermedades crónicas preexistentes.
Encuentro estas cifras increíbles, dado lo que nos dicen a
diario. La propia autoridad sanitaria de Italia dice básicamente que más del
99% de las muertes por coronavirus del país fueron en realidad personas que
padecían afecciones médicas graves anteriores, muchas de ellas múltiples. Esto
nos dice dos cosas:
En primer lugar, es abrumador la proporción de que aquellos que han sido incluidos en
las tasas de mortalidad de Italia, tenían graves problemas de salud preexistentes.
En segundo lugar, actualmente no es posible decir con certeza que realmente murieron a
causa de la enfermedad. Si
una persona tiene cáncer terminal, por ejemplo, y contrae gripe y muere, no
decimos que murió de gripe. Suponemos que la causa principal de muerte fue el
cáncer, ya que si hubiera estado sano y hubiera contraído la gripe,
probablemente se habría recuperado. Mientras que en Italia, parece que
un paciente con cáncer terminal que contrajo Covid-19, y que posteriormente
murió, está siendo clasificado como una muerte de Covid-19. Ésta es otra forma
de decir que de ninguna manera está claro que aquellos incluidos en las tasas
de mortalidad murieron por el virus, o por su condición preexistente, o una
combinación de ambos.
Baste decir que cuando Ud considera estos nuevos detalles
emergentes, y los conecta con esa tasa de mortalidad del 1.4%, lo que sugiere
es que la tasa de mortalidad real que ciertamente puede atribuirse al Covid-19
puede ser significativamente menor que la cifra de 1.4% de Wuhan. Además,
cuando también tiene en cuenta la probabilidad de que no todas las personas con
la enfermedad hayan sido incluidas en estas cifras, nuevamente puede comenzar a
ver que esa [supuesta] tasa de mortalidad del 1.4%
puede ser mucho más alta que la real.
Solo en la última semana más o menos, es cuando comenzaron a
surgir datos adecuados y confiables. Por ejemplo, un estudio académico francés,
que comparó las tasas de incidencia y mortalidad de cuatro Coronavirus comunes
que circulan en Francia con los del Covid-19 en los países de la OCDE, llegó a
la siguiente conclusión:
"Se concluye que el problema del SARS-CoV-2
probablemente se esté sobreestimando, ya que 2.6 millones de personas mueren de
infecciones respiratorias cada año en comparación con menos de 4,000 muertes
por SARS-CoV-2 al momento de escribir esto".
Otro análisis estadístico extremadamente interesante, que
analiza una gran variedad de problemas y factores, informó lo siguiente:
“Las tasas de crecimiento diario disminuyeron con el
tiempo en todos los países, independientemente de las medidas políticas tomadas,
como cerrar las fronteras o el distanciamiento social.
Los casos a nivel mundial están aumentando (después de
todo, ¡es un virus!), pero tenga cuidado de creer las métricas diseñadas para
asustar intencionalmente como los "casos duplicados". Por lo general,
son números pequeños sobre números pequeños y se separan por país. A nivel
mundial, la tasa de crecimiento de COVID-19 es bastante estable. Recuerde, los
virus ignoran nuestras fronteras nacionales".
Dada parte de la hostilidad que circula actualmente cuando
la gente ha cuestionado la respuesta de los gobiernos a este brote, anticipo
que algunos que pudieran haber leído este artículo piensen que he dicho que el
Covid-19 no es un problema. No he dicho eso, y sí creo que es un problema. Lo
que he dicho se puede resumir esencialmente de la siguiente manera:
1.
Ha habido una falta de datos confiables sobre
los cuales tomar decisiones socioeconómicas monumentales.
2.
Sin embargo, de todos modos se han tomado
decisiones socioeconómicas monumentales.
3.
Estas decisiones tendrán efectos profundos,
posiblemente hundiendo la economía, hundiendo a la gente en la pobreza,
destruyendo las libertades civiles y arriesgando disturbios civiles.
4.
Ahora que han comenzado a llegar datos más
confiables, parece estarse mostrando que las preocupaciones iniciales fueron
exageradas.
5.
Teniendo en cuenta lo anterior, debemos mirar no
solo el lado izquierdo de la balanza, sino también el lado derecho, y evaluar
con calma si las medidas que se están tomando son proporcionales o si probablemente
hagan mucho, pero mucho más daño a la vida de millones, que la amenaza que
pretenden combatir.
Agregando los nuevos datos que llegan sobre el virus y las
tasas de mortalidad al lado izquierdo de la balanza, y considerando los efectos
sísmicos y devastadores en las personas, las familias, las empresas, la
sociedad y la economía que la respuesta actual probablemente traiga, no puedo
decir que esté ni remotamente convencido de que el camino que estamos trazando sea
proporcional o prudente. Para la Peste Negra, sí. Para el Covid-19, sigo siendo
escéptico.
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