La Banalidad de The Guardian [of Judea]
Por Gilad Atzmon 17-Mar-14
FUENTE: http://www.veteranstoday.com/2014/03/17/the-banality-of-the-guardian-of-
judea/
El texto [en rojo] NO aparece en el
original y fue agregado por el equipo de traducción.
El
alguna vez respetado Guardian ha sido
reducido en años recientes a un aburrido vocero sionista ―una Crónica Judía light para consumo
de los gentiles. La semana pasada, el periódico lanzó un ataque sobre Martin
Heidegger, el más influyente filósofo del siglo 20.
“Los
‘cuadernos negros’ de Heidegger revelan antisemitismo en el corazón de su
filosofía” se lee en el titular del periódico. Pero ¿eso qué significa?
¿Heidegger fue realmente un odia-judíos? ¿Se opuso a la gente por ser étnica o
racialmente judía o fue, en cambio, crítico de la política, la cultura, la
ideología y el espíritu judíos?
De acuerdo al
‘progresista’ y británico Guardian,
los recién publicados Cuadernos Negros revelan que Heidegger veía el ‘judaísmo
mundial’ como el conductor de la “modernidad deshumanizante”.
No
necesitamos decir que no necesitábamos una ‘nueva publicación’ para afirmar que
esto era el punto de vista de Heidegger sobre la cultura y la política judías.
El pensador alemán, como muchos de sus contemporáneos, veía a “Jerusalén” como
una influencia intelectual, cultural y espiritual, asfixiante y corrompida,
como opuesta a “Atenas”, que a sus ojos reflejaba el nacimiento del humanismo,
el universalismo, la estética, la ética y el pluralismo.
Examinemos lo
que convierte en antisemita a este prominente pensador a los ojos de The Guardian. “En tanto que se
distanciaba de las teorías raciales perseguidas por los intelectuales nazis,
Heidegger arguye que el Weltjudentum (“el judaísmo mundial”) es uno de los
principales conductores de la modernidad occidental, que él veía con ojos
críticos”.
Pero ¿no
estamos autorizados a criticar la religión, la cultura o la ideología? ¿No se
nos permite disentir de la modernidad o la tecnología y tratar de identificar
sus raíces culturales e ideológicas? Por alguna razón, no puedo recordar a The Guardian criticando a Max Weber por
sugerir que la ética protestante fue la fuerza conductora detrás del
capitalismo. Suficientemente embarazoso, el mismo Guardian que de manera torpe y con descaro difama al más grande
pensador continental, provee una plataforma para una larga lista de belicistas
neoconservadores, tales como Nick Cohen, que constante e implacablemente
critican a los denominados ‘islamo-fascistas’ ―un nombre en clave para la cultura política islámica. Supongo
que para The Guardian of Judea, sólo
la cultura, la religión y la ideología judías deben permanecer más allá de toda
crítica.
El “judaísmo
mundial”, escribe Heidegger en los cuadernos, “es incomprensible en todos lados
y no necesita implicarse en acciones militares mientras continúa desplegando su
influencia, considerando que se nos permite sacrificar la sangre de lo mejor de
nuestro pueblo”. Pero ¿esta observación es antisemita? ¿Puede ser antisemita
una honesta observación, o diremos una forma de ‘odio’, o debería ser más
adecuadamente etiquetada como una verdad incómoda?
Heidegger era
un patriota alemán. Como tal sabía muy bien que fue el liderazgo sionista y los
banqueros alemanes judíos en USA quienes facilitaron la entrada de USA en la
1GM (a cambio en parte de la Declaración Balfour de 1917 que prometió un hogar
nacional para los judíos en Palestina). A ese respecto, Heidegger, como sus
contemporáneos, tuvo buenas razones para creer que Alemania había sido
traicionada por la élite judía.
Cuando
Heidegger publicó su monumental Ser y
Tiempo (1927), ciertamente el texto filosófico más importante del siglo 20,
la Escuela de Frankfurt, dominada por académicos judíos, ya había estado en
operación por más de cuatro años, ganando terreno en su intento de subvertir la
cultura alemana en nombre del comunismo. Como un nacionalista alemán, Heidegger
tuvo más de una razón para oponerse a la cultura, la política y la ideología
judías.
Heidegger era
un filósofo como opuesto a un político o a un ‘activista’. Su comprensión del
mundo estaba guiada por la búsqueda de una comprensión esencial y categórica.
Para Heidegger no era lo ‘judío’ ni era su etnicidad lo que presentaba un
peligro, era una ideología y una cultura que estaban listas para subvertir su
Occidente ateniense y su sistema de valores tal como él lo veía. Tal enfoque no
tiene nada qué ver con el odio racial.
Examinemos la
declaración de Heidegger mencionada arriba respecto al ‘judaísmo mundial’, su ‘incomprensible’
impacto y su falta de disposición para el ‘sacrificio’. Básicamente Heidegger
sugiere que la élite judía está lanzando
guerras mediante delegados. Al principio, esto puede sonar como una vil crítica
de la cultura y el poder judíos dentro de la política. Pero una mirada más
profunda a esta declaración revela que Heidegger era un agudo observador.
Enfrentémoslo, Heidegger ciertamente no sabía de la cábala de neoconservadores sionistas que
empujaron a Gran Bretaña y a USA en una ilegal guerra en Iraq cinco décadas
después de su muerte. Heidegger, muy definitivamente no sabía de los grupos
judíos de cabildeo: AIPAC, LFI, CF, y el CRIF. Ciertamente no supo de Bernard
Henri Levy o los escritores de la Jewish Chronicle como David Aaronovitch y Nick
Cohen, que han estado abogando durante años por inmorales campañas sionistas de
intervención. Además, como Heidegger predijo,
no muchos jóvenes judíos siguieron el sionificado y militante entusiasmo
neoconservador y se apresuraron a unirse a las Fuerzas Especiales del ejército
de USA o los Royal Marines. Heidegger de algún modo predijo que los judíos no
estarían sobrerrepresentados en las listas de soldados británicos o
estadounidenses fallecidos que surgieron de esta cadena de fútiles conflictos.
Cuando
Heidegger escribe, “nosotros (los alemanes) somos dejados a sacrificar lo mejor
de la sangre de nuestro pueblo”. Son las guerras sionistas delegadas las que tiene en mente ―esas guerras sionistas que son luchadas por todos excepto los propios
sionistas. Pero ¿cómo pudo el filósofo predecir el aparato político sionista de
manera tan precisa? ¿Fue un profeta?
Filosofar es hurgar en la verdadera esencia.
La misión del filósofo es una búsqueda del significado esencial, sea la
belleza, el conocimiento, la ciencia, etc. Heidegger, el filósofo, veía en la
cultura judía algo que la mayoría de los judíos fallan en ver en sí mismos u
ocultan muy bien por una buena razón. Apenas es sorprendente que The Guardian, que sistemáticamente ha fallado en confrontar
al Lobby judío y su incansable promoción bélica, denunciara la gran mente que
exactamente hizo una lista de las condiciones precisas en que tal belicosidad
tiene lugar.
Trágicamente,
aniquilar la inteligencia y el profundo espíritu crítico ha llegado a ser una
obsesión de la Nueva Izquierda. Esto puede explicar el deterioro del discurso
progresivo hacia un desierto intelectual. The
Guardian, en su actual forma y bajo su actual liderato, tiene un papel
principal en ese proceso.
“En otro
pasaje”, continúa el Guardian, “el
filósofo escribe que el pueblo judío, con su ‘talento para la planeación’, se
oponía con tanta vehemencia a las teorías raciales nazis porque ellos mismos
han vivido de acuerdo con el principio racial durante el mayor tiempo”.
Pero, ¿esto
realmente es una mentira? No del todo. El filósofo alemán obviamente da directo
en el clavo. Heidegger, que no aprobaba la doctrina racista nazi,
apropiadamente notó que la supremacía racial nazi era, de hecho, Kosher por
naturaleza [pocas veces se menciona que esas ideas de
supremacismo racial no nacieron en Alemania, sino en Inglaterra, Francia y USA;
y el que lo dude, que investigue un poco sobre la historia de la eugenesia, que
fue incorporada en las leyes
estadounidenses mucho antes de que Hitler llegara al poder (1896 en Indiana,
cuando él tenía 7 años) y fueron derogadas hasta 1963 (18 años después de la
muerte de Hitler). Véase también la decisión de la Suprema Corte de USA en el
caso Buck v. Bell, de 1927].
Difícilmente
es un secreto que la cultura judía es etno-céntrica e impulsada racialmente.
Israel se define como el ‘Estado Judío’. Bastante más embarazoso es el hecho de
que los oponentes judíos de Israel también siguen la misma metodología
racialmente supremacista y, en la mayoría de los casos, operan dentro de
células políticas ‘sólo para judíos’ (tales como JVP, IJAN, Grupo Socialista
Judío, etc.).
Heidegger,
estaba obviamente por delante de su tiempo observando la similitud entre el
exclusivismo político judío y la ideología nazi. ¿Eso convierte a Heidegger en
un antisemita? Todo lo contrario, ello reafirma que el filósofo alemán es un
intemporal y precioso activo intelectual. Sin embargo, The Guardian no posee la más mínima integridad para admitir que
Heidegger había dado precisamente en el blanco. En cambio, el periódico
británico está desesperado (buscando) minar la obra del gran filósofo mediante
la inepta y vaga asociación.
Etiquetando a
Heidegger como antisemita The Guardian
básicamente aconseja a sus lectores que no lean al más grande filósofo greco-alemán
y que ciertamente no evalúen el contenido de sus escritos. Esta es la
‘Neohabla’ observada por Orwell, que minimiza el posible contenido del
intercambio intelectual mediante la ‘corrección’ (política).
No es un
secreto que el observador contemporáneo políticamente correcto se adhiere a la
regla de que la verdad mejor sea inofensiva. Como tal, él o ella contribuyen a
la supresión de la verdad y a la transformación del conocimiento en un sistema
de ocultamiento selectivo. De manera interesante, fue Heidegger quien estuvo
allí para voltear los reflectores hacia el ‘ocultamiento’ y el ‘olvido del
Ser’, algo que el Guardian ha
convertido en un arte.
Heidegger, el
relator de la verdad, ha venido a representar todo lo que el jerosolimitano [ex-británico] ‘Guardian
[de Judea]’ quiere suprimir. Supongo que el tiempo está maduro para que The Guardian despierte. Haría bien en
recuperar su posición como The Guardian
de la verdad más bien que The Guardian
de Sión. Podríamos (entonces) tener un uso para un periódico izquierdista [el autor, pese a su lucidez, no puede abandonar todavía
algunos clichés mentales (tales como izquierda y derecha), como si la primera
tuviera el monopolio de los “valores” y las “virtudes”; en realidad, cabe
preguntarse si alguna vez los ha tenido] de calidad conducido por
intereses verdaderamente humanistas y universales, en lugar de simplemente otro
vocero sionista ignorante y banal.