Una Alianza Egea
Grecia, Turquía y la Cooperación en la
Migración
Por Victor Gaetan 29-Sep-15
FUENTE:
https://www.foreignaffairs.com/articles/greece/2015-09-29/aegean-alliance
El texto [en rojo] NO aparece en el original y fue agregado por
el equipo de traducción.
Grecia
y Turquía son dos vecinas más conocidas por su antagonismo. Una historia de
escaramuzas militares, intercambios de población y puntos de vista culturales y
religiosos profundamente divergentes las ponen aparte. A través de los últimos
seis meses, sin embargo, Grecia y Turquía tácitamente se han coludido para
entregar una asombrosa carga humana en Europa Occidental. La crisis de los
refugiados es, de muchos modos, un fenómeno impulsado por decisiones tomadas en
Atenas y Ankara [Una manera muy cómoda de culpar a
otros. Si los «Amos
del Universo» no hubieran fomentado el caos en
Túnez, Libia, Egipto, Iraq y Siria, NO habría refugiados; por mucho que se
coludieran Grecia y Turquía].
La Guardia Costera Griega fue acusada de maltratar a los
refugiados y empujarlos de regreso a aguas turcas, en vez de registrarlos
conforme a las regulaciones de la Unión Europea sólo hasta el pasado verano.
Mientras tanto, la Comandancia de la Guardia Costera Turca, que firmó un
memorándum de entendimiento para compartir (informes de) inteligencia y
entrenamiento hace menos de dos años, virtualmente ha dejado de detener
contrabandistas.
Cuatro factores
principales ayudan a explicar la transformación que hicieron ir a Grecia y
Turquía de combatientes en la línea de fuego —coordinándose
por mar y tierra para excluir al resto del mundo— a
observadores del laissez-faire de la crisis migratoria: el ascenso al poder de
Syriza liberalizó la política de inmigración de Grecia, las políticas de
austeridad impuestas por la UE avivaron la frustración griega hacia otros
estados-miembro, los tambaleantes esfuerzos de las autoridades turcas para
tomar medidas drásticas contra los contrabandistas abrumaron a las autoridades
griegas, y la estrategia turca de largo plazo para forzar a Europa para hacer
más por las comunidades musulmanas, todas han jugado papeles significativos en
la renuencia de ambos países para detener el flujo a lo largo de las fronteras
europeas. Si ambas naciones no fueran hostiles hacia lo que ven como arrogancia
de la UE, estos antiguos rivales en el Egeo bien podrían aun estar patrullando
sus costas [suenan lógicos estos factores; pero no
significan que ambos países tengan la culpa de la crisis migratoria].
CAMBIO EN LA
CIMA
El ascenso de Syriza al poder en Enero pasado fue una señal
del rechazo del electorado a la política de austeridad. Antes de la elección,
la política de inmigración no era un problema relevante. El parlamentario
europeo e integrante de Syriza, Dimitrios Papadimoulis, dijo que Grecia
buscaría una “política de inmigración europea común con obligaciones y
derechos” y también más dinero de la Unión Europea para la seguridad
fronteriza. Durante el primer mes del partido en el poder, sin embargo, la
viceministro de Inmigración, Tasia Christodoulopoulou, anunció que el gobierno
convertiría las instalaciones de detención de refugiados en centros de
bienvenida [puede ser plan-con-maña de las élites
globalistas para allegarse mano de obra en Francia y Alemania, sin asumir
responsabilidad de cómo se ha provocado el éxodo hacia Europa] y
descontinuaría la Operación Xenios Zeus, una agresiva política que identificaba
y deportaba inmigrantes ilegales.
En Abril 14, el
gobierno griego declaró que todos los refugiados sirios en la nación recibirían
documentos para continuar su viaje en Europa. La migración a Grecia, que había
estado incrementándose durante meses, explotó luego del anuncio. De acuerdo a
datos de la Comisión de Refugiados de la ONU, entre Abril y Mayo, los refugiados
y las llegadas de migrantes por mar se incrementaron en 40%. Asombrosamente,
entre Abril y Agosto, las llegadas se incrementaron en 721%. Más refugiados
llegaron en Julio que en todo el 2014.
El gobierno central no tenía ningún plan
para manejar el incremento de refugiados —al menos ninguno compartieron con los
alcaldes de las ciudades afectadas. Cuando se preguntó qué ocurriría a los
refugiados luego de que se hubieran registrado, Christodoulopoulou dijo que
ellos “simplemente desaparecerían” hacia “Europa”, aunque ella no sabía cómo.
Cuando los alcaldes se rieron incrédulos, ella agregó, “Yo controlo la entrada
no la salida”.
Un policía griego gesticula a refugiados sirios en un sobrecargado bote inflable a medida que llegan a la isla griega de Lesbos, luego de cruzar el Mar Egeo desde Turquía. 25-Sep-15 |
[La foto
anterior, que no es la única que ha aparecido, hace surgir algunas preguntas:
¿de dónde sacan los refugiados recursos para disponer de botes inflables de ese
tamaño y de chalecos salvavidas? Quizá los contrabandistas son muy respetuosos de la normatividad de seguridad para cruzar el mar] Las islas griegas
más cercanas a Turquía (Chios, Kos, Lesbos, Leros y Samos) estaban quejándose
tan temprano como el 2013 que estaban siendo puestas en la mira por los
migrantes para entrar al país, y que ellas no podían manejar la afluencia sin
mayor ayuda del gobierno nacional o de la Unión Europea. Para este verano, las
islas estaban inundadas de extranjeros y están recurriendo grandemente a
ciudadanos privados y la Iglesia Ortodoxa Griega por ayuda para manejar las
necesidades humanitarias. Las autoridades del gobierno nacional fueron elusivas
y no proporcionaron ni provisiones ni guía sistemática. Luego choques violentos
entre migrantes y funcionarios locales estallaron en Kos.
George Hadzimarkos,
prefecto del sur del Egeo, resumió el papel de Atenas en la crisis. El
“gobierno central no está haciendo nada”, dijo. “Y no se debe a la prolongada
crisis financiera. Se debe a que a ningún gobierno le han importado jamás estas
islas lejanas”.
PEONES POLÍTICOS
A lo largo de su
permanencia en el poder, Syriza ha movilizado y radicalizado la frustración
popular con la Unión Europea [Tsipras y Syriza han
navegado con bandera de anti-establishment;
pero ambos terminaron aceptando PEORES condiciones de austeridad que las
rechazadas el 13-Jul-15, lo cual resulta harto significativo]. El primer
ministro griego y jefe de Syriza, Alexis Tsipras, rutinariamente ha retratado a
Grecia como una víctima cuya soberanía e intereses nacionales han sido
comprometidos por la UE. La retórica de Tsipras [entiéndase
saliva; nada más] estaba mayormente dirigida a Alemania, el país más
estrechamente asociado con los programas de ajuste al cinturón que la UE
entregó a Atenas.
Nikos Kotzias, ministro
griego de relaciones exteriores y miembro del derechista partido Griegos
Independientes, fue el primero en sugerir vincular la política de inmigración
griega y las negociaciones con la UE conforme a las guías de una reunión
informal de la UE en Riga en Marzo pasado. De acuerdo a la estación de TV
griega, Kotzias dijo, “Habrá millones de inmigrantes y miles de jihadistas que
vendrán a Europa” si no se logra un acuerdo.
Kotzias estaba
lejos de ser el único político griego dispuesto a afirmar un vínculo entre la
política de inmigración del país y su insatisfacción con las medidas de
austeridad de la UE. Durante una reunión de ANEL [Griegos
Independientes, por sus siglas en griego], el ministro de defensa y
presidente de ANEL, Panos Kammenos, advirtió, “ Si [los ministros de la UE] le
causan dificultades a Grecia, deberían saber que los migrantes obtendrán
documentos para ir a Berlín. Si Europa nos deja en la crisis, la inundaremos
con migrantes, y será aun peor para Berlín si en esa ola de millones de migrantes
por razones económicas van también algunos jihadistas del Estado Islámico”.
Poco después del
anuncio del gobierno de que los refugiados sirios recibirían documentos de
viaje, el ministro griego del Interior, Nickos Voutsis, dijo que a los
refugiados deberían dárseles permisos de 3 meses de residencia en la UE de modo
que pudieran llegar a su destino favorito —típicamente Alemania—, una propuesta que contradice directamente las reglas de la UE.
UN RÍO CORRE POR EN MEDIO
El río Evros sirve
como punto de reunión entre el NE de Grecia y el NO de Turquía. La corriente
rápida y poco profunda acostumbraba ser uno de los puntos de entrada a Grecia
más populares desde Turquía por los
indocumentados buscando ingresar a la UE. Pero en Agosto de 2012, el gobierno
griego (con la ayuda de Frontex) inició la Operación Aspida (Escudo) erigiendo
una valla de acero de 10.4 km coronada por cámaras de detección de calor y
aumentando el arsenal de la policía fronteriza con helicópteros, lentes de
visión nocturna y perros sabuesos. Los arrestos cayeron de 6,000 en Julio a 45
apenas 6 meses después.
Del lado turco, los
aldeanos respaldaron el plan para la cerca porque la gente dirigiéndose a
Grecia estaban destruyendo sus cosechas. Ankara tampoco tuvo problema con la
Operación Aspida: En Mayo de 2012, el gobierno turco firmó un memorándum de
entendimiento con Frontex para incrementar la cooperación para sellar las
fronteras de Europa y recibió 70 md€ de la UE entre 2007 y 2013 para mejorar sus
propios centros de detención.
En Diciembre de
2013, Turquía firmó un acuerdo de readmisión con la UE, obligándola a regresar
a cualquier turco o extranjero que entrara a los países de la UE desde el
territorio turco. La Ley sobre Extranjeros y Protección Internacional entró en
vigor en Abril de 2014, armonizando la ley turca con las normas europeas que
gobiernan a los solicitantes de asilo. Así, la UE, Ankara y Atenas estaban
ahora tirando en la misma dirección respecto a la migración ilegal. Esto fue
hasta el 2015.
Una consecuencia no
buscada de bloquear la frontera terrestre fue un incremento en las rutas de
contrabando por mar. El número de migrantes no documentados moviéndose desde
Turquía a Grecia por vía marítima se ha incrementado año con año. En respuesta,
la Guardia Costera Griega ha devuelto botes hacia aguas turcas a través de una
táctica conocida como “empujes de regreso”, que viola las reglas de la UE así
como la ley internacional. En Enero de 2014, un bote remolcando a alta
velocidad a 28 migrantes a aguas turcas provocó que el pequeño bote se volcara,
ahogándose 12 personas.
Datos de la guardia
costera turca revelan un incremento mensual en el número de inmigrantes
detenidos en el mar este año. A Septiembre 8, el número se eleva a 50,514
detenidos. Este número probablemente incluye arrestos repetidos, sin embargo,
puesto que los refugiados sirios (la mayoría de los migrantes indocumentados de
este año) que son detenidos a mitad del cruce o sacados del mar no son
típicamente deportados. En cambio se les deja ir.
En Turquía, exclusivamente
los sirios son clasificados como invitados temporales del gobierno. En
Diciembre pasado, Ankara concedió nuevos servicios a los refugiados sirios,
tales como acceso a servicios de salud y educación [una
información dudosa ya que la mayoría de los refugiados no son musulmanes sino
sirios ortodoxos y el gobierno turco no se caracteriza precisamente por ser
dadivoso con los grupos no-musulmanes]. Esto ha mejorado las condiciones
para más de dos millones de sirios en el país, pero no equivale al ofrecimiento
de asilo permanente. Aunque Turquía ha sido generosa dejando que los refugiados
sirios viajen libremente, ha limitado su capacidad de establecerse y trabajar
en el país, lo que los hace desesperados por salir [la
“generosidad” antes mencionada, entonces, tiene otro fin]. El Washington
Post, por ejemplo, identificó a un sirio que ha tratado de llegar a Grecia
nueve veces por vía marítima en sólo 12 días.
Las estadísticas de
la guardia costera turca también revelan que Turquía está poniendo menos
atención a los contrabandistas. En 2014 la fuerza detuvo a 106 contrabandistas
(o uno por cada 141 migrantes). Este año, esa relación es de 1:500. Hasta el
momento sólo 101 contrabandistas han sido detenidos en 2015 pese a que el
número de migrantes cruzando el país se ha elevado drásticamente. Un jefe
veterano en la policía militar ha dicho que la menor vigilancia policial sobre
los contrabandistas es el resultado de las guardias costeras griegas y turcas
enfocándose en salvar vidas e impidiendo que los viajeros se ahoguen.
AGUAS ABIERTAS
Cualesquiera que
sean las razones, una cosa es cierta: la postura de bienvenida de Grecia hacia
los refugiados y el fracaso de Turquía en ubicar a los contrabandistas ha
conducido al colapso de la prevención de la migración en el Mar Egeo.
Turquía asiduamente
evita el tópico de los contrabandistas en los medios. En una entrevista en CNN,
el presidente turco Tayyip Erdoğan culpó a Occidente por la muerte de Aylan
Kurdi, de 3 años, cuya imagen galvanizó la opinión mundial. Para las
autoridades turcas, facilitar la salida de los refugiados, ―aunque sólo signifique
hacerse de la vista gorda a su éxodo― es políticamente oportuno. Turquía
alberga una impactante cantidad de gente desplazada dentro de sus fronteras,
con más llegando todos los días. Pocos en Ankara imaginaron que la guerra en
Siria se prolongaría tanto como lo ha hecho, y la economía turca no está
robusta actualmente como lo estaba hace pocos años. Nuevas presiones ―tales
como la actual guerra con fuerzas kurdas y los ataques aéreos contra el Estado
Islámico (también llamado ISIS) en Siria y el PKK en Iraq― convierten el
alojamiento de los refugiados en una carga aun más pesada.
Pero hay también un
factor ideológico detrás de la disposición de Turquía de facilitar la migración
de los refugiados y de los migrantes por razones económicas: Erdoğan y el
primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, han perseguido una política exterior
que proyecta internacionalmente la influencia turca, especialmente a través de
instituciones religiosas. Que Turquía ahora está preparada para transportar
refugiados del Medio Oriente dispuestos a reubicarse en Europa ayuda a realizar
esa meta desde el punto de vista de las élites turcas. El Diario Hurriyet
reportó que Davutoglu dijo a los representantes de los refugiados el 19 de
Septiembre: “Entendemos que la gente quiere ir a Europa desde Turquía o
cualquier otro país. No detendremos a nadie que esté dispuesto a salir. Estamos
listos para enviarlos incluso por avión, no por tierra, a cualquier país que
les acepte”. Facilitando el viaje a “nuestros hermanos sirios”, más bien que
impidiendo su salida o arrestando contrabandistas, el gobierno turco crea
nuevos electores en Europa. Una fuente del Depto de Estado que cubre Turquía
confirmó, aunque sin tener autorización para discutir la situación, no quiso
ser identificado: “Davutoglu, especialmente tiene un interés en difundir el
Islam”.
Una de las
prioridades de Erdoğan desde que llegó a ser presidente en 2014 ha sido la expansión
de una campaña internacional de construcción de mezquitas, campaña dirigida a
proyectar la presencia turca en Europa. Actualmente hay 18 proyectos en
construcción, incluyendo edificios en Grecia, Rumania y el Reino Unido, entre
otros. En Alemania, Turquía está financiando la mayor mezquita del país en la
ciudad de Colonia, que ya tiene 30 de ellas. Más de 3 millones de turcos viven
en Alemania ―la mayor concentración de población turca en el extranjero, y el
mayor grupo extranjero en Alemania. Durante una visita a la comunidad turca el
año pasado, Erdoğan abordó el espinoso problema de la asimilación, urgiendo a
los turcos “a no comprometer nuestro lenguaje, religión y cultura”.
Erdoğan
regularmente critica a Europa por lo que él percibe como sus tendencias
islamofóbicas, y el programa de mezquitas de Ankara es una de las maneras de
combatirlas. Como Erdoğan dijo al cuerpo diplomático de Turquía en Enero, “La
islamofobia, a la que constantemente atraemos la atención y de la que
advertimos, representa una serie amenaza en Europa… Los que agitan su dedo y
regañan a Turquía deben ver que están tratando con una nueva y grande Turquía”.
Crear una nueva y grande Turquía se logra ayudando a restablecer una gran y
simpatizante comunidad de “hermanos y hermanas” sirios ―el pronombre a menudo
utilizado por los líderes turcos.
En un artículo de
opinión publicado en The Guardian en Septiembre 9, Davutoglu advirtió a los
líderes europeos que el deseo de ellos “de crear una ‘fortaleza cristiana’ en
Europa no funcionará” porque las paredes ya se han derrumbado. En una reunión
esta semana en los márgenes de la reunión de la Asamblea Gral. de la ONU, los
primeros ministros griego y turco acordaron expandir la cooperación sobre
migración, pero no firmaron planes para revitalizar las tácticas de repulsa
pre-2015.
Con la nueva
coalición gobernante de Syriza jurada en el poder en Septiembre 23, una que es
casi idéntica a la precedente, uno no esperaría un cambio en el apoyo de Grecia
a la migración abierta. La política de Syriza equivale al no cumplimiento con
la Regulación de Dublín, que exige que los países de la UE registren a los
refugiados por asilo en el país donde desembarcan. Después de su más reciente
victoria, Tsipras culpó a Europa por evadir su responsabilidad de tratar con la
crisis de refugiados sirios, tal como Davutoglu dijo a la Asamblea Gral. de la
ONU que Europa no le está metiendo el hombro a la carga. Esforzándose para
enfrentar la crisis humanitaria en su suelo, pocos en Europa están señalando la
culpabilidad griega y turca en este desastre [y dale
con querer colgarles la culpa a dos países que, sin bien no están deteniendo a
los migrantes, tampoco provocaron su éxodo; por otro lado, las élites
globalistas deben estar felices: ese éxodo, al aumentar la oferta de trabajo,
impedirá que los sueldos suban como de otra manera lo harían en ausencia de
esos migrantes. Demasiada casualidad para pensar que el caos no se hizo con ese
fin]. Mientras tanto, 4,000 gentes dejan diariamente Turquía hacia las
islas griegas.
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