No Habrá Alianza Ruso-Americana vs China
Por James
George Jatras 04-Ago-18
FUENTE: https://www.strategic-culture.org/news/2018/08/04/there-will-be-no-american-russian-alliance-against-china.html
Desde 1991 y el final de la primera Guerra Fría entre USA y la URSS, el mundo ha experimentado un “momento unipolar” estadounidense a medida que la élite bipartisana dirigente de la política de USA buscaba consolidar y perpetuar su control hegemónico sobre todo el planeta. Condenado a fallar incluso antes de recibir su plena articulación en 1996 por los ideólogos neoconservadores [que de conservadores no tienen nada y es un mero disfraz] William Kristol y Robert Kagan (engañosamente presentado como “Hacia una Nueva Política Exterior Estilo Reagan”), ese momento descabellado por suerte está llegando a su fin [te advierto que la élite globalista no va a renunciar tan fácilmente].
La principal pregunta hoy es si la rutina para detener una
búsqueda tan tonta y destructiva [tonta y destructiva
para la generalidad de la población pero no para la élite globalista] puede
convertirse pacíficamente en un acuerdo tripolar entre USA, Rusia y China —o si la atrincherada élite dirigente
en Washington derribará todo, al estilo Sansón, en un desesperado pero fútil
intento de retener su poder y privilegios [esa
disyuntiva el falsa; lo que menos tiene la élite globalista es ser tonta y si
no puede obtener AHORA el poder global, lo que hará es seguir agazapada
tramando formas de lograrlo]. Parece que estamos acercándonos al punto
en el que esa cuestión se resolverá de una forma u otra. Lo que haga luego la
Administración Trump con respecto a Irán será un indicador clave, tal vez
decisivo.
Sin embargo, últimamente ha surgido un concepto alternativo
que puede verse como un camino intermedio entre USA que se aferra tercamente a
nuestra menguante hegemonía versus el desarrollo de un nuevo Concierto de Potencias
con los dos países que la Administración Trump ha denominado rivales en una
nueva "competencia de grandes poderes". Este concepto sugiere que USA
debería jugar al que sobra, uniéndose a uno de los otros dos poderes contra el
tercero. Tal triangulación concebiblemente podría perpetuar y ampliar el
dominio global de USA (suponiendo que la otra nación sería el socio menor) mientras
limita la influencia del adversario designado [es una
técnica que han seguido durante décadas si no es que durante siglos].
Extrañamente, dados los inestables niveles de odio-a-Rusia
que definen a la clase política de USA, nadie parece haber propuesto tratar de alejar
a Beijing de su casi-alianza con Moscú en una repetición de la maniobra de
Nixon de “jugar la carta china” contra la URSS a principios de los 1970s. Más
bien, el tema de actualidad es al revés, que USA debería atraer a Rusia como
aliado contra China. Como lo expresó Harry J. Kazianis del Centro para el
Interés Nacional (“El Advenimiento de una Alianza Ruso-Estadounidense Contra
China”):
‘Hay una muy alta posibilidad de que
Washington y Moscú se pongan de acuerdo por una muy buena razón —y pronto.
‘Ambas naciones tienen una razón para
temer un próximo cambio en el orden internacional que les impactará a ambas. Y
como la historia nos muestra una y otra vez, una potencia creciente que busca
derrocar un sistema internacional puede hacer que los más dedicados enemigos
unan fuerzas —y rápido.
‘Puedo solo estar hablando respecto a
una sola cosa: la creciente y más poderosa China [...]
"Si bien puede no ocurrir de
inmediato, y un enfrentamiento armado sobre, por ejemplo, Ucrania o Siria
podría retrasar o incluso destruir cualquier posibilidad de un realineamiento
geopolítico, existe la posibilidad muy real de que los astros pudieran
alinearse para que Rusia y USA se enfrenten con China en el futuro. Se han
producido extraños apareamientos en el pasado [extrañísimos,
remember the WW2]. Si bien podemos ver a Moscú como una nación
deshonesta hoy [por supuesto, los gringos siempre ven a
los demás como deshonestos, menos ellos], mañana podría ser un socio
para contener a un enemigo común. La historia y las circunstancias aún no
representan a nadie ".
Jugar la carta rusa contra China incluso es presentado por
el exdiplomático indio M.K. Bhadrakumar como parte de una estrategia de largo
plazo (“Trump Tiene una Gran Estrategia, Quiere Hacer una Reversa a la Nixon’ — Asociarse con Rusia para una
Alianza vs China”) prevista por el arquitecto del antiguo compromiso de Nixon
con China Comunista, Henry Kissinger (quien supuestamente está asesorando a
Trump hacia ese fin):
"Ya en 1972, en una conversación con Richard
Nixon sobre su próximo viaje a China, que significaba la apertura histórica a
Beijing, Kissinger pudo visualizar que tal reequilibrio sería necesario en el
futuro. Expresó la opinión de que, en comparación con los soviéticos (rusos),
los chinos eran "igual de
peligrosos. De hecho, son más peligrosos durante un período histórico”.
Kissinger agregó, "en 20 años su sucesor (de Nixon), si es tan sabio como
usted [esta redacción es más falsa que un billete de
$8.53; Kissinger jamás le hablaría a Nixon con esas palabras], terminará
inclinado hacia los rusos contra los chinos".
‘Kissinger argumentó que USA, que buscaba sacar provecho
de la enemistad entre Moscú y Beijing en la era de la Guerra Fría, por tanto necesitaría
"jugar este juego de equilibrio-de-poder totalmente sin emoción [la élite globalista siempre juega así]. Ahora mismo,
necesitamos que los chinos corrijan a los rusos y los disciplinen". Pero
en el futuro, sería al revés’.
No puede descartarse la idea de que Trump o alguien en su
Administración pueda estar considerando seriamente la idea. Debería notarse que
entre las pocas voces sanas respecto a Rusia en la vida pública de USA, tal
como Laura Ingraham de Fox News (Trump “quiere triangular con China y Rusia,
¿verdad?) y Tucker Carlson, es axiomático que “China es la verdadera amenaza,
no Rusia”.
Sin embargo, el hecho de que USA esté o no abierto a
asociarse con Rusia contra China no aborda la cuestión de si tal estratagema
sería objetivamente viable. Hay tres fuertes razones para suponer que no lo sería:
La hostilidad de USA hacia Rusia es inalterable en el futuro
previsible [¿tan inalterable como la de Trump con Kim Jong-un?].
En un contexto racional de formulación de políticas, debería ser obvio que no
hay una razón inherente para la animosidad entre USA y Rusia. Los intereses
básicos de los dos estados no entran en conflicto y hay mucho, aparte de China,
que debería ser una base para la cooperación, como la amenaza común del
terrorismo islámico (en oposición a la inclinación estadounidense de décadas de
emplear yihadistas [en qué quedamos: ¿es terrorismo
islámico o terrorismo de USA utilizando yihadistas? y si es lo segundo ¿cuál
amenaza común?] contra Rusia y otros países, como Serbia, Libia y
Siria).
Desafortunadamente, hay poca racionalidad respecto a Rusia
en Washington [really? eso suena demasiado simplón].
El odio intransigente y duradero hacia Rusia, que las personas decentes no
deben ver como otra cosa que un enemigo, es inseparable de la conspiración
transatlántica para expulsar a Trump de su cargo. De hecho, la promesa de Trump
de mejorar las relaciones con Moscú es una de las principales razones por las
cuales Trump está siendo objeto de eliminación [el mito
genial de que Trump, de algún modo, es opositor de la élite globalista y
representa un poder independiente y autónomo].
La hostilidad hacia Rusia (y las esperanzas de distensión de
Trump) une prácticamente a todos los demócratas, a casi todos los republicanos
prominentes, a todos los medios legados (por supuesto), a casi todos los think
tanks de prestigio y aparentemente a todos los altos funcionarios del propio
equipo de Trump [si esto es así, ¿quién sostiene a
Trump?]. Tras la cumbre de Helsinki con el presidente ruso, Vladimir
Putin, y el escepticismo inofensivo de Trump sobre la supuesta
"intromisión" en las elecciones, la histeria de esta falange de odio
ha alcanzado nuevas alturas de desasosiego. Los senadores prometen una nueva
"ley de sanciones del infierno", incluso cuando Trump insiste en que
las sanciones existentes llegaron para quedarse, presumiblemente para siempre.
La nueva medida del Senado incluso incluye un requisito absurdo de que el
Secretario de Estado "presente una determinación sobre si la Federación
Rusa cumple los criterios para ser designado como un estado patrocinador del
terrorismo", —evidentemente
ignorando el hecho de que durante más de siete años USA ha armado y financiado
a terroristas vinculados con al-Qaeda en Siria [lo cual
es prueba más que suficiente que el Senado es absolutamente una farsa]
mientras que Rusia los ha estado eliminando.
Los propios altos funcionarios de Trump lo presionan
abiertamente no solo por la falsa intromisión de 2016, sino que acusan a Moscú
de interferir de antemano en la votación del Congreso de 2018 con la intención,
sin ningún sentido de ironía, de "socavar nuestra democracia" [probablemente la ironía no está en la “democracia” sino en
lo de “nuestra”]. Los medios sociales como Facebook están en una misión
de búsqueda-y-destrucción contra todo lo que se sospeche de estar
"vinculado a Rusia", sea lo que sea lo que eso signifique. Una joven
estudiante rusa que defiende los derechos de las armas y el trabajo en red en
Washington es tratada como una combinación de Anna Chapman y Natasha Fatale
mientras es calumniada y abochornada como prostituta por los principales medios
de comunicación (y su abogada es amenazada con una orden de mordaza). Se ha
incrementado la ayuda militar a Kiev. El Pac-Man de la OTAN está listo para
engullir a continuación (la ex República Yugoslava de) Macedonia, mientras que
en el proceso se busca enemistar a Rusia
con Grecia, la antigua amiga cristiana ortodoxa.
No es de extrañar que el ministro de Asuntos Exteriores de
Rusia, Sergey Lavrov, solo pueda mirar con una risa sardónica.
En resumen, cualquier cosa y todo lo ruso es tóxico y lo es
cada vez más. Incluso si Trump realmente quisiera cambiar este estado de cosas —sería prueba segura de que los
malvados rusos deben "tener algo con él", según el ex director de la
CIA, Leon Panetta, él no podría hacerlo. No solo su oposición sino también su
propio equipo se encargarán de eso. La embajadora de USA ante la ONU, Nikki
Haley, dice que Rusia "nunca será nuestra amiga" [¿dónde aprendería diplomacia?]. Los rusos tienen
todos los motivos para aceptar su palabra.
Esto hace que cualquier noción de alistar a Rusia como
aliada contra China sea poco práctica, por decir lo menos. Incluso para verlo,
USA tendría que ser capaz de extender
algún tipo de rama de olivo a Rusia, pero eso no puede suceder pronto, si alguna
vez llegara a ocurrir. No se puede construir una asociación en base al
antagonismo incesante [cuando Clownie Trump presumía
que su botón nuclear era más grande que el de Kim Jong-un era impensable que se
reunieran. Luego, de algún lado, vino la orden y obedientemente se reunieron a
despecho del tamaño de los botones nucleares].
Rusia una vez agredida, la siguiente vez será bastante cauta.
Incluso en el caso, actualmente inconcebible, de que USA ofreciera sepultar con
Rusia el hacha de guerra, los rusos tendrían que ser tontos para aceptar.
Pero no lo son.
Además de las circunstancias más mínimas y fáciles de
verificar, ¿por qué alguien en Moscú creería alguna garantía de alguien en
Washington? ¿Honró USA nuestro compromiso con Boris Yeltsin de no mover la OTAN
"una pulgada" más hacia el este luego de la reunificación de
Alemania? ¿Respetó USA la Carta de las Naciones Unidas, el Acta Final de
Helsinki y la Resolución 1244 del Consejo de Seguridad durante la agresión
militar de 1999 de la Administración Bill Clinton contra Serbia por Kosovo o la
administración de George W. Bush que encabezó la supuesta secesión de Kosovo en
2008? ¿USA mostró buena fe en las acusaciones infundadas de culpabilidad rusa
en ataques químicos de falsa bandera en Siria y el Reino Unido?
Mientras que los funcionarios rusos, por naturaleza,
permanecen abiertos a discusiones "de negocios" y profesionales con
aquellos a los que todavía insisten en referirse como "socios",
también conocen el ciego odio ideológico y zoológico [¿cómo
zoológico?] cuando lo ven.
Aún si mañana USA ofreciera a los rusos el sol, la luna y
las estrellas a cambio de la cooperación contra China [para
utilizar la mano de obra china, Kissinger tuvo que ofrecer a Mao repudiar a
Taiwan y pasarle a China el lugar permanente en el Consejo de Seguridad de la
ONU], ellos no morderían. Ni deberían.
Rusia tiene incentivos más objetivos para llevarse bien con
China que con USA. Lo que Rusia necesita más de USA es básicamente —bueno, nada. Es decir, hay muy poco
de naturaleza práctica, especialmente económica, que Rusia necesite en un
sentido positivo de USA, y viceversa. Lo que Rusia quiere principalmente de USA
es negativo: dejar de considerar a Rusia como un enemigo y desaparecer de la vista
de Moscú en regiones de vital importancia para Rusia pero de poco o ningún
valor para USA.
Sin tomar demasiado en cuenta la analogía de 1984 de George
Orwell (con USA como componente principal de Oceanía, Rusia de Eurasia y China
de Estasia), geográficamente USA y Rusia no solo no tienen motivos para el
conflicto, sino que tienen poca necesidad natural de interdependencia. Rusia es
la más cercana al "Núcleo" de la "Isla Mundial" de Halford
Mackinder. USA es el componente principal en las "Islas Periféricas"
de Mackinder (hemisferio occidental y Australia) y las "Islas Costeras"
(Islas británicas y la "Primera Cadena de Islas" en el Pacífico).
Pero, contra las fantasías de algunos medio graduados de un
"Mackindergarten" geopolítico elemental, esta configuración no
necesita dar lugar a un conflicto predeterminado e inevitable, sino que apunta
tan fácilmente a la autosuficiencia de cada poder dominante dentro de su propia
esfera exclusiva [el punto es que la élite globalista
está tras el poder absoluto mundial y si lo comparte ya no es absoluto].
Con una frontera común de más de 4,000 kms, Rusia y China
están encerradas en una relación por el simple hecho de la geografía de una forma
que ninguna lo está con USA, que está intrínsecamente en la posición más segura
de los tres. La relación ruso-china puede ser hostil (como notablemente lo fue
a fines de los 1960s, cuando los dos gigantes comunistas lucharon en una corta
guerra fronteriza que amenazaba convertirse en un conflicto nuclear y preparar la
escena para la iniciativa china de Nixon) o puede ser cooperativo. Impulsado en
parte por una arraigada animosidad estadounidense contra Rusia y una creciente
hacia China, Moscú y Beijing han elegido una asociación de espectro completo a
través de la Organización de Cooperación de Shanghai (SCO, por sus siglas en
inglés), la Iniciativa Región Camino (BRI, por sus siglas en inglés), la Unión
Económica Eurasiática, el Nuevo Banco de Desarrollo (anteriormente BRICS) y
otras iniciativas. Finalmente, Rusia y China están trabajando en conjunto para
desdolarizar sus sistemas financieros a favor de la moneda local y del oro, que
ambos países han estado comprando en grandes cantidades.
Tales lazos
entre Rusia y China son tan naturales, complementarios y obvios como los de USA
con Canadá y México. Es difícil imaginar que Moscú (o Beijing) los abandonen porque alguien en
Washington les haga ojitos.
*
* *
Si
Trump sobrevive a los esfuerzos de removerlo (sea política o físicamente) —un verdadero desafío, dadas las
fuerzas organizadas contra él— y no hunde a USA y al Medio Oriente en una
malaventura iraní que destruyera su presidencia, aun es una cuestión abierta si
puede cumplir una política de Primero USA. Junto con lograr el control de
nuestras fronteras y reestablecer la base industrial de USA debilitada por las
malas políticas comerciales [esta frase resulta
bastante idiota y es el mito promocionado por Trump; la base industrial de USA
ha sido erosionada por las propias transnacionales gringas porque en China y
otros países los salarios eran mucho, pero mucho más bajos y cambiar las
fábricas para allá les iba a producir increíbles beneficios al evitar que los
salarios subieran en USA y no renunciarán a esas utilidades porque Clownie
Trump agarre como slogan engañazonzos lo de “devolver los empleos a USA”],
eso debe significar completar su demolición del fallido orden neoliberal del
cual USA ha sido [antes que cualquier otra cosa,
principal beneficiario,] garante y encargado de hacerlo cumplir.
En su
lugar el único estable y mutuamente arreglo ventajoso para USA [pero no para la élite globalista que aspira al poder
mundial absoluto] es un acuerdo de los Tres Grandes junto con Rusia y
China. La noción de volver uno contra el otro debería ser desechada como la
distracción que es.
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