Por Cualquier Medio Necesario
Por Jason
Hirthler 13-Mar-19
FUENTE: https://dissidentvoice.org/2019/03/by-any-means-necessary/#more-90180
El texto [en rojo] NO
aparece en el original y fue agregado por el equipo de traducción. Igualmente
lo destacado en amarillo aparece como texto simple en el original.
De vuelta en el caótico escenario de la Unión Soviética a
finales de los años ochenta, ocurrió un evento que señaló el destino final de
la URSS, incluso si nadie lo sabía exactamente en ese momento. Una profesora
bastante desconocida llamada Nina Andreyeva publicó un ensayo en una revista
política llamada Sovetskaya Rossiya, o Rusia soviética. La valiente Andreyeva
formuló duras críticas al programa de perestroika (reestructuración) y glasnost
(apertura) de Mikhail Gorbachev, una agenda reformista dirigida
clandestinamente al desmantelamiento del Partido Comunista y al movimiento del
país hacia lo que habría sido una forma vaga de socialdemocracia europea basada
en el mercado. Andreyeva había entendido a dónde se dirigía Gorbachov y, como
comunista comprometida, temía la disolución de la lucha de los trabajadores
para construir una verdadera sociedad comunista
[¿verdadera, costando millones de víctimas cuyo único delito fue disentir de
ese “paraíso”?].
Lo que sucedió después es instructivo: Gorbachov y su aliado
en el Politburó, Alexander Yakovlev, aprovecharon la oportunidad para atacar el
ensayo de Andreyeva y pintar a quienes lo apoyaron como anti-reformista y
anti-moderno. Pero junto con esa descripción, los medios levantaron la crítica
de que el ensayo de Andreyeva era antisemita [¿y esto
no es un indicio de quiénes estaban detrás de Gorbachov?]. No fue, según
los autores Roger Keeran y Thomas Kenny en su excelente Socialism Betrayed,
pero apenas importó. Gorbachov y Yakovlev imprimieron una feroz refutación en
la revista Pravda. Los medios de comunicación rápidamente tomaron la línea de
Gorbachov y se estableció la narrativa. Gorbachov y sus colegas reformistas
utilizaron el escándalo artificial y la histeria que generó para aislar y
desempoderar a su rival y crítico del Politburó, Yegor Ligachev.
A partir de ese momento, Gorbachov avanzó rápidamente con su
programa de reforma y en lugar de convertirse en un estado de bienestar europeo
modelo, la URSS pronto colapsó, desintegrándose en un "desfile de
soberanías" que vio a muchas de las antiguas repúblicas soviéticas
declarar su independencia. Millones murieron a raíz del colapso [por cierto ahora que lo mencionas, bastantes millones
más murieron con su establecimiento], con sus apoyos sociales
desaparecidos, su economía destrozada y los buitres capitalistas occidentales
inundando el país [¿por qué no mencionas a los
oligarcas que no eran “occidentales” sino miembros de la nomenklatura o
apparatchiks soviéticos y que, en su mayoría, casualmente, resultaron de origen
judío? y que no se quedaron muy a la zaga de esos “buites capitalistas
occidentales”. ¿O mencionarlo también resulta antisemita?].Otra victoria
seminal para la democracia neoliberal. ¿Pero ese escándalo mediático suena una
alarma? Porque precisamente la misma táctica de la difamación antisemita se usa
contra otra crítica del poder, la representante demócrata de Minnesota, Ilhan
Omar.
Los Dos Minutos de Odio
En
una censura de Omar ligeramente velada, los demócratas de la Cámara de
Representantes emitieron una resolución condenando "todo odio". Esta
necesidad artificial de esta "resolución" es patética. Como Adam
Johnson lo parodió, “Nos oponemos a un nombre abstracto sin ningún contexto
político o moral. Somos la fiesta de las cosas buenas y las cosas anti-malas.
Por favor, vota por nosotros, el partido de las cosas buenas”. La resolución,
como ya sabrás, aborda varios comentarios hechos por Omar, la primera mujer
musulmana en servir en el Congreso junto con Rashida Tlaib. Además de los
comentarios en otras apariciones públicas, emitió un par de tuits que decían
que el apoyo del Congreso a Israel era "todo sobre los Benjamines" y
más tarde que [ese apoyo] producía "lealtad
a un país extranjero".
Omar señaló que la lealtad al AIPAC e Israel estaba
reprimiendo un debate sobre Gaza. Señaló que el lobby israelí exigía una
lealtad a los intereses sionistas israelíes que comprometía la lealtad de los
políticos a los intereses estadounidenses. Después de las críticas iniciales,
dijo: "No debería
esperarse que yo tenga que tener lealtad o tenga que prometer apoyo a un país extranjero
para servir a mi país... Oponerse a Netanyahu y a la ocupación no es lo
mismo que ser antisemita..." y más adelante agregó: “No sé cómo mis
comentarios serían ofensivos para los judíos estadounidenses. Mis comentarios
precisamente están abordando lo que estaba sucediendo durante la Guerra de
Gaza, y estoy hablando claramente sobre la forma en que el régimen israelí se
estaba comportando en esa guerra".
Once grupos judíos liderados por el AIPAC exigieron una
respuesta de Nancy Pelosi, incluyendo la remoción de Omar del Comité de
Relaciones Exteriores y catalogar a una organización en la que ella habló como una
unidad terrorista. Ella ha sufrido la islamofobia de los republicanos. Después
de un poco de oposición desde la izquierda, la Cámara suavizó el documento para
condenar rotundamente el odio en general, incluyendo el antisemitismo, la
discriminación antimusulmana y la intolerancia contra las minorías [¿y el anti-cristianismo?]. Pero el peso del
documento enfatiza el antisemitismo, y todos saben quién es el objeto de la
censura. Sus colegas demócratas estuvieron en gran parte en silencio. El
proyecto de ley fue aprobado 407-23. Todos los demócratas de la Cámara votaron
a favor, incluida Omar. Sólo los republicanos votaron en contra.
La resolución sostiene que los comentarios de Omar evocan
dos estereotipos antisemitas. El primero es el "sentido figurado" de
"lealtad dual", que plantea el caso Dreyfuss y el trato que recibieron
los japoneses-estadounidenses durante la 2GM. El segundo fue que sus
comentarios activaron los estereotipos respecto a que los judíos controlan la
sociedad con dinero [de acuerdo a los profesores
Mearsheimer y Walt (El Lobby Israelí), el AIPAC y demás organizaciones afines
aportan el 60% del financiamiento privado a los candidatos a cualquier puesto
gubernamental estatal o federal y dichos candidatos deben someterse a un examen
por escrito respecto a sus opiniones sobre Israel; obviamente,
dependiendo de sus respuestas, recibirán o no, financiamiento para sus
campañas]. Por supuesto, decir que el cabildeo del AIPAC puede hacer [expresarlo en forma hipotética: “puede hacer”, resulta
engañoso. Si lo hacen, es “precisamente para que se haga”, de manera que no haya nada de hipotético] que
algunos [más bien, la mayoría de los] senadores
y representantes estén más dispuestos a cumplir las órdenes de Israel que los
de USA no es antisemita. Ése es precisamente el punto del cabildeo: colocar los
objetivos de un interés especial por encima de los del país en general [lo cual no resulta muy patriótico que digamos].
Tampoco es antisemita argumentar que el AIPAC usa dinero para impulsar sus
objetivos en el Congreso. Cada cabildero lo hace, sin importar el color o
credo. Y, sin embargo, éstos se mezclan fácilmente con los motivos antisemitas
mencionados anteriormente, que es precisamente el objetivo de la resolución.
Pero Paul Rosenberg en Salon, haciéndose eco de Paul Waldman
en el Washington Post, correctamente señaló que "Omar no acusó a los
judíos de tener lealtades dobles. Más bien, se opuso a que se le exigieran a
ella lealtades duales —y
quienes la atacaron solo demostraron el punto de ella". Y Jonathan Cook,
en su excelente reseña del falso escándalo observó: "Estos partidarios de
Israel están pidiendo lo imposible: exigir silencio a todos los demás a medida
que defienden un estado cuyas políticas requieren no solo racismo, sino también
violencia cotidiana contra los palestinos. Independientemente de lo que la
narrativa del antisemitismo espera lograr [esta
expresión da por sentado que existe dicha narrativa; porque denunciar los
crímenes contra los palestinos NO ES una “narrativa del antisemitismo”],
no hay una exención para el racismo anti-palestino solo porque está siendo
promovido por una sección de la comunidad judía".
No es que le importara al histérico elenco de magistrados de
salón, pero la ONU declaró que Israel había cometido crímenes de guerra en Gaza
durante las recientes protestas fronterizas. Los principales medios de
comunicación continúan su campaña para enterrar a Omar, persiguiendo sin
descanso y luego evocando el "dolor y la confusión" causados por
las verdades contundentes de la representante.
Falso Progreso
Los paralelismos con el evento de Nina Andreyeva son
convincentes. No es el antisemitismo lo que es la verdadera historia, sino el silenciamiento
de la disidencia. Los capitalistas de la clase dominante y sus entusiastas
simpatizantes usarán cualquier táctica que puedan para atacar y deshabilitar
las amenazas percibidas a su lucrativa agenda
política. Y no se equivoquen, las ganancias están en la raíz del apoyo
estadounidense a Israel [ciertamente no son ganancias
para USA], así como a todo el proyecto del imperialismo. No hace ninguna
diferencia, como sostiene Cook, que una falsa acusación de antisemitismo sea igual
al antisemitismo real, lo que importa para la élite capitalista y sus facilitadores políticos es destruir las
amenazas y consolidar su poder. Nina Andreyeva era una amenaza para el
reformismo destructivo de Gorbachov. Ilhan Omar es una amenaza para el
imperialismo estadounidense. Ambas mujeres fueron brutalmente atacadas por sus
comentarios, y sus atacantes utilizaron todos los medios necesarios para
suprimir la validez de sus críticas. Los colegas de Andreyeva pronto
"darían su número de teléfono con una ruin alegría..." Finalmente fue
acosada en aislamiento. Lo que será de Omar aún está por verse, pero todo el
asunto demostró el alegato de ella, que el lobby sionista ejerce una inmensa
influencia en Washington. Los representantes del Congreso, salvo la
representante de Minnesota y otros pocos, son sofistas completamente venales
que ellos mismos trafican con calumnias, exhiben lealtad de base a intereses
monetarios e ignoran los intereses estadounidenses en favor de la clase
gobernante de corporaciones lideradas por blancos que promueven la explotación
capitalista [aunque esa explotación existe, mencionarla
en el caso de Omar solo sirve para “diluir” la otra responsabilidad: la lealtad
hacia un país extranjero] en casa y en el extranjero.
Precisamente, los mismos cargos han sido implacablemente
lanzados contra el líder laborista británico Jeremy Corbyn y sus aliados del
partido. El propósito es asegurar que Corbyn nunca llegue a ver el interior de
Ten Downing Street. Obsérvese cómo esta narrativa de antisemitismo progresivo es
transferido a través del Atlántico para ensuciar el ala izquierda del partido
demócrata que participará en las elecciones del 2020. Ésta es otra cepa de la
política de identidad que se está ejerciendo contra los progresivos. Y, sin
lugar a dudas, el socialismo de la izquierda es una amenaza mucho mayor para el
gobierno capitalista que el fascismo de la derecha. El socialismo derroca al
capitalismo. El fascismo lo sobrecarga [esto es falso
revisionismo: las potencias capitalistas, en extraña alianza con la URSS,
derrotaron al fascismo en 1945. No me vengas ahora con neohabla orwelliana de que
“el fascismo sobrecarga al gobierno capitalista”]. Es importante
recordar que Hitler vio la conquista de la URSS como su mayor oportunidad, para
aplastar al socialismo y obtener una colonia de vasallos de un solo golpe,
mientras que al mismo tiempo purgaba la raza "aria" [esta narrativa a partir de ~1948 “olvida” muy
convenientemente que mucho antes de Hitler, las ideas “eugenésicas” (entiéndase
“arias”) eran moneda corriente entre las élites de USA y el RU e incluso
estaban incorporadas en las leyes de USA; el autor necesita documentarse, a
menos, claro, que mienta a sabiendas por “corrección política” o peor aun, por
corrección monetaria]. Es una patética ironía de la historia que los modernos
neoliberales acusen falsamente a los progresivos con ecos de la búsqueda de
Hitler de destruir a los judíos como herramienta para posibilitar su plan para destruir
el socialismo [aquí el engrudo mental se te hizo bolas
y ni tú mismo te entiendes]. En otra lamentable paradoja de la historia
reciente, podría valer la pena recordar que la revista que usó Gorbachov para
aplastar a sus rivales, Pravda, significa “verdad” en ruso.
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