La Concentración de la Riqueza Lleva a un Nuevo Imperialismo Global
Por Peter
Phillips 13-Mar-19
FUENTE: https://dissidentvoice.org/2019/03/wealth-concentration-drives-a-new-global-imperialism/
El texto [en rojo] NO viene en el original y fue agregado por
el equipo de traducción. Igualmente lo destacado en amarillo aparece como texto
simple en el original.
Los cambios de régimen en Irak y Libia, la crisis de Siria,
Venezuela, las sanciones a Cuba, Irán, Rusia y Corea del Norte son reflejos de
un nuevo [really ¿nuevo?] imperialismo global
impuesto por un núcleo de naciones capitalistas en apoyo de una riqueza
invertida de bdd. Este nuevo orden mundial de capital masivo se ha convertido
en un imperio totalitario de desigualdad y represión.
El 1% global, que incluye 36 billonarios y 2,400
milmillonarios, emplea su capital excedente con firmas de gestión de
inversiones como BlackRock y J.P Morgan Chase. Las diecisiete principales de
estas firmas de gestión de inversiones billonarias manejaron 41.1 bdd en 2017.
Todas estas firmas tienen inversiones unas en las otras y son administradas por
sólo 199 gentes que deciden cómo y dónde el capital global será invertido. Su
mayor problema es que tienen más capital que oportunidades de inversión
seguras, lo que lleva a riesgosas inversiones especulativas, creciente gasto
bélico, privatización del dominio público y presiones para abrir nuevas
oportunidades de inversión mediante cambios en el régimen político.
Las elites del poder que apoyan la inversión de capital
están integradas colectivamente en un sistema de crecimiento obligatorio. La
falla en lograr una expansión continua lleva al estancamiento económico, lo que
puede resultar en depresión, quiebras bancarias, colapsos de moneda y desempleo
masivo. El capitalismo es un sistema económico que se ajusta inevitablemente a
sí mismo a través de contracciones,
recesiones y depresiones. Las élites del poder están atrapadas en una red de
crecimiento obligatorio que requiere la continuada administración global y la
formación de nuevas y siempre crecientes oportunidades de inversión de capital.
Esta expansión forzada se convierte en un destino manifiesto mundial que busca el total dominio
del capital en todas las regiones de la tierra y más allá.
El 60% de los 199 gerentes de la élite del poder global son
de USA, con personas de veinte países capitalistas completando el balance.
Estos gerentes de la élite del poder y asociados del 1% participan activamente
en grupos de políticas globales y gobiernos. Sirven como asesores del FMI, la
Organización Mundial de Comercio, el Banco Mundial, el Banco Internacional de Pagos,
el Consejo de la Reserva Federal, el G-7 y el G-20. La mayoría asiste al Foro
Económico Mundial. Las élites del poder global están activamente involucradas
en consejos privados de política internacional como el Consejo de los Treinta,
la Comisión Trilateral y el Consejo Atlántico. Muchas de las élites globales de
USA son miembros del Consejo de Relaciones Exteriores y de la Mesa Redonda de
Negocios en USA. El tema más importante para estas elites del poder es proteger
la inversión de capital, asegurar el cobro de deudas y crear oportunidades para
obtener mayores rendimientos.
La élite del poder global es consciente de su existencia
como una minoría numérica en el vasto mar de la humanidad empobrecida.
Aproximadamente el 80% de la población mundial vive con menos de 10 dólares/día
y la mitad con menos de 3 dólares/día. El capital global concentrado se
convierte en la alineación institucional obligatoria que lleva a los
capitalistas transnacionales a un imperialismo global centralizado facilitado por
las instituciones económicas/comerciales mundiales y protegido por el imperio
militar estadounidense/OTAN. Esta concentración de riqueza conduce a una crisis
de humanidad, por la cual la pobreza, el hambre, la alienación masiva, la propaganda
mediática y la devastación ambiental han alcanzado niveles que amenazan el
futuro de la humanidad.
La idea de los estados nacionales independientes autónomos
se ha mantenido durante mucho tiempo como algo sagrado en las economías
capitalistas liberales tradicionales. Sin embargo, la globalización ha colocado
un nuevo conjunto de demandas sobre el capitalismo que requiere mecanismos
transnacionales para apoyar el continuado crecimiento del capital que cada vez
más trasciende las fronteras de los estados individuales. La crisis financiera
de 2008 fue un reconocimiento del sistema global del capital en peligro. Estas
amenazas fomentan el abandono por completo de los derechos de los estados
nacionales y la formación de un imperialismo global que refleja los requisitos
del nuevo orden mundial para proteger el capital transnacional.
Los cambios de régimen en Iraq y Libia, la guerra en Siria,
la crisis de Venezuela, las sanciones sobre Cuba, Irán, Rusia y Corea del
Norte, son reflejos de un nuevo
imperialismo global impuesto por un núcleo de naciones capitalistas en apoyo de
los bdd concentrados en la riqueza invertida. Este nuevo orden mundial de
capital masivo se ha convertido en un imperio totalitario de desigualdad y
represión [cuyos dueños se mantienen en el anonimato y
la impunidad].
Las instituciones dentro de los países capitalistas,
incluyendo ministerios del gobierno, fuerzas de defensa, agencias de
inteligencia, el poder judicial, universidades y cuerpos representativos,
reconocen en diversos grados que las principales demandas del capital
transnacional van más allá de las fronteras de los estados-nación. El alcance
mundial resultante motiva una nueva forma de imperialismo global que es
evidente mediante las coaliciones del núcleo de naciones capitalistas empeñadas
en pasados o presentes esfuerzos de cambio de régimen vía sanciones, acciones
encubiertas, cooptaciones y guerra con naciones no-cooperadoras —Irán, Iraq, Siria, Libia, Venezuela,
Cuba, Corea del Norte y Rusia.
El pretendido golpe en Venezuela muestra la alineación de
los estados que apoyan al capital transnacional al reconocer las fuerzas de
élite que se oponen a la presidencia socialista de Maduro.
Aquí está operando un nuevo imperialismo global, en el que
la soberanía de Venezuela se ve socavada abiertamente por un orden mundial
imperial capitalista que busca no solo el control del petróleo de Venezuela,
sino la oportunidad completa para expandir las inversiones a través de un nuevo
régimen.
La negación generalizada de los medios corporativos del
presidente elegido democráticamente de Venezuela demuestra que estos medios son
propiedad y están controlados por ideólogos de la élite del poder global. Los medios corporativos de hoy
están altamente concentrados y son totalmente internacionales. Su
principal objetivo es la promoción de ventas de productos y propaganda pro
capitalista a través del control psicológico de los deseos, emociones,
creencias, temores y valores humanos. Los medios corporativos hacen esto
manipulando los sentimientos y los conocimientos de los seres humanos en todo
el mundo y promoviendo el entretenimiento como una distracción de la
desigualdad global.
Reconocer el imperialismo global como una manifestación de
riqueza concentrada, administrada por unos pocos cientos de personas, es de
suma importancia para los activistas democráticos humanitarios. Debemos
apoyarnos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y desafiar al
imperialismo global y sus gobiernos fascistas [¿por qué
fascistas? si estas fuerzas son precisamente las mismas —y
ningunas otras— las que derrotaron al fascismo en 1945 y que ahora buscan
derrotar al resto del mundo. Llamarles
fascistas solo sirve para mantenerlas ocultas y seguir falsificando la Historia,
porque no se volvieron imperialistas luego de la 2GM sino que ya lo eran desde
mucho tiempo antes], la propaganda de los medios y los ejércitos
imperiales.
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