El Neoliberalismo Ha Encontrado la Horma de su Zapato en China. Estamos en una Guerra Comercial y de Divisas
Por Ellen
Brown 09-Ago-19
FUENTE:
https://www.globalresearch.ca/neoliberalism-met-match-china/5685992
Cuando la Reserva Federal redujo las tasas
de interés el 31-Jul por primera vez en más de una década, los comentaristas se
preguntaban el por qué. Conforme a los datos oficiales, la economía estaba
recuperándose, el desempleo estaba abajo del 4% y el crecimiento del PIB arriba
del 3%. Por el razonamiento de la propia Fed, si algo debería hacerse, sería
incrementar las tasas.
La explicación de los expertos del mercado fue que estamos
en una guerra comercial y una guerra de divisas. Otros bancos centrales estaban
reduciendo sus tasas y la Fed tuvo que hacer lo mismo para evitar que el dólar
se sobrevaluara en relación con otras monedas. La teoría es que un dólar más
barato hará que los productos estadounidenses sean más atractivos en los
mercados extranjeros, ayudando a nuestras bases de fabricación y mano de obra.
Durante el fin de semana, el presidente Trump siguió los
recortes de tasas al amenazar con imponer un nuevo arancel del 10% sobre
productos chinos por valor de 300,000 mdd a partir del 01-Sep. China respondió
suspendiendo las importaciones de productos agrícolas de USA por parte de sus
empresas estatales y dejando caer el valor del yuan. El lunes 05-Ago, el
Promedio Industrial Dow Jones cayó casi 770 puntos, su peor día en 2019. La
guerra estaba en marcha.
El problema con una guerra de divisas es que es una guerra
sin ganadores. Esto se demostró en las políticas de empobrece-a-tu-vecino de la
década de los 1930s, que solo prolongaron la Gran Depresión. Como señaló el
economista Michael Hudson en una entrevista de Junio de 2019 con Bonnie
Faulkner, hacer que los
productos estadounidenses sean más baratos en el extranjero hará poco por la
economía estadounidense, porque ya no tenemos una base de fabricación
competitiva o productos para vender. Los trabajadores de hoy están principalmente
en las industrias de servicios: taxistas, trabajadores de hospitales, agentes
de seguros y similares. Un dólar más barato en el extranjero solo hace que los
bienes de consumo en Walmart y las materias primas importadas para las empresas
estadounidenses sean más caras. Hudson dice que lo que se devalúa
principalmente cuando se devalúa una moneda es el precio de la mano de obra del
país y las condiciones de trabajo de sus trabajadores. La razón por la cual los
trabajadores estadounidenses no pueden competir con los trabajadores
extranjeros no es que el dólar esté sobrevaluado. Se debe a sus mayores costos
de vivienda, educación, servicios médicos y transporte. En la mayoría de los
países competidores, estos costos son subsidiados por el gobierno.
El principal competidor de Estados Unidos en la guerra
comercial es obviamente China, que subsidia no solo los costos de los
trabajadores sino también los costos de sus negocios. El gobierno posee el 80%
de los bancos, que otorgan préstamos en condiciones favorables a las empresas
nacionales, especialmente las empresas estatales. Por lo general, si las
empresas no pueden pagar los préstamos, ni los bancos ni las empresas se
declaran en bancarrota, ya que eso significaría perder empleos y fábricas. Los
préstamos no redituables solo se contabilizan en libros o se cancelan. No se
ven perjudicados los acreedores privados, ya que el acreedor es el gobierno, y
los préstamos se crearon en los libros de los bancos en primer lugar (siguiendo
la práctica bancaria estándar a nivel mundial).
Como observó Jeff Spross en un artículo de Reuters de Mayo
de 2018 titulado "Los bancos de China son grandes. ¿Demasiado
grandes?":
Debido a que el gobierno chino posee la mayoría de los
bancos, e imprime la moneda, técnicamente puede mantener vivos a esos bancos y
prestar para siempre ...
Puede sonar extraño decir que los bancos de China
nunca colapsarán, no importa cuán absurdas sean sus posiciones crediticias.
Pero los sistemas bancarios son solo sobre el flujo de dinero.
Spross citó a Richard Vague, ex director general bancario, y
presidente de la Fundación Bosques del Gobernador, quien explicó:
“China se ha
comprometido con un alto nivel de crecimiento. Y el crecimiento, de manera muy
simple, depende del financiamiento". Beijing "intervendrá y arreglará
la rentabilidad, reparará el capital, arreglará la deuda incobrable de los
bancos estatales... por cualquier cantidad de medios que usted y yo no veríamos
que sucedan en USA".
Para evitar disturbios políticos y laborales, escribió Spross,
el gobierno mantiene
felices a todos al mantener el crecimiento económico alto y distribuir las
ganancias a la ciudadanía. Alrededor de dos tercios de la deuda china corresponden
a las corporaciones, que también son en gran medida de propiedad estatal. Los
préstamos corporativos son, por lo tanto, una forma indirecta de política
industrial financiada por el gobierno —una
política financiada no a través de impuestos, sino a través del privilegio único de los bancos de
crear dinero en sus libros.
China cree que éste es un mejor modelo bancario que el
sistema occidental privado centrado en las ganancias a corto plazo para los
accionistas privados [pues eso de “corto plazo” es un
decir; en USA han sido ganancias desde Dic-1913 cuando se fundó la Reserva Federal
y desde entonces sus accionistas y
solo ellos, no han tenido pérdidas en ningún año]. Pero los
responsables políticos de USA consideran que los subsidios de China a sus
empresas y trabajadores son "prácticas comerciales desleales" [lo desleal es que esos “subsidios” se acumulen
exclusivamente al 0.01% de la élite, como en USA]. Quieren que China renuncie a los subsidios
estatales y sus otras políticas proteccionistas para nivelar el campo de juego.
Pero Beijing sostiene que las reformas exigidas equivalen a "cambio de
régimen económico". Como lo expresa Michael Hudson:
Ésta es la
lucha que Trump tiene contra China. Él quiere decirle que permita que los
bancos dirijan China y tengan un mercado libre [en
la jerga neoliberal, libremercado equivale al boxeo sin categorias, que un peso
pesado (COSTCO, Walmart) pueda enfrentarse”libremente” es decir, sin
obstáculos, con un peso minimosca (la tiendita de la esquina)]. Él dice que China se ha
enriquecido en los últimos cincuenta años por medios injustos, con la ayuda del
gobierno y la empresa pública. En efecto, quiere que los chinos estén tan
amenazados e inseguros como los trabajadores estadounidenses. Deberían
deshacerse de su transporte público. Deberían deshacerse de sus subsidios.
Deberían dejar que muchas de sus compañías quiebren para que los
estadounidenses puedan comprarlas. Deberían tener el mismo tipo de libre
mercado que ha destruido la economía de Estados Unidos. [Énfasis añadido.]
Kurt Campbell y Jake Sullivan, escribiendo el 01-Ago en
Foreign Affairs (la publicación del Consejo de Relaciones Exteriores), lo
llaman "una competencia emergente de modelos".
Una guerra fría económica
Para entender lo que está sucediendo aquí, es útil revisar
un poco de historia. El modelo de libre mercado dejó vacía la base
manufacturera de USA a partir de la era Thatcher / Reagan de los 1970s, cuando
las políticas económicas neoliberales se afianzaron. Mientras tanto, las
economías emergentes de Asia, lideradas por Japón, estaban explotando en la
escena con un nuevo modelo económico llamado "capitalismo de mercado
guiado por el estado". El estado determinaba las prioridades y comisionaba
el trabajo, luego contrataba a empresas privadas para llevarlo a cabo. El
modelo superó los defectos del sistema comunista, que puso la propiedad y el
control en manos del estado.
El
sistema japonés de mercado guiado por el estado fue efectivo y eficiente, tan
efectivo que fue considerado como una amenaza existencial para el modelo
neoliberal de dinero basado en deuda y los "mercados libres"
promovido por el Fondo Monetario Internacional (FMI). Según William
Engdahl en A Century of War, a
fines de la década de los 1980s, Japón era considerado el principal poder
económico y bancario del mundo. Su modelo guiado por el estado también demostró
ser muy exitoso en Corea del Sur y en las economías de los otros "Tigres
asiáticos". Cuando la Unión Soviética colapsó al final de la Guerra Fría,
Japón propuso su modelo para los antiguos países comunistas, y muchos
comenzaron a considerarlo a él y a Corea del Sur como alternativas viables al
sistema de libre mercado de USA. El capitalismo guiado por el estado
proporcionó el bienestar general sin destruir el incentivo capitalista. Engdahl
escribió:
Las economías de los Tigres fueron una gran vergüenza
para el modelo de libre mercado del FMI. Su gran éxito al combinar la empresa
privada con un fuerte papel económico estatal fue una amenaza para la agenda de
libre mercado del FMI. Mientras los Tigres parecieron tener éxito con un modelo
basado en un papel estatal fuerte, los antiguos estados comunistas y otros
podrían argumentar en contra de tomar el rumbo extremo del FMI. En el este de
Asia durante los 1980s, las tasas de crecimiento económico de 7-8% anual, el
aumento de la seguridad social, la educación universal y una alta productividad
de los trabajadores estaban respaldadas por la orientación y planificación
estatal, aunque en una economía de mercado —una forma
asiática de benevolente paternalismo.
Del
mismo modo que USA se había involucrado en una Guerra Fría para destruir el
modelo comunista soviético, los intereses financieros occidentales se
propusieron destruir esta amenaza asiática emergente. Se desactivó cuando los
economistas neoliberales occidentales persuadieron a Japón y a los Tigres
Asiáticos para que adoptaran el sistema de libre mercado y abrieran sus
economías y sus empresas a inversores extranjeros. Los especuladores
occidentales derribaron a los países vulnerables uno por uno en la "crisis
asiática" de 1997-98. Solo China quedó como una amenaza económica
para el modelo neoliberal occidental, y esta amenaza existencial es la que es el objetivo de las guerras
comerciales y monetarias de hoy.
Si no puedes vencerlos ...
En su artículo de Asuntos Exteriores del 01-Ago, titulado
"Competencia sin catástrofe", Campbell y Sullivan escriben que la
tentación es comparar estas guerras comerciales económicas con la Guerra Fría
con Rusia; pero la analogía, dicen, es inadecuada:
Hoy, China es un competidor a la par, más formidable
económicamente, más sofisticado diplomáticamente y más flexible ideológicamente
que la Unión Soviética. Y a diferencia de ésta, China está profundamente
integrada en el mundo y entrelazada con la economía estadounidense.
A diferencia del sistema comunista soviético, no se puede
esperar que el sistema chino "se desmorone por su propio peso". USA
no debería esperar ni querer destruir a China, dicen Campbell y Sullivan, más
bien, deberíamos aspirar a un estado de "coexistencia en términos
favorables a los intereses y valores de USA".
La
implicación es que China, siendo demasiado fuerte para ser eliminada del juego
como lo fue la Unión Soviética, necesita ser coaccionada o engatusada para que
adopte el modelo neoliberal. Necesita abandonar el apoyo estatal a sus
industrias y la propiedad de sus bancos. Pero el sistema chino, aunque
obviamente no es perfecto, tiene un historial impresionante para mantener el
crecimiento y el desarrollo a largo plazo. Mientras que la base de fabricación
de USA se estaba vaciando bajo el modelo de mercado libre, China estaba
construyendo sistemáticamente su propia base de fabricación, invirtiendo
fuertemente en infraestructura y tecnologías emergentes; y lo estaba haciendo
con el crédito generado por sus bancos estatales. En lugar de tratar de
destruir el sistema económico de China, pudiera ser más "favorable a los
intereses y valores de USA" [pero ese modelo NO ES
favorable para los intereses y valores de la élite globalista] que
adoptemos sus prácticas industriales y bancarias más efectivas.
No podemos ganar una guerra de divisas mediante devaluaciones
competitivas que desencadenen una "carrera hacia el fondo", y no
podemos ganar una guerra comercial mediante barreras comerciales competitivas
que simplemente nos separarían de los beneficios del comercio cooperativo. Más
favorable a nuestros intereses y valores que la guerra con nuestros socios
comerciales sería cooperar en el intercambio de soluciones, incluidas las
soluciones bancarias y crediticias. Los chinos han demostrado la efectividad de
su sistema bancario público para apoyar a sus industrias y a sus trabajadores.
En lugar de verlo como una amenaza existencial [pero sí
es una amenaza existencial para la élite globalista y se van a defender con
todo, guerra incluida; …no sería la primera vez], podríamos
agradecerles por probar el modelo y probarlo nosotros mismos.
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