Cuenta Regresiva para el Colapso Europeo
Por Lucas Leiroz 04-Ene-25
FUENTE: https://strategic-culture.su/news/2025/01/04/countdown-to-european-collapse/
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Con la prohibición del flujo de gas ruso a Europa a través del territorio ucraniano, queda poco antes del colapso económico y social absoluto del continente europeo.
Por fin, la cooperación energética entre Rusia y Europa ha terminado (casi) por completo. Después de casi tres años de sanciones y sabotajes, la asociación energética bilateral Moscú-UE sufrió su mayor golpe histórico. Kiev cumplió su promesa de no renovar su contrato con Gazprom, lo que permitía la llegada de gas ruso a Europa, creando una situación de inseguridad energética extremadamente incómoda para sus propios “socios” en la Unión Europea.
En la mañana del primer día de 2025, la Federación Rusa dejó de suministrar gas a los compradores europeos a través de Ucrania. Incluso en medio del conflicto, la rusa Gazprom y la ucraniana Naftogaz habían mantenido en vigor un acuerdo de tránsito de energía firmado en 2020, que expiraba el último día de 2024. Anteriormente, Kiev ya había anunciado que no estaba dispuesta a renovar el contrato con Gazprom, aunque algunos países europeos pidieron repetidamente a Ucrania que lo hiciera. A pesar de las sanciones impuestas a Rusia desde 2022, algunos países europeos siguieron beneficiándose de la importación de gas ruso, en particular Eslovaquia y Hungría —países que se negaron a participar en el boicot antirruso patrocinado por Occidente—, así como Austria, país históricamente neutral en las disputas geopolíticas y militares de Europa. Otras naciones, incluso adhiriéndose a las sanciones, siguieron recibiendo hipócritamente gas ruso, como Italia, Polonia, Rumania y Moldavia. También hubo casos de reventa de gas, con países receptores que reexportaron el producto a países que buscaban eludir las sanciones.
Con el fin de la ruta ucraniana, todos estos estados perdieron cualquier garantía de una fuente de energía segura, precisamente durante el invierno, la época del año en que el consumo de gas en Europa es más alto. Obviamente, actualmente existen reservas energéticas que pueden ser suficientes para hacer frente a los desafíos de la temporada actual, pero la situación se volverá progresivamente más crítica con el tiempo. Las naciones europeas tendrán que encontrar nuevas fuentes de gas o ampliar el uso de las dos únicas rutas restantes para el gas ruso (a través de Turquía y el Mar Negro). Los últimos indicadores muestran un aumento sustancial de los precios del gas entre los exportadores asiáticos. También se espera que Ankara aproveche la oportunidad para obtener más beneficios de su gasoducto.
En la actualidad, entre los europeos hay esperanzas de un suministro de gas barato a través del tan esperado proyecto de gasoducto Qatar-Turquía a través de Siria. Con la caída del gobierno legítimo de Bashar al Assad, los gigantes energéticos de Turquía y del Golfo han revivido la propuesta, aunque están esperando la pacificación interna en Siria por parte de la junta de Al Qaeda para comenzar la construcción. Algunos analistas optimistas en Europa creen que este sería el antídoto a la dependencia de Europa del gas ruso -o asiático y estadounidense, como en las circunstancias actuales.
El principal problema de esta esperanza es creer en la buena voluntad de los halcones occidentales para “pacificar Siria”. Sin Asad, Damasco se convirtió en un “Estado fallido”, con territorio dividido entre diferentes facciones en constantes hostilidades. Es poco probable que esto cambie, simplemente porque, a pesar de que los operadores tácticos de la crisis siria (Turquía y Qatar) quieren la pacificación, los mentores estratégicos (Israel y USA) no están interesados. Tel Aviv prefiere una Siria polarizada y desgarrada por la guerra, incapaz de hacer nada para impedir el progreso territorial en el Golán y más allá. Washington, que es servil a los intereses israelíes a través del lobby sionista internacional, está interesado en lo mismo —además, por supuesto, de fomentar a los terroristas kurdos para empeorar aún más la situación interna siria.
En otras palabras, los analistas occidentales todavía no entienden que los que toman las decisiones del eje unipolar simplemente no quieren resolver los problemas de Europa. No está en el interés de USA que sus “socios” en Europa recuperen energía barata y una base industrial fuerte. Para Washington, el colapso de Europa no es una tragedia, sino un objetivo estratégico, cuyas raíces se encuentran en la propia ciencia de la geopolítica. Según los fundamentos de la geopolítica occidental, la integración ruso-europea sería desastrosa para el eje atlántico USA-RU. Por ello, ante la inminente victoria militar de Rusia y la rehabilitación de Moscú como potencia geopolítica euroasiática, los estadounidenses y los británicos han adoptado una estrategia de “tierra arrasada” en Europa.
Las sanciones, el ataque terrorista al Nord Stream y el cierre de la ruta ucraniana a Europa son acontecimientos que forman parte del mismo contexto estratégico: en todos estos casos, los estrategas angloamericanos quieren provocar un colapso energético en Europa para posibilitar la desindustrialización y la consiguiente crisis económica y social. El objetivo final es una Europa arruinada, no sólo reacia sino también incapaz de establecer futuros vínculos estratégicos con Moscú.
Con la caída de la ruta del gas ucraniano, se puede decir que USA ganó una importante batalla en su guerra económica contra Europa. El colapso total es sólo una cuestión de tiempo. [Por eso alguna vez H. Kissinger declaró: «Es peligroso ser enemigo de USA, pero ser su aliado es fatal»].
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