¿Un parlamentario ruso simplemente cometió traición?
La presentación dada por el líder opositor ruso esboza el violento
derrocamiento del gobierno ruso mediante respaldo estadounidense
Por Eric Draitser 19-Ene-15
FUENTE: http://landdestroyer.blogspot.mx/2015/01/did-russian-parliamentarian-just-
commit.html
El
texto [en rojo] NO aparece en el original y fue agregado por el equipo de
traducción, quién también destacó lo marcado en amarillo.
Ilya Ponomarev preparó una presentación
completa en PowerPoint detallando su desdén por Rusia y su mejor recomendación
para arruinarla. La presentación completa puede verse en [https://www.youtube.com/watch?v=uIJEXaXuxeE].
[¿Por qué será que el nombre del anfitrión, Jeffrey
Mankoff, no causa sorpresa alguna?]
Recientemente algo interesante ocurrió en
Washington, y no tuvo nada qué ver con la política allí, con demócratas vs
republicanos o con cualquier otro asunto parecido a mediados de Enero. Más
bien, fue un relativamente pequeño evento, poco publicitado, en el Centro para
Estudios Estratégicos Internacionales (CSIS, por sus siglas en inglés), un prominente
centro de estudios de tendencias liberales en Washington.
El evento, “La Oposición de Rusia en una Época
de Guerra y Crisis”, fue interpretado por el prominente parlamentario de la
oposición liberal rusa (miembro de la Duma rusa), Ilya Ponomarev, un destacado crítico del presidente ruso
Putin, que dió una detallada presentación del actual clima político en Rusia y
el potencial para la expulsión o derrocamiento del gobierno ruso. Sí, Ud oyó bien. Un funcionario
ruso electo vino a USA para dar una conferencia sobre cómo efectuar mejor un
cambio de régimen en su propio país.
En este punto, la pregunta no es si lo que Ponomarev hizo fue impropio.
El problema mucho más acuciante es si, haciendo esta presentación en Washington
precisamente en el momento de intensificación de las tensiones entre USA y
Rusia, Ponomarev ha cometido o no traición. Aunque esto pudiera parecer una
caracterización algo extrema, es, de hecho, bastante apropiada.
¿Qué es Traición y Esto lo Es?
Si definimos traición como “la ofensa de actuar
para derrocar al propio gobierno o matar o hacer daño a su soberano”, entonces
las acciones de Ponomarev caen bastante cerca del umbral de la traición.
Además, el hecho de que tal presentación haya sido dada en el CSIS —un centro de estudios lleno de “planeadores
estratégicos” y proponentes del “poder suave” para extender la hegemonía de USA— es instructivo ya que proporciona una ventana
hacia el pensamiento de Ponomarev y, tal vez más importante, hacia el de la
clase dirigente política en USA.
Durante su presentación, Ponomarev tocó una
multitud de problemas críticos relacionados con la situación política interna
de Rusia, tratando de ilustrar a los asisten-tes de que, a pesar de la simplicidad
de la narrativa corporativa de los medios occiden-tales, la realidad en Rusia
es algo compleja. Sin embargo, describió al gobierno condu-cido por Putin como
“bonapartista”, haciendo notar que “Putin es la única institución trabajando
confiablemente en Rusia”. Mientras que es debatible la veracidad de tal
aseveración, resulta interesante que un legislador ruso electo vaya a un país
extranjero bajo los auspicios de buscar ayuda para que su país avance, y luego
proceda a abogar por el derrocamiento de la “única institución confiable”. ¿No
será este un intento apenas velado de abogar por la desestabilización, un
putsch o algo parecido?
La porción más significativa de la presentación
de Ponomarev se centró en una diaposi- tiva titulada “Condiciones para el Cambio
de Poder en Rusia”, que esencialmente presentaba un plan o programa para el
cambio de régimen en Rusia. La diapositiva de Ponomarev esbozaba lo que él cree
son los elementos esenciales para el exitoso derro-camiento de un gobierno
democráticamente electo. Éstos incluyen:
- Protesta callejera organizada (vs una espontánea).
- Apelar a la visión del futuro presentada a la mayoría de los rusos.
- Un líder, aceptable para todos los manifestantes y las élites.
- Acceso a algunos recursos financieros.
- Parte de las élites debería apoyar la revolución.
- Evento detonante.
Examinando estos puntos, es claro que Ponomarev
no está meramente “informando” a los legisladores, periodistas e invitados
reunidos respecto a lo que debería suceder, sino más bien está haciendo un alegato
respecto a lo que debe hacerse para que ocurra. Éste no es un ejercicio
didáctico, sino un llamado perfectamente confeccionado hacia la clase dirigente
de USA para apoyar tanto financiera como políticamente a Ponomarev y su
facción.
Por supuesto la receta de arriba no es nada
nuevo para los agudos observadores polí-ticos que han seguido el desarrollo de
la crisis en Ucrania, y que tienen conocimiento de cómo funciona el “poder
suave” y el concepto de “revolución de color”. Lo que Ponoma-rev está describiendo
ha sucedido repetidamente. Lo que resulta problemático esta vez es que el
propio parlamentario en funciones, que es un beneficiario del proceso
democático electoral, sea quien abiertamente abogue por el derrocamiento
anti-democrático e inconstitucional de su propio gobierno.
Y Ponomarev está perfectamente consciente de
ello. En realidad, incluyó en la diaposi-tiva titulada “Condiciones para el
cambio de poder en Rusia” los siguientes puntos:
- Improbable – elecciones
- Probable – revolución (no-violenta o violenta)
- El compromiso con las élites actuales incrementa la probabilidad de cambios no-violentos, pero reduce la probabilidad de reformas exitosas en el futuro.
Aquí, Ponomarev está reconociendo abiertamente
una cantidad de puntos críticos. Primero, que el cambio de régimen es
improbable a través de elecciones. Esto es una descarada admisión no solamente
de que Putin fue electo democráticamente y que tiene una salvaje popularidad,
sino de que la oposición jamás tendrá suficiente apoyo popular para derrotarlo.
En otras palabras, Ponomarev tácitamente está diciendo que Putin debe ser
derrocado precisamente porque el pueblo ruso lo apoya, y que continua-rá
haciéndolo así.
Imagine: un político electo democráticamente, de un país supuesta-mente
manejado por un “dictador autoritario” viene a USA —supuestamente el gran
campeón mundial de la democracia— para abogar por un cambio de escenario hacia
un régimen anti-democrá- tico. La hipocresía está más allá de las palabras.
Segundo, y esto es crucial para la pregunta de
traición, es el hecho de que Ponomarev esté abogando por una “revolución
violenta o no”, en colaboración con una potencia extranjera. Aquí los
propagandistas y diversos portavoces del Imperio pueden alegar que el CSIS es
una institución privada, que no está afiliada al gobierno de USA. Uno tendría
ser lastimosamente ingenuo acerca de la naturaleza del poder en USA y de cómo
funciona para creer tal razonamiento.
CSIS, con su larga asociación con individuos
tales como Zbigniew Brzezinski que viene de los escalones más elevados del
poder, es uno del pequeño número de enormemen-te influyentes centros de
estudios que impactan directamente la política exterior de USA. El CSIS, junto
con la Rand Corporation, el Consejo de Relaciones Exteriores y un puñado de
otros grupos, son un útil barómetro para medir el pulso de la clase dirigente
de USA y de los individuos tales como Ponomarev que se acercan a las palancas
del poder en USA.
Portanto, podría argumentarse que Ponomarev
está colaborando abiertamente con un gobierno extranjero —en este caso a través del intermediario nominal
llamado CSIS— para producir el
derrocamiento de su propio gobierno. Referiré a los lectores a la antes
mencionada definición de traición.
Tercero, y tal vez revelador de Ponomarev, es el
hecho de que abiertamente advierte contra cualquier forma de compromiso con el
gobierno, o las élites que influyen en el gobierno. Tal relación,
anticipadamente hostil e inherentemente antagónica, con el go-bierno impide
toda posibilidad de diálogo e incluso de negociación. Considerando el hecho de
que, a lo más, Ponomarev y la oposición liberal representan una porción
relativamente pequeña del pueblo ruso (principalmente la comunidad de negocios,
finanzas y medios, de tendencia occidental y los jóvenes liberales que pueden
movilizar en las calles), el efecto neto de lo que aboga es que una pequeña
minoría con respaldo extranjero y mucho financiamiento tome el control del
gobierno en un putsch posible-mente violento. ¿Estilo Ucrania? ¿Estilo
traición?
Mientras que tal traición descarada puede venir como una sorpresa para
muchos fuera de Rusia, los que siguen de cerca los acontecimientos del país
están todos muy conscientes del insidioso papel de USA en fomentar la agitación
y financiar la oposición liberal. Es un secreto a voces en Rusia de que muchos,
si no la mayoría, de los liberales de oposición están directa o indirectamente
colaborando con USA contra su propio país.
¿Oposición Liberal o Agentes de una Potencia Extranjera?
Sería una sobresimplificación extrema y no del
todo honesta, caracterizar a todos los liberales rusos como agentes
extranjeros. Algunos son simplemente gentes socialmente liberales que ven en
Occidente un esquema político, económico, social y cultural para su propia
sociedad. No necesita decirse que tal punto de vista es una (muy) pequeña
minoría en Rusia, donde los valores tradicionales y el conservadurismo
social/cultural han estado incrementándose desde el fin de la Unión Soviética,
y especialmente desde que Putin vino al poder.
Sin embargo, cuando uno examina figuras e
instituciones claves del establishment liberal en Rusia —tanto en la política como en la sociedad civil— llega a ser claro que algunos de los más
influyentes están de hecho colaborando con potencias extranjeras (especialmente
USA) para socavar al gobierno ruso.
Boris Nemtsov no solamente es una de las
principales figuras liberales de oposición en Rusia, es también un político
notoriamente corrupto y amigo de oligarcas que, en años recientes, se ha
autopromocionado como un cruzado anti-corrupción y anti-oligarca. Por supuesto,
no se preocupa en mencionar su notoria y financieramente lucrativa relación
política con el ahora caído oligarca ruso Khodorkovsky. Tampoco da publicidad a
su profundo compromiso en ayudar a USA en avanzar en su propia agenda, como se
evi-dencia de su aparición en la ahora infame reunión del 2012 en la embajada
estadouni-dense de los líderes liberales con el entonces recién nombrado y
autodescrito “experto” en cambios de régimen, Michael McFaul.
Similarmente, Vladimir Ryzhkov, aliado de
Nemtsov, de acuerdo a diversas fuentes, “formó un Comité... en 2003 para
‘sacar’ fondos del encarcelado Khodorkovsky junto con solicitar fondos de
oligarcas fugitivos tales como Boris Berezovsky y fundaciones occidentales
tales como la Fundación Soros. El objetivo declarado del esfuerzo era reunir
las fuerzas ‘democráticas’ contra Putin”.
El activista
anti-corrupción pareció tener pocos escrúpulos en cuanto a ser financiado por
las fuerzas más corruptas del país.
Gary Kasparov, la figura de oposición sin pelos
en la lengua, ex campeón de ajedrez y niño mimado del establishment
neoconservador estadounidense, tiene sus propias cuestiones pendientes de
responder. Como lo escribió F.William Engdhal:
En Abril de 2007, Kasparov
admitó que era miembro del Consejo Nacional de Asesores de Seguridad del Centro
de Política de Seguridad, “una organización de seguridad nacional, no
partidista, ni adscrita a un partido político, que se especializa en
identificar poíticas, acciones y necesidades de recursos que son vitales para
la seguridad estadounidense”. Dentro de Rusia, Kasparov tiene más mala fama por
sus anteriores vínculos financieros con Leonid Nevzlin, exvicepresidente de
Yukos y socio de Michael Khodorkovsky. Nevzlin huyó a Israel luego de ser
acusado en Rusia de asesinato y de contratar asesinos profesionales para
eliminar “gente desagradable”, mientras era vicepresidente de Yukos.
¿Puede alguier dudar de las verdaderas
intenciones de un “activista” y “líder” ruso que se sienta felizmente en el
consejo de un centro de estudios de USA sobre “seguridad estadounidense” (en
neohabla orwelliana, objetivos estadounidenses de política exte-rior)? Más que
estar interesado en el progreso de Rusia, Kasparov está motivado exclu-sivamente
por su deseo de obtener poder y prestigio.
Más allá de simples individuos, una multitud de
organizaciones de la “sociedad civil”, profundamente ligadas a la clase
dirigente estadounidense, figuran prominentemente en la oposición liberal.
Estas organizaciones (Estrategia 31, el Grupo Moscú-Helsinki, Centro Levada,
GOLOS y muchos otros) son directa o indirectamente financiadas por USA a través
de una miríada de órganos del poder suave, siendo el más infame de ellos el
National Endowment for Democracy (Fideicomiso Nacional para la Democracia). Que
estas organizaciones, a sabiendas toman dinero del gobierno de USA, y se
presentan luego como objetivas y desinteresadas organizaciones de la sociedad
civil, constituyen el colmo del cinismo y la hipocresía. ¿De qué otra forma uno
puede llamar tal organización sino un “agente de una potencia extranjera”?
Referiré de nuevo a los lectores a la antes mencionada definición de
“traición”.
Sea que la presentación de Ponomarev se ajuste
o no a la definición legal de traición, habrán de decidirlo los abogados y
eruditos legales. Lo que queda claro sin embargo es que Ponomarev, y en
realidad, una vasta parte del establishment liberal ruso, son de hecho un
apéndice del poder suave de USA dentro de Rusia. No actúan a favor de los intereses del pueblo ruso, sino
de ellos mismos y de sus patrones en Occidente. Corresponde al pueblo de
Rusia resolver este tipo de traicionera conducta en sus funcionarios electos (y
no-electos). Y corresponde a nosotros, alrededor del mundo —los que nos negamos a ir con el imperialismo
occidental en sus muchas formas— exhibir
a estos individuos y organizaciones dondequiera que asomen sus feas cabezas.
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