jueves, 5 de febrero de 2015

Los vendepatrias abaratándose como el petróleo



¿Un parlamentario ruso simplemente cometió traición?
La presentación dada por el líder opositor ruso esboza el violento derrocamiento del gobierno ruso mediante respaldo estadounidense
Por Eric Draitser                  19-Ene-15
FUENTE:  http://landdestroyer.blogspot.mx/2015/01/did-russian-parliamentarian-just-
                  commit.html



El texto [en rojo] NO aparece en el original y fue agregado por el equipo de traducción, quién también destacó lo marcado en amarillo.


 Ilya Ponomarev preparó una presentación completa en PowerPoint detallando su desdén por Rusia y su mejor recomendación para arruinarla. La presentación completa puede verse en [https://www.youtube.com/watch?v=uIJEXaXuxeE]. [¿Por qué será que el nombre del anfitrión, Jeffrey Mankoff, no causa sorpresa alguna?]
Recientemente algo interesante ocurrió en Washington, y no tuvo nada qué ver con la política allí, con demócratas vs republicanos o con cualquier otro asunto parecido a mediados de Enero. Más bien, fue un relativamente pequeño evento, poco publicitado, en el Centro para Estudios Estratégicos Internacionales (CSIS, por sus siglas en inglés), un prominente centro de estudios de tendencias liberales en Washington. 
El evento, “La Oposición de Rusia en una Época de Guerra y Crisis”, fue interpretado por el prominente parlamentario de la oposición liberal rusa (miembro de la Duma rusa), Ilya Ponomarev,  un destacado crítico del presidente ruso Putin, que dió una detallada presentación del actual clima político en Rusia y el potencial para la expulsión o derrocamiento del gobierno ruso. Sí, Ud oyó bien. Un funcionario ruso electo vino a USA para dar una conferencia sobre cómo efectuar mejor un cambio de régimen en su propio país.
En este punto, la pregunta no es si lo que Ponomarev hizo fue impropio. El problema mucho más acuciante es si, haciendo esta presentación en Washington precisamente en el momento de intensificación de las tensiones entre USA y Rusia, Ponomarev ha cometido o no traición. Aunque esto pudiera parecer una caracterización algo extrema, es, de hecho, bastante apropiada.

¿Qué es Traición y Esto lo Es?
Si definimos traición como “la ofensa de actuar para derrocar al propio gobierno o matar o hacer daño a su soberano”, entonces las acciones de Ponomarev caen bastante cerca del umbral de la traición. Además, el hecho de que tal presentación haya sido dada en el CSIS un centro de estudios lleno de “planeadores estratégicos” y proponentes del “poder suave” para extender la hegemonía de USA es instructivo ya que proporciona una ventana hacia el pensamiento de Ponomarev y, tal vez más importante, hacia el de la clase dirigente política en USA.
Durante su presentación, Ponomarev tocó una multitud de problemas críticos relacionados con la situación política interna de Rusia, tratando de ilustrar a los asisten-tes de que, a pesar de la simplicidad de la narrativa corporativa de los medios occiden-tales, la realidad en Rusia es algo compleja. Sin embargo, describió al gobierno condu-cido por Putin como “bonapartista”, haciendo notar que “Putin es la única institución trabajando confiablemente en Rusia”. Mientras que es debatible la veracidad de tal aseveración, resulta interesante que un legislador ruso electo vaya a un país extranjero bajo los auspicios de buscar ayuda para que su país avance, y luego proceda a abogar por el derrocamiento de la “única institución confiable”. ¿No será este un intento apenas velado de abogar por la desestabilización, un putsch o algo parecido?
La porción más significativa de la presentación de Ponomarev se centró en una diaposi- tiva titulada “Condiciones para el Cambio de Poder en Rusia”, que esencialmente presentaba un plan o programa para el cambio de régimen en Rusia. La diapositiva de Ponomarev esbozaba lo que él cree son los elementos esenciales para el exitoso derro-camiento de un gobierno democráticamente electo. Éstos incluyen:
  1. Protesta callejera organizada (vs una espontánea).
  2. Apelar a la visión del futuro presentada a la mayoría de los rusos.
  3. Un líder, aceptable para todos los manifestantes y las élites.
  4. Acceso a algunos recursos financieros.
  5. Parte de las élites debería apoyar la revolución.
  6. Evento detonante.  
Examinando estos puntos, es claro que Ponomarev no está meramente “informando” a los legisladores, periodistas e invitados reunidos respecto a lo que debería suceder, sino más bien está haciendo un alegato respecto a lo que debe hacerse para que ocurra. Éste no es un ejercicio didáctico, sino un llamado perfectamente confeccionado hacia la clase dirigente de USA para apoyar tanto financiera como políticamente a Ponomarev y su facción.
Por supuesto la receta de arriba no es nada nuevo para los agudos observadores polí-ticos que han seguido el desarrollo de la crisis en Ucrania, y que tienen conocimiento de cómo funciona el “poder suave” y el concepto de “revolución de color”. Lo que Ponoma-rev está describiendo ha sucedido repetidamente. Lo que resulta problemático esta vez es que el propio parlamentario en funciones, que es un beneficiario del proceso democático electoral, sea quien abiertamente abogue por el derrocamiento anti-democrático e inconstitucional de su propio gobierno.
Y Ponomarev está perfectamente consciente de ello. En realidad, incluyó en la diaposi-tiva titulada “Condiciones para el cambio de poder en Rusia” los siguientes puntos:
  • Improbable – elecciones
  • Probable – revolución (no-violenta o violenta)
  • El compromiso con las élites actuales incrementa la probabilidad de cambios no-violentos, pero reduce la probabilidad de reformas exitosas en el futuro.
Aquí, Ponomarev está reconociendo abiertamente una cantidad de puntos críticos. Primero, que el cambio de régimen es improbable a través de elecciones. Esto es una descarada admisión no solamente de que Putin fue electo democráticamente y que tiene una salvaje popularidad, sino de que la oposición jamás tendrá suficiente apoyo popular para derrotarlo. En otras palabras, Ponomarev tácitamente está diciendo que Putin debe ser derrocado precisamente porque el pueblo ruso lo apoya, y que continua-rá haciéndolo así.
Imagine: un político electo democráticamente, de un país supuesta-mente manejado por un “dictador autoritario” viene a USA —supuestamente el gran campeón mundial de la democracia— para abogar por un cambio de escenario hacia un régimen anti-democrá- tico. La hipocresía está más allá de las palabras.
Segundo, y esto es crucial para la pregunta de traición, es el hecho de que Ponomarev esté abogando por una “revolución violenta o no”, en colaboración con una potencia extranjera. Aquí los propagandistas y diversos portavoces del Imperio pueden alegar que el CSIS es una institución privada, que no está afiliada al gobierno de USA. Uno tendría ser lastimosamente ingenuo acerca de la naturaleza del poder en USA y de cómo funciona para creer tal razonamiento.
CSIS, con su larga asociación con individuos tales como Zbigniew Brzezinski que viene de los escalones más elevados del poder, es uno del pequeño número de enormemen-te influyentes centros de estudios que impactan directamente la política exterior de USA. El CSIS, junto con la Rand Corporation, el Consejo de Relaciones Exteriores y un puñado de otros grupos, son un útil barómetro para medir el pulso de la clase dirigente de USA y de los individuos tales como Ponomarev que se acercan a las palancas del poder en USA.
Portanto, podría argumentarse que Ponomarev está colaborando abiertamente con un gobierno extranjero en este caso a través del intermediario nominal llamado CSIS para producir el derrocamiento de su propio gobierno. Referiré a los lectores a la antes mencionada definición de traición.
Tercero, y tal vez revelador de Ponomarev, es el hecho de que abiertamente advierte contra cualquier forma de compromiso con el gobierno, o las élites que influyen en el gobierno. Tal relación, anticipadamente hostil e inherentemente antagónica, con el go-bierno impide toda posibilidad de diálogo e incluso de negociación. Considerando el hecho de que, a lo más, Ponomarev y la oposición liberal representan una porción relativamente pequeña del pueblo ruso (principalmente la comunidad de negocios, finanzas y medios, de tendencia occidental y los jóvenes liberales que pueden movilizar en las calles), el efecto neto de lo que aboga es que una pequeña minoría con respaldo extranjero y mucho financiamiento tome el control del gobierno en un putsch posible-mente violento. ¿Estilo Ucrania? ¿Estilo traición?
Mientras que tal traición descarada puede venir como una sorpresa para muchos fuera de Rusia, los que siguen de cerca los acontecimientos del país están todos muy conscientes del insidioso papel de USA en fomentar la agitación y financiar la oposición liberal. Es un secreto a voces en Rusia de que muchos, si no la mayoría, de los liberales de oposición están directa o indirectamente colaborando con USA contra su propio país.

¿Oposición Liberal o Agentes de una Potencia Extranjera?
Sería una sobresimplificación extrema y no del todo honesta, caracterizar a todos los liberales rusos como agentes extranjeros. Algunos son simplemente gentes socialmente liberales que ven en Occidente un esquema político, económico, social y cultural para su propia sociedad. No necesita decirse que tal punto de vista es una (muy) pequeña minoría en Rusia, donde los valores tradicionales y el conservadurismo social/cultural han estado incrementándose desde el fin de la Unión Soviética, y especialmente desde que Putin vino al poder.
Sin embargo, cuando uno examina figuras e instituciones claves del establishment liberal en Rusia tanto en la política como en la sociedad civil llega a ser claro que algunos de los más influyentes están de hecho colaborando con potencias extranjeras (especialmente USA) para socavar al gobierno ruso.
Boris Nemtsov no solamente es una de las principales figuras liberales de oposición en Rusia, es también un político notoriamente corrupto y amigo de oligarcas que, en años recientes, se ha autopromocionado como un cruzado anti-corrupción y anti-oligarca. Por supuesto, no se preocupa en mencionar su notoria y financieramente lucrativa relación política con el ahora caído oligarca ruso Khodorkovsky. Tampoco da publicidad a su profundo compromiso en ayudar a USA en avanzar en su propia agenda, como se evi-dencia de su aparición en la ahora infame reunión del 2012 en la embajada estadouni-dense de los líderes liberales con el entonces recién nombrado y autodescrito “experto” en cambios de régimen, Michael McFaul.
Similarmente, Vladimir Ryzhkov, aliado de Nemtsov, de acuerdo a diversas fuentes, “formó un Comité... en 2003 para ‘sacar’ fondos del encarcelado Khodorkovsky junto con solicitar fondos de oligarcas fugitivos tales como Boris Berezovsky y fundaciones occidentales tales como la Fundación Soros. El objetivo declarado del esfuerzo era reunir las fuerzas ‘democráticas’ contra Putin”.  El activista anti-corrupción pareció tener pocos escrúpulos en cuanto a ser financiado por las fuerzas más corruptas del país.
Gary Kasparov, la figura de oposición sin pelos en la lengua, ex campeón de ajedrez y niño mimado del establishment neoconservador estadounidense, tiene sus propias cuestiones pendientes de responder. Como lo escribió F.William Engdhal:
En Abril de 2007, Kasparov admitó que era miembro del Consejo Nacional de Asesores de Seguridad del Centro de Política de Seguridad, “una organización de seguridad nacional, no partidista, ni adscrita a un partido político, que se especializa en identificar poíticas, acciones y necesidades de recursos que son vitales para la seguridad estadounidense”. Dentro de Rusia, Kasparov tiene más mala fama por sus anteriores vínculos financieros con Leonid Nevzlin, exvicepresidente de Yukos y socio de Michael Khodorkovsky. Nevzlin huyó a Israel luego de ser acusado en Rusia de asesinato y de contratar asesinos profesionales para eliminar “gente desagradable”, mientras era vicepresidente de Yukos.
¿Puede alguier dudar de las verdaderas intenciones de un “activista” y “líder” ruso que se sienta felizmente en el consejo de un centro de estudios de USA sobre “seguridad estadounidense” (en neohabla orwelliana, objetivos estadounidenses de política exte-rior)? Más que estar interesado en el progreso de Rusia, Kasparov está motivado exclu-sivamente por su deseo de obtener poder y prestigio.
Más allá de simples individuos, una multitud de organizaciones de la “sociedad civil”, profundamente ligadas a la clase dirigente estadounidense, figuran prominentemente en la oposición liberal. Estas organizaciones (Estrategia 31, el Grupo Moscú-Helsinki, Centro Levada, GOLOS y muchos otros) son directa o indirectamente financiadas por USA a través de una miríada de órganos del poder suave, siendo el más infame de ellos el National Endowment for Democracy (Fideicomiso Nacional para la Democracia). Que estas organizaciones, a sabiendas toman dinero del gobierno de USA, y se presentan luego como objetivas y desinteresadas organizaciones de la sociedad civil, constituyen el colmo del cinismo y la hipocresía. ¿De qué otra forma uno puede llamar tal organización sino un “agente de una potencia extranjera”? Referiré de nuevo a los lectores a la antes mencionada definición de “traición”.
Sea que la presentación de Ponomarev se ajuste o no a la definición legal de traición, habrán de decidirlo los abogados y eruditos legales. Lo que queda claro sin embargo es que Ponomarev, y en realidad, una vasta parte del establishment liberal ruso, son de hecho un apéndice del poder suave de USA dentro de Rusia. No actúan a favor de los intereses del pueblo ruso, sino de ellos mismos y de sus patrones en Occidente. Corresponde al pueblo de Rusia resolver este tipo de traicionera conducta en sus funcionarios electos (y no-electos). Y corresponde a nosotros, alrededor del mundo los que nos negamos a ir con el imperialismo occidental en sus muchas formas exhibir a estos individuos y organizaciones dondequiera que asomen sus feas cabezas.

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