En la Guerra Comercial con USA, China Dispone de Muchas Más Cartas de las que Cree Trump — De Hecho Puede Tener una Mano Ganadora
Por Linggong Kong 15-Abr-25
FUENTE: https://scheerpost.com/2025/04/15/in-trade-war-with-the-us-china-holds-a-lot-more-cards-than-trump-may-think-%e2%88%92-in-fact-it-might-have-a-winning-hand/
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El presidente Donald J. Trump y el presidente Xi Jinping en el G20, el 8 de julio de 2017. La Casa Blanca desde Washington, DC.
Cuando Donald Trump retiró su plan de imponer aranceles exorbitantes a sus socios comerciales de todo el mundo, hubo una excepción clave: China.
Mientras que el resto del mundo recibiría un aplazamiento de 90 días sobre los aranceles adicionales más allá de los nuevos aranceles del 10% a todos los socios comerciales de USA, China sentiría la presión aún más. El 9 de abril de 2025, Trump elevó el arancel sobre los productos chinos al 125%, lo que elevó el arancel total de USA sobre algunas importaciones chinas al 145%.
La medida, según Trump, fue impulsada por la "falta de respeto por los mercados globales" por parte de Beijing. Pero es muy posible que el presidente de USA se haya molestado por la aparente voluntad de Beijing de enfrentar los aranceles estadounidenses.
Si bien muchos países optaron por no tomar represalias contra los aumentos recíprocos de aranceles [si no respondieron, ¿de dónde sale lo “recíproco”? Parece un adjetivo engañapentontos] ahora pospuestos por Trump, favoreciendo en cambio la negociación y el diálogo, Beijing tomó un rumbo diferente. Respondió con contramedidas rápidas y firmes. El 11 de abril, China desestimó las medidas de Trump como una "broma" y elevó su propio arancel contra USA al 125%.
Las dos economías se encuentran ahora enzarzadas en un enfrentamiento comercial total y de alta intensidad. Y China no muestra signos de retroceder.
Y como experto en las relaciones entre USA y China, no esperaría que China lo hiciera. A diferencia de la primera guerra comercial entre USA y China durante el mandato inicial de Trump, cuando Beijing buscó ansiosamente negociar con USA, China ahora tiene mucha más influencia.
De hecho, Beijing cree que puede infligir al menos tanto daño a USA como viceversa, al tiempo que expande su posición global.
Un cálculo cambiado para China
No hay duda de que las consecuencias de los aranceles son graves para los fabricantes chinos orientados a la exportación, especialmente los de las regiones costeras que producen muebles, ropa, juguetes y electrodomésticos para los consumidores estadounidenses.
Pero desde que Trump lanzó por primera vez un aumento de aranceles a China en 2018, una serie de factores económicos subyacentes han cambiado significativamente el cálculo de Beijing.
De manera crucial, la importancia del mercado estadounidense para la economía china impulsada por las exportaciones ha disminuido significativamente. En 2018, al comienzo de la primera guerra comercial, las exportaciones con destino a USA representaron el 19,8% de las exportaciones totales de China. En 2023, esa cifra había caído al 12,8%. Los aranceles pueden impulsar aún más a China a acelerar su estrategia de "expansión de la demanda interna", liberando el poder adquisitivo de sus consumidores y fortaleciendo su economía interna.
Y aunque China entró en la guerra comercial de 2018 en una fase de fuerte crecimiento económico, la situación actual es bastante diferente. La lentitud de los mercados inmobiliarios, la fuga de capitales y el "desacoplamiento" occidental han empujado a la economía china a un período de desaceleración persistente.
Tal vez contrariamente a la intuición, esta prolongada desaceleración puede haber hecho que la economía china sea más resistente a los shocks. Ha empujado a las empresas y a los responsables políticos a tener en cuenta las duras realidades económicas existentes, incluso antes del impacto de los aranceles de Trump.
La política arancelaria de Trump contra China también puede permitir a Beijing un chivo expiatorio externo útil, permitiéndole reunir la opinión pública y culpar de la desaceleración económica a la agresión estadounidense.
China también entiende que USA no puede reemplazar fácilmente su dependencia de los productos chinos, particularmente a través de sus cadenas de suministro. Si bien las importaciones directas de USA desde China han disminuido, muchos bienes ahora importados de terceros países todavía dependen de componentes o materias primas fabricadas en China.
En 2022, USA dependía de China para 532 categorías de productos clave, casi cuatro veces más que en 2000, mientras que la dependencia de China de los productos estadounidenses se redujo a la mitad en el mismo período.
Hay un cálculo relacionado con la opinión pública: se espera que el aumento de los aranceles haga subir los precios, algo que podría generar descontento entre los consumidores estadounidenses, en particular entre los votantes de cuello azul. De hecho, Beijing cree que los aranceles de Trump corren el riesgo de empujar a la economía estadounidense, que antes era fuerte, hacia una recesión.
Potentes herramientas para la represalia
Además de los cambios en el entorno económico, China también tiene una serie de herramientas estratégicas para tomar represalias contra USA.
Domina la cadena de suministro mundial de tierras raras, fundamental para las industrias militares y de alta tecnología, y suministra aproximadamente el 72% de las importaciones de tierras raras de USA, según algunas estimaciones. El 4 de marzo, China colocó a 15 entidades estadounidenses en su lista de control de exportaciones, seguidas de otras 12 el 9 de abril. Muchos eran contratistas de defensa de USA o empresas de alta tecnología que dependían de elementos de tierras raras para sus productos.
China también conserva la capacidad de apuntar a sectores clave de exportación agrícola de USA, como las aves de corral y la soja, industrias que dependen en gran medida de la demanda china y se concentran en estados de tendencia republicana. China representa aproximadamente la mitad de las exportaciones de soja de USA y casi el 10% de las exportaciones avícolas estadounidenses. El 4 de marzo, Beijing revocó las aprobaciones de importación de tres importantes exportadores de soja de USA.
Y en el lado de la tecnología, muchas empresas estadounidenses, como Apple y Tesla, siguen profundamente vinculadas a la fabricación china. Los aranceles amenazan con reducir significativamente sus márgenes de ganancia, algo que Beijing cree que puede usarse como fuente de influencia contra la administración Trump. Según los informes, Beijing ya planea contraatacar a través de la presión regulatoria sobre las empresas estadounidenses que operan en China.
Mientras tanto, el hecho de que Elon Musk, un alto funcionario de Trump que se ha enfrentado con el asesor comercial de USA, Peter Navarro, contra los aranceles, tenga importantes intereses comerciales en China es una cuña particularmente fuerte que Beijing aún podría explotar en un intento de dividir a la administración Trump.
¿Una apertura estratégica para China?
Si bien Beijing cree que puede resistir los amplios aranceles de Trump sobre una base bilateral, también cree que la andanada de USA contra sus propios socios comerciales ha creado una oportunidad estratégica generacional para desplazar la hegemonía estadounidense.
Cerca de casa, este cambio podría remodelar significativamente el panorama geopolítico de Asia Oriental. Ya el 30 de marzo, después de que Trump aumentara por primera vez los aranceles a Beijing, China, Japón y Corea del Sur celebraron su primer diálogo económico en cinco años y se comprometieron a avanzar en un acuerdo trilateral de libre comercio. La medida fue particularmente notable dado el cuidado con el que USA había trabajado para cultivar a sus aliados japoneses y surcoreanos durante la administración Biden como parte de su estrategia para contrarrestar la influencia regional china. Desde la perspectiva de Beijing, las acciones de Trump ofrecen una oportunidad para erosionar directamente la influencia de USA en el Indo-Pacífico.
Del mismo modo, los fuertes aranceles de Trump a los países del sudeste asiático, que también fueron una importante prioridad regional estratégica durante la administración Biden, pueden acercar a esas naciones a China. Los medios estatales chinos anunciaron el 11 de abril que el presidente Xi Jinping realizará visitas de Estado a Vietnam, Malasia y Camboya del 14 al 18 de abril, con el objetivo de profundizar la "cooperación integral" con los países vecinos. En particular, las tres naciones del sudeste asiático fueron objeto de aranceles recíprocos ahora pausados por parte de la administración Trump: 49% sobre productos camboyanos, 46% sobre exportaciones vietnamitas y 24% sobre productos de Malasia.
Más lejos de China se encuentra una oportunidad estratégica aún más prometedora. La estrategia arancelaria de Trump ya ha llevado a China y a funcionarios de la Unión Europea a contemplar el fortalecimiento de sus propios lazos comerciales previamente tensos, algo que podría debilitar la alianza transatlántica que había buscado desacoplarse de China.
El 8 de abril, la presidente de la Comisión Europea mantuvo una llamada con el primer ministro de China, durante la cual ambas partes condenaron conjuntamente el proteccionismo comercial de USA y abogaron por un comercio libre y abierto. Casualmente, el 9 de abril, el día en que China elevó los aranceles a los productos estadounidenses al 84%, la UE también anunció su primera ola de medidas de represalia —imponiendo un arancel del 25% a importaciones estadounidenses seleccionadas por valor de más de 20.000 md€—, pero pospuso su implementación tras la pausa de 90 días de Trump.
Ahora, funcionarios de la UE y China están manteniendo conversaciones sobre las barreras comerciales existentes y considerando una cumbre completa en China en julio.
Por último, China ve en la política arancelaria de Trump un potencial debilitamiento de la posición internacional del dólar estadounidense.
Tradicionalmente, el dólar y los bonos del Tesoro de USA han sido vistos como activos refugio, pero las recientes turbulencias del mercado han puesto en duda ese estatus. Al mismo tiempo, los elevados aranceles han generado preocupaciones sobre la salud de la economía estadounidense y la sostenibilidad de su deuda, socavando la confianza tanto en el dólar como en los bonos del Tesoro de USA.
Si bien los aranceles de Trump inevitablemente dañarán partes de la economía china, Beijing parece tener muchas más cartas que jugar esta vez. Tiene las herramientas para infligir un daño significativo a los intereses de USA y, quizás lo más importante, la guerra arancelaria total de Trump está brindando a China una oportunidad estratégica rara y sin precedentes.
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