viernes, 11 de febrero de 2011

Sionismo Catastrófico:

Cómo la confusión beneficia a Israel
Por Michael Collins Piper
AmericanFreePress.net,  05-Feb-11



   Si algo puede decirse en relación a la crisis en Egipto —que está reverberando a través de todo el Medio Oriente— es que en último término está abierta a múltiples interpretaciones. Cualquier “experto” que pretenda darle “la última palabra” sobre el tópico está engañándole a Ud. y tal vez a sí mismo. Estrategas geopolíticos, expertos de sillón y devotos a las teorías de conspiración están compitiendo para decirle al mundo “lo que realmente está sucediendo y por qué”, pero no hay una única verdad al respecto.

   Primero que todo, considere el problema de la intranquilidad popular en Egipto. Todas las evidencias serias indican que el régimen de Hosni Mubarak se ha sostenido a través de la fuerza y la opresión y del apoyo militar [1]. Además, Mubarak ha mantenido una estrecha relación con USA [2] y así, con Israel, con el cual Egipto entró en un controvertido acuerdo de paz en 1979 que permanece en vigor hasta hoy.

Estos factores han preservado del régimen de Mubarak —al menos hasta ahora.

   Sin embargo, dentro de Egipto, desde hace largo tiempo hay un extendido descontento entre una variedad de fuentes domésticas, que van desde fundamentalistas islámicos en la Hermandad Musulmana [3], a jóvenes más “occidentalizados”, a familias trabajadoras luchando para pagar las cuentas de comida.

   Así en tanto que hay una amplia y al parecer profunda oposición, los críticos de Mubarak no están unidos respecto a una amplia gama de problemas. Sin embargo, el desorden económico que ha plagado a Egipto en los meses recientes parece haber sido un factor crítico en ayudar a encender la rebelión.

   En resumen, sugerir que la rebelión egipcia fue orquestada exclusivamente por USA y/o Israel ignoraría los genuinos intereses de las masas egipcias.

   Israel y sus partidarios norteamericanos saben que muchos egipcios de todas las orientaciones políticas y religiosas nunca se han sentido a gusto con la relación Egipto-USA-Israel y eso es un elemento de la oposición al régimen de Mubarak que ha sido el comodísimo acuerdo con Israel [4].

   Debido a ello, muchos elementos pro-israelíes están tomando una firme postura contra la “democracia” en Egipto precisamente porque temen que un régimen electo popularmente reemplazando a Mubarak podría resultar hostil para Israel [5], no importa cual sea el sabor religioso del nuevo régimen —si es que lo tiene.

   Nótese también que uno de los principales críticos del régimen de Mubarak es el ganador del premio Nobel ex-jefe de la Agencia Internacional de Energía Atómica, Mohamed El Baradei. Los partidarios de Israel consideran problemático a El Baradei debido a que fue crítico de la campaña de la administración Bush contra Saddam Hussein, presentando dudas acerca del alegato de Bush de que Saddam estaba ocupado construyendo armas nucleares[6]. Igualmente El Baradei ha permanecido en contra de los esfuerzos israelíes y norteamericanos para provocar [7] una confrontación con Irán debido a sus esfuerzos de desarrollo nuclear.

   Sin embargo, hay más que unos pocos que perciben a El Baradei como un ubicuo doble negociante cuya agenda es incierta [8]. Mientras tanto, a pesar de todo esto, no es una exageración de la imaginación creer que Israel pudiera beneficiarse del desorden en Egipto. El observador promedio puede encontrar esto difícil de entender.

   Mientras que la gente más racional supondría que Israel preferiría tener estados vecinos estables, participantes exitosos en la región, esto no necesariamente es el caso.

   De hecho, una “reflexión” cuidadosamente redactada y titulada “Una Estrategia para Israel en los 1980s”, incluida en la edición de Febrero de 1982 de la publicación Kivunim: A Journal for Judaism and Zionism, de la Organización Mundial Sionista, con base en Jerusalén, cándidamente expresaba una estrategia israelí para provocar daños en el mundo árabe, dividiendo a los estados árabes desde el interior [9]. El autor era Oded Yinon, un periodista israelí con estrechos vínculos al Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel.

   El programa —que equivalía a “balcanizar” las diversas repúblicas árabes, dividiéndolas en enclaves religiosos en los cuales, por ejemplo, los musulmanes shiitas o musulmanes sunnitas predominaran— fue una agenda que el disidente israelí Israel Shahak dijo, bastante simplemente, fue diseñada “para convertir un Israel imperial en una potencia mundial” trastocando los estados árabes y de ese modo disponer el escenario para el dominio israelí en el Medio Oriente.

   La fórmula estaba fundada en la idea de crear el caos [10] entre los vecinos árabes de Israel, difícilmente una política que cualquier vecino decente y bien intencionado pudiera ser acreditado de fomentar. De hecho las actuales divisiones políticas y religiosas y la devastación en Iraq —la consecuencia de la invasión norteamericana de Iraq demandada por el lobby pro-israelí en Washington— refleja precisamente lo que la posición sionista del artículo expresaba como estado de cosas ideal para Iraq, desde un punto de vista israelí [11].

   Pero ¿dónde entra Egipto en todo esto? Reflexionando sobre el artículo de estrategia sionista, Ralph Shoenman —un eminente crítico judío-norteamericano del sionismo— escribiendo en 1988 en su libro, La Historia Oculta del Sionismo, mordazmente hacía notar el intento del artículo de “poner doble tacha a Mubarak” y enfatizaba que el artículo de Yinon esperaba “la caída y disolución de Egipto”, a pesar del acuerdo de  paz de Camp David de 1979.

   Esto es geopolítica en el mejor —o peor— de los casos y demuestra el tipo de apuestas que Israel históricamente ha estado dispuesto a tomar [12].

   Después de todo, Israel ayudó a subsidiar y nutrir a la recién creada facción de Hamas dentro del movimiento nacional palestino, como un medio de contrarrestar y debilitar a la facción secular Fatah [13] conducida por el fogueado político palestino Yasser Arafat. Pero Hamas se le salió de control [14], creció en popularidad y ahora se presenta como uno de los principales opositores de Israel.

   Tales jugarretas por Israel es parte de una filosofía conocida como “Sionismo catastrófico[15], un término utilizado casi exclusivamente por escritores israelíes o judíos.

   El tema del “sionismo catastrófico”, a veces llamada “sionismo de guerra”, sugiere que Israel —como estado— confía en las crisis y en el potencial de guerra con sus vecinos como el fundamento de su misma existencia. En realidad, esta ha sido la creencia de muchos elementos de línea dura del “ala derecha” prácticamente desde los primeros días de Israel.

   En resumen, hay muchos sionistas que creen que la crisis [16] es vital —fundamental— para la supervivencia de Israel. Y por esta razón, los creyentes del “sionismo catastrófico” nunca darán su apoyo a ninguna política, doméstica o internacional, que pudiera conducir a una solución final del conflicto entre Israel y sus vecinos árabes y musulmanes.

   De hecho, esta noción —de que la paz puede ser peligrosa para la supervivencia de Israel— es un concepto guía en las mentes de muchos israelíes y sus partidarios alrededor del mundo[17].


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Michael Collins Piper es un periodista especializado en la crítica de los medios de comunicación y autor de: The High Priests of War, The New Jerusalem, Dirty Secrets, The Judas Goats, The Golem, Target Traficant; y My First Days in the White House.



[1] Pero esto NO lo han dicho los medios masivos de comunicación en los últimos 30 años.
[2] El régimen egipcio fue sobornado por USA para hacer la paz con Israel en 1979 y a cambio, obviamente muy atrás de Israel, es el país que más ayuda norteamericana recibe. La ayuda no es gratuita, por supuesto. Egipto debe mantener sellada la frontera con Gaza, aunque su población se muera de hambre o esté siendo exterminada.
[3] Fundada en Egipto en 1928, constituye una organización musulmana transnacional, prohibida en varios países árabes, incluído Egipto.
[4] No sólo comodísimo sino también baratísimo, porque al que le cuesta es al contribuyente norteamericano.
[5] Confesión de que la “democracia” les tiene muy sin cuidado, mientras favorezca a Israel; lo mismo que en Gaza, donde el voto mayoritario a favor de Hamas les importa muy poco.
[6] Lo que se omite es que fue la opinión generalizada en TODO EL MUNDO, no únicamente de El Baradei.  Y finalmente, se reveló que el alegato de Bush y socios fue una mentira ya que es fecha que esas armas de destrucción masiva (bajo cuyo pretexto se hizo la invasión) jamás aparecieron. En lugar de considerar problemático a Baradei, los problemáticos son Bush, Cheney y los demás neocons, que deberían ser juzgados como criminales de guerra. Y dejen de payasear queriendo repetir el numerito con Irán.
[7] ¡Entonces no es el presidente Ahmadinejad la amenaza a la paz, sino Israel y USA!
[8] Mientras sirve a los intereses israelíes o gringos es “merecedor del Nobel”; pero cuando se opone a los mismos, entonces es un “doble-negociante cuya agenda es incierta”. Igualito que Mubarak, por lo visto.
[9] Cabe preguntarse si ese tipo  de artículos son propios de una democracia (la única del Medio Oriente, por cierto, o al menos así la promocionan en USA). ¿No es eso terrorismo planeado? Si una revista de Hamas hubiera publicado la mitad de eso, Israel y el lobby judío ya hubieran pedido un ataque nuclear sobre Gaza.
[10] ¿Democracia promotora del caos entre sus vecinos? ¡Y luego todavía se quejan de sus vecinos los quieren echar al mar! Con este tipo de artículos es obvio que el régimen judío no está interesado en la paz ni mucho menos en la justicia.
[11] La violencia que sufre Iraq actualmente, al igual que los atentados terroristas en Paquistán, Egipto, etc., donde las víctimas indefectiblemente son cristianas o musulmanas, apuntan directamente al servicio de inteligencia israeli, lo que convierte al régimen en un estado terrorista. No sorprende entonces que los propugnadores de la teoría del “choque de civilizaciones” tengan el mismo origen (Franz Rosenszweig en 1921, Bernard Lewis en 1950 y Samuel Huntington en 1990). La lógica de todo esto es que: mientras los árabes se estén peleando entre sí (y si la pelea no se da espontáneamente, hay que crearla), el régimen sionista puede estar tranquilo, ya que bomba que explota en Bagdad, es una bomba que ya no explotará en Tel Aviv.
[12] Muy diferente por cierto, del régimen de Irán.
[13] Como Hitler, que fue respaldado en sus inicios por Wall Street, como un medio para lanzarlo contra Stalin que le estaba arrebatando el poder a Trotsky.
[14] Pensaban respaldar a uno o al otro para mantenerlos en conflicto permanente; más que salírseles de control, no sincronizaron bien el apoyo a Al Fatah en Gaza y ganó Hamas. Pero no todo fue pérdida, ya que alegando que mientras los palestinos no se pusieran de acuerdo entre ellos, Israel no iba a estar negociando con cada facción que surgiera, podían retrasar las pláticas indefinidamente. Y adicionalmente acusar a Hamas de terrorista y sembrar dudas entre la población palestina en cuanto a la lealtad de la Autoridad Nal. Palestina en la Margen Occidental (al compararla con Hamas).
[15] En honor a la verdad, no es privativo de los judíos. En México lo han aplicado los embajadores gringos: Poinsett contra Iturbide, Lane Wilson contra Madero, etc. Y también los gringos lo aplicaron “balcanizando” Centroamérica. El Canal de Panamá lo pudieron construir separando a Panamá de Colombia. Y ese mismo principio está detrás de la difusión de las sectas en Iberoamérica y en la admisión de menonitas, judíos y republicanos españoles.
[16] De los demás, por supuesto. Y no sólo para la supervivencia, sino hasta para su expansión. Recuérdese el dicho que dice: «A río revuelto, ganancia de sionistas».
[17] Una situación muy parecida a Churchill y Hitler, donde el segundo hizo varias veces ofertas de paz a Inglaterra, en tanto Churchill jamás ofreció la paz. Pero al que se le etiquetó como belicista fue a Hitler. Hamas es la organización terrorista, en tanto que el régimen sionista aparece como víctima. Ventajas de controlar los medios masivos de comunicación.


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