sábado, 31 de marzo de 2012

El Nuevo Movimiento Antiguerra de Washington

Por Jordan Michael Smith 160312
FUENTE: www.veteranstoday.com

 

Las notas de pie de página son de Realismo y NO aparecen en el original.

Dos eruditos “realistas” conducen la resistencia a la campaña israelí de arrastrar a EEUU a otro conflicto en el Medio Oriente.

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Antes de que llegaran a ser famosos —o infames, dependiendo de la propia perspectiva— por su artículo (más tarde convertido en libro) llamado “El Lobby Israelí y la Política Exterior Norteamericana”, los profesores John Mearsheimer y Stephen Walt eran mejor conocidos por su perspicacia sobre la Guerra Iraquí. Justo antes de la invasión norteamericana en 2003, la llamaron “una guerra innecesaria” y dijeron que “las ambiciones nucleares de Saddam Hussein —las que más nos interesan— es improbable que las logre durante su vida”. Incluso gastaron 38 mil dls. para colocar un anuncio en el New York Times diciendo que esa guerra no serviría a los intereses nacionales de EEUU.

Pero la controversia sobre su descripción del lobby israelí eclipsó su perspicacia respecto a Irak, desafortunadamente. Para que cualquiera no piense que ellos evitarían el problema en el futuro, sin embargo, Mearsheimer y Walt están de regreso con su primera pieza escrita conjunta desde que respondieron a los críticos de su tesis del lobby israelí. El lunes publicaron un editorial de opinión en el Financial Times una vez más ubicando a Israel en el núcleo de la política exterior norteamericana y de nuevo, buscando detener una campaña a favor de la guerra, esta vez en Irán.

 

 

“El Sr Obama debería continuar rechazando los esfuerzos de Israel por empujarlo a una confrontación militar con Teherán, mientras le recuerda a Netanyahu (primer ministro israelí) que el verdadero peligro para Israel está en su negativa a permitir un estado palestino viable”, escribieron Mearsheimer y Walt. “Si EEUU e Israel tuvieran una relación normal, el Sr Obama podría hacer claros sus desacuerdos al Sr Netanyahu, y usar la tribuna y el considerable poder de EEUU para ayudar a Israel a repensar su modo de actuar”. Pero ¡ay!, notan, el lobby israelí evita a Obama de ejercer su autoridad sobre lo que debería ser un estado cliente.

Mearsheimer y Walt hablan a nombre de una entera clase de voces largamente silenciadas en los debates políticos de Washington: los realistas. Son los hombres y (unas pocas) mujeres que fueron prominentes en las administraciones de Eisenhower, Nixon y George H.W. Bush, pero que han sido marginados con el giro del Partido Republicano hacia la derecha dura. Ellos piensan que EEUU debería definir estrechamente sus intereses nacionales, pero también piensan que EEUU tiene que limitarse, lo que los hace opuestos al uso promiscuo de la fuerza.

Las gentes que no siguen la línea del AIPAC están comenzando a expresarse (Crédito: Salon.com). Aquí tenemos a Robert Merry, editor del National Interest, donde se alojan muchos de los realistas, advirtiendo contra una guerra con Irán. Esta semana el Washington Post publicó un anuncio a página completa, pagado por el Consejo Nacional Norteamericano-Iraní (NIAC, por sus siglas en inglés), que asumió la forma de una carta abierta al presidente Obama advirtiéndole contra la guerra. Fue firmada por ocho ex-oficiales norteamericanos militares y de inteligencia, incluyendo al ex-jefe de personal de Colin Powell, el coronel Lawrence Wilkerson, y Paul Pillar, un ex-analista senior en la CIA, quienes ampliaron sus puntos de vista en el Washington Monthly. Si hoy Washington tiene un movimiento antibélico opuesto al ataque sobre Irán, estos pensadores conservadores están en su vanguardia.

Hablé separadamente con Mearsheimer y Walt, acerca de por qué decidieron re-entrar tal vez al ring más sensitivo del debate político norteamericano. El editorial de opinión apareció porque el FT británico les pidió a ambos estudiosos políticos escribirlo.

“Pienso que es muy improbable que el New York Times nos pidiera escribir tal artículo”, dijo Mearsheimer. “Apenas es sorprendente que un periódico fuera de EEUU nos solicitara escribir sobre la visita de Netanyahu y que un periódico norteamericano como el Times o el Washington Post no lo hiciera”.

En realidad, aunque Mearsheimer era un invitado frecuente en esas páginas de editoriales de opinión en esos periódicos antes de que “El Lobby Israelí” fuera publicado, desde entonces no ha vuelto a aparecer. Sin embargo, no ha habido una completa congelación en los medios, ya que Walt escribe un popular blog para Foreign Policy y Mearsheimer acaba de ser sujeto de un perfil positivo en el Atlantic [Monthly]. Recientemente a Walt le pidieron escribir un artículo para la sección Outlook del Post (aunque, notablemente, no para sus páginas más conservadoras de editoriales de opinión).

Mearsheimer y Walt dicen que el actual debate en Washington sobre Irán está totalmente mal dirigido. Piensan que el mundo estaría mejor sin un Irán reforzado con armas nucleares, pero ambos creen que Irán no ha tomado la decisión de convertirse en un estado con armas nucleares y que tal estado no sería una amenaza seria a la seguridad ni de EEUU ni de Israel.

“No te dice gran cosa afirmar que Irán es una amenaza a la seguridad nacional de EEUU —la pregunta es ¿cuán seria es la amenaza?” dijo Mearsheimer. “La respuesta es que no es una seria amenaza. Aun si Irán tuviese capacidad de armas nucleares, no podrían usarla para chantajear o atacar a EEUU; éste tiene una capacidad de represalia tal que, en el mejor de los casos, Irán es una amenaza menor”.

Un Irán armado con armas nucleares no sería ni siquiera una amenaza seria para Israel, arguye: “Por un montón de razones de seguridad, Israel quiere seguir siendo la única potencia nuclear en el Medio Oriente, pero un Irán con armas nucleares no podría atacar o amenazar creíblemente a Israel, no más de lo que podría con EEUU, debido a la capacidad de represalia”.

Aquí Mearsheimer está recurriendo a su creencia largamente sostenida de que las armas nucleares usualmente son una fuerza estabilizadora en los asuntos mundiales. En 1990, él escribió que las bombas nucleares son “más útiles para auto-defensa que para agresión. Si los arsenales nucleares de ambos lados están seguros de ataque, creando un escenario de asegurada destrucción mutua, ningún lado puede emplearlas para ganar una ventaja militar significativa” [1]. Con un Irán con armas nucleares, Israel y EEUU, todos estarían atados por la lógica de la mutua destrucción asegurada, que exitosamente mantuvo la paz durante la Guerra Fría (aunque hubo muchos peligrosos telefonazos, que ponen en duda la teoría).

Curiosamente, Mearsheimer y Walt creen que Israel no atacará Irán, y que EEUU tampoco lo hará. “La capacidad aérea de Israel no puede hacer suficiente daño para destruir el programa nuclear de Irán; pueden alentarlo pero no detenerlo”, dice Walt. “Tampoco nosotros podríamos, aunque podríamos hacer mucho más daño”. Adicionalmente, Israel consistentemente ha conseguido el mensaje de que EEUU se opone a la guerra y que sean prudentes de no hacer algo que EEUU explícitamente les ha dicho que no hagan. “A ellos les gustaría mantener el choque de espadas sobre el problema para enfocar la atención sobre el mismo, involucrar a EEUU y sacarle el bulto a las sanciones de los europeos, pero al final de la jornada, pienso que no lo harán”.

Aquí Mearsheimer y Walt pueden ser culpables de ingenuidad [2]. Los países rutinaria-mente toman acciones que parecen ilógicas y sin sentido a otros [3]. La ampliamente predicha futilidad de invadir Iraq no detuvo a EEUU de hacerlo [4], de tratar de reconstruir el Afganistán medieval o de tratar de destruir el nacionalismo vietnamés en los 1960s, por ejemplo. Tampoco la prevista imposibilidad de destruir Hezbollah impidió a Israel hacer la guerra en Líbano en 2006.

Si Irán falla en retraerse de su programa nuclear —y sólo una diplomacia milagrosa podría lograr tal cosa— Israel puede simplemente decidir que tratar y fallar de detener militarmente el programa nuclear de Irán es mejor que no intentar nada. Las frecuentes referencias de Netanyahu a Irán como ser potencialmente un segundo estado nazi pueden ser ruido de espadas, pero puede también reflejar el punto de vista mundial [5] de que un segundo holocausto, remoto como puede parecer a otros, no puede ser arriesgado [6].

Para Mearsheimer y Walt, la diplomacia aun ofrece la mejor esperanza para la paz en el [actual] empate. “Podría presentar un buen alegato de que sería en favor de Irán no tener armas nucleares, pero no si está constantemente amenazado con un ataque, ocupación o cambio de régimen”, dice Walt. Amenazar con atacar Irán, paradójicamente, es lo único que los convencería de que necesitan armas nucleares —para protegerlos de cualquier ataque que esté diseñado para evitarles de conseguirlas.

“Esta disputa podría resolverse a través de la diplomacia y pienso que implicaría que EEUU aceptara que Irán pudiera tener capacidad de enriquecimiento nuclear, bajo los términos del tratado de no-proliferación, con robustas inspecciones; y a Irán pidiéndosele que no tenga armas nucleares, y podemos continuar trabajando en resolver los otros problemas”, dice Walt. Si se da tiempo para que la diplomacia funcione, eso es cómo tal cosa debería desenvolverse.

Mearsheimer y Walt creen que hubo una gran oportunidad desperdiciada para la diplomacia con Irán al inicio de la administración Obama. “La administración a duras penas extendió una mano”, dice Mearsheimer. Ellos alegan que la verdadera diplomacia toma un largo tiempo y que la administración no se comprometió lo suficiente con el programa para darle tiempo de funcionar. Aquí se hacen eco del libro reciente de Trita Parsi, presidente del National Iranian-American Council, “A Single Roll of the Dice” (Un Sólo Lanzamiento de Dados”), que arguye que la administración Obama se apresuró en su diplomacia y cometió importantes errores (aunque Parsi culpa a Irán de similares errores de cálculo). Sin embargo, Parsi cree que hay elementos dentro del gobierno iraní que quieren un acuerdo con USA —[aunque] no todos.

Aun si la diplomacia no produjera un gran acuerdo, sin embargo, Mearsheimer y Walt piensan que un golpe militar sería desastroso para EEUU y lo que es peor, no sería exitoso. “Aun si de algún modo destruyéramos toda la capacidad nuclear de Irán [7], ellos simplemente la reconstruirían, en ubicaciones que fueran más difíciles de encontrar y de destruir”, dice Mearsheimer. En el mejor de los casos, aun un golpe exitoso te compraría unos pocos años. Solamente pospone el problema. No hay una solución militar a este problema”.

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Fuente Original: Salon.com

 

 

COMENTARIOS DE REALISMO

Como es usual en la prensa, se ponen a examinar los detalles en lugar de ir al fondo de la cuestión.

En primer lugar, ¿quién le ha dado autorización a Israel o a USA para determinar cuál país puede desarrollar o no armas atómicas? ¿Estaban dormidos cuando las desarrolló China, la India, Pakistán y el propio Israel?

Por otro lado, la energía nuclear no tiene usos exclusivamente bélicos. Esta insistencia en oponerse al desarrollo iraní de energía atómica, se parece al chiste del tipo broncudo que se acerca con el borrachito que tiene la frente apoyada en el borde de la mesa y está mirando hacia el suelo. El buscapleitos se agacha, voltea hacia arriba y le pregunta: “¿Qué me miras?”.

Acordémonos que la guerra contra Irak se hizo (precisamente por los mismos), en base a mentiras: de que Saddam Hussein tenía armas de destrucción masiva que jamás se encontraron. ¿Quieren repetir el numerito y que les volvamos a creer?

El problema no es Irán, ni su supuesto programa nuclear que puede ser simplemente para generar electricidad y si fuera para armas nucleares, ¿por qué Irán no puede tenerlas y sus enemigos sí?.

Todos los rumores de guerra y amenazas proceden de uno solo de los lados: curiosamente el mismo que mintió a la comunidad mundial sobre las armas de destrucción masiva que supuestamente tenía Saddam Hussein y que jamás aparecieron.

¿Tratando de repetir el numerito?


[1] Ésta sí parece la verdadera razón para que Israel desee seguir teniendo el monopolio nuclear en la región.

[2] Aquí, va sin decir, que el autor se cree más sagaz que Mearsheimer y Walt juntos.

[3] ¿Quién es el ingenuo ahora? ¿EEUU fue ingenuo? Los gobiernos o sus líderes tienen otras motivaciones no publicitadas y, en ocasiones, inconfesables (presiones de lobbies, chantajes, sobornos, odios atávicos, etc.), que nada tienen qué ver con el interés nacional.

[4] ¿Te resulta entonces difícil (en tu sagacidad) imaginar que el gobierno norteamericano tuvo otras motivaciones? Porque aunque haya sido una futilidad para USA como país y le haya costado casi 5,000 soldados caídos y una enormidad de deuda, le ha resultado sumamente provechosa a gente que no es cristiana ni musulmana: a) desarticulando a las comunidades cristianas iraquíes que han tenido que huir; b) enfrentando a sunnitas y chiitas (es agradable ver que tus enemigos se maten entre sí); c) generando más intereses en la deuda del gobierno gringo (es decir, más ingresos para la Fed. Reserve, que es una entidad PRIVADA); d) facilitando la especulación en el mercado petrolero (si sabes cuándo y durante cuánto tiempo interrumpirás la producción iraquí. ¡Futilísima!, ¿verdad?

[5] ¿Intentando crear mitos geniales? No existe un punto de vista mundial sobre el primer holocausto, mucho menos sobre un segundo (En realidad, suena tan tirado de los pelos como los “mayas galácticos”).

[6] Esta es una idea que le resulta comodísima al estado sionista y le permite seguir exterminando palestinos mientras intenta continuar apareciendo como víctima, aunque no real sí potencial. En el rancho le dicen a eso: “tratar de asustar con el petate del muerto”.

[7] ¿Y ni siquiera una mención de si esto sería justo? Antes se llamaba pura y simple “agresión”.

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