jueves, 14 de septiembre de 2017

Como dicen en el rancho: 'siguen acicalando la borrega'



Moqtada Al-Sadr y Arabia Saudita — Los Nuevos Aliados

Por Yusur Al-Bahrani                                                                   23-Ago-17
FUENTE: http://www.globalresearch.ca/moqtada-al-sadr-and-saudi-arabia-the-new-allies/5605333




El texto [en rojo] NO viene en el original y fue agregado por el equipo de traducción. Igualmente lo destacado en amarillo aparece como texto simple en el original.
En la imagen desplegada: El príncipe de la corona saudita, Mohammed bin Salman bin Abdulaziz (D) se reúne con el líder chiíta iraquí, Muqtada al-Sadr, en Jeddah, el 30 de Julio (Corte real saudita).
El prominente clérigo chiíta e influyente líder político iraquí, Moqtada Al-Sadr, visitó Arabia Saudita el 30 de Julio, por primera vez en 11 años. Al-Sadr, que está catalogado entre los intransigentes en Iraq, se reunió con el príncipe de la corona de Arabia Saudita Mohamed bin Salman Al-Saud. De acuerdo a reportes y declaraciones oficiales, Arabia Saudita invitó a Al-Sadr y el último aceptó la invitación. No es coincidencia que Al-Sadr visitara el reino mientras fuerzas sauditas han sitiado el pueblo chiíta de Awamiya por más de 3 meses matando y desplazando a centenares mientras demuele casas, edificios e infraestructuras, convirtiendo el lugar en zona de guerra.

Al-Sadr en Arabia Saudita
A su llegada, Al-Sadr fue saludado por el ministro de Asuntos del Golfo, Thamer Al-Sabhan. Él fue antes embajador en Iraq cuyas declaraciones deterioraron las frágiles relaciones entre Iraq y Arabia Saudita. En lugar de mantener la diplomacia en un país enardecido por las tensiones sectarias, Al-Sabhan apareció en una entrevista televisada alegando que el sectarismo y el tribalismo estaban detrás de las fuerzas voluntarias del gobierno iraquí combatiendo contra el ISIL. Buscó disminuir la influencia de los políticos chiítas en Iraq y mantuvo firmes convicciones contra las Fuerzas de Movilización Popular combatiendo contra el ISIL. El año pasado, Al-Sabhan escribió:
“Hay terroristas iraníes cerca de Fallujah [en Iraq]. Esto es una clara evidencia de que quieren quemar iraquíes con el fuego del abominable sectarismo y de su intento de cambiar la demografía”.
No hay evidencia concreta de militantes iraníes en ningún lado cerca de Fallujah donde el ejército iraquí y los voluntarios de las fuerzas de movilización estaban en las fronteras combatiendo contra el ISIL. Sin embargo, las declaraciones de Al-Sabhan jugaron con las emociones de los nacionalistas árabes que están alarmados de la influencia iraní en Iraq. Él también instigó el sectarismo y el temor dejando a la gente de Fallujah aterrada de las fuerzas iraquíes cuyo propósito era liberarlas del ISIL. En Agosto del año pasado, el ministro iraquí del Exterior oficialmente pidió a sus contrapartes sauditas el reemplazo de Al-Sabhan.
“La presencia de Al-Sabhan es un obstáculo al desarrollo de relaciones entre Iraq y Arabia Saudita”, dijo Ahmad Jamal, vocero del ministerio de Rel. Exteriores, en comentarios televisados.
Al-Sabhan fue la persona correcta en el lugar correcto cuando recibió a Al-Sadr. Recibió y saludó al único clérigo chiíta armado con una milicia en Iraq. Ganando a Al-Sadr de su lado, Arabia Saudita daría un mensaje a Occidente  de que la influencia iraní sería reducida si los leales armados de Al-Sadr se volvían contra Irán y sus aliados. Mientras el movimiento de Al-Sadr incluye al Saraya Al-Salam (la milicia de Al-Sadr) en el terreno, también está representado por políticos y miembros del parlamento. A su vuelta a Iraq, Al-Sadr hizo un llamamiento para disolver las Fuerzas Populares de Movilización un deseo que siempre fue expresado por Arabia Saudita a través de su ex embajador Al-Sabhan. Resulta irónico que Al-Sadr busque disolver las fuerzas armadas respaldadas por el gobierno iraquí, mientras conserva sus milicias.
Para su movimiento político, seguidores y milicianos, Al-Sadr es el incuestionable icono religioso. Respondiendo a la reacción negativa, los partidarios de Al-Sadr dijeron a los medios iraquíes y los ofendidos activistas de derechos humanos que su líder fue a convencer al gobierno saudita de detener sus ataques sobre Awamiya y la guerra contra Yemen. A su regreso a Iraq, Al-Sadr no mencionó ningunas pláticas respecto al deterioro de la crisis humanitaria en Awamiya o Yemen.
La oficina de Al-Sadr publicó una declaración identificando lo que el clérigo y los funcionarios saudíes hablaron durante las reuniones. “Su Inminencia [sic] discutió modos de reforzar las relaciones entre el reino de Arabia Saudita y la república de Iraq”, de acuerdo a la declaración de la oficina de Al-Sadr luego de la rara visita. La oficina anunció que tanto Al-Sadr como el príncipe de la corona comparten los mismos puntos de vista sobre una multitud de asuntos. La visita y las reuniones produjeron una cantidad de resultados que fueron mencionados en la declaración.

La reunión con el príncipe de la corona
Independientemente de los resultados y los puntos de vista compartidos, Bin Salman recibió a Al-Sadr en lo que pareció ser en la foto, una pequeña habitación. A diferencia de otras reuniones oficiales, el príncipe de la corona no usó su capa o lo que en árabe se conoce como “Basht”. Al reunirse con líderes mundiales, políticos prominentes o clérigos importantes, un príncipe se espera que muestre su apariencia más elegante el uso del Basht es parte de ella. Dejar de hacerlo sería irrespetuoso para el invitado. No usar un Basht intencionalmente e invitar al huésped a una habitación para las pláticas en lugar de una lujosa recepción sería interpretado como un deliberado acto de falta de respeto en las tradiciones tribales árabes [estos comentarios parecen deseo de «amarrar navajas» a través de detalles]. Por otra parte, Al-Sadr estuvo bien vestido para la reunión. Esto me deja preguntándome si los gestos de Mohamed bin Salman con Al-Sadr fueron deliberados. Si ése fue el caso, no trató a Al-Sadr como un líder igual a él, sino más bien como un hombre de Arabia Saudita en la región. Otra interpretación podría ser que Mohamed bin Salman y Al-Sadr decidieron estar cerca uno del otro construyendo los vínculos de una amistad fraterna, y así, no hubo necesidad de mantener las tradiciones árabes al recibir al invitado extranjero.
Los resultados de la visita, reuniones y pláticas fueron numerosas. De acuerdo a la oficina de Al-Sadr, Arabia Saudita ofrecería otros 10 mdd para “ayudar a los desplazados del gobierno iraquí”. Ambas partes acordaron también sobre la importancia de las inversiones sauditas en Iraq y facilitar el “desarrollo” del sur y el centro. Ambas regiones de Iraq son de mayoría chiíta.

Escalación de conflictos y violaciones de derechos humanos
Los partidarios de Al-Sadr alegaron que su líder alcanzaría un resultado que ayudaría a reducir el sangriento conflicto en Yemen y ayudar a la minoría chiíta en Awamiya en la provincia Oriental de Arabia Saudita. Sin embargo, la crisis humanitaria en Awamiya ha empeorado desde la visita de Al-Sadr. De acuerdo a reportes de los medios, los residentes en Awamiya se les está agotando el agua potable y la electricidad ha sido cortada. Mientras hubo varios muertos en el cerco de Awamiya, 14 hombres han sido sentenciados a muerte por participar en las manifestaciones.
La agitación y los ataques e incursiones de las fuerzas sauditas en Awamiya han sido comunes desde la ejecución en Enero de 2016 del clérigo y líder chiíta local, Sheik Nimr Al-Nimr. Las fuerzas sauditas dispararon contra el desarmado Al-Nimr en su automóvil y lo arrestaron en 2012. Sufriendo serias lesiones, Al-Nimr fue sujeto a un injusto proceso y enfrentó la ejecución por decapitación. Desde 2012 hasta su ejecución en 2016, Al-Nimr estuvo en confinamiento solitario la mayor parte del tiempo.
La decapitación del influyente y respetado líder religioso chiíta en Awamiya condujo a muchos de los adherentes de la fe a protestar en las calles en diversas partes de la región incluyendo Bagdad donde la mayoría de los partidarios de Al-Sadr están activos. El año pasado, también participaron en las manifestaciones y denunciaron a la monarquía saudita llevando pancartas donde se leía “muerte a Al-Saud”.
El mensaje de Al-Sadr cambió, pero la discriminación de Arabia Saudita contra su minoría chiíta en Awamiya es improbable que cambie. La reunión con Al-Sadr no sólo cambiará el mensaje de su movimiento hacia Arabia Saudita de hostilidad a amistad [aunque no puede excluirse que se trate de un megasoborno, el autor da por hecho algo que todavía no ocurre], sino que está dirigido a encubrir a las autoridades sauditas a los ojos de sus críticos internacionales. Recibir a un prominente clérigo chiíta da la impresión de que los actuales ataques a la minoría chiíta en Arabia Saudita no están basados en una discriminación sistemática, sino en los alegatos de las autoridades de mantener la seguridad nacional.

El consulado en Nayaf
Nayaf [en Iraq, al sur de Bagdad] es una de las ciudades más santas para todos los chiítas. Es la cuna del primer seguidor del chiísmo y primo del profeta, el imán Alí. Es la ciudad donde se han establecido las más prestigiosas escuelas religiosas chiítas desde hace siglos. Todos los adherentes de la fe chiíta, con sus diversas escuelas de pensamiento, consideran la ciudad como el corazón de su espiritualidad. Millones de peregrinos de todo el mundo visitan el santuario del imán Alí.
Luego de la reunión con Mohamed Bin Salman y otros funcionarios sauditas, la oficina de Al-Sadr declaró que habría un consulado saudita en Nayaf. Aunque mirando superficialmente la sugerencia, la intención parece ser reforzar las relaciones sauditas con el gobierno iraquí, hay más que eso. No es coincidencia que se  haya escogido a Nayaf. Esto daría a Arabia Saudita la oportunidad de usar medidas enérgicas sobre la oposición chiíta en los estados del golfo mientras utiliza de su lado a las autoridades religiosas como Al-Sadr, y los bulldozer sauditas arrasan Awamiya, aterrorizando a la gente y forzando a centenares a huir.
La Ciudad Santa de Nayaf es también el destino espiritual de los houthis de Yemen que practican la fe zaidi una rama del islam chiíta. Yemen ha sido destrozado por la guerra civil, en la que Arabia Saudita es uno de sus participantes más poderosos. Los sauditas condujeron bombardeos aéreos y los ataques continúan agudizando el deterioro de la crisis humanitaria que ha llegado a ser la peor en la historia reciente. De acuerdo al reporte de la UNICET de Febrero 21, 4 mil civiles han muerto como resultado directo del conflicto, incluyendo 1,332 niños. Los reportes confirman que al menos 100,000 han muerto a través del hambre y el peor estallido de cólera, mientras que el 70% de la población recurre a la ayuda humanitaria. Además de los crímenes de guerra, Arabia Saudita ha sido acusada también de obstruir la entrega de combustible a los aviones de la ONU que son usado para traer la ayuda. Los gobiernos occidentales enfrentan una reacción muy negativa al vender armas a Arabia Saudita que las ha utilizado para cometer serias violaciones a los derechos humanos.
Sea en Iraq, Yemen o Awamiya, la visita de Al-Sadr provoca ondas que crearán mareas destructivas en la región. Arabia Saudita se ha ganado a un líder chiíta, cuyos partidarios usarán los sentimientos nacionalistas árabes para volver a sus partidarios de la fe uno contra otro usando alegatos de influencia de Irán en la región.

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