jueves, 1 de febrero de 2018

"Hechos Alternativos", entiéndase neohabla orwelliana



La Crisis de Qatar en una Edad de Hechos  Alternativos

Por Kristian Coates Ulrichsen                                                     06-Dic-17
FUENTE: https://www.globalresearch.ca/the-qatar-crisis-in-an-age-of-alternative-facts/5621798



El texto [en rojo] NO aparece en el original y fue agregado por el equipo de traducción. Igualmente lo destacado en amarillo aparece como texto simple en el original.

El Consejo de Cooperación del Golfo (GCC, por sus siglas en inglés) tiene esta semana su reunión anual en la Cd de Kuwait, exactamente seis meses después desde que tres de los seis estados del GCC A.Saudita, Bahréin y los Emiratos Árabes Unidos cortaron relaciones diplomáticas e impusieron sanciones económicas sobre un cuarto, Qatar. Desde el inicio, el llamado Cuarteto Anti-Terrorista (los tres estados del GCC + Egipto) han seguido una campaña de desinformación que pinta a Qatar como una temeraria amenaza a  la estabilidad regional. La guerra en los medios ha buscado asegurar el apoyo de  los operadores políticos neófitos y operadores de política extranjera en la Casa Blanca en la primera crisis internacional de la era de hechos alternativos. Este intento de arrastrar a la Casa Blanca [por favor, ¡si ha sido USA el creador del pleito! ¡Qué forma de tergiversar la realidad!] a una disputa que ha enfrentado socios políticos y de seguridad claves uno contra otro ha destacado los peligros de tomar partido en un choque que desde una perspectiva estadounidense no puede haber claros ganadores o perdedores.
La crisis de Qatar se originó en un acceso ilegal [¿por quién?] de la Agencia Qatarí de Noticias y la creación de un falso reportaje de un discurso en el cual el emir Tamim bin Hamad Al Thani supuestamente alababa a Irán y a Hamas y criticaba a la administración Trump. Los canales mediáticos en Arabia Saudita y los EAU aprovecharon [más bien fueron empujadas para atacar] esas observaciones falsificadas en un violento ataque que precedió a la verdadera ruptura diplomática el 05-Jun. Significativamente, el pirateo vino justo dos días después de que el liderazgo saudita en la Reunión Árabe-Islámica-Estadounidense en Riyad ensalzó al presidente Trump y cuando él pidió a los estados árabes sunnitas arremeter contra el terrorismo y el extremismo. Los siguientes tuits del presidente Trump en Junio y comentarios en Octubre por Stephen Bannon, por entonces ex principal estratega en la Casa Blanca, trazó una línea directa entre sus pláticas en Riyad en Mayo 21 y la posterior acción tomada contra Qatar el 05-Jun, e implicó un cierto grado de advertencia y aprobación tácita.
Luego de años de tensas relaciones con la administración Obama, no menos por sus negociaciones secretas con Irán que culminaron en el Plan de Acción Comprensivo y Conjunto en 2015, los líderes sauditas y emiratíes rápidamente alcanzaron a figuras con altos puestos en la entrante administración Trump. Fortificados con la expectativa de que la administración seguiría políticas sobre el islamismo e Irán que se alinearon muy cerca de sus propios [really?] enfoques belicistas, el entonces príncipe heredero segundo de Arabia Saudita, Mohammed bin Salman y el influyente embajador emiratí en Washington, Yousef  al-Otaiba, establecieron una buena y estrecha relación con Jared Kushner. Sus esfuerzos para cortejar el círculo interior redituó en Mayo cuando Trump hizo su primera visita internacional como presidente a Arabia Saudita más bien que a Canadá o a México, como sus cinco inmediatos predecesores habían hecho y el Depto de Estado fue excluido de muchos planes para la Reunión de Riyad, que fue manejada en cambio por la Casa Blanca y las cortes reales en Riyad y Abu Dhabi.
El presidente Trump inicialmente tuiteó su apoyo al embargo saudita y emiratí de Qatar el 06-Jun, dando esperanzas a ambos de que el gobierno de USA se volvería contra uno de sus más cercanos socios de seguridad en la región. Sin embargo, los que diseñan las políticas en Riyad y Abu Dhabi fallaron en prever la resistencia de los Deptos de Estado y de la Defensa a cualquier replanteamiento de los vínculos con Qatar [donde más fallaron fue en prever la resistencia del propio Qatar; lo que pudiera indicar que los que diseñan las políticas en Riyad y Abu Dhabi no residen allí,  sino en USA y son una facción ¿inexperta? de la élite globalista]. Habiendo observado que la personalizada toma de decisiones en la Casa Blanca con Trump era algo parecida a sus propias cortes reales, los sauditas y emiratíes parecieron suponer [nótese el intento de querer crear el mito genial de que los sauditas y emiratíes son independientes y se mandan solos] que todo el gobierno se alinearía una vez que la Casa Blanca hiciera una decisión respecto a Qatar. Respondiendo a las objeciones del entonces Srio de Estado Asistente para los Asuntos del Medio Oriente, Stuart Jones, de que el movimiento inicial contra Qatar en Junio era imprudente, Otaiba aparentemente respondió, “¿Ha hablado Ud a la Casa Blanca?” [por favor, S.E. Jones es un funcionario de 3ª o 4ª categoría, quién fue el encargado de denunciar el 15-May-17, en base a burda información inventada digitalmente en Londres, las “atrocidades” del penal sirio de Saynaya, cuando tenía mucho más cerca Guantánamo].
Aunque el presidente Trump supuestamente no está al tanto de la extensión de la cooperación militar y de seguridad de USA con Qatar, para buena fortuna de Doha tanto el Srio de Defensa, James Mattis, y el Srio de Estado, Rex Tillerson, estaban agudamente conscientes del valor estratégico y comercial de la asociación de Qatar a los intereses de USA. Mattis sirvió como jefe del Comando Central estadounidense —cuya sede de operaciones avanzadas está en Qatar desde 2003— entre 2010 y 2013.  Mientras tanto ExxonMobil —donde Tillerson pasó 41 años antes de su nombramiento como Srio de Estado— fue instrumental en desarrollar la infraestructura del gas natural licuado que impulsó a Qatar a la prominencia regional e internacional en los 1990s y 2000s. Ambos hombres hicieron que la Casa Blanca metiera reversa durante las etapas iniciales de la crisis del Golfo.
Hay signos de que el movimiento inicial contra Qatar en Junio puede haber sido intentado como preludio de una más enérgica y contundente acción contra el liderazgo de Doha. En sus observaciones junto al presidente Trump en la Casa Blanca en Septiembre, el emir de Kuwait, Sabah al-Ahmad Al Sabah, declaró que
“lo importante es que hemos detenido  cualquier acción militar,” [¿”estamos arando” como dijo la mosca?]
sin dar mayor  detalle. Emails filtrados del embajador de los EAU, al-Otaiba, sugieren que el rey Abdullah de Arabia Saudita había venido “bastante cerca de hacer algo en Qatar” durante una repetición previa de la disputa diplomática en 2014. Al-Otaiba pidió que USA dejara sus bases en Qatar en un artículo de opinión en el Wall Street Journal en Julio de 2017, que algunos en la comunidad de política de defensa consideraron como una inaceptable intromisión extranjera en las consideraciones de seguridad de USA. Sus comentarios fueron amplificados en conferencias mantenidas en centros de análisis del Distrito de Columbia en Mayo y Octubre y por una serie de artículos de opinión que han argumentado que USA podría retirarse de Qatar con un trastorno bastante reducido.
Las dos instalaciones militares qataríes, Al-Udeid y As-Sayliyah, constituyen el centro nervioso de la proyección del poderío estadounidense en Medio Oriente en general y albergan a más de 10,000 personas. Al-Udeid es la mayor base aérea ultramarina de USA y la única en el Golfo capaz de manejar todo tipo de aviones de la Fuerza Aérea de USA, mientras que As-Sayliyah es un campo logístico avanzado capaz de dar servicio a una entera brigada blindada. Luego de que la presencia de tropas de USA en Arabia Saudita comenzara a generar un creciente descontento, en particular por Osama bin Laden y al-Qaeda antes del 9/11, la administración de George W. Bush reubicó la sede del Comando Central de la base aérea Príncipe Sultán en Arabia Saudita a Al-Udeid en Qatar en 2003. Como lo señaló David Des Roches, exfuncionario alto funcionario del Pentágono, el ejército de USA actualmente no puede replicar en otra parte del Golfo la estructura militar y logística que usa en Qatar, y ningún otro país del Golfo ha ofrecido construir (y asumir los gastos [Al-Udeid costó 1,000 mdd]) de una base comparable para USA, como Qatar lo hizo en los 1990s.
Desde una perspectiva de seguridad nacional para USA, no hay lados buenos o malos en la disputa en Qatar [pésima forma de expresarse porque sugiere que la disputa no importa] y en los intentos del Cuarteto y sus partidarios de pintar a Qatar como un negativo actor regional que no sirve a los intereses de USA.  En Julio  de 2017, Qatar llegó a ser el primer país del Golfo en firmar un Memorándum de Entendimiento con USA sobre contraterrorismo y en Noviembre se celebró el primer diálogo contraterrorista USA-Qatar en Washington, DC. Éstos son desarrollos tangibles que dan base (e implementan) la llamada del presidente Trump en la Reunión de Riyad para vínculos de defensa y seguridad más estrechos entre los Estados del Golfo y USA. Ellos también contrastan con los alegatos vagos y radicales que formaron la base para las 13 condiciones ridículas que el Cuarteto trató de imponer sobre Qatar en Junio, así como el contenido espurio e históricamente revisionista [eso no es revisionista; puesto que el revisionismo trata de reivindicar la verdad, en tanto que aquí lo buscado es precisamente lo opuesto: engañar] de algunos de los más extravagantes ataques en los medios. Tales intentos por los detractores de Qatar, y sus partidarios en la cámara de eco dentro del periférico de Washington, continúan desafiando a una Casa Blanca inexperta en política exterior [el mito genial de que la Casa Blanca es la que maneja USA] y se abren a narraciones alternas que se desvían, en algunos casos agudamente, de los intereses centrales de USA [y de la verdad, lo que es más importante].

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