jueves, 5 de septiembre de 2019

Una Perspectiva No Muy Optimista


El Neoliberalismo Ha Encontrado la Horma de su Zapato en China. Estamos en una Guerra Comercial y de Divisas

Por Ellen Brown                                                                                                    09-Ago-19
FUENTE: https://www.globalresearch.ca/neoliberalism-met-match-china/5685992




Cuando la Reserva Federal redujo las tasas de interés el 31-Jul por primera vez en más de una década, los comentaristas se preguntaban el por qué. Conforme a los datos oficiales, la economía estaba recuperándose, el desempleo estaba abajo del 4% y el crecimiento del PIB arriba del 3%. Por el razonamiento de la propia Fed, si algo debería hacerse, sería incrementar las tasas.

La explicación de los expertos del mercado fue que estamos en una guerra comercial y una guerra de divisas. Otros bancos centrales estaban reduciendo sus tasas y la Fed tuvo que hacer lo mismo para evitar que el dólar se sobrevaluara en relación con otras monedas. La teoría es que un dólar más barato hará que los productos estadounidenses sean más atractivos en los mercados extranjeros, ayudando a nuestras bases de fabricación y mano de obra.
Durante el fin de semana, el presidente Trump siguió los recortes de tasas al amenazar con imponer un nuevo arancel del 10% sobre productos chinos por valor de 300,000 mdd a partir del 01-Sep. China respondió suspendiendo las importaciones de productos agrícolas de USA por parte de sus empresas estatales y dejando caer el valor del yuan. El lunes 05-Ago, el Promedio Industrial Dow Jones cayó casi 770 puntos, su peor día en 2019. La guerra estaba en marcha.
El problema con una guerra de divisas es que es una guerra sin ganadores. Esto se demostró en las políticas de empobrece-a-tu-vecino de la década de los 1930s, que solo prolongaron la Gran Depresión. Como señaló el economista Michael Hudson en una entrevista de Junio de 2019 con Bonnie Faulkner, hacer que los productos estadounidenses sean más baratos en el extranjero hará poco por la economía estadounidense, porque ya no tenemos una base de fabricación competitiva o productos para vender. Los trabajadores de hoy están principalmente en las industrias de servicios: taxistas, trabajadores de hospitales, agentes de seguros y similares. Un dólar más barato en el extranjero solo hace que los bienes de consumo en Walmart y las materias primas importadas para las empresas estadounidenses sean más caras. Hudson dice que lo que se devalúa principalmente cuando se devalúa una moneda es el precio de la mano de obra del país y las condiciones de trabajo de sus trabajadores. La razón por la cual los trabajadores estadounidenses no pueden competir con los trabajadores extranjeros no es que el dólar esté sobrevaluado. Se debe a sus mayores costos de vivienda, educación, servicios médicos y transporte. En la mayoría de los países competidores, estos costos son subsidiados por el gobierno.
El principal competidor de Estados Unidos en la guerra comercial es obviamente China, que subsidia no solo los costos de los trabajadores sino también los costos de sus negocios. El gobierno posee el 80% de los bancos, que otorgan préstamos en condiciones favorables a las empresas nacionales, especialmente las empresas estatales. Por lo general, si las empresas no pueden pagar los préstamos, ni los bancos ni las empresas se declaran en bancarrota, ya que eso significaría perder empleos y fábricas. Los préstamos no redituables solo se contabilizan en libros o se cancelan. No se ven perjudicados los acreedores privados, ya que el acreedor es el gobierno, y los préstamos se crearon en los libros de los bancos en primer lugar (siguiendo la práctica bancaria estándar a nivel mundial).
Como observó Jeff Spross en un artículo de Reuters de Mayo de 2018 titulado "Los bancos de China son grandes. ¿Demasiado grandes?":
Debido a que el gobierno chino posee la mayoría de los bancos, e imprime la moneda, técnicamente puede mantener vivos a esos bancos y prestar para siempre ...
Puede sonar extraño decir que los bancos de China nunca colapsarán, no importa cuán absurdas sean sus posiciones crediticias. Pero los sistemas bancarios son solo sobre el flujo de dinero.
Spross citó a Richard Vague, ex director general bancario, y presidente de la Fundación Bosques del Gobernador, quien explicó:
“China se ha comprometido con un alto nivel de crecimiento. Y el crecimiento, de manera muy simple, depende del financiamiento". Beijing "intervendrá y arreglará la rentabilidad, reparará el capital, arreglará la deuda incobrable de los bancos estatales... por cualquier cantidad de medios que usted y yo no veríamos que sucedan en USA".
Para evitar disturbios políticos y laborales, escribió Spross, el gobierno mantiene felices a todos al mantener el crecimiento económico alto y distribuir las ganancias a la ciudadanía. Alrededor de dos tercios de la deuda china corresponden a las corporaciones, que también son en gran medida de propiedad estatal. Los préstamos corporativos son, por lo tanto, una forma indirecta de política industrial financiada por el gobierno una política financiada no a través de impuestos, sino a través del privilegio único de los bancos de crear dinero en sus libros.
China cree que éste es un mejor modelo bancario que el sistema occidental privado centrado en las ganancias a corto plazo para los accionistas privados [pues eso de “corto plazo” es un decir; en USA han sido ganancias desde Dic-1913 cuando se fundó la Reserva Federal y desde entonces sus accionistas y solo ellos, no han tenido pérdidas en ningún año]. Pero los responsables políticos de USA consideran que los subsidios de China a sus empresas y trabajadores son "prácticas comerciales desleales" [lo desleal es que esos “subsidios” se acumulen exclusivamente al 0.01% de la élite, como en USA]. Quieren que China renuncie a los subsidios estatales y sus otras políticas proteccionistas para nivelar el campo de juego. Pero Beijing sostiene que las reformas exigidas equivalen a "cambio de régimen económico". Como lo expresa Michael Hudson:
Ésta es la lucha que Trump tiene contra China. Él quiere decirle que permita que los bancos dirijan China y tengan un mercado libre [en la jerga neoliberal, libremercado equivale al boxeo sin categorias, que un peso pesado (COSTCO, Walmart) pueda enfrentarse”libremente” es decir, sin obstáculos, con un peso minimosca (la tiendita de la esquina)]. Él dice que China se ha enriquecido en los últimos cincuenta años por medios injustos, con la ayuda del gobierno y la empresa pública. En efecto, quiere que los chinos estén tan amenazados e inseguros como los trabajadores estadounidenses. Deberían deshacerse de su transporte público. Deberían deshacerse de sus subsidios. Deberían dejar que muchas de sus compañías quiebren para que los estadounidenses puedan comprarlas. Deberían tener el mismo tipo de libre mercado que ha destruido la economía de Estados Unidos. [Énfasis añadido.]
Kurt Campbell y Jake Sullivan, escribiendo el 01-Ago en Foreign Affairs (la publicación del Consejo de Relaciones Exteriores), lo llaman "una competencia emergente de modelos".

Una guerra fría económica
Para entender lo que está sucediendo aquí, es útil revisar un poco de historia. El modelo de libre mercado dejó vacía la base manufacturera de USA a partir de la era Thatcher / Reagan de los 1970s, cuando las políticas económicas neoliberales se afianzaron. Mientras tanto, las economías emergentes de Asia, lideradas por Japón, estaban explotando en la escena con un nuevo modelo económico llamado "capitalismo de mercado guiado por el estado". El estado determinaba las prioridades y comisionaba el trabajo, luego contrataba a empresas privadas para llevarlo a cabo. El modelo superó los defectos del sistema comunista, que puso la propiedad y el control en manos del estado.
El sistema japonés de mercado guiado por el estado fue efectivo y eficiente, tan efectivo que fue considerado como una amenaza existencial para el modelo neoliberal de dinero basado en deuda y los "mercados libres" promovido por el Fondo Monetario Internacional (FMI). Según William Engdahl en A Century of War, a fines de la década de los 1980s, Japón era considerado el principal poder económico y bancario del mundo. Su modelo guiado por el estado también demostró ser muy exitoso en Corea del Sur y en las economías de los otros "Tigres asiáticos". Cuando la Unión Soviética colapsó al final de la Guerra Fría, Japón propuso su modelo para los antiguos países comunistas, y muchos comenzaron a considerarlo a él y a Corea del Sur como alternativas viables al sistema de libre mercado de USA. El capitalismo guiado por el estado proporcionó el bienestar general sin destruir el incentivo capitalista. Engdahl escribió:
Las economías de los Tigres fueron una gran vergüenza para el modelo de libre mercado del FMI. Su gran éxito al combinar la empresa privada con un fuerte papel económico estatal fue una amenaza para la agenda de libre mercado del FMI. Mientras los Tigres parecieron tener éxito con un modelo basado en un papel estatal fuerte, los antiguos estados comunistas y otros podrían argumentar en contra de tomar el rumbo extremo del FMI. En el este de Asia durante los 1980s, las tasas de crecimiento económico de 7-8% anual, el aumento de la seguridad social, la educación universal y una alta productividad de los trabajadores estaban respaldadas por la orientación y planificación estatal, aunque en una economía de mercado una forma asiática de benevolente paternalismo.
Del mismo modo que USA se había involucrado en una Guerra Fría para destruir el modelo comunista soviético, los intereses financieros occidentales se propusieron destruir esta amenaza asiática emergente. Se desactivó cuando los economistas neoliberales occidentales persuadieron a Japón y a los Tigres Asiáticos para que adoptaran el sistema de libre mercado y abrieran sus economías y sus empresas a inversores extranjeros. Los especuladores occidentales derribaron a los países vulnerables uno por uno en la "crisis asiática" de 1997-98. Solo China quedó como una amenaza económica para el modelo neoliberal occidental, y esta amenaza existencial es  la que es el objetivo de las guerras comerciales y monetarias de hoy.

Si no puedes vencerlos ...
En su artículo de Asuntos Exteriores del 01-Ago, titulado "Competencia sin catástrofe", Campbell y Sullivan escriben que la tentación es comparar estas guerras comerciales económicas con la Guerra Fría con Rusia; pero la analogía, dicen, es inadecuada:
Hoy, China es un competidor a la par, más formidable económicamente, más sofisticado diplomáticamente y más flexible ideológicamente que la Unión Soviética. Y a diferencia de ésta, China está profundamente integrada en el mundo y entrelazada con la economía estadounidense.
A diferencia del sistema comunista soviético, no se puede esperar que el sistema chino "se desmorone por su propio peso". USA no debería esperar ni querer destruir a China, dicen Campbell y Sullivan, más bien, deberíamos aspirar a un estado de "coexistencia en términos favorables a los intereses y valores de USA".
La implicación es que China, siendo demasiado fuerte para ser eliminada del juego como lo fue la Unión Soviética, necesita ser coaccionada o engatusada para que adopte el modelo neoliberal. Necesita abandonar el apoyo estatal a sus industrias y la propiedad de sus bancos. Pero el sistema chino, aunque obviamente no es perfecto, tiene un historial impresionante para mantener el crecimiento y el desarrollo a largo plazo. Mientras que la base de fabricación de USA se estaba vaciando bajo el modelo de mercado libre, China estaba construyendo sistemáticamente su propia base de fabricación, invirtiendo fuertemente en infraestructura y tecnologías emergentes; y lo estaba haciendo con el crédito generado por sus bancos estatales. En lugar de tratar de destruir el sistema económico de China, pudiera ser más "favorable a los intereses y valores de USA" [pero ese modelo NO ES favorable para los intereses y valores de la élite globalista] que adoptemos sus prácticas industriales y bancarias más efectivas.
No podemos ganar una guerra de divisas mediante devaluaciones competitivas que desencadenen una "carrera hacia el fondo", y no podemos ganar una guerra comercial mediante barreras comerciales competitivas que simplemente nos separarían de los beneficios del comercio cooperativo. Más favorable a nuestros intereses y valores que la guerra con nuestros socios comerciales sería cooperar en el intercambio de soluciones, incluidas las soluciones bancarias y crediticias. Los chinos han demostrado la efectividad de su sistema bancario público para apoyar a sus industrias y a sus trabajadores. En lugar de verlo como una amenaza existencial [pero sí es una amenaza existencial para la élite globalista y se van a defender con todo, guerra incluida; …no sería la primera vez], podríamos agradecerles por probar el modelo y probarlo nosotros mismos.

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