jueves, 17 de septiembre de 2020

El marketing del Novichok ha exagerado su letalidad; ya van 3-0.



 Los Autores de la Falsa Bandera ‘Navalny’ Agregan un Nuevo Giro para Cubrir las Mentiras

Por Finian Cunningham                                                                         11-Sep-20

FUENTE: https://www.informationclearinghouse.info/55562.htm

 

 

El texto [en rojo] NO viene en el original y fue agregado por el equipo de traducción. Igualmente lo destacado en amarillo, aparece como texto simple en el original.

Así que ahora el episodio de envenenamiento de Navalny adquiere un nuevo giro y la inteligencia militar alemana afirma ahora que encontraron rastros de Novichok en una botella de agua de la que supuestamente el disidente ruso había estado bebiendo. Más bien, parece más como si los autores de esta operación de falsa bandera falsa se "les pasaron las cucharadas" es decir, se pusieron nerviosos con los absurdos inherentes a su propia narrativa.

La semana pasada, el gobierno alemán anunció que un laboratorio militar de la Bundeswehr había detectado Novichok en los fluidos corporales de Sergei Navalny. Eso condujo rápidamente a acusaciones de que el Kremlin era responsable del intento de asesinato de Navalny utilizando el veneno nervioso de la época soviética.

El problema para la parte alemana fue que su narrativa pronto se topó con contradicciones de los toxicólogos rusos que trataron por primera vez a Navalny cuando aparentemente se enfermó en un vuelo de Siberia a Moscú el 20-Ago. Los médicos rusos dijeron que habían probado a Navalny por una gama completa de venenos, incluidos los químicos de tipo organofosforado que atacan el sistema nervioso. Los médicos rusos afirmaron que no encontraron rastros de veneno. Concluyeron que el coma de Navalny fue inducido por una condición médica existente, presumiblemente diabetes. Además, los médicos del hospital de Omsk al que llevaron a Navalny el 20-Ago dijeron que tienen muestras originales de sus fluidos corporales.

Es este último detalle el que parece haber obligado a los alemanes a elaborar su narrativa con el nuevo elemento de una botella de agua envenenada. Si de hecho los rusos tienen muestras biológicas de Navalny que no muestran la presencia de toxinas, entonces la versión alemana se desmorona como una invención. Eso solo podría significar que la supuesta detección de Novichok por parte de los alemanes fue el resultado de la contaminación deliberada de sus fluidos corporales mientras estaba siendo tratado en el hospital de Berlín, donde fue trasladado en avión el 22-Ago desde Rusia.

Der Spiegel informa que los parientes de la familia de Navalny se quedaron con la presunta botella después de que se enfermara en el vuelo desde la ciudad siberiana de Tomsk. Supuestamente, no entregaron la botella a los toxicólogos rusos en Omsk, sino que proporcionaron la botella a los alemanes cuando Navalny llegó a Berlín dos días después.

Este "giro de botella" es un complemento conveniente y necesario para evitar la contradicción potencialmente condenatoria del lado ruso. Los alemanes ahora pueden afirmar tener pruebas que no estaban disponibles para los rusos.

Pero tal estratagema crea más preguntas que hacen que la narrativa alemana sea aún más inverosímil, si no absurda.

Si se hubiera utilizado Novichok para envenenar a Navalny, lo más probable es que el disidente de 44 años a estas horas ya estaría muerto. Además, los ayudantes y auxiliares de vuelo que estuvieron en estrecho contacto con él durante su vuelo habrían mostrado síntomas de envenenamiento. Es inconcebible que una botella contaminada con el agente nervioso mortal pudiera haber sido transportada por la familia de Navalny a Alemania sin que ellos mismos hubieran sido afectados.

El extraño caso de Navalny tiene un inequívoco parecido con el igualmente extravagante caso de Skripal. Sin embargo, éste último se cita como un precedente del primero para "fundamentar" la incriminación de Rusia. La supuesta arma Novichok parece tener una asombrosa habilidad para perder su potencia letal sobre los que están alrededor. Las víctimas inmediatas aparentemente entran en coma misterioso y no se las vuelve a ver o saber de ellas en público, detenidas en secreto por el gobierno británico y ahora el alemán. Hay también la curiosa introducción de botellas en ambos casos: la botella de perfume que supuestamente transportaba el Novichok en el incidente de Skripal en Inglaterra en Marzo de 2018, y ahora la botella de agua en el incidente de Navalny.

Al igual que con el supuesto intento de asesinato del [antiguo] agente doble del MI6, Sergei Skripal, el último incidente que involucró a la figura de la oposición rusa Alexei Navalny es sin duda una provocación de falsa bandera para fomentar las sanciones y la hostilidad occidentales contra Moscú.

Inmediatamente después de los informes de la supuesta detección alemana de Novichok en el cuerpo de Navalny, hubo llamadas predecibles para la cancelación del proyecto de gas Nord Stream-2 [“¡ya salió a escena el carmenador… et pediculi humani!”, como dirían en el rancho culterano] entre Rusia y Alemania. No es ningún secreto que los políticos alemanes pro Washington se han opuesto durante mucho tiempo al ambicioso comercio de energía con Rusia.

La canciller alemana, Angela Merkel, hasta ahora ha estado decidida a querer que el Nord Stream-2 se complete pese a la inmensa presión de la administración Trump y el Congreso de USA para que lo abandone. La agenda estadounidense busca evidentemente reemplazar los suministros de gas ruso con exportaciones estadounidenses.

El aparente intento de asesinato mediante veneno de Navalny encaja perfectamente con esta agenda estratégica estadounidense. Dada la lealtad de la inteligencia militar alemana y de ciertos políticos al eje transatlántico, no es difícil imaginar cómo se podría orquestar una provocación de falsa bandera contra Moscú.

El problema es que en su prisa por establecer a Navalny como víctima para sabotear Nord Stream-2, los autores pasaron por alto la desafortunada anomalía de los médicos rusos que potencialmente refutan la afirmación de detectar Novichok en el cuerpo de Navalny. Al darse cuenta de su torpe error, los autores se ven obligados a inventar otro giro en la historia lo que involucra una botella de agua contaminada. Sin embargo, en términos de credibilidad, su invención no se sostiene.

Esto tiene graves implicaciones para la supervivencia de Navalny. Como figura de la oposición que durante mucho tiempo ha sido enaltecida y exagerada por Occidente como la némesis del presidente ruso Vladimir Putin, Navalny es más valioso muerto que vivo como arma de propaganda. Con el fracaso de su narrativa de falsa bandera, la tentación puede ser subir la apuesta drásticamente modificando el guión de Navalny y "sucumbiendo" al Novichok  [la modificación de guiones no es sino una «teoría de conspiración». Todo mundo sabe que es altamente probable que a las víctimas del Novichok les entran ganas irrefrenables de desaparecer. Ése fue el caso de los Skripal].

 

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