jueves, 8 de julio de 2021

Sentido común vs agenda oculta

 A Medida que Hungría Disfruta un Repunte en Bodas y Nacimientos, ¿Bruselas le Dará Algún Crédito a Viktor Orbán?

Por Robert Bridge                                                                          27-Jun-21

FUENTE: https://www.strategic-culture.org/news/2021/06/27/as-hungary-enjoys-resurgence-in-marriages-and-births-will-brussels-finally-give-viktor-orban-some-credit/

 

 

 

El texto [en rojo] NO viene en el original y fue agregado por el equipo de traducción.

 

Viktor Orbán continúa mostrándole a Bruselas que hay mejores modos de administrar la UE que simplemente tomar el enfoque de “un tipo se ajusta a todos”

En lugar de abrir la frontera de su nación para compensar la disminución de la población, Viktor Orbán, el primer ministro húngaro, miró a la familia nuclear como una forma de estimular el crecimiento nacional, una inversión que ahora está cosechando recompensas hermosas. Entonces, ¿por qué el líder del partido conservador Fidesz aún es regañado por sus compañeros europeos?

¿Qué tipo de locura es la que induce a tantos líderes de la UE para colocar a sus respectivas naciones en el camino hacia la ruina eventual? Un ejemplo de ello: la apertura de la masa continental europea a la migración masiva, que continúa invadiendo las playas del continente europeo.

Si la pura locura no fuera el principal factor motivador detrás de la política moderna, parece extraño que Bruselas decidiera abordar la crisis de la migración no mediante el reforzamiento de las fronteras de la UE una medida de seguridad probada por la experiencia y empleada por las naciones a lo largo de la historia sino más bien reducir el foso e invitar a los extranjeros a pasar al interior mismo de la UE [“Si la pura locura no fuera el principal factor motivador”… ergo, hay felino en cautiverio, es decir, hay gato encerrado en esas directrices de Bruselas].

A los occidentales se les ha dicho ad nauseam que esos migrantes no representan una amenaza para la paz y la seguridad de los países. Más bien, que son esenciales para ayudar a compensar las menguantes tasas de natalidad y las decrecientes reservas de mano de obra en el continente. En otras palabras, que los gobiernos simplemente no tenían otra opción sino abrir sus puertas de la despensa. Simplemente pregúntenle al filántropo húngaro de nacimiento George Soros, quien financió la incursión de los migrantes con 500 mdd.

"Los gobiernos deben desempeñar el papel principal para abordar esta crisis creando y sosteniendo una infraestructura física y social adecuada para los migrantes y los refugiados", escribió Soros [¿no es eso lo que DEBEN hacer por sus propios ciudadanos?] en una pieza de opinión de 2016 en el Wall Street Journal.

Tal vez si el primer ministro húngaro Viktor Orbán hubiera sido un financiero milmillonario y no solo el líder elegido democráticamente de un país de Europa del Este, su propio plan personal, que requería la construcción de una cerca de seguridad para bloquear la migración masiva, podría haber ganado cierta tracción y librar a la UE de ser inundada con migrantes, que simplemente no puede acomodar. De hecho, a medida que las principales capitales europeas occidentales se ahogan con el creciente crimen y la falta de vivienda, Hungría está mostrando las recompensas que provienen de tomar el camino menos transitado.

Considere los matrimonios, que son críticos para combatir el declive demográfico, por no mencionar el dudoso argumento de que los migrantes son necesarios para apuntalar los números de población. Desde 2010, que marcó el inicio del papel de Orbán como primer ministro, el número de matrimonios entre los húngaros ha aumentado en un 89.5%, mientras que el número de divorcios ha bajado en un 57%, según los datos de la oficina estadística central húngara. Ése es un marcado contraste con el período anterior de gobierno izquierdista en Hungría (2002-2010), cuando el número de matrimonios había disminuido en un 23%.

Además, el 90% de las parejas casadas dicen que quieren comenzar una familia; 43% quisiera tener al menos dos hijos, y 18% tres o más. Parece que pueden disfrutar del éxito en esa cuenta, ya que la tasa de fertilidad ha aumentado de 1.25 en 2010 a 1.55 en 2020, el porcentaje más alto reportado desde 1996; el número de nacimientos ha aumentado ya en un 2.1%, mientras que los abortos han disminuido en casi un 50%.

Mientras tanto, el empleo entre las trabajadoras de Hungría ha pasado de 54.6% en 2010 al 67% en 2020, mientras que la tasa general de desempleo es solo 4.2%, la sexta cifra más baja en la UE.

Esta noticia positiva no es casual. Además de incentivar a los jóvenes húngaros para que se casen (el gobierno ofrece préstamos hipotecarios y para automóviles respaldados por el Estado para los que compran por primera vez, así como una amplia red de guarderías que permite a los padres enfocarse en sus carreras, entre otras muchas ventajas), el gobierno de Viktor Orbán ha tomado medidas para proteger a los niños menores de edad en Hungría de mensajes sexuales explícitos, especialmente de la comunidad LGBTQ.

Este mes, el Parlamento húngaro ha prohibido la difusión a menores impresionables de información que promueva activamente la homosexualidad o el cambio de género. ¡Imagínese!. ¿Un entorno escolar que centra la atención en la excelencia académica en lugar de en la identidad sexual de los alumnos prepúberes? Sin embargo, la noticia fue recibida por los legisladores europeos con la misma histeria previsible que acogió la construcción de la valla de Hungría en su frontera sur.

En una reunión del Consejo Europeo de este mes, el primer ministro holandés, Mark Rutte, dijo al primer ministro de Hungría que "o respeta los derechos LGBT o abandona la Unión Europea" [resulta más que evidente para quién “trabaja” Mark Rutte], mientras que el presidente francés, Emmanuel Macron, señaló que la "lucha contra las leyes homófobicas es para defender las libertades individuales y la dignidad humana".

Es triste y trágico que los líderes de la UE no entiendan que los padres tienen derecho a saber que sus hijos están recibiendo una educación pública sin que se den charlas sobre estilos de vida sexual alternativos, que muchos creen que es una discusión que es mejor que se dé entre los padres y sus hijos, si es que se da. Al mismo tiempo, ¿debería ser realmente una prioridad entre los líderes de la UE celebrar los estilos de vida alternativos entre los escolares en un momento en que el continente está sufriendo en el frente demográfico? Hay una grave contradicción inherente a ese argumento que pocos desean afrontar [efectivamente, es un argumento débil; porque sugiere que si no hubiera problema demográfico esos estilos de vida “alternativos” serían aceptables].. En cualquier caso, los derechos humanos son derechos humanos independientemente de la orientación sexual del individuo. La ley está [o debería estar] diseñada específicamente para proteger a todos por igual.

Sin embargo, lo más importante es que Viktor Orbán sigue mostrando a Bruselas y a las principales capitales occidentales que hay mejores formas de gestionar la UE que adoptar simplemente el enfoque de "un traje uni-talla" (que es lo que ayudó a impulsar el Brexit, por cierto). Si bien es posible que Europa Occidental haya "perdido su religión" y sus creencias conservadoras hace tiempo, debería tener en cuenta que países como Hungría y Polonia no lo han hecho. Las naciones de Europa del Este, con historias muy diferentes a las de sus homólogos occidentales, siguen observando en gran medida las enseñanzas cristianas y los estilos de vida conservadores que Bruselas desea ignorar.

Además, a juzgar por los datos positivos que se desprenden de Hungría en cuanto a su situación demográfica y económica (que no necesitó una afluencia masiva de inmigrantes para estabilizarse), parece que Viktor Orbán tiene muchas lecciones valiosas que enseñar a los burócratas de Bruselas. Sin embargo, admitirlo requeriría que los líderes europeos occidentales abandonaran su actuación vacía de señalización de virtudes y defendieran realmente los intereses vitales de la gente [en otras palabras, al no defender esos intereses de la gente, sino los de un grupo que permanece en la sombra, esos “líderes” europeos occidentales carecen de legitimidad]. Sin embargo, hay poderosas fuerzas en juego tras bastidores [lo que les permite impunidad y no asumir la responsabilidad de sus (malas) acciones], muchas de ellas organizaciones no gubernamentales con gran influencia, que nunca permitirán ese cambio de rumbo.

Lamentablemente, los días de liderazgo político dinámico en el continente europeo han terminado, ya que los líderes débiles y venales [¿la venalidad dejó de ser delito?] siguen destruyendo los frágiles lazos que mantienen unida a la UE, al tiempo que condenan al ostracismo a líderes inteligentes y valientes como Viktor Orbán, que realmente logran cosas encomiables. El tigre que podría haber salvado a la UE de sí misma ha sido enjaulado y, para utilizar la jerga de estos tiempos difíciles, anulado, y ahora sólo los ratones tímidos llevan la voz cantante. La Unión Europea no tiene por qué terminar con una nota tan lamentable, pero es muy difícil ver otra alternativa.

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