jueves, 27 de abril de 2023

Aunque no se le dé publicidad, no significa que no exista

Cristianos Perseguidos en Israel Están Siendo Étnicamente Exterminados. ¿Alguien está Escuchando?

Por Eric Striker                                                                                14-Abr-23

FUENTE: https://www.unz.com/estriker/persecuted-christians-in-israel-are-being-ethnically-cleansed-is-anybody-listening/

 


Antes de la fundación de Israel como Estado judío en 1948, los cristianos constituían el 20% de la población de Jerusalén. Desde entonces, la población ha experimentado un asombroso descenso, contando con una presencia del 2% en el lugar de nacimiento de Jesús.

 

El consenso entre los cristianos de derecha ha sido generalmente que Israel es principalmente hostil hacia los musulmanes que les atacan sólo por ser judíos. Se trata de una opinión fabricada, producida por la desinformación y la omisión de los medios de comunicación. La historia y la realidad actual demuestran que el movimiento sionista es hostil a todos los no judíos del mundo.

Tras la aplicación por parte de la Haganah (que más tarde se convertiría en las Fuerzas de Defensa de Israel) del Plan Dalet (también conocido como Plan D) en 1947, los militantes sionistas expulsaron violentamente a 750.000 no judíos de Israel como preparación para la fundación del Estado.

La principal herramienta utilizada por las fuerzas israelíes en su campaña de limpieza étnica fue cometer asesinatos masivos gratuitos y darles amplia publicidad para asustar a los demás y hacerles abandonar sus hogares y pertenencias y huir para salvar sus vidas [y luego, durante décadas, difundir la patraña de que los propios dirigentes islámicos les pidieron hacerse a un lado para que los ejércitos árabes pudieran atacar tranquilamente a los judíos].

La infame masacre de Deir Yassein, en la que terroristas de Lehi e Irgun quemaron, violaron y ametrallaron a 250 mujeres, niños, ancianos y discapacitados árabes indefensos que previamente habían firmado un acuerdo de no agresión con la Haganá, es un episodio bien conocido de la política genocida.

Pero este salvajismo no se limitó a los ataques contra musulmanes. En el pueblo de Eilaboun, el ejército israelí irrumpió en una iglesia llena de jóvenes cristianos que ondeaban banderas blancas, los puso en fila y luego los ejecutó a sangre fría. El resto del pueblo fue expulsado al Líbano.

Hoy, lo que queda de la población cristiana en Israel es multiétnica, con muchos armenios y griegos entre los nativos árabes y judíos. A todos se les trata igual de mal. Son principalmente cristianos católicos y ortodoxos que han vivido en la zona durante siglos, remontándose a la época de Cristo. Pudieron sobrevivir a los numerosos cambios de propiedad de Palestina a lo largo de este tiempo, incluido el Imperio Otomano, pero su supervivencia nunca se ha visto amenazada existencialmente hasta ahora.

A diferencia de los musulmanes, los cristianos de Israel no suelen participar en la resistencia organizada contra el gobierno. Este espíritu pacifista no ha servido de mucho a la hora de interactuar con el régimen sionista y la rabiosa población judía. El Estado israelí ha presionado a los cristianos por medios tanto institucionales como delictivos para que se marcharan desde su fundación, pero la ofensiva renovada y no provocada ha cogido a la comunidad con la guardia baja.

El último gobierno de Benjamín Netanyahu tiene entre sus prioridades expulsar a los gentiles de Jerusalén, sobre todo en la Puerta de Jaffa y sus alrededores. Itamar Ben-Gvir, del partido kahanista "Poder Judío", es ahora ministro de Seguridad Nacional, lo que le sitúa al frente de la policía del país y le ha permitido imponer sin trabas su agenda anticristiana.

 

Ben-Gvir no oculta su piadosa dedicación a las enseñanzas del Talmud. En 2015, un grupo de terroristas judíos pertenecientes al grupo Lehava incendió el lugar sagrado donde los cristianos creen que Jesús multiplicó los peces y los panes. Ben-Gvir asumió personalmente la defensa legal de los incendiarios y emprendió una campaña para presentarlos como héroes populares. El nuevo ministro consiguió incluso la absolución de algunos de los sospechosos por motivos dudosos.

Como era de esperar, los ataques de judíos a cristianos han aumentado desde que Ben-Gvir se convirtió en el máximo responsable de las fuerzas de seguridad del país. Sólo en los últimos meses, fanáticos judíos envalentonados han desplegado una estrategia claramente organizada de intimidación y terror contra los cristianos, como en el caso de la iglesia de la Tumba de la Virgen María, donde los judíos irrumpieron en la iglesia y comenzaron a agredir al sacerdote y a los fieles.

En otro caso, un judío estadounidense de visita en Israel entró en una iglesia católica, derribó una estatua de Jesús y empezó a romperla furiosamente con un martillo. Los negocios de propiedad cristiana son atacados regularmente por grupos de colonos judíos que ondean banderas israelíes y les exigen que vendan sus tiendas y abandonen el país. Los sacerdotes cristianos que se atreven a salir en público reciben puñetazos y escupitajos a diario. No importa en qué lugar de Israel vivan los cristianos, sus capillas y manifestaciones visibles de fe están sometidas a un estado de sitio permanente a manos de la mayoría judía.

El trato de los judíos a los gentiles en Israel es un problema de larga data. En las escuelas israelíes se enseña sistemáticamente a los judíos a despreciar a los cristianos, y las quejas de destacadas figuras cristianas al respecto han sido ignoradas. Los judíos tienen ahora un lugar donde pueden practicar abiertamente el violento supremacismo racial inherente al judaísmo, lo que demuestra cómo se comporta el grupo que predica la tolerancia y el multiculturalismo en las naciones occidentales cuando son mayoría.

Lo que hace única la dinámica actual es que la violencia motivada por el odio es cada vez más descarada. A los israelíes ya no parece importarles lo que piense el mundo exterior, pues circulan por Internet vídeos en los que se les ve apaleando en manada a sacerdotes católicos o monjes ortodoxos. Normalmente, estos crímenes ocurren a plena luz del día, pero rara vez se detiene a los sospechosos de participar en ellos. Los cristianos locales sospechan que la policía puede incluso tener conocimiento anticipado de algunos de estos ataques, ya que generalmente no llega hasta después de que los incidentes violentos han terminado y los autores han huido. En los raros casos en que se detiene a los culpables, son puestos en libertad al instante.

El gobierno sionista no escatima en desempeñar un papel oficial a la hora de avivar las llamas. La Iglesia Ortodoxa Griega se quejó recientemente de que la policía israelí ha decretado que este año no pueden acoger a más de 1,800 personas en sus festividades de Pascua en Jerusalén, a pesar de que el acontecimiento atrae tradicionalmente a 10,000 fieles. El pasado mes de marzo, un proyecto de ley en la Knesset que encarcelaría a quienes predicasen la Biblia en la tierra que la vio nacer fue derrotado por un estrecho margen después de que los escandalosos titulares mundiales obligasen incluso a los sionistas evangélicos de USA a pronunciarse al respecto.

Los cristianos de Israel y los administradores eclesiásticos de los lugares santos cristianos han encontrado pocos aliados a nivel internacional. Hasta ahora, sólo los gobiernos de Rusia y Jordania se han enfrentado al gobierno israelí por el trato a la minoría cristiana. Diversos grupos musulmanes, como Hamás y la Fundación Al-Quds (sancionada por el Departamento del Tesoro de USA por supuestos vínculos con Hamás), también han hecho suya su causa, pidiendo a los musulmanes que defiendan los lugares cristianos junto a los islámicos en la Ciudad Vieja de Jerusalén.

 

El Papa Francisco, percibido como de izquierda en la mayoría de los temas, ha sido evasivo con los ataques de Israel a los derechos humanos de los católicos. En 2015 [faltan fuente y fecha exactas], Francisco conmocionó al mundo al declarar que quienes creen que el poder en Israel debe compartirse con musulmanes y cristianos son "antisemitas." Un año después, Francisco se hizo eco de la teología de muchos líderes evangélicos, al afirmar que Dios cree que la tierra de la entidad política israelí pertenece a los inmigrantes judíos asquenazíes y sefardíes de segunda y tercera generación [sin forma de comprobar la fuente, no pasa de ser fake news].

Al comentar la violencia de las turbas judías respaldadas por el Estado en Jerusalén Este, Francisco condenó la violencia equivocando moralmente a todas las partes en términos generales, al tiempo que se negaba a hacer especial hincapié en la opresión a la que se enfrentan sus propios seguidores.

Francisco es minucioso y repetitivo al condenar el antisemitismo imaginario en todo el mundo, pero cuando se trata de judíos que vandalizan y destruyen lugares cristianos sagrados, el Papa no ve ni oye el mal [¿y Washington, Bruselas y la ONU, tampoco ven ni oyen el mal?].

La figura protestante más influyente de USA, el predicador de 100 mdd, Joel Osteen, es aún más desvergonzado. En una reciente entrevista con Bibi Netanyahu, Osteen aduló al dictador judío, llamándole el "David moderno" mientras afirmaba que "Israel parece el lugar más pacífico del mundo" [Osteen sabe de qué lado masca la iguana y se alinea para maximizar su prosperidad personal; business is business]. Algunas reacciones indignadas a la entrevista cuestionaron si Osteen sabe siquiera que hay cristianos en Israel, un hecho al que el televangelista del evangelio de la prosperidad responde fingiendo incredulidad.

La cobertura de esta situación en el vasto aparato conservador cristiano de USA ha sido estudiadamente limitada, incluso cuando más publicaciones de la corriente dominante se ven obligadas a informar sobre ello. Hay muchos grupos cristianos establecidos y organizaciones benéficas dedicadas a promover la guerra con Irán y a apoyar a las FDI, pero prácticamente nada dedicado a proteger a los cristianos de la agresión judía [lo que hace obvio quién impulsa y respalda a los primeros y que, en lenguaje técnico, se llama infiltración].

El terrorismo judío no existe en el vacío. Los judíos de la diáspora en USA, Europa y más allá están financiando directamente ataques organizados contra cristianos, musulmanes y no judíos en general [y luego se quejan de que nadie los quiere]. Los sádicos "ataques de precio" ilegales son financiados por acaudalados judíos internacionales con el pleno conocimiento y a veces el apoyo de sus respectivos gobiernos.

Sólo hay una política que nuestro gobierno debe adoptar para combatir el sionismo. Es el punto 14 de la plataforma del Partido Nacional de la Justicia:

Declararemos a Israel Estado canalla y exportador de terrorismo. Los derechos nacionales del pueblo palestino deben ser respetados.

 

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