jueves, 21 de septiembre de 2023

Modus operandi de la censura globalista

 

YouTube, la Censura y el Modo de Vida Estadounidense.

Una Experiencia Personal

Por Scott Ritter                                                                               21-Ago-23

FUENTE: https://www.globalresearch.ca/youtube-censorship-american-way-life-scott-ritter/5829604

 

 

 

El texto [en rojo] NO viene en el original y fue agregado por el equipo de traducción. Igualmente lo destacado en amarillo aparece como texto simple en el original.

 

El viernes 11 de agosto, YouTube cerró el canal US Tour of Duty. El motivo citado fueron “violaciones de nuestras Normas comunitarias”, aunque no se citó ningún ejemplo específico. Tampoco se emitió ninguna advertencia. Terminación simple, con perjuicio.

Hay algunos, incluido un cierto ex especialista en reparación electroóptica de la Marina de USA convertido en analista geopolítico, que ven la acción de YouTube como una forma de karma por mis pronunciamientos públicos sobre Gonzalo Lira y mi evaluación sobre su relación con el servicio de inteligencia ucraniano o SBU. Pero la vida, como la geopolítica, nunca es tan sencilla.

En primer lugar, la decisión de cancelar el canal US Tour of Duty, que albergaba mi podcast “Ask the Inspector” y la colaboración de Jeff Norman con Tori Mansfield y Arkady Itkin, “Scenes from the Evolution”, coincidió con la cancelación de un canal separado de YouTube, administrado por la organización de medios rusa “Solovyov Live!”, que presentaba un podcast semanal separado, “The Scott Ritter Show”, donde entrevisté a invitados rusos sobre temas del día. ¡No hubo conectividad entre Solovyov Live! y US Tour of Duty en términos de contenido y, como tal, haber terminado ambos el mismo día por el mismo motivo es más representativo del efecto deseado que de una causa justificable.

En pocas palabras, YouTube quería que yo me fuera.

Sin embargo, el camino hacia la terminación de YouTube sugiere que YouTube tenía un motivo más importante que simplemente silenciar una voz incómoda. Si ése fuera el objetivo, entonces el canal US Tour of Duty se habría desconectado poco después del episodio inaugural de “Ask the Inspector”, que se estrenó en julio de 2022 y contó con el exanalista de la CIA Larry Johnson como invitado. Pero YouTube permitió que el canal persistiera durante más de un año y finalmente obtuvo unos 63,000 suscriptores.

Descubrí que YouTube tiene que ver con los números. A menos que uno cometa una violación de los derechos de autor o transmita algo tan atrozmente escandaloso que los monitores de contenido en la irónicamente llamada “División de Confianza y Seguridad” de YouTube no tengan más remedio que tomar medidas, la mayoría de los canales de YouTube se ocupan de sus asuntos sin interferencia de los poderes establecidos en San Bruno, California.

Pero una vez que se cruza un umbral específico en términos de suscriptores y/o una tasa sostenida designada de espectadores, YouTube de repente se interesa. La razón: el dinero. En pocas palabras, YouTube gana dinero atrayendo anunciantes que, a su vez, se sienten atraídos por la audiencia. Para atraer contenido capaz de generar el nivel de visualizaciones que sería atractivo para los principales anunciantes, YouTube tiene un incentivo de monetización en el que los canales que generan una gran cantidad de visualizaciones son recompensados con dinero. Si bien la mayoría de los canales de YouTube monetizados reciben una remuneración modesta, algunos canales de YouTube son capaces de generar decenas de miles de dólares en ingresos procedentes de YouTube cada semana.

Una vez que alcance un cierto potencial de monetización, automáticamente caerá bajo la atenta mirada de la “División de Confianza y Seguridad” de YouTube, que cuenta con una plantilla generosa de ex empleados no tan liberales de la CIA y el FBI. La razón de esto es que, dado el algoritmo de monetización de YouTube, un canal que genera x número de visitas se utiliza automáticamente como plataforma para la inserción de publicidad por parte de YouTube; esto sucede independientemente de que el proveedor de contenido lo quiera o no (también es un incentivo para que los suscriptores de YouTube opten por pagar dinero por una experiencia "sin publicidad"). El problema, sin embargo, es que estos anunciantes convencionales no quieren que su producto asociado con mensajes sean considerados "controvertidos" por la corriente principal, y dado que la inserción de anuncios es automática, los censores de YouTube deben encontrar una manera de limitar el número de vistas que se reconoce ha generado un canal, o cerrar por completo el canal. YouTube, sin embargo, es un negocio, y si prohibiera automáticamente los canales que tuvieran un verdadero potencial de crecimiento (y, como tal, capacidad de generación de ingresos publicitarios), entonces no sería la corporación multimillonaria que es hoy.

Lo que sigue es un análisis de lo que creo es un modelo representativo de cómo YouTube utiliza el atractivo de la monetización para obligar a los proveedores de contenido de YouTube a cumplir con la necesidad de controlar el contenido de una manera que mantenga contentos a los anunciantes corporativos que hacen posible YouTube. En primer lugar, un canal de YouTube que muestre potencial de crecimiento se convierte en objeto de “juego” de los niños y niñas de la “División de Confianza y Seguridad”. Digamos, por ejemplo, que uno fuera a subir un documental de dos partes sobre el presidente ucraniano Zelensky (lo llamaremos “Agente Zelensky”) que obtuvo un cuarto de millón o más de visitas. Los confiables censores de la “División de Confianza y Seguridad” intervendrán arbitrariamente para “restringir la edad” del video, lo que limita drásticamente el número de vistas (y, por extensión, el potencial de monetización).

Por supuesto, el propietario del canal puede presentar un recurso de apelación que, según la experiencia, a menudo se concede. Pero la lección aprendida aquí no es que uno puede ganar una apelación, sino más bien que uno debe evitar encontrarse en una posición en la que sea necesario apelar. La autocensura, al parecer, es una de las principales formas en que YouTube controla el contenido.

Si se considera que un canal tiene un gran potencial de crecimiento (recuerde: ¡más vistas equivalen a más dólares en publicidad convencional!), entonces el propietario del canal será contactado por “agentes” que recurrirán a “buscadores de talentos” que monitorean los canales marcados en busca de potencial de crecimiento. Si un canal pasa la prueba, el agente le brindará la oportunidad de obtener ingresos "fáciles", generalmente leyendo un breve anuncio publicitario al comienzo de su podcast. Si bien la cantidad de dinero generada de esta manera es modesta, es, literalmente dinero “fácil”, lo que permite al receptor ser susceptible a nociones de generación de ingresos aún mayores, nociones que el agente refuerza cuando analiza el potencial de crecimiento de ingresos de un canal de YouTube con el dueño.

El dinero es la droga que ciega a la mayoría de los YouTubers haciéndoles ignorar el proceso que realmente está teniendo lugar. Al llevar al caballo del propietario del canal al agua, el agente espera plenamente que el propietario del canal, sediento de dinero, beba y vuelva a beber. Es en este momento cuando el equipo de la “División de Confianza y Seguridad” interviene nuevamente, generalmente para desmonetizar el canal de YouTube en cuestión. Ésta es una trampa clásica con cebo: atraer a alguien con la promesa y el potencial realizado de generación de ingresos, promover la idea de la riqueza no realizada y luego quitárselo todo, dejando al propietario del canal frustrado y dispuesto a hacer lo que sea necesario para hacer regresar el tren del dinero.

Y aquí es donde el tema de la autocensura entra con toda su fuerza para volver a subirse al tren, el propietario del canal tendrá que realizar cambios en su canal, tanto en términos de cómo se entrega el contenido (recuerde: ¡más espectadores !) y qué contenido se permite poner en el canal. En nuestro caso, el agente enumeró 10 temas prohibidos, uno de los cuales fue el conflicto ucraniano. [de lo que se deduce que YouTube NO ESTÁ seducido por el dinero; prefiere perder a los lectores, a los anunciantes y su dinero ANTES  que difundir ideas o noticias con las que no está de acuerdo].

Nos opusimos, y lo prohibieron.

Poner contenido en YouTube requiere trabajo mucho trabajo, si lo vas a hacer bien. Y dado que, lamentablemente, el dinero no crece en los árboles, se necesitan mecanismos viables de monetización si el proveedor de contenidos de YouTube quiere estar en condiciones de transmitir programación de calidad.

Pero el modelo de YouTube es la antítesis de la libertad de expresión.

Es un discurso controlado.

Pero peor aún, se trata de un discurso controlado en el que el mecanismo de control se disfraza mediante el vehículo de la autocensura, creando así la ilusión de libertad de expresión.

La conclusión es que un canal de YouTube exitoso debe cumplir con los cuatro puntos de control de contenido definidos por la "División de Confianza y Seguridad". Esto no es, por su propia voluntad, una violación del discurso protegido, ya que YouTube es una empresa privada que opera fuera de las protecciones de la Primera Enmienda.

El problema surge cuando YouTube, como antes Twitter, permite que sus censores internos sean influenciados por actores gubernamentales. Ya se ha demostrado que Twitter fue influenciado por agentes del FBI que, a instancias del servicio de inteligencia ucraniano, pidieron que se cerraran ciertas cuentas de Twitter. La ciencia del comportamiento sugiere que los patrones se repiten y, como tal, hay muchas razones para sospechar que YouTube y otras plataformas de redes sociales con sede en USA, están sujetas a presiones similares para censurar contenido por parte del personal y las agencias del gobierno estadounidense [o más bien, por quienes mandan sobre ese personal y esas agencias].

Si bien los desafíos legales son posibles (la exposición actual de Twitter es un ejemplo), requiere tiempo y dinero que la mayoría de los proveedores de contenido de YouTube no tienen.

Sin embargo, existe un curso de acción alternativo: Rumble. Eso es lo que Jeff,  el equipo de Solovyov Live! y yo hemos elegido como plataforma para continuar tanto “The Scott Ritter Show” como “Ask the Inspector” (y también “Scenes from the Evolution”). Si bien el camino hacia el potencial de monetización en Rumble no es tan claro como lo es en YouTube, una cosa es segura Rumble es, al menos por el momento, una plataforma de libertad de expresión. Jeff y yo seremos libres de transmitir cualquier contenido siempre que cumpla con la ley.

Esto, más que nada, incluida la posible monetización, es lo que nos importa. Un cazatalentos consideró que "Ask the Inspector" era una propiedad de "un millón de dólares" [el cebo]. El problema era que, para conseguir esos millones de dólares, Jeff y yo tendríamos que alterar el contenido de la propiedad hasta el punto de que sería irreconocible del original.

Nos negamos a hacer esto porque la libertad de expresión no está a la venta.

Es lo más estadounidense que se nos ocurrió hacer, anteponiendo los principios a las ganancias [Sí fue lo más decente; pero si hemos de ser sinceros, a juzgar por la historia del país y sus figuras empresariales y políticas más representativas, esto último dista bastante de ser particularmente estadounidense].

Esperamos que todos los que lean esto se unan a nosotros en Rumble mientras llevamos “The Scott Ritter Show” y “Ask the Inspector” (y “Scenes from the Evolution”) a una exitosa segunda temporada y más allá. También crearemos contenido especial para suscriptores de paga en Locals, todavía no hay nada en esa sección.

No hay comentarios:

Publicar un comentario