jueves, 5 de marzo de 2015

Tácticas de guerra



La información «Made in USA», arma contra los dirigentes europeos

por Georgy Voskresensky             20-Feb-15
FUENTE: http://www.voltairenet.org/article186803.html
Publicado inicialmente en Strategic Culture Foundation


El texto [en rojo] NO viene en el original y fue agregado por el blog]

Europa es, según dicen, un modelo de libertad. Pero Washington mantiene a los dirigentes europeos bajo su más estricto control. Cualquier voz discordante es blanco de un inmediato castigo y se le hace saber sin miramientos que tiene que volver a unirse al coro. La mayoría de las veces eso sucede fuera de la mirada pública. Pero a veces el Big Brother estadounidense se ve «obligado» a utilizar la opinión pública como testigo. Georgy Voskresensky nos recuerda los ejemplos más recientes.


Anonymous apareció por primera vez en internet en 2003 como un grupo de hackers activistas defensores de la libertad de expresión que operaba como un «cerebro digital global anarquista». En realidad es un instrumento, o más bien un arma destinada a ser utilizada en la guerra de la información [Igualito que Wikileaks, cuya exagerada selectividad en sus filtraciones terminó por desacreditarla y ni siquiera la falsa persecución escenificada sobre Julian Assange, ha logrado restituirle credibilidad]. Y la considerable ventaja de esa arma es que muy a menudo resulta difícil saber quién está detrás de su uso [la primera regla es: ¿a quién beneficia?].
Pero nadie pensaba en ese problema en 1993, cuando se tomó la foto publicada por Anonymous en la que aparece Angela Merkel visitando el Club Elbterrassen, donde se reunió con varios skinheads y con otros personajes, entre ellos uno que hacía el saludo nazi [1] [¡qué horror! Ni siquiera el genocidio realizado en la Franja de Gaza ni los asesinatos mediante drones se comparan con tal extremo].
Berlín presentó algunas explicaciones de circunstancia. Pero el problema no residía ahí. Una foto captada hace más de 12 años acaba de ser publicada el 9 de febrero de 2015, justo antes de la llegada de Angela Merkel a Washington y precisamente después de su encuentro con el presidente francés Francois Hollande y con el presidente ruso Vladimir Putin, reunión que duró varias horas.
Al publicar la foto, Anonymous preguntaba si se podía confiar la dirección de Alemania a una mujer política que fue miembro de la Juventud Libre Alemana –organización de la juventud socialista en la ex República Democrática Alemana–, que fue espía de Berlín Este y que se reunía con nazis [2]. [¿y eso qué? Javier Solana, ha militado toda su vida en el PSOE e incluso había publicado antes de 1985 un folleto curiosamente titulado «50 razones de por qué España no debe ingresar a la OTAN» y eso no impidió que luego fuera secretario gral. de la OTAN. Dominique Strauss-Kahn militó en el Partido Comunista francés y a principios de los 1970s se cambió al Partido Socialista, donde milita desde entonces, y eso no le fue impedimento para que lo designaran director del FMI. El casi saliente presidente de Uruguay, José Mujica, estuvo encarcelado 15 años por terrorista tupamaro, y eso no le impidió “ganar” la presidencia. Michelle Bachelet, presidenta de Chile, estudió en la RDA, en los tiempos de Erich Honecker. Las élites globalistas, como el diablo, bien saben a quién se le aparecen y a quienes designan].
Antes del ataque mediático se había producido un importante acontecimiento: la canciller alemana había expresado su oposición a la idea de suministrar armamento letal a Ucrania [extraño producto del cerebro de un premio Nobel de la Paz, ¿no creen?].
El 7 de febrero, Angela Merkel había hecho uso de la palabra en Munich, durante la Conferencia de Seguridad para decir que: «la situación en Ucrania no mejorará suministrando más armas.» [El sentido común indica que los incendios no pueden combatirse con gasolina ni las drogas mediante su legalización].
La canciller alemana reiteró esa declaración cierto número de veces en sus recientes viajes a Estados Unidos y Canadá.
En Estados Unidos, los primeros en responder fueron el senador John McCain y la secretaria de Estado adjunta Victoria Nuland. El senador McCain comparó las conversaciones entre Merkel, Hollande y Putin con la reunión entre Neville Chamberlain y Adolf Hitler. [Menos mal que no solicitó un «bombardeo humanitario» sobre las principales ciudades alemanas] Y la señora Nuland, como de costumbre, utilizó un lenguaje particularmente obsceno [quizá sintió la urgencia de reafirmar su condición de “daughter of a bitch”; recuérdese que enfrenta una dura competencia con colegas de la talla de Hillary Clinton, Condoleeza Rice, Nancy Pelosi o Dianne Feinstein, sin pretender que la lista sea exhaustiva] para calificar a la dirigente del principal Estado europeo.
Es importante recordar que los servicios de inteligencia estadounidenses se dedican desde hace mucho tiempo a recolectar, por todos los medios, todo tipo de informaciones utilizables en contra de la canciller alemana. En octubre de 2013 se supo que la NSA (National Security Agency) tenía interceptado el teléfono personal de la señora Merkel y el hecho que esa agencia estadounidense de espionaje tenía bajo vigilancia a la canciller de Alemania dio lugar a un enorme escándalo.
Angela Merkel explicó entonces que no esperaba ni exigía ningún tipo de excusa en particular pero que aquel asunto abría una importante brecha en la confianza mutua [no necesita decirse que esto provocó mucha preocupación y stress al interior de la NSA] y fueron necesarios importantes esfuerzos para tratar de restaurarla. Las promesas no bastaban y la situación imponía cambios. En tales circunstancias, la canciller difícilmente podía calmar la indignación generalizada. Pero Washington hizo oídos sordos [en el rancho la estrategia se denomina «nadar de muertito»] a las palabras de Merkel [y así, ni promesas hicieron]. Finalmente, el escándalo fue enterrado y no hubo verdaderos cambios [as usual].
Pero Angela Merkel no es la única que ha sufrido en carne propia las prácticas de Washington sobre la «libertad de expresión» de los líderes europeos, sobre cuando se trata de Rusia. Los ejemplos no escasean.
Hungría, bajo la dirección de su primer ministro Viktor Orban, ha firmado con Rusia un contrato para terminar 2 centrales nucleares en construcción a 100 kilómetros de Budapest. Estados Unidos adoptó inmediatamente una serie de sanciones contra Hungría. Y el senador McCain, siempre dispuesto a ser el primero en desenfundar el revólver, calificó al primer ministro húngaro de «dictador fascista». [Extrañamente no ha hecho declaraciones sobre las marchas del orgullo gay, aunque sea de esperarse que fueran en tono elogioso]. Por supuesto, el presidente Putin iba a visitar Budapest el 17 de febrero.
Washington tampoco ve con buenos ojos la posición de Milos Zeman, el presidente de la República Checa, quien se atrevió [¡¡!!] a pedir pruebas de la supuesta presencia de tropas rusas en Ucrania [proclamando tácitamente que no le bastaba la palabra de John Kerry] y exhortó a Estados Unidos y la Unión Europea a poner fin a las sanciones [contra Rusia]. Estados Unidos utilizó de inmediato sus redes en la República Checa para iniciar una intensa campaña tendiente a desacreditar al presidente Zeman.
Como primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi nunca vaciló en señalar que la comprensión mutua entre Rusia y Estados Unidos constituye una necesidad para la estabilidad de Europa. Berlusconi llegó a declarar que Estados Unidos había actuado de manera irresponsable al desplegar misiles «defensivos» [¿contra quién?] en Polonia y en la República Checa, al reconocer la independencia de Kosovo y al empujar Georgia y Ucrania a unirse a la OTAN.
Dominique Strauss-Kahn, ex director del FMI, también fue víctima de una provocación planificada con mucha antelación y organizada en su contra en suelo estadounidense, donde fue acusado de haber violado a una camarera negra durante una estancia en Nueva York [3]. Y fue sometido a juicio en Estados Unidos. Posteriormente se supo que la camarera había mentido, información que pasó completamente inadvertida. Pero Strauss-Kahn perdió su puesto a la cabeza del FMI y no pudo presentarse a la elección presidencial en Francia. [el linchamiento mediático de DSK no fue porque a éste de repente le entraran ansias toreras para enfrentarse con los patrones de toda su vida. El linchamiento se debió a que, quizá, se le había metido la idea de ser presidente de Francia y sus patrones le hicieron una discreta seña de que ése no era el camino. El señor, no entendió o no quiso entender, que la discreta seña no era una sugerencia sino una orden perentoria, y he allí el resultado. Pareciera que DSK se ha obcecado en no entender y consecuentemente le siguen apareciendo “trapitos sucios”. A DSK le van a terminar apodando “El perro”, porque por lo visto, sólo entiende a periodicazos].
Orban, Zeman, Berlusconi, Strauss-Kahn y ahora la señora Angela Merkel han sido blanco de los ataques “quirúrgicos” de las armas mediáticas estadounidenses [en Libia los bombardeos “humanitarios” (sic) no fueron tan quirúrgicos, o a los cirujanos a la mera hora les dio Parkinson y resultaron 120,000 víctimas civiles, que por lo visto, no alcanzaron la protección que les llevaban; crímenes que, por cierto, permanecen impunes, al igual que el genocidio en Gaza] contra los políticos europeos que Washington considera demasiado independientes en materia de política exterior.
El establishment estadounidense estima que Europa tiene que mantenerse alineada y seguir la política exterior de Estados Unidos al pie de la letra. Para las élites de Washington, sólo así puede alcanzarse la perfección en materia de cooperación transatlántica. Justo después de su encuentro con Angela Merkel, el president Obama explicó en una entrevista a Vox.com que Estados Unidos está obligado a tener «el ejército más poderoso del mundo». Y agregó:
«A veces tenemos que torcerle un poco el brazo a ciertos países que no quieren hacer lo que les pedimos.» [4]. [le faltó agregar que en otros casos hay que bombardearlos  humanitariamente, por supuesto pero todo sea por la sacrosanta democracia y el imperio de la ley... del más fuerte].
El carácter básicamente brutal de esa declaración no deja lugar a dudas sobre el hecho que Estados Unidos está dispuesto a «torcerle el brazo» a cualquier aliado que no comparta sus puntos de vista sobre los diferentes problemas del mundo.
Los aliados (¿vasallos?) europeos o asiáticos pueden estar seguros de que así será. El presidente turco Erdogan parece ser el próximo en la lista. Washington no le perdona haber firmado con Putin el acuerdo sobre el gasoducto «Turkish Stream» [5].    
Y ya se oye claramente el tictac del reloj.

NOTAS
[1] «Turbulent past bundeskantslera», Truth in Ukraine, 9 de febrero de 2015.
[2] «Angela Merkel, una neoconservadora alemana en la presidencia de la Unión Europea», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 15 de enero de 2007.
[3] «Obama, la guerra financiera y la eliminación de DSK», por Thierry Meyssan, Komsomolskaya Pravda, Red Voltaire, 26 de mayo de 2011.
[4] The Vox Conversation, Vox.
[5] «De cómo Vladimir Putin invirtió la estrategia de la OTAN», por Thierry Meyssan, Оdnako (Rusia), Red Voltaire, 8 de diciembre de 2014.

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