jueves, 7 de mayo de 2015

Ojalá que Ellen no vaya a caerse de un 14° piso; por accidente, por supuesto.



Cómo USA Llegó a Ser una Oligarquía

La democracia sucumbe ante la globalización
Por ELLEN BROWN                      07-Abr-15
FUENTE: http://www.counterpunch.org/2015/04/07/how-america-became-an-oligarchy/



Los comentarios [en rojo] NO aparecen en el original y fueron agregados por el equipo de traducción.

“Los políticos son puestos allí para darles la idea de que Uds tienen libertad de elección. No la tienen.... Uds tienen dueños” [acaso ¿G.Carlin era extraterrestre? porque debía haber dicho “para darNOS la idea de que NOSOTROS TENEMOS libertad... No la TENEMOS... TENEMOS dueños]
— George Carlin, El Sueño Americano
[George Bernard Shaw dijo que los pañales y los políticos deben ser reemplazados con frecuencia y, a menudo, por la misma razón]
De acuerdo a un nuevo estudio de la Universidad de Princeton, la democracia estadounidense ya no existe. Utilizando datos de más de 1,800 iniciativas políticas de 1981 a 2002, los investigadores Martin Gilens y Benjamin Page concluyeron que los ricos, los individuos con influencias en las escena política ahora determinan [por lo visto «ahora» es un término relativo. Esa situación lleva más de un siglo] la dirección del país, independientemente de o incluso en contra de la voluntad de la mayoría de los votantes. El sistema político de USA se ha transformado de una democracia en una oligarquía, donde el poder es ejercido por las élites del dinero.
“Hacer el mundo seguro para la democracia” fue la lógica del presidente Woodrow Wilson (para participar) en la 1GM [en sentido estricto, esa lógica no era de él; simplemente se la impusieron; recuérdese que él hizo campaña justo con el concepto  opuesto: el mantenerse al margen de dicha guerra], y desde entonces ha sido utilizada para justificar la intervención militar estadounidense. ¿Podemos justificar el enviar tropas a países extranjeros para difundir un sistema político que no podemos mantener en casa? [la respuesta es no, AUN si lo pudieras mantener en casa. Los demás países tienen derecho a ser tan soberanos como USA].
La Carta Magna, considerada como la primera Declaración de Derechos en el mundo occidental, establecía los derechos de los nobles frente al rey. Pero la doctrina de que “todos los hombres son creados iguales” [aunque parece que había unos más iguales que otros] —que toda la gente tiene “ciertos derechos inalienables”, incluyendo “la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad”— es una innovación estadounidense [que muy convenientemente omitía aclarar que los negros, y otros que no eran WASPs, no eran considerados gente]. Y todos esos derechos, supuestamente asegurados por la Declaración de Derechos, tienen en su médula el derecho al voto. Tenemos el derecho de votar pero la voluntad colectiva de los votantes ya no prevalece.
En Grecia, el partido populista de izquierda Syriza salió de la nada y ganó la elección presidencial por sorpresa; y en España el populista Partido Podemos parecer preparado para hacer lo mismo. Pero por más de un siglo, ningún candidato de un tercer partido ha tenido siquiera la mínima oportunidad de ganar una elección presidencial estadounidense. Tenemos un sistema de dos partidos donde el ganador toma-todo, en el cual nuestra elección es entre dos candidatos, ambos de los cuales necesariamente satisfacen al gran capital. Simplemente requiere grandes recursos montar las campañas de medios masivos requeridas para ganar una elección que implica 240 millones de personas en edad de votar.
En las elecciones estatales o locales, los candidatos de terceros partidos en ocasiones ganan. En una ciudad de tamaño pequeño, los candidatos pueden realmente influir en el voto yendo de puerta en puerta, entregando volantes y calcomanías para las defensas, haciendo presentaciones locales y apareciendo en la radio y TV locales. Pero en una elección nacional, esos esfuerzos son fácilmente superados por los medios masivos. Y los gobiernos locales también están comprometidos con el gran capital.
Cuando los gobiernos de cualquier tamaño necesitan pedir dinero prestado, los megabancos que están en posición de proveerlo generalmente pueden poner las condiciones. Aun en Grecia, donde el populista Partido Syriza se las arregló para imponerse en Enero, la plataforma anti-austeridad del nuevo gobierno está siendo estrangulada por los prestamistas que tienen al gobierno apergollado.
¿Cómo perdimos nuestra democracia? ¿Los Padres Fundadores fueron negligentes y dejaron algo fuera de la Constitución? [la ingenua idea gringa de rodear a los fundadores de la república con un aura de omnisciencia. ¡Por eso los tienen como los tienen!] ¿O simplemente hemos llegado a ser demasiado grandes para ser gobernados por el voto de la mayoría?

Ascenso y Caída de la Democracia
Las etapas de la captura de la democracia por el gran dinero son rastreadas en un artículo titulado “El Colapso de los Estados-Nación Democráticos”, del teólogo y ambientalista Dr. John Cobb. Retrocediendo varios siglos, señala el surgimiento de la banca privadda, que usurpó a los gobiernos el poder de crear dinero:
La influencia del dinero fue ampliada grandemente por el surgimiento de la banca privada. Los bancos fueron capaces de crear dinero y prestarlo en cantidades muy por arriba de la verdadera riqueza de ellos. Este control de la creación de dinero... ha dado a los bancos un abrumador control sobre los asuntos humanos. En USA, Wall Street toma la mayoría de las decisiones verdaderamente importantes que son directamente atribuidas a Washington.
Hoy la vasta mayoría de la oferta monetaria de los países occidentales es creado por los banqueros privados. Esa tradición data del siglo 17, cuando el Banco de Inglaterra, de propiedad privada, la madre de todos los bancos centrales, negoció el derecho de imprimir el dinero de Inglaterra luego de que el parlamento arrebató ese poder de la Corona. Cuando el rey Guillermo necesitaba dinero para hacer la guerra, tenía que pedirlo prestado. El gobierno como prestatario entonces llegó a ser un sirviente del prestamista.
En USA, sin embargo, los colonos desafiaron al Banco de Inglaterra y emitieron sus propios pagarés; y prosperaron. Cuando el rey Jorge prohibió esa práctica, los colonos se rebelaron.
Ganaron la Revolución pero perdieron el poder de crear su propia oferta monetaria, cuando optaron por el oro más bien que por el papel moneda como su medio oficial de intercambio [Da la casualidad de que los que ganaron la Revolución fueron los mismos que implantaron la reserva fraccionaria, para seguir manteniendo su poder]. El oro estaba limitado en oferta y era controlado por los banqueros [recuérdese que toda la producción mundial de oro salvo quizá Rusia y China está controlada por los mismos de siempre], quienes subrepticiamente expandieron la oferta monetaria emitiendo múltiples notas de banco contra una oferta limitada de oro.
Este sistema fue eufemísticamente llamado banca de “reserva fraccionaria”, y quiere decir que sólo una fracción del oro necesario para respaldar las notas emitidas privadamente por los bancos se encontraba verdaderamente en sus bóvedas. Estas notas eran prestadas a interés, colocando al gobierno y a los ciudadanos en deuda con los banqueros que crearon las notas con una imprenta. Era algo que el gobierno podía haber hecho por sí mismo libre-de-deuda, y las colonias estadounidenses habían hecho con gran éxito hasta que Inglaterra fue a la guerra para detenerlas.
El presidente Abraham Lincoln revivió el sistema del papel moneda de los colonos cuando emitió las notas del Tesoro denominadas «Greenbacks» que ayudaron a la Unión a ganar la Guerra Civil. Pero Lincoln fue asesinado y las emisiones de Greenbacks fueron descontinuadas [¿Sería casualidad el asesinato y la  descontinuación de las emisiones? Dice el dicho que la burra no era conspiracionista sino que la hicieron a palos].
En cada elección presidencial entre 1872 y 1896, hubo un tercer partido nacional corriendo con la plataforma de la reforma financiera. Típicamente organizados bajo auspicios de organizaciones sindicales o de granjeros, éstos fueron partidos del pueblo más bien que de los bancos. Incluyeron al Partido Populista, al Partido Greenback y al Partido Laborista Greenback, Partido Laborista de Reforma, Partido Antimonopolista y Partido Laborista de la Unión. Ellos abogaban por la expansión de la moneda nacional para enfrentar las necesidades del comercio, reformar el sistema bancario y el control democrático del sistema financiero.
El movimiento Populista de los 1890s representó el último reto grave al monopolio de los banqueros sobre el derecho de crear el dinero de la nación. De acuerdo al historiador monetario Murray Rothbard, la política luego de la vuelta del siglo llegó a ser una lucha entre los dos gigantes bancarios rivales, los Morgan y los Rockefeller. Los partidos en ocasiones cambiaban de manos, pero los titiriteros que tiraban los hilos siempre eran uno de estos dos jugadores del gran capital.
En (el libro) Todos los Banqueros del Presidente, Nomi Prins [un libro más interesante sería Todos los Presidentes de los banksters; por cierto, la autora trabajó en Lehman Bros, Bear & Stears y fue directora administrativa en Goldman Sachs] menciona seis gigantes bancarios y familias bancarias asociadas que han dominado la política por más de un siglo. Ningún candidato de un tercer partido popular ha tenido una oportunidad real de triunfar, porque tienen que competir con dos partidos atrincherados y financiados por estos poderosísimos bancos de Wall Street.
La Democracia Cae ante la Globalización [cayó mucho antes de la Globalización, frente a la Plutocracia; no se ha levantado y ya se perdió la cuenta de los años]
En una era anterior, el Dr. Cobb señala que los ricos terratenientes eran capaces de controlar las democracias restringiendo la participación en el gobierno a la clase propietaria. Cuando esas restricciones fueron quitadas, el gran capital controló las elecciones a través de otros medios:
Primero, el participar para el puesto llegó a ser costoso, así que aquellos que buscaban un puesto requerían ricos patrocinadores con quienes quedaban comprometidos. Segundo la gran mayoría de los votantes tienen poco conocimiento independiente de aquellos por quienes votan o de los problemas con los que hay que tratar. Sus juicios, consecuentemente, dependen de lo que llegan a saber a través de los medios masivos de comunicación. Estos medios, a su vez, están controlados por los intereses adinerados.
El control de los medios y la palanca financiera sobre los funcionarios electos entonces posibilitaron esos otros frenos sobre la democracia que conocemos actualmente, incluyendo mínimos más altos para votación de terceros partidos y su eliminación de los debates presidenciales, supresión de votos, restricciones de registro, leyes de identificación, depuración del padrón de votantes, manipulación, votos por computadora y secrecía en el gobierno [Olvídate del bloqueo a terceros partidos, ¿Y la vulgar compra de funcionarios?, Apá. ¿Dónde la dejaste, por qué no la mencionas?].
El golpe final a la democracia, dice el Dr. Cobb, fue la “globalización” un mercado global en expansión que hace caso omiso de los intereses nacionales:
Hoy la economía global es totalmente transnacional. El poder del dinero no le interesan mucho las fronteras entre los estados y generalmente trabaja para reducir su influencia sobre los mercados y las inversiones... Así las corporaciones transnacionales inherentemente trabajan para debilitar los estados nación, sean democráticos o no.
El más evidente ejemplo hoy el el acuerdo comercial secreto de doce países llamado Sociedad Trans-Pacífico (TPP, por sus siglas en inglés). Si tiene éxito, el TPP  expandirá dramáticamente el poder de las corporaciones multinacionales para utilizar tribunales a puerta cerrada y desafiar y suplantar la legislación nacional, incluyendo protecciones ambientales, de trabajo, de salubridad y otras.

Buscando Alternativas
Algunos críticos preguntan si nuestro sistema de toma de decisiones mediante voto popular masivo que es fácilmente manipulado por los medios [privados] es el modo más efectivo de gobernar por cuenta del pueblo. En una interesante presentación Ted Talk, el científico político Eric Li presenta un convincente alegato a favor del sistema de “meritocracia” que ha sido bastante exitoso en China.
En (el libro) Estados Unidos Más Allá del Capitalismo, el prof. Gar Alperovitz argüye que USA simplemente es demasiado grande para operar como democracia al nivel nacional. Excluyendo Canadá y Australia, que tienen grandes extensiones vacías, USA es geográficamente más grande que todos los otros países industriales avanzados de la OECD (Organización para la Cooperación yDesarrollo Económico) combinados. Él propone lo que llama la “ Mancomunidad Pluralista”: un sistema anclado en la reconstrucción de comunidades y en la democratización de la riqueza [Pura saliva]. Implica formas plurales de propiedad común y cooperativa comenzando con la descentralización y moviéndose a niveles superiores de coordinación regional y nacional cuando sea necesario [Más saliva: la honestidad, desgraciadamente, no tiene sustitutos, aunque los legisladores hagan como que creen que las cosas se arreglan con leyes].
El Dr. Alperovitz es cofundador de la iniciativa llamada el Proyecto del Siguiente Sistema, dirigido a definir los problemas en un debate político nacional como un primer paso para lograr lo posible. Él cita al prof. Donald Livingston, a quien preguntó en 2002:
¿Qué valor hay en continuar impulsando una unión de este tamaño monstruoso?...
Hay amplios recursos en la tradición federal estadounidense para justificar que las comunidades estatales y locales revoquen, mediante su propia soberanía, los poderes que han permitido que usurpe el gobierno central.
[Esto es una completa falacia; las monstruosas son las corporaciones PRIVADAS que han llegado a ser más poderosas que los gobiernos (o para el caso, que los políticos individuales, a quienes sobornan) y este tipo, Alperovitz, propone debilitar al gobierno. ¿Para que las corporaciones no batallen tanto para controlarlo o que los sobornos salgan más baratitos? Es como la falacia de combatir las drogas, legalizándolas; o sea, combatir el incendio, echándole gasolina. Por cierto, los poderes no fueron usurpados por el gobierno central sino por la Fed, que ni siquiera es parte del gobierno sino una entidad privada].

Recuperando Nuestro Poder
Si los gobiernos están intentando recuperar sus poderes soberanos, pueden comenzar con el poder de crear dinero, que fue usurpado por los intereses privados mientras la gente estaba dormida al volante. [La gente no estaba dormida; los funcionarios electos fueron simplemente sobornados]. A los gobiernos estatales y locales no se les permite emitir sus propias monedas; pero pueden poseer bancos, y todos los bancos de depósito crean dinero cuando hacen préstamos, como recientemente lo reconoció el Banco de Inglaterra.
El gobierno federal podría volver a tomar el poder de crear la oferta monetaria nacional emitiendo sus propias notas del Tesoro como lo hizo Abraham Lincoln. Alternativamente, podría emitir algunas monedas de muy grande denominación como lo autoriza la Constitución; o podría nacionalizar el banco central y usar la flexibilización cuantitativa para financiar infraestructura, educación, creación de empleos y servicios sociales, respondiendo a las necesidades del pueblo más bien que a las de los banqueros. [Todo esto no pasa de ser una cartita a Santa Claus. Efectivamente, “el gobierno podria esto y lo otro”, pero los usufructuarios del sistema no se van a quedar de brazos cruzados mientras Ellen o cualquier otro intenta quitarles el negocito que tan redituable les ha resultado durante poco más de un siglo. Y eso lo defenderán mediante lo que sea: desestabilización de gobiernos, guerra, ataques con drones, asesinatos o campañas de difamación. Cuentan con los recursos para sobornar a CUALQUIERA y, sobre todo, carecen de escrúpulos].
La libertad de votar tiene poco importancia sin la libertad económica la libertad de trabajar y obtener alimento, abrigo, educación, atención médica y un retiro decente. El presidente Franklin Roosevelt sostenía que necesitamos una Declaración de Derechos Económicos. Si nuestos representantes electos no estuvieran comprometidos con los prestamistas, podrían ser capaces tanto de aprobar tal declaración como conseguir el dinero para financiarla [¡Claro! Y si no fueran corruptos, les alcanzaría el dinero de los impuestos sin necesidad de endeudar al país. La cuestión es que no existe ese «si... no estuvieran» condicional y “nuestros” representantes van a seguir comprometidos con los prestamistas, y entonces, ¿cuál opción queda?].

No hay comentarios:

Publicar un comentario