viernes, 9 de octubre de 2015

La crisis migratoria, un arma de la élite globalista



Una Alianza Egea

Grecia, Turquía y la Cooperación en la Migración
Por Victor Gaetan               29-Sep-15
FUENTE: https://www.foreignaffairs.com/articles/greece/2015-09-29/aegean-alliance





El texto [en rojo] NO aparece en el original y fue agregado por el equipo de traducción.



Grecia y Turquía son dos vecinas más conocidas por su antagonismo. Una historia de escaramuzas militares, intercambios de población y puntos de vista culturales y religiosos profundamente divergentes las ponen aparte. A través de los últimos seis meses, sin embargo, Grecia y Turquía tácitamente se han coludido para entregar una asombrosa carga humana en Europa Occidental. La crisis de los refugiados es, de muchos modos, un fenómeno impulsado por decisiones tomadas en Atenas y Ankara [Una manera muy cómoda de culpar a otros. Si los «Amos del Universo» no hubieran fomentado el caos en Túnez, Libia, Egipto, Iraq y Siria, NO habría refugiados; por mucho que se coludieran Grecia y Turquía].
La Guardia Costera Griega fue acusada de maltratar a los refugiados y empujarlos de regreso a aguas turcas, en vez de registrarlos conforme a las regulaciones de la Unión Europea sólo hasta el pasado verano. Mientras tanto, la Comandancia de la Guardia Costera Turca, que firmó un memorándum de entendimiento para compartir (informes de) inteligencia y entrenamiento hace menos de dos años, virtualmente ha dejado de detener contrabandistas.
Cuatro factores principales ayudan a explicar la transformación que hicieron ir a Grecia y Turquía de combatientes en la línea de fuego coordinándose por mar y tierra para excluir al resto del mundo a observadores del laissez-faire de la crisis migratoria: el ascenso al poder de Syriza liberalizó la política de inmigración de Grecia, las políticas de austeridad impuestas por la UE avivaron la frustración griega hacia otros estados-miembro, los tambaleantes esfuerzos de las autoridades turcas para tomar medidas drásticas contra los contrabandistas abrumaron a las autoridades griegas, y la estrategia turca de largo plazo para forzar a Europa para hacer más por las comunidades musulmanas, todas han jugado papeles significativos en la renuencia de ambos países para detener el flujo a lo largo de las fronteras europeas. Si ambas naciones no fueran hostiles hacia lo que ven como arrogancia de la UE, estos antiguos rivales en el Egeo bien podrían aun estar patrullando sus costas [suenan lógicos estos factores; pero no significan que ambos países tengan la culpa de la crisis migratoria].

CAMBIO EN LA CIMA
El ascenso de Syriza al poder en Enero pasado fue una señal del rechazo del electorado a la política de austeridad. Antes de la elección, la política de inmigración no era un problema relevante. El parlamentario europeo e integrante de Syriza, Dimitrios Papadimoulis, dijo que Grecia buscaría una “política de inmigración europea común con obligaciones y derechos” y también más dinero de la Unión Europea para la seguridad fronteriza. Durante el primer mes del partido en el poder, sin embargo, la viceministro de Inmigración, Tasia Christodoulopoulou, anunció que el gobierno convertiría las instalaciones de detención de refugiados en centros de bienvenida [puede ser plan-con-maña de las élites globalistas para allegarse mano de obra en Francia y Alemania, sin asumir responsabilidad de cómo se ha provocado el éxodo hacia Europa] y descontinuaría la Operación Xenios Zeus, una agresiva política que identificaba y deportaba inmigrantes ilegales.
En Abril 14, el gobierno griego declaró que todos los refugiados sirios en la nación recibirían documentos para continuar su viaje en Europa. La migración a Grecia, que había estado incrementándose durante meses, explotó luego del anuncio. De acuerdo a datos de la Comisión de Refugiados de la ONU, entre Abril y Mayo, los refugiados y las llegadas de migrantes por mar se incrementaron en 40%. Asombrosamente, entre Abril y Agosto, las llegadas se incrementaron en 721%. Más refugiados llegaron en Julio que en todo el 2014.
El gobierno central no tenía ningún plan para manejar el incremento de refugiados al menos ninguno compartieron con los alcaldes de las ciudades afectadas. Cuando se preguntó qué ocurriría a los refugiados luego de que se hubieran registrado, Christodoulopoulou dijo que ellos “simplemente desaparecerían” hacia “Europa”, aunque ella no sabía cómo. Cuando los alcaldes se rieron incrédulos, ella agregó, “Yo controlo la entrada no la salida”.




 
Un policía griego gesticula a refugiados sirios en un sobrecargado bote inflable a medida que llegan a la isla griega de Lesbos, luego de cruzar el Mar Egeo desde Turquía. 25-Sep-15
 

[La foto anterior, que no es la única que ha aparecido, hace surgir algunas preguntas: ¿de dónde sacan los refugiados recursos para disponer de botes inflables de ese tamaño y de chalecos salvavidas? Quizá los contrabandistas son muy respetuosos de la normatividad de seguridad para cruzar el mar] Las islas griegas más cercanas a Turquía (Chios, Kos, Lesbos, Leros y Samos) estaban quejándose tan temprano como el 2013 que estaban siendo puestas en la mira por los migrantes para entrar al país, y que ellas no podían manejar la afluencia sin mayor ayuda del gobierno nacional o de la Unión Europea. Para este verano, las islas estaban inundadas de extranjeros y están recurriendo grandemente a ciudadanos privados y la Iglesia Ortodoxa Griega por ayuda para manejar las necesidades humanitarias. Las autoridades del gobierno nacional fueron elusivas y no proporcionaron ni provisiones ni guía sistemática. Luego choques violentos entre migrantes y funcionarios locales estallaron en Kos.
George Hadzimarkos, prefecto del sur del Egeo, resumió el papel de Atenas en la crisis. El “gobierno central no está haciendo nada”, dijo. “Y no se debe a la prolongada crisis financiera. Se debe a que a ningún gobierno le han importado jamás estas islas lejanas”.

PEONES POLÍTICOS
A lo largo de su permanencia en el poder, Syriza ha movilizado y radicalizado la frustración popular con la Unión Europea [Tsipras y Syriza han navegado con bandera de anti-establishment; pero ambos terminaron aceptando PEORES condiciones de austeridad que las rechazadas el 13-Jul-15, lo cual resulta harto significativo]. El primer ministro griego y jefe de Syriza, Alexis Tsipras, rutinariamente ha retratado a Grecia como una víctima cuya soberanía e intereses nacionales han sido comprometidos por la UE. La retórica de Tsipras [entiéndase saliva; nada más] estaba mayormente dirigida a Alemania, el país más estrechamente asociado con los programas de ajuste al cinturón que la UE entregó a Atenas.
Nikos Kotzias, ministro griego de relaciones exteriores y miembro del derechista partido Griegos Independientes, fue el primero en sugerir vincular la política de inmigración griega y las negociaciones con la UE conforme a las guías de una reunión informal de la UE en Riga en Marzo pasado. De acuerdo a la estación de TV griega, Kotzias dijo, “Habrá millones de inmigrantes y miles de jihadistas que vendrán a Europa” si no se logra un acuerdo.
Kotzias estaba lejos de ser el único político griego dispuesto a afirmar un vínculo entre la política de inmigración del país y su insatisfacción con las medidas de austeridad de la UE. Durante una reunión de ANEL [Griegos Independientes, por sus siglas en griego], el ministro de defensa y presidente de ANEL, Panos Kammenos, advirtió, “ Si [los ministros de la UE] le causan dificultades a Grecia, deberían saber que los migrantes obtendrán documentos para ir a Berlín. Si Europa nos deja en la crisis, la inundaremos con migrantes, y será aun peor para Berlín si en esa ola de millones de migrantes por razones económicas van también algunos jihadistas del Estado Islámico”.
Poco después del anuncio del gobierno de que los refugiados sirios recibirían documentos de viaje, el ministro griego del Interior, Nickos Voutsis, dijo que a los refugiados deberían dárseles permisos de 3 meses de residencia en la UE de modo que pudieran llegar a su destino favorito típicamente Alemania, una propuesta que contradice directamente las reglas de la UE.

UN RÍO CORRE POR EN MEDIO
El río Evros sirve como punto de reunión entre el NE de Grecia y el NO de Turquía. La corriente rápida y poco profunda acostumbraba ser uno de los puntos de entrada a Grecia más populares  desde Turquía por los indocumentados buscando ingresar a la UE. Pero en Agosto de 2012, el gobierno griego (con la ayuda de Frontex) inició la Operación Aspida (Escudo) erigiendo una valla de acero de 10.4 km coronada por cámaras de detección de calor y aumentando el arsenal de la policía fronteriza con helicópteros, lentes de visión nocturna y perros sabuesos. Los arrestos cayeron de 6,000 en Julio a 45 apenas 6 meses después.
Del lado turco, los aldeanos respaldaron el plan para la cerca porque la gente dirigiéndose a Grecia estaban destruyendo sus cosechas. Ankara tampoco tuvo problema con la Operación Aspida: En Mayo de 2012, el gobierno turco firmó un memorándum de entendimiento con Frontex para incrementar la cooperación para sellar las fronteras de Europa y recibió 70 md€ de la UE entre 2007 y 2013 para mejorar sus propios centros de detención.
En Diciembre de 2013, Turquía firmó un acuerdo de readmisión con la UE, obligándola a regresar a cualquier turco o extranjero que entrara a los países de la UE desde el territorio turco. La Ley sobre Extranjeros y Protección Internacional entró en vigor en Abril de 2014, armonizando la ley turca con las normas europeas que gobiernan a los solicitantes de asilo. Así, la UE, Ankara y Atenas estaban ahora tirando en la misma dirección respecto a la migración ilegal. Esto fue hasta el 2015.
Una consecuencia no buscada de bloquear la frontera terrestre fue un incremento en las rutas de contrabando por mar. El número de migrantes no documentados moviéndose desde Turquía a Grecia por vía marítima se ha incrementado año con año. En respuesta, la Guardia Costera Griega ha devuelto botes hacia aguas turcas a través de una táctica conocida como “empujes de regreso”, que viola las reglas de la UE así como la ley internacional. En Enero de 2014, un bote remolcando a alta velocidad a 28 migrantes a aguas turcas provocó que el pequeño bote se volcara, ahogándose 12 personas.
Datos de la guardia costera turca revelan un incremento mensual en el número de inmigrantes detenidos en el mar este año. A Septiembre 8, el número se eleva a 50,514 detenidos. Este número probablemente incluye arrestos repetidos, sin embargo, puesto que los refugiados sirios (la mayoría de los migrantes indocumentados de este año) que son detenidos a mitad del cruce o sacados del mar no son típicamente deportados. En cambio se les deja ir.
En Turquía, exclusivamente los sirios son clasificados como invitados temporales del gobierno. En Diciembre pasado, Ankara concedió nuevos servicios a los refugiados sirios, tales como acceso a servicios de salud y educación [una información dudosa ya que la mayoría de los refugiados no son musulmanes sino sirios ortodoxos y el gobierno turco no se caracteriza precisamente por ser dadivoso con los grupos no-musulmanes]. Esto ha mejorado las condiciones para más de dos millones de sirios en el país, pero no equivale al ofrecimiento de asilo permanente. Aunque Turquía ha sido generosa dejando que los refugiados sirios viajen libremente, ha limitado su capacidad de establecerse y trabajar en el país, lo que los hace desesperados por salir [la “generosidad” antes mencionada, entonces, tiene otro fin]. El Washington Post, por ejemplo, identificó a un sirio que ha tratado de llegar a Grecia nueve veces por vía marítima en sólo 12 días.
Las estadísticas de la guardia costera turca también revelan que Turquía está poniendo menos atención a los contrabandistas. En 2014 la fuerza detuvo a 106 contrabandistas (o uno por cada 141 migrantes). Este año, esa relación es de 1:500. Hasta el momento sólo 101 contrabandistas han sido detenidos en 2015 pese a que el número de migrantes cruzando el país se ha elevado drásticamente. Un jefe veterano en la policía militar ha dicho que la menor vigilancia policial sobre los contrabandistas es el resultado de las guardias costeras griegas y turcas enfocándose en salvar vidas e impidiendo que los viajeros se ahoguen.

AGUAS ABIERTAS
Cualesquiera que sean las razones, una cosa es cierta: la postura de bienvenida de Grecia hacia los refugiados y el fracaso de Turquía en ubicar a los contrabandistas ha conducido al colapso de la prevención de la migración en el Mar Egeo.
Turquía asiduamente evita el tópico de los contrabandistas en los medios. En una entrevista en CNN, el presidente turco Tayyip Erdoğan culpó a Occidente por la muerte de Aylan Kurdi, de 3 años, cuya imagen galvanizó la opinión mundial. Para las autoridades turcas, facilitar la salida de los refugiados, ―aunque sólo signifique hacerse de la vista gorda a su éxodo― es políticamente oportuno. Turquía alberga una impactante cantidad de gente desplazada dentro de sus fronteras, con más llegando todos los días. Pocos en Ankara imaginaron que la guerra en Siria se prolongaría tanto como lo ha hecho, y la economía turca no está robusta actualmente como lo estaba hace pocos años. Nuevas presiones ―tales como la actual guerra con fuerzas kurdas y los ataques aéreos contra el Estado Islámico (también llamado ISIS) en Siria y el PKK en Iraq― convierten el alojamiento de los refugiados en una carga aun más pesada.
Pero hay también un factor ideológico detrás de la disposición de Turquía de facilitar la migración de los refugiados y de los migrantes por razones económicas: Erdoğan y el primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, han perseguido una política exterior que proyecta internacionalmente la influencia turca, especialmente a través de instituciones religiosas. Que Turquía ahora está preparada para transportar refugiados del Medio Oriente dispuestos a reubicarse en Europa ayuda a realizar esa meta desde el punto de vista de las élites turcas. El Diario Hurriyet reportó que Davutoglu dijo a los representantes de los refugiados el 19 de Septiembre: “Entendemos que la gente quiere ir a Europa desde Turquía o cualquier otro país. No detendremos a nadie que esté dispuesto a salir. Estamos listos para enviarlos incluso por avión, no por tierra, a cualquier país que les acepte”. Facilitando el viaje a “nuestros hermanos sirios”, más bien que impidiendo su salida o arrestando contrabandistas, el gobierno turco crea nuevos electores en Europa. Una fuente del Depto de Estado que cubre Turquía confirmó, aunque sin tener autorización para discutir la situación, no quiso ser identificado: “Davutoglu, especialmente tiene un interés en difundir el Islam”.
Una de las prioridades de Erdoğan desde que llegó a ser presidente en 2014 ha sido la expansión de una campaña internacional de construcción de mezquitas, campaña dirigida a proyectar la presencia turca en Europa. Actualmente hay 18 proyectos en construcción, incluyendo edificios en Grecia, Rumania y el Reino Unido, entre otros. En Alemania, Turquía está financiando la mayor mezquita del país en la ciudad de Colonia, que ya tiene 30 de ellas. Más de 3 millones de turcos viven en Alemania ―la mayor concentración de población turca en el extranjero, y el mayor grupo extranjero en Alemania. Durante una visita a la comunidad turca el año pasado, Erdoğan abordó el espinoso problema de la asimilación, urgiendo a los turcos “a no comprometer nuestro lenguaje, religión y cultura”.
Erdoğan regularmente critica a Europa por lo que él percibe como sus tendencias islamofóbicas, y el programa de mezquitas de Ankara es una de las maneras de combatirlas. Como Erdoğan dijo al cuerpo diplomático de Turquía en Enero, “La islamofobia, a la que constantemente atraemos la atención y de la que advertimos, representa una serie amenaza en Europa… Los que agitan su dedo y regañan a Turquía deben ver que están tratando con una nueva y grande Turquía”. Crear una nueva y grande Turquía se logra ayudando a restablecer una gran y simpatizante comunidad de “hermanos y hermanas” sirios ―el pronombre a menudo utilizado por los líderes turcos.
En un artículo de opinión publicado en The Guardian en Septiembre 9, Davutoglu advirtió a los líderes europeos que el deseo de ellos “de crear una ‘fortaleza cristiana’ en Europa no funcionará” porque las paredes ya se han derrumbado. En una reunión esta semana en los márgenes de la reunión de la Asamblea Gral. de la ONU, los primeros ministros griego y turco acordaron expandir la cooperación sobre migración, pero no firmaron planes para revitalizar las tácticas de repulsa pre-2015.
Con la nueva coalición gobernante de Syriza jurada en el poder en Septiembre 23, una que es casi idéntica a la precedente, uno no esperaría un cambio en el apoyo de Grecia a la migración abierta. La política de Syriza equivale al no cumplimiento con la Regulación de Dublín, que exige que los países de la UE registren a los refugiados por asilo en el país donde desembarcan. Después de su más reciente victoria, Tsipras culpó a Europa por evadir su responsabilidad de tratar con la crisis de refugiados sirios, tal como Davutoglu dijo a la Asamblea Gral. de la ONU que Europa no le está metiendo el hombro a la carga. Esforzándose para enfrentar la crisis humanitaria en su suelo, pocos en Europa están señalando la culpabilidad griega y turca en este desastre [y dale con querer colgarles la culpa a dos países que, sin bien no están deteniendo a los migrantes, tampoco provocaron su éxodo; por otro lado, las élites globalistas deben estar felices: ese éxodo, al aumentar la oferta de trabajo, impedirá que los sueldos suban como de otra manera lo harían en ausencia de esos migrantes. Demasiada casualidad para pensar que el caos no se hizo con ese fin]. Mientras tanto, 4,000 gentes dejan diariamente Turquía hacia las islas griegas.
 

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