miércoles, 17 de octubre de 2018

Una Tepocata Menos (léxico foxiano)


Nikki Haley Fuera, Kavanaugh Dentro —¿Ruptura del Frente anti-Donald?


Por Maurizio Blondet                                                                     09-Oct-18
FUENTE: https://www.maurizioblondet.it/nikki-haley-fuori-kavanaugh-dentro-rottura-del-fronte-anti-donald/ 

 

El texto [en rojo] NO viene en el original y fue agregado por el equipo de traducción. Igualmente lo destacado en amarillo aparece como texto simple en el original.
Así que Nikki Haley renunció como embajadora de Estados Unidos ante la ONU. La estúpida, maleducada, anti-putiniana fanática, super-israelí y neoconservadora Nikki Haley, una criatura del Estado Profundo que intentaba ser los zapatos del presidente Trump tan pronto como abril, cuando anunció nuevas sanciones a Rusia con la excusa de que sus compañías habían cooperado con Damasco para fabricar armas químicas, antes de que lo hiciera Trump y contra sus intenciones, y los rumores de que Nikki intentaba postularse a la Casa Blanca con Mike Pence en 2020. Poco antes, había dicho que las mujeres que acusaban a Trump de conducta sexual inapropiada debían ser escuchadas.
Uno se preguntaba por qué Trump había designado a tal serpiente [una tepocata, de las que alguna vez mencionó Vicente Fox] para tal cargo. El punto obvio es que él no la eligió [ésta es una verdad más o menos del tamaño de Júpiter]. Él podría haber querido ese cargo para la hawaiana Tulsi Gabbard, una demócrata, quien se declaró en el Congreso por la retirada de América de la guerra sucia en Siria. Él había sido prevenido por el aluvión de cuentos de los medios, y en general por los mismos que agitaron la narrativa venenosa del Rusiagate; de la interferencia de Putin en las elecciones estadounidenses a favor de Trump. La Gabbard además se había reunido con Assad, por lo que ella también estaba cerca de los rusos... era una traidora dijeron, atacándola, los medios de comunicación.
Ahora Nikki se está yendo, coincidiendo con la victoria de Trump de meter en la Corte Suprema al juez Brett Kavanaugh: un personaje contra el que los demócratas se han lanzado con todos los medios más bajos, incluso el de acusarlo de un intento de violación hace 36 años antes por Christine Blasey Ford [por cierto, funcionaria de la CIA], que no pudo aportar la más mínima prueba; los demócratas, asistidos por los medios y el movimiento “me too” en el Senado, exigieron que el FBI investigara el pasado sexual de Kavanaugh y querían celebrar audiencias públicas, en todo caso, para perder, y muy mal. Los medios y los demócratas se encuentran hoy en la condición descrita en esta caricatura:



 (Los medios y los demócratas en la lucha contra Kavanaugh)
Los principales medios, los mismos que continuamente atacan a Trump como agente ruso, han tocado el punto más bajo de credibilidad.
El movimiento “me too” también ha mostrado su rostro totalitario, pretendiendo que Kavanaugh fuera declarado culpable y, por lo tanto, indigno de estar en la Corte Suprema, "por la palabra" de su acusadora, sin pruebas [moda inaugurada por Theresa May en marzo de este año con el caso Skripal] y sin presunción de inocencia―, y ha perdido mucho apoyo femenino.
Con Kavanaugh, ingresa a la Corte un defensor de la Constitución, lo que rompe la dictadura “liberal”, moralmente “progresista” que ha ejercido una influencia tan profunda en las costumbres desde hace 50 años. En esta asignación de por vida, Kavanaugh es joven y durará treinta años, mientras que los dos “liberales” de 80 años puestos allí por Clinton, Ruth Bader Ginsburg y Stephen Breyer (ambos judíos, por pura casualidad...) no durarán mucho.
“El Partido Demócrata ha sufrido una derrota histórica”, escribió Pat Buchanan, “y el triunfo es del Presidente Trump”.


¿La renuncia de Nikki Haley está conectada con la toma de posesión de Kavanaugh? Al parecer no. Pero es casi como, en una guerra, la repentina ruptura del frente en varios sectores al mismo tiempo. Dicho así, parece una derrota de los demócratas, “un Little Big Horn desde el punto de vista de Custer”, dice Buchanan, con otra metáfora bélica western. Para Zero Hedge, los demócratas “han puesto los carromatos en círculo”…
Y no olvide, me sugiere mi amigo Umberto Pascali de Washington, que “McCain murió exactamente cuando debía morir”, la otra espina en el flanco de Trump que unió a los traidores “de la derecha”. Ahora veremos si finalmente se desatará el Russiagate, ese impedimento venenoso inventado por el Deep State, aferrado al cuello de Trump. Veremos si la política de Trump cambiará y en qué medida: probablemente no contra China e Irán, sino quizás en una relación más racional con Putin, la pérdida de importancia de Soros y sus planes.
Si vemos bien, dice Humberto, “ahora comenzará la verdadera administración Trump, la fase que debía comenzar en la primavera de 2017. Acuerdos con Rusia, los chinos, Assad, estados europeos amigos. Bergoglio está más solo, los servicios ingleses desatados para provocar una situación de no-retorno con Rusia, con la complicidad (entre otras cosas) de Nikki Haley, están derrotados ―tal vez somos demasiado optimistas [creo que sí, porque Clownie Trump no es ningún superhéroe, defensor del pueblo sino, en más de un sentido, compañero de trabajo de Nimrata Randhawa, alias Nikki, puesto que ambos tienen al mismo patrón, a quién le divierten esas escaramuzas; y no debe olvidarse que ambos son políticos “kleenex”, es decir, desechables], pero el alivio de la partida de la estúpida Haley justifica un momento de alegría [realmente, sí] y buena esperanza.
Para Italia, este triunfo aparente de Trump y su línea, tendremos que ver los resultados en la cumbre sobre Libia que nuestro gobierno convocó para el próximo 11 de noviembre, y a la cual invitó a Moscú.

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