jueves, 21 de marzo de 2019

Intento de tergiversar la Historia con verdades a medias


La Concentración de la Riqueza Lleva a un Nuevo Imperialismo Global

Por Peter Phillips                                                                                       13-Mar-19
FUENTE: https://dissidentvoice.org/2019/03/wealth-concentration-drives-a-new-global-imperialism/



El texto [en rojo] NO viene en el original y fue agregado por el equipo de traducción. Igualmente lo destacado en amarillo aparece como texto simple en el original.

Los cambios de régimen en Irak y Libia, la crisis de Siria, Venezuela, las sanciones a Cuba, Irán, Rusia y Corea del Norte son reflejos de un nuevo [really ¿nuevo?] imperialismo global impuesto por un núcleo de naciones capitalistas en apoyo de una riqueza invertida de bdd. Este nuevo orden mundial de capital masivo se ha convertido en un imperio totalitario de desigualdad y represión.
El 1% global, que incluye 36 billonarios y 2,400 milmillonarios, emplea su capital excedente con firmas de gestión de inversiones como BlackRock y J.P Morgan Chase. Las diecisiete principales de estas firmas de gestión de inversiones billonarias manejaron 41.1 bdd en 2017. Todas estas firmas tienen inversiones unas en las otras y son administradas por sólo 199 gentes que deciden cómo y dónde el capital global será invertido. Su mayor problema es que tienen más capital que oportunidades de inversión seguras, lo que lleva a riesgosas inversiones especulativas, creciente gasto bélico, privatización del dominio público y presiones para abrir nuevas oportunidades de inversión mediante cambios en el régimen político.
Las elites del poder que apoyan la inversión de capital están integradas colectivamente en un sistema de crecimiento obligatorio. La falla en lograr una expansión continua lleva al estancamiento económico, lo que puede resultar en depresión, quiebras bancarias, colapsos de moneda y desempleo masivo. El capitalismo es un sistema económico que se ajusta inevitablemente a sí mismo a  través de contracciones, recesiones y depresiones. Las élites del poder están atrapadas en una red de crecimiento obligatorio que requiere la continuada administración global y la formación de nuevas y siempre crecientes oportunidades de inversión de capital. Esta expansión forzada se convierte en un destino  manifiesto mundial que busca el total dominio del capital en todas las regiones de la tierra y más allá.
El 60% de los 199 gerentes de la élite del poder global son de USA, con personas de veinte países capitalistas completando el balance. Estos gerentes de la élite del poder y asociados del 1% participan activamente en grupos de políticas globales y gobiernos. Sirven como asesores del FMI, la Organización Mundial de Comercio, el Banco Mundial, el Banco Internacional de Pagos, el Consejo de la Reserva Federal, el G-7 y el G-20. La mayoría asiste al Foro Económico Mundial. Las élites del poder global están activamente involucradas en consejos privados de política internacional como el Consejo de los Treinta, la Comisión Trilateral y el Consejo Atlántico. Muchas de las élites globales de USA son miembros del Consejo de Relaciones Exteriores y de la Mesa Redonda de Negocios en USA. El tema más importante para estas elites del poder es proteger la inversión de capital, asegurar el cobro de deudas y crear oportunidades para obtener mayores rendimientos.
La élite del poder global es consciente de su existencia como una minoría numérica en el vasto mar de la humanidad empobrecida. Aproximadamente el 80% de la población mundial vive con menos de 10 dólares/día y la mitad con menos de 3 dólares/día. El capital global concentrado se convierte en la alineación institucional obligatoria que lleva a los capitalistas transnacionales a un imperialismo global centralizado facilitado por las instituciones económicas/comerciales mundiales y protegido por el imperio militar estadounidense/OTAN. Esta concentración de riqueza conduce a una crisis de humanidad, por la cual la pobreza, el hambre, la alienación masiva, la propaganda mediática y la devastación ambiental han alcanzado niveles que amenazan el futuro de la humanidad.
La idea de los estados nacionales independientes autónomos se ha mantenido durante mucho tiempo como algo sagrado en las economías capitalistas liberales tradicionales. Sin embargo, la globalización ha colocado un nuevo conjunto de demandas sobre el capitalismo que requiere mecanismos transnacionales para apoyar el continuado crecimiento del capital que cada vez más trasciende las fronteras de los estados individuales. La crisis financiera de 2008 fue un reconocimiento del sistema global del capital en peligro. Estas amenazas fomentan el abandono por completo de los derechos de los estados nacionales y la formación de un imperialismo global que refleja los requisitos del nuevo orden mundial para proteger el capital transnacional.
Los cambios de régimen en Iraq y Libia, la guerra en Siria, la crisis de Venezuela, las sanciones sobre Cuba, Irán, Rusia y Corea del Norte,  son reflejos de un nuevo imperialismo global impuesto por un núcleo de naciones capitalistas en apoyo de los bdd concentrados en la riqueza invertida. Este nuevo orden mundial de capital masivo se ha convertido en un imperio totalitario de desigualdad y represión [cuyos dueños se mantienen en el anonimato y la impunidad].
Las instituciones dentro de los países capitalistas, incluyendo ministerios del gobierno, fuerzas de defensa, agencias de inteligencia, el poder judicial, universidades y cuerpos representativos, reconocen en diversos grados que las principales demandas del capital transnacional van más allá de las fronteras de los estados-nación. El alcance mundial resultante motiva una nueva forma de imperialismo global que es evidente mediante las coaliciones del núcleo de naciones capitalistas empeñadas en pasados o presentes esfuerzos de cambio de régimen vía sanciones, acciones encubiertas, cooptaciones y guerra con naciones no-cooperadoras Irán, Iraq, Siria, Libia, Venezuela, Cuba, Corea del Norte y Rusia.
El pretendido golpe en Venezuela muestra la alineación de los estados que apoyan al capital transnacional al reconocer las fuerzas de élite que se oponen a la presidencia socialista de Maduro.
Aquí está operando un nuevo imperialismo global, en el que la soberanía de Venezuela se ve socavada abiertamente por un orden mundial imperial capitalista que busca no solo el control del petróleo de Venezuela, sino la oportunidad completa para expandir las inversiones a través de un nuevo régimen.
La negación generalizada de los medios corporativos del presidente elegido democráticamente de Venezuela demuestra que estos medios son propiedad y están controlados por ideólogos de la élite del poder global. Los medios corporativos de hoy están altamente concentrados y son totalmente internacionales. Su principal objetivo es la promoción de ventas de productos y propaganda pro capitalista a través del control psicológico de los deseos, emociones, creencias, temores y valores humanos. Los medios corporativos hacen esto manipulando los sentimientos y los conocimientos de los seres humanos en todo el mundo y promoviendo el entretenimiento como una distracción de la desigualdad global.
Reconocer el imperialismo global como una manifestación de riqueza concentrada, administrada por unos pocos cientos de personas, es de suma importancia para los activistas democráticos humanitarios. Debemos apoyarnos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y desafiar al imperialismo global y sus gobiernos fascistas [¿por qué fascistas? si estas fuerzas son precisamente las mismas y ningunas otras las que derrotaron al fascismo en 1945 y que ahora buscan derrotar al resto del  mundo. Llamarles fascistas solo sirve para mantenerlas ocultas y seguir falsificando la Historia, porque no se volvieron imperialistas luego de la 2GM sino que ya lo eran desde mucho tiempo antes], la propaganda de los medios y los ejércitos imperiales.

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