viernes, 28 de septiembre de 2012

Produciendo "Estados Fallidos"


Produciendo “Estados Fallidos”
Manufacturados en USA
por Edward S. Herman       23-Sep-12
FUENTE: http://www.voltairenet.org/Manufacturing-Failed-States


USA ha llegado a dominar el arte de debilitar a sus ob-jetivos designados fomentando el terrorismo doméstico y luego echándoles la culpa de los crímenes patrocina-dos por el propio Washington. Este método permite la posibilidad tanto de justificar la intervención militar co- mo llevarla a cabo sin riesgo. El bien aceitado esque-ma descrito aquí por Edward S. Herman está siendo actualmente aplicado en Siria.
Durante la Guerra de Vietnam, en un letrero en una de las bases del ejército de USA se leía: “Matar es Nuestro Negocio, y el Negocio Va Bien”. Bueno, era muy buen negocio en Vietnam (y Camboya, Laos y Corea también), el número de muertes de civiles llegó a millones. Y ese número ha seguido siendo bastante respetable en los años posteriores a Vietnam. Los asesinatos han sido realizados tanto directamente como a través de representantes en cada continente, a medida que la “seguridad nacional” de USA ha requerido bases, guarniciones, asesinatos, invasiones, guerras de bombardeo y el respaldo de regímenes asesinos, verdaderas redes de terror y programas en todas partes en respuesta a amenazas y retos terroristas al “patético gigante”.

Jan Knippers Black señaló hace años en su gran libro [1] que “la seguridad nacional” es un concepto maravillosamente elástico, que se expande conforme a “lo que una nación, clase o institución.... piensa que debería tener”, con el resultado que aquéllos “cuya riqueza y poder parecería hacerlos más seguros son, de hecho, más paranoides y quienes, por sus frenéticos intentos de consolidar su seguridad, provocan su propia destrucción”. (Ella estaba refiriéndose a la amenaza de la social democracia brasileña de los 1960s y su terminación por una contrarrevolución apoyada por USA y la dictadura militar). Agréguese a esto la búsqueda por parte de los intereses creados del complejo militar-industrial de misiones que justifiquen incrementos presupuestales y la plena cooperación de los principales medios en dicha búsqueda y tenemos una realidad atemorizante.
En realidad, el gigante que se finge paranoide ha tenido que esforzarse valientemente en producir amenazas más o menos creíbles, especialmente después de la caída del “Imperio del Mal”, que este país durante tanto tiempo había alegado estar “manteniendo a raya”. Gracias al cielo que luego de relativamente breves rachas de atención al narco-terrorismo y a las armas de destrucción masiva de Saddam, el terrorismo islámico surgió de la nada para proporcionar una amenaza de repuesto, sin duda producido por la hostilidad a las libertades norteamericanas y la indisposición del mundo islámico para permitir a Israel encontrar un socio negociador y lograr zanjar pacíficamente cualesquier disputas con los palestinos.
Pero aparte de mantener los asesinatos y el consecuente negocio de armamentos en un alto nivel, USA ha llegado a ser un fabricante en gran escala de estados fallidos. Por estado fallido quiero decir uno que ha sido aplastado militarmente o hecho inmanejable por la desestabilización política y/o económica y el caos resultante y es incapaz (o no se le permite) por largos períodos recuperarse y tomar cuidado de las necesidades de sus ciudadanos. Por supuesto, USA ha sido tal fabricante durante un largo período, como en los casos de Haití, la República Dominicana, El Salvador, Guatemala y los estados de Indochina donde el matar resultaba tan lucrativo. Pero hemos visto un dramático resurgimiento en tiempos recientes, algunos más o menos pacíficos, como en los casos de la Rusia post-soviética y varios de los estados de Europa Oriental, donde las reducciones del ingreso y los pronunciados aumentos en las tasas de mortalidad han sido el resultado de la “terapia de shock” y los saqueos en gran escala realizados por las élites locales con ayuda occidental (p.e., las privatizaciones bajo condiciones de corrupción excepcional).
Pero ha habido un nuevo flujo de estados fallidos producidos por USA, las “intervenciones humanitarias” de la OTAN y los cambios de régimen, realizados más agresivamente en la víspera de la muerte de la Unión Soviética (y así el fin de una importante aunque limitada fuerza de “contención”). La intervención humanitaria en Yugoeslavia ha sido un modelo, con Bosnia, Serbia y Kosovo convertidos en estados fallidos, otros debiluchos arruinados, todos ellos clientes o suplicantes de Occidente, más una gigantesca base militar estadounidense en Kosovo, con este paquete remplazando un previo estado social democrático independiente. Esta demostración de los méritos de la intervención imperial montó el escenario para los esfuerzos adicionales de fabricar más estados fallidos en Afghanistán, Pakistán, Somalia, Iraq, República Democrática del Congo y Libia, con un programa similar bien adelantado actualmente en Siria y otro obviamente en proceso durante algunos años en el tratamiento del Mundo Libre al “amenazante” Irán, luego de su feliz relación con la dictadura del Shah impuesta por Occidente.
Estos fracasos manufacturados a menudo han tenido rasgos en común que los muestran como un producto de la política imperial y como proyección de ese poder. Un rasgo frecuente es la elevación y/o reconocimiento de rebeldes de un grupo étnico que se ostenta como víctima, que combate contra su gobierno con actos terroristas, a veces diseñados para provocar una violenta respuesta gubernamental, y que regularmente recurren a los poderes imperiales para que acudan en su ayuda. A veces son importados mercenarios extranjeros para ayudar a los rebeldes, y a menudo tanto los rebeldes indígenas como los mercenarios son entrenados, armados y se les da apoyo logístico por las potencias imperiales. Éstas animan estos esfuerzos rebeldes porque los encuentran útiles para justificar desestabilizar, bombardear y eventualmente derrocar al régimen que tienen en la mira.
Este proceso fue evidente a lo largo del período de desmantelamiento de Yugoeslavia y la creación del conjunto resultante de estados fallidos. Las potencias de la OTAN querían fraccionar Yugoeslavia y aplastar la República de Serbia, su mayor y más independiente elemento. Alentaron a los elementos nacionalistas dentro de las otras repúblicas a que se rebelaran y todos ellos reconocieron que la OTAN les apoyaría y eventualmente iría a la guerra por ellos. Esto provocó una guerra prolongada y la limpieza étnica, pero finalmente logró la destrucción de Yugoeslavia y la creación de estados fallidos residuales [2]. Curiosamente, elementos de Al Qaeda y mercenarios fueron importados en Bosnia y Kosovo para ayudar a combatir a la República puesta en la mira (Serbia), con conocimiento y cooperación de la administración Clinton, y también de Irán [3] [A]. Al Qaeda fue también uno de los integrantes de los combatientes de la libertad contratados en la campaña libia, y ahora admitido aunque un poco tardíamente en el New York Times de ser un factor en el programa de cambio de régimen en Siria [4]. Y, por supuesto, fue una pieza central en el cambio de régimen en Afghanistán y la base del “contragolpe” del 9/11 (Bin Laden habiendo sido un importante rebelde con respaldo estadounidense-saudita, luego abandonado por sus padrinos [B], y más tarde atacado, demonizado y muerto por ellos).
Estos programas siempre implican una seria “administración de atrocidades”, por lo que el gobierno bajo ataque es acusado de graves actos de violencia contra los rebeldes y sus partidarios, y mediante este proceso efectivamente demonizado y puesta la escena para una intervención masiva. Esto fue muy importante en las guerras para fracturar Yugoeslavia, y posiblemente más aun en Libia y Siria. El proceso es ayudado grandemente por la mobilización de las agencias internacionales (de noticias), que participan en la demonización denunciando las atrocidades y a veces acusando y enjuiciando a los (supuestos) villanos puestos en la mira. En el caso de Yugoeslavia, el Tribunal Criminal Internacional establecido por la ONU para la antigua Yugoeslavia (ICTY, por sus siglas en inglés) trabajó codo con codo con los poderes de la OTAN en montar el enjuiciamiento del liderato serbio y justificar cualquier acción que USA y la OTAN quisieran tomar. En una hermosa ilustración del proceso, el fiscal del ICTY acusó  a Milosevic en Mayo de 1999 justo cuando la OTAN comenzó deliberadamente a bombardear instalaciones civiles para apresurar la rendición serbia, aunque éstos eran crímenes de guerra realizados violando la Carta Constitutiva de la ONU. Pero desviaron la atención mundial de la fea e ilegal conducta de la OTAN hacia las acusaciones contra el demonizado Milosevic.
Similarmente, con las ansias de la OTAN por atacar Libia, el fiscal en la Corte Criminal Internacional rápidamente acusó a Muammar Gaddafi sin siquiera haber conducido una investigación independiente, y con un récord del fiscal de nunca haber acusado a nadie salvo africanos que no fueran clientes occidentales. Este tipo de “manejo jurídico” es invaluable para los poderes imperiales [C] y se nutre bien por adelantado del cambio de régimen y de la fabricación de estados fallidos.
Existen también grupos de derechos humanos y entidades de “promoción de la democracia” supuestamente independientes como Human Rights Watch, el International Crisis Group y el Open Society Institute que regularmente se trepan al vagón imperial destacando la violencia del régimen y de los líderes puestos en la mira. Esto también ingresa a los principales medios masivos de comunicación, la escena completa creando el ambiente moral para una intervención más agresiva por cuenta de las (supuestas) víctimas.
Esto es ayudado por el hecho de los alegatos de atrocidades e imágenes de viudas llorosas y refugiados, la evidencia aparentemente convincente de atrocidades y el consenso establecido de la “responsabilidad de proteger” a las poblaciones víctima, también afecta a los elementos liberales y de izquierda en Occidente, haciendo que algunos se unan al rebaño principal que denuncia al régimen puesto en la mira y que pide la intervención humanitaria, en tanto que muchos otros guardan silencio debido a la confusión y a que no desean ser acusados de “apoyar a los dictadores”. El argumento de los intervencionistas es que mientras puede parecer que apoyamos un imperialismo en expansión, deben hacerse excepciones donde están ocurriendo hechos particularmente malos y las masas domésticas son enardecidas y quieren acción, pero podemos mostrar nuestras credenciales progresistas tratando de micro-manejar y contener el ataque imperial, insistiendo en apegarse a una zona de no-vuelos en Libia [5].
Puede bien alegarse que USA mismo es un estado fallido o fallando. Obviamente no ha sido aplastado militarmente por una potencia exterior, pero su población ha sido muy perjudicada por su propio sistema de guerra permanente. En este caso la élite militar, con sus aliados [D] contratistas, banqueros, políticos, intelectuales y de los medios, han generalizado la pobreza y el sufrimiento en las masas, dejando decaer los servicios públicos y empobreciendo al país, haciendo imposible para el incapacitado y comprometido liderazgo servir apropiadamente a los ciudadanos ordinarios, pese a la firme elevación de la productividad percápita y del PIB. Los excedentes son extraídos hacia el sistema bélico y el consumo y propiedad de una pequeña élite, quienes, en lo que Steven Pinker en The Better Angels of Our Nature llama la era de la “recivilización”, están agresivamente esforzándose por ir más allá de la mera monopolización de excedentes a la transferencia de los ingresos, riqueza y reivindicaciones públicas de la gran (y esforzada) mayoría. [E]. Como estado fallido y como también en otros modos USA es con seguridad ¡una nación excepcional!



Notas:
[1] United States Penetration of Brazil [Penetración estadounidense en Brasil], por Jan Knippers Black, Pennsylvania University Press, 1977, 313 p.
[2] Véase “The Dismantling of Yugoslavia”, [El Desmantelamiento de Yugoeslavia] por Edward S. Herman y David Peterson, Monthly Review, October 2007.
[3] Véase John Schindler’s Unholy Terror [Terror extremo], que insiste muy efectivamente en este tema y no se puede reseñar, salvo en Z Magazine! Vea mi “Safari Journalism: Schindler’s Unholy Terror versus the Sarajevo Safari’s Mythical Multi-Ethnic Project" (Periodismo de Safari: Terror extremo de Schindler vs el Mítico Proyecto Multi-Etnico del Safari de Sarajevo], Z Magazine, April 2008)
[4] Rod Nordland, “Al Qaeda Taking Deadly New Role in Syria Conflict,” [Al Qaeda Toma un Nuevo Papel Mortal en el Conflicto Sirio], New York Times, July 24, 2012.
[5] Véase Gilbert Achcar, "A legitimate and necessary debate from an anti-imperialist perspective," [Un legítimo y necesario debate desde una perspectiva anti-imperialista], ZNet, March 25, 2011; y mi respuesta en "Gilbert Achcar’s Defense of Humanitarian Intervention," [La Defensa de Gilbert Achcar de la Intervención Humanitaria], MRZine, April 8, 2011, que se refiere a “la izquierda bien sintonizada al imperialismo”).

Notas de Rrealismo
[A] Esa supuesta participación de Irán parece desinformación para aminorar la responsabilidad de la OTAN en violar el derecho internacional. Luego de la larga guerra con Iraq, no parece factible que Irán tuviera ni la infraestructura ni la disposición de entrometerse en asuntos alejados de sus fronteras.
[B] Bin Laden jamás fue aliado; fue un peón que quizá ni siquiera se dio cuenta de estar siendo utilizado. Similar al caso de S.Hussein que fue utilizado como arma contra Irán y luego, perdonándole la deuda externa a cambio de invadir Kuwait. Lo que S.Hussein no sabía es que eso le iba a costar la vida. Los "libertadores de Kuwait", en cambio, pudieron quitarle la mitad de su fortuna (60,000 mdd) al emir de Kuwait. Tardíamente supo S. Hussein que "así paga el diablo".
[C] Lo que E.Herman no dice es que entonces el "derecho internacional" ha dejado de existir y los países y pueblos del mundo estamos a merced de los caprichos de una camarilla enloquecida por el poder.
[D] Nuevo intento de desinformación; la élite militar NO tiene de aliados a contratistas y banqueros; son éstos últimos los que tienen, literalmente, a su servicio a los militares, políticos, intelectuales, etc.¿Les parece lógico que si la élite militar fuera la que mandara, aprobara el rescate financiero del 2008 por 700,000 mdd con cargo a la población en general? Los banqueros fueron los beneficiarios, no los militares.Ergo, los banqueros son los que tienen el control.
[E] Una muy rebuscada expresión de la ambición de la élite. George Carlin lo expresó mucho más claramente hace varios años en "El Sueño Americano" (Véase: http://www.youtube.com/watch?v=x9qU2rwT-HM ).

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