jueves, 6 de septiembre de 2018

El peligroso juego de The Donald... para USA


El Uso del Dólar de USA como Arma Está Acelerando la Desdolarización Global

Por Federico Pieraccini                                                                August 23, 2018
FUENTE: https://www.globalresearch.ca/weaponizing-the-us-dollar-is-accelerating-global-de-dollarization/5651587



El texto [en rojo] NO viene en el original y fue agregado por el equipo de traducción.

Donald Trump en poco más de dos años ha abandonado la Asociación Trans-Pacífico (TPP, por sus siglas en inglés), desechado la Asocia-ción Transatlántica de Comercio e Inversión (TTIP, por sus siglas en inglés), ha retirado a USA del acuerdo climático de París y unilateral-mente eliminó la particiación estadounidense del acuerdo nuclear iraní conocido como Com-prensivo Plan Conjunto de Acción (JCPOA, por sus siglas en inglés).
Algunas de estas decisiones sin duda han recibido apoyo popular más allá de las costas de USA. La retirada de Washington del TPP fue bien recibida por la República Popular de China. Durante la presidencia de Obama, Xi Jinping protestó enérgicamente por la exclusión de Pekín del TPP. En el caso del TTIP, los aliados europeos en su mayoría se oponían firmemente al tratado porque las multinacionales europeas estarían sujetas a sanciones y multas por parte de las autoridades estadounidenses.
El acuerdo climático, que impone límites importantes a las emisiones de CO2, así como la imposición de normas que rigen la contaminación, ha sido fuertemente resistido por oligarcas de la energía de USA. El retiro del acuerdo de París ha satisfecho una parte sustancial de los donantes de Trump vinculados a la industria de hidrocarburos y más allá. Finalmente, el abandono del JCPOA fue elogiado por Riyadh y Tel Aviv, dos socios esenciales en las estrategias nacionales y extranjeras de Trump.
Al observar las consecuencias de estas elecciones políticas en los meses posteriores, es fácil ver cómo el mundo ha reaccionado de una manera más o menos similar, que ha sido ignorando a USA y enfatizando la cooperación entre ellos. El TPP, con sus acuerdos entre 11 países, se ha mantenido sin Washington. El desarrollo de las relaciones entre la ASEAN y China continúa sin la participación de Washington. Mientras que el TTIP se ha detenido, el Acuerdo Económico y Comercial Global (CETA), se encuentra en su etapa final de aprobación, un acuerdo entre Canadá y la UE que elude el TTIP de inspiración estadounidense. El acuerdo con Irán sigue vigente a pesar de la cobarde retirada de Washington, y los cinco países que permanecen en el acuerdo nuclear iraní tienen toda la intención de respetar el JCPOA, que se negoció durante varios años.
Además de retirarse de los tratados anteriores, Washington ha comenzado una guerra comercial seria y está imponiendo aranceles a aliados y enemigos por igual. Desde Rusia a la UE, así como a China, Corea del Sur, Japón y Turquía, todos se enfrentan a la decisión sin precedentes de aplicar aranceles al comercio. En la mente de Trump, ésta es la única forma de equilibrar un déficit comercial que ahora ha alcanzado más de 500,000 mdd [a los que manejan a Trump no les interesa el déficit en sí; quizá lo que están buscando es reducirlo obligando a China a vender sus productos aun más baratos].
Además de los tratados desmantelados y la imposición de aranceles, Trump criticó fuertemente algunos pilares del orden liberal posterior a la 2GM, como la OTAN y los propios aliados europeos de USA. La sugerencia de que la OTAN puede estar obsoleta ha sacudido las capitales europeas hasta su núcleo, incluso la Federación de Rusia puede verlo como una señal de la posibilidad de una relación positiva con USA. Más tarde se entendió que la estrategia de Trump era presentarse ante sus electores con logros tangibles, en este caso un aumento sustancial del gasto militar de los países de la OTAN en Europa. Trump quiere un compromiso del 2% del PIB para gastar en defensa, y los líderes de la OTAN ahora están de acuerdo en la necesidad de invertir más dinero.
Finalmente, el golpe devastador [¿para quién?; más bien parece el intento “brincarse las trancas” y querer sacar aun más ventajas de las logradas inicialmente] vino con el abandono del acuerdo nuclear iraní, creando tensiones significativas con los aliados europeos. Washington decidió imponer sanciones a las compañías que hacen negocios con Teherán desde noviembre de 2018. La UE aprobó inmediatamente una ley para proteger a las compañías europeas de multas estadounidenses, pero muchas compañías francesas y alemanas parecen haber abandonado sus proyectos en Irán, temiendo la retribución de Washington. .
Trump incluso comenzó a poner en la mira directamente a los aliados históricos, primero criticando enérgicamente a May en el Reino Unido por la lentitud del Brexit [¿acaso el Brexit no es un asunto exclusivamente británico?], luego a la Turquía de Erdogan por la compra del sistema S-400 y la detención de un pastor estadounidense (acusado de haber participado en el intento golpe de Estado de 2016), y dar luz verde a Arabia Saudita para su guerra comercial y política con Qatar, un aliado cercano de Turquía.
En este ambiente incierto y sin precedentes, los mejores amigos de Donald Trump son Israel y Arabia Saudita, con el gobierno italiano ofreciendo una cara amigable en Europa, el único gran país europeo que no se opone a The Donald. El gobierno italiano tiene la intención de presentarse en contraposición a Francia y Alemania, volviendo a influir en las decisiones europeas. Veremos cuán válido es este camino político, especialmente a la luz de lo que Trump le pedirá a Conte a cambio de apoyo político, especialmente con respecto a Libia y sobre diversos asuntos comerciales y arancelarios.
Durante casi 24 meses de su presidencia, Trump parece haber estado esbozando  su estrategia política. Los neoconservadores, tras el 9/11, utilizaron la fuerza militar en Iraq y Afganistán, sin un poder rival capaz de interponerse en su camino. Con Obama, la estrategia pasó a operar bajo la cobertura de la democracia y los derechos humanos, utilizando medios más sutiles para provocar un cambio de régimen, como las revoluciones de color. Parece que esta estrategia general continúa con Trump, a través de los medios actualmente disponibles para él. Actualmente, los planificadores militares de USA deben lidiar con una fuerza militar efectiva que sigue interponiendo una barra entre sus trabajos [léase, fechorías], Moscú devolviendo Crimea a la Federación de Rusia [la expresión es desafortunada porque pinta a la población de Crimea como absolutamente pasiva; la expresión también es inexacta porque la reincorporación de Crimea a la Fed. Rusa no fue iniciativa de Moscú, sino de +96% de la población de la propia Crimea] e interviniendo en Siria para apoyar al gobierno legítimo de ésta.
Trump parece haber entendido el mensaje proveniente de Beijing y Moscú sobre la inviolabilidad de su territorio, sus esferas de influencia y su soberanía. Por esta razón, la agresión de Washington parece centrarse más en el ámbito económico. Trump ha convertido el dólar en un arma y lo está utilizando contra aliados y enemigos por igual para extraer beneficios para USA. Lo que la actual administración intenta hacer es usar el status del dólar (ya una moneda de reserva y el medio de cambio para cosas tales como el petróleo) como un arma contra adversarios y aliados. Y es doloroso para aquellos en el lado receptor, dado que la economía global gira en torno a Washington y el dólar.
La capacidad de impedir que las empresas europeas operen en Irán se deriva del status del petrodólar. Washington prohíbe a los bancos extranjeros trabajar con bancos iraníes, bloqueando efectivamente el flujo de dólares estadounidenses hacia el país. Esto es aparte de excluir los objetivos de la red bancaria de SWIFT.
Para comprender las consecuencias de estas acciones, es importante observar cómo los presidentes anteriores a Trump trabajaron para hacer avanzar al imperialismo estadounidense. Como se señaló, después de las guerras en Irak y Afganistán, varios países comenzaron a anticipar y planificar en contra de escenarios de agresión estadounidense. Las alianzas se han fortalecido (Pakistán con China, India con Rusia, Qatar con Turquía, Irán con Rusia y China, Irán con Rusia y Turquía), muchos problemas se están resolviendo lentamente (India y Pakistán, Corea del Sur y Corea del Norte) y muchos países prefieren comprar armas de Rusia y China para mantener a raya al imperialismo estadounidense.
A la luz de la protección que ahora ofrecen los similares de Rusia e Irán, la metodología de las revoluciones de color se empleó en lugar de la intervención militar directa (como ocurrió en Iraq y Afganistán) en otros teatros (Libia, Ucrania y Siria) . Después de las guerras en 2002 y 2003 en Irak y Afganistán, China, Rusia e Irán trazaron una línea roja con respecto al intervencionismo de Washington. La efectividad de las revoluciones de color disminuyó cuando los rusos, los chinos y los iraníes [y egipcios] comenzaron a expulsar a las diversas ONG financiadas por personas como Soros y otros financistas globalistas para lograr un cambio de régimen bajo la cobertura de la democracia y los derechos humanos.
La perspectiva del establishment político de Washington se basa en el poder duro militar que ahora es inferior en capacidad ofensiva que el chino-ruso-iraní, lo que garantiza la independencia estratégica de Eurasia y sus socios (Turquía, India, Qatar, Pakistán, Líbano, Siria, Libia, Egipto, Filipinas, etc.). En términos de revoluciones de color, el artificio ha salido a la luz, y los países en el lado receptor de tales ataques ahora pueden reconocerlos y actuar rápidamente para prevenirlos, como sucedió en Hong Kong en 2014.
Donald Trump parece haber recurrido a la única arma que le quedó, es decir, el poder económico del dólar estadounidense, que le ofrece la oportunidad de dar forma a los acontecimientos. Es una estrategia con beneficios a corto plazo y efectos devastadores para Washington a largo plazo. De hecho, la única forma de combatir el dominio financiero de USA es deshacerse del dólar estadounidense y usar otras monedas. El poder económico de Washington se deriva del uso que el mundo hace del dólar. Claramente, entonces, la decisión de Trump de usar el dólar estadounidense como arma le costará caro a su país en el futuro, y es probable que el dólar pierda su papel de moneda de reserva mundial. Como se ha demostrado en la historia, cuando una moneda de reserva es reemplazada por otra moneda, el imperio que dependía de este status de moneda de reserva entra en declive. Esto ocurrió con Francia y Gran Bretaña, y es probable que ocurra con USA.
Si el S-400 representa militarmente [y comercialmente] el dedo medio para Washington, negándole como lo hace el dominio aéreo a USA, la desdolarización es la respuesta obvia al uso del dólar por parte de Trump como arma para ejercer contra amigos y enemigos.
Esta vulnerabilidad es una llamada de atención para los aliados de USA [más que para los aliados, para la Fed], que se han llenado los bolsillos y las arcas estatales con dólares estadounidenses impresos a tasas de interés cero. Solo mire la situación en Turquía, con casi 100,000 mdd en deuda externa. Ankara sufre de la excesiva dolarización de su economía. Por lo tanto, sigue siendo vulnerable a un ataque del dólar estadounidense por parte de Trump, y sin que Qatar llegara al rescate con una inversión de 15,000 mdd, la lira turca no habría podido resistir por mucho más tiempo. El peligro de un colapso económico es real, en la misma línea que se experimentó en Asia a fines de la década de 1990 a través de devastadores ataques de especulación financiera. En contraste, Moscú se encuentra con una deuda pública muy baja y solo 13,000 millones en valores denominados en dólares, continuando rápidamente con la desdolarización de su economía.
Trump ha puesto indirectamente en marcha un reequilibrio global muy necesario [aunque ése no era el objetivo]. La reducción de Washington a un poder más pequeño vendrá sobre todo a través de un cambio fundamental en el nivel económico global [el mayor ajuste será precisamente en USA. Los demás países siempre han tenido que entregar bienes reales en su comercio exterior; para USA será un amargo despertar a la realidad: entregar bienes reales en lugar de papelitos verdes impresos]. Mientras Washington tenga la libertad de imprimir dinero, aumentar la deuda, cambiar dólares por bienes reales y seguir siendo creíble para el resto del mundo y que éste continúe comprando bonos del Tesoro de USA en lugar de oro como un refugio seguro, Trump [o el que esté en su lugar, como lo han hecho desde 1944] podrá seguir usando el dólar estadounidense como un bate de béisbol con el que puede golpear a amigos y oponentes en la cabeza.
El uso potencial del dólar estadounidense como bate de béisbol ha sido evidente durante más de una década para rusos, chinos e iraníes. Por esta razón, han estado intercambiando sus dólares por otras monedas durante años. USA, como un imperio en declive, está atacando, empleando todas las armas disponibles para tratar de detener su decreciente status como única superpotencia mundial. Ahora le toca a los aliados de USA renunciar al dólar, llegando a comprender que la verdadera soberanía está garantizada a través de la soberanía económica.

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