La Putrefacción en Nuestra Clase Dirigente
Por R.R.
Reno 05-Ago-19
FUENTE: https://www.firstthings.com/web-exclusives/2019/08/the-rot-in-our-ruling-class
El texto [en rojo] NO viene en el original y fue agregado por
el equipo de traducción. Igualmente lo destacado en amarillo aparece como texto
normal en el original.
Veinte muertos en El Paso. Nueve más en Ohio. Ambos tiroteos
son actos maliciosos que son condenables. Pero también son parte de un fenómeno
más amplio que debe entenderse: 11 muertos en una sinagoga de Pittsburgh, 58
muertos en Las Vegas, 17 muertos en una escuela de Florida. Estas masacres
desenfrenadas, que vienen con regularidad adormecedora, son síntomas de un
cuerpo político enfermo.
Los periódicos están llenos de historias sobre el
nacionalismo blanco, el aparente motivo
del tirador de El Paso. Ésta es de hecho una ideología peligrosa.
Realizamos un análisis cuidadoso del atractivo perverso de la política de
identidad de derecha el año pasado (Matthew Rose, "La anticristiana
derecha-alternativa"). Algunos comentaristas se centran en la
disponibilidad generalizada de armas de alta potencia en nuestra sociedad. Esto
también es un peligro claro.
Pero ninguna de las explicaciones es lo suficientemente
profunda. Hace dos generaciones, había ideologías peligrosas en el extranjero y
muchos jóvenes inestables. Cuando millones regresaron del servicio militar
después de 1945, las armas estaban aún más disponibles de lo que están ahora.
Sin embargo, no hubo epidemia de masacres públicas.
Hubo asesinatos viciosos en las décadas siguientes. Charles
Manson viene a la mente, junto con el asesino serial el Hijo de Sam. Las
Panteras Negras portaban rifles abiertamente en Oakland. El Ejército de
Liberación Simbionés secuestró a Patty Hearst. Sin embargo, incluso a fines de
los 1960s y principios de los 1970s —una
época emproblemada, a veces violenta—
no encendíamos nuestros televisores cada pocos meses para saber de todavía otro
tirador en una escuela o centro comercial.
Los tiroteos masivos regulares ponen un signo de exclamación
en la descomposición social de USA. Las señales de advertencia están en todas
partes. Cualquier persona que visite Seattle o San Francisco queda asombrada
por los grupos de jóvenes salvajes que viven en las calles. La gente se dispara
en público. El olor a marihuana ahora es común en la mayoría de las ciudades
principales. Un amigo que
dirige una gran empresa en el Medio Oeste me dijo que es difícil encontrar
personas para contratar —la mayoría de los que solicitan no pueden pasar las
pruebas de drogas.
La evidencia no es solo anecdótica. Los nacimientos fuera
del matrimonio han aumentado en la última generación. Cada vez más jóvenes crecen en situaciones
familiares inestables. Como Charles Murray documenta en Coming Apart, los estadounidenses de clase
trabajadora están cada vez más atomizados y disfuncionales [¿y más arriba?]. Dado el colapso cultural, no es
sorprendente que USA ahora vea una disminución de la esperanza de vida, un
fenómeno notable en un país rico y desarrollado. Entre los estadounidenses de clase trabajadora blanca, el
declive es catastrófico, similar a la situación en Rusia después del colapso de
la Unión Soviética.
Un pez
comienza a pudrirse a partir de la cabeza [es
curioso, aquí se señala “el declive catastrófico en la clase trabajadora” pero
la clase trabajadora NO ES la cabeza]. La disolución social de nuestra nación es una
consecuencia directa de las mentalidades, políticas y acciones de nuestra clase
gobernante. Resulta incriminatorio que los magnates tecnológicos tomen medidas
extremas para aislar a sus propios hijos de los dispositivos y las plataformas
de redes sociales que comercializan tan vigorosamente para el resto de
nosotros.[¿estás afirmando que los magnates
(tecnológicos y seguramente los no-tecnológicos también) mantienen a salvo sus
familias de las ideas disolventes que promueven? ¿a través de algún ghetto,
quizá? Ghetto cultural o mental, pero a fin de cuentas, ghetto] Resulta incriminatorio que
nuestra clase dirigente haga una fortuna con los videojuegos violentos, no haga
nada para limitar la pornografía y presione por la legalización de las drogas
en medio de una epidemia de muerte por sobredosis.
Detrás
de estas obvias traiciones al bien público, poderosas tendencias
erosionan los cimientos de un orden social saludable. La mentalidad relajante
es hostil a la disciplina moral. La agenda de inclusión casi siempre promueve
un relativismo suave. La sofisticación transgresora se burla de los estándares
pasados de moda. Todo
esto y más es fuertemente favorecido por las personas que han estado dirigiendo
nuestros medios, escuelas e instituciones culturales durante las últimas dos
generaciones.
Estoy seguro de que esas mismas personas insistirán en que
la masacre de El Paso indica que necesitamos aún más intervención relajante,
aún más educación multicultural, aún más esfuerzos para erradicar la
"masculinidad tóxica". Dirán que no hemos ido lo suficientemente
lejos. Nos dirán que hay demasiadas personas hundidas en las formas
tradicionales de pensar, comprometidas con los "fundamentalistas"
religiosos o que están imposibilitadas de alcanzar la adecuada perspectiva
progresista.
La realidad sugiere lo contrario. Digan lo que quieran sobre
W.A. Criswell, el famoso predicador que estuvo presente durante décadas en la
Primera Iglesia Bautista en Dallas, pero de esto podemos estar seguros: Su
riguroso mensaje cristiano no tuvo nada que ver con la masacre en El Paso. Al
contrario, cualquier observador serio reconocerá que la decreciente influencia
de hombres como Criswell se correlaciona con el aumento de los tiroteos
masivos. Los científicos sociales advertirán que la correlación no prueba la
causalidad, pero también saben que donde hay humo a menudo hay fuego.
Rezo por las almas de los asesinados el fin de semana
pasado. Y también rezo para que seamos liberados de la clase de liderazgo que
ha hecho tanto para arruinar nuestra sociedad en las últimas dos generaciones [probablemente lo han hecho durante el último siglo o más y
apenas en las dos últimas generaciones se han comenzado a manifestar sus
efectos]. Sus ideas pseudo-progresistas sobre la cultura están en
bancarrota. Prometieron la libertad pero entregaron una cultura de muerte.
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