jueves, 17 de agosto de 2023

Una inquietante perspectiva

 Desbanquización: El arma absoluta del Poder.

Por Roberto Pecchioli                                                                   08-Ago-23

FUENTE: https://www.maurizioblondet.it/debancarizzazione-larma-assoluta/

 

 

 

El texto [en rojo] NO viene en el original y fue agregado por el equipo de traducción. Igualmente lo destacado en amarillo aparece como texto simple en el original.

 

Tiene Ud que aprender una nueva palabra e identificar una nueva forma de exclusión. El término es desbanquización: el marginado es aquel cuyas cuentas bancarias han sido cerradas, le impiden las transacciones económicas de la vida diaria, se bloquean sus tarjetas de crédito. Un exiliado en su propia casa, impedido de vivir, trabajar, incluso alimentarse si no tiene un pequeño jardín o si no organiza una red de trueques o un circuito económico alternativo.

El ensayo general fue en Canadá en el momento de la huelga de camioneros disidentes del pase verde. El gobierno del muy democrático, muy progresista, inclusivo y multicultural Justin Trudeau ordenó el bloqueo de 250 cuentas corrientes de camioneros, suspendió sus pólizas de seguro, mientras que la plataforma de recaudación de fondos GoFundMe retuvo millones de dólares en donaciones a los camioneros. Es la fulgurante libertad liberal, liberista y globalista. No es muy diferente de la forma antigua de disparar sobre multitudes de huelguistas. Bava Beccaris [nombre del gral que realizó una masacre de huelguistas en Milán del 6-10 Mayo de 1898] en la época de la tecnología: no te matan, pero te impiden vivir y trabajar prohibiéndote acceder a tu dinero y guardarlo en tu bolsillo.

La polémica estalló en Inglaterra cuando a Nigel Farage, el político que lideró la salida del Reino Unido de la Unión Europea, le cerraron las cuentas en el banco Coutts & Co, una antigua entidad de crédito fundada en el siglo XVII, sin explicación alguna. Fue el momento en que el Mayflower trajo a los primeros puritanos ingleses a las costas americanas, comenzó la revolución científica, tuvo lugar la "revolución gloriosa" inglesa que elevó al poder a la clase mercantil. En París, el Rey Sol podía decir con orgullo "Yo soy el Estado". Igual poder absoluto pueden ahora ostentar los poderes financieros, aliados con las cúpulas tecnológicas, amos de los antiguos estados soberanos, cuyos líderes políticos son sus mayordomos, como entendió Ezra Pound en la primera mitad del siglo pasado.

 

Coutts & Co. tiene entre sus socios a la casa real británica: la India Company tiene varios herederos, pero las riendas siguen en las mismas manos, a pesar de la democracia. Farage es un hombre rico y poderoso: pidió explicaciones, tuvo acceso a documentos bancarios, de los cuales supo que había sido definido como un estafador, señalado por su amistad con Donald Trump y Novak Djokovic, el tenista serbio acusado de ser anti-vax y prorruso. Farage es una "persona políticamente expuesta" [expuesto es un eufemismo; sería más exacto llamarlo “perseguible”] a la que se le puede negar el acceso a los servicios financieros. Después de todo, los libertarios dirán, los bancos son empresas privadas y pueden hacer lo que quieran. Desafortunadamente. También le ha pasado al autor recibir la fatídica pregunta: ¿estás "políticamente expuesto?". ¿Qué significa? ¿Por qué pueden hacerlo, por qué investigan la vida privada?

Gobierna realmente quién puede recaudar impuestos. Los bancos tienen esta facultad, como bien sabe cualquiera que lee los extractos bancarios, compruebe los múltiples acosos del monstruo financiero ante el cual nos encontramos indefensos. Farage reaccionó acusando al poder británico una cúpula financiera de querer expulsarlo del Reino [Unido] por sus ideas. El alboroto fue enorme y el periódico Daily Mail reveló que las cuentas cerradas se habían multiplicado por siete en seis años. Noventa mil súbditos de Su Graciosa (y riquísima) Majestad clasificados como sujetos políticamente expuestos, entre los que destacan personalidades hostiles a la narrativa dominante sobre el clima, la inmigración, el multiculturalismo, el género. Ahora sabemos que el totalitarismo que se avecina ya activo entre nosotros tiene el arma definitiva contra toda disidencia: nos matará de hambre, por la imposibilidad de tener una vida normal de relación económica. Es la evolución de una tradición anglosajona consolidada: hacer la guerra con sanciones.

La justificación de Coutts & Co es inquietante: “Farage ha caído por debajo del umbral del millón de libras para tener una cuenta con nosotros”. En resumen, sería demasiado pobre; mientras tanto, divulgaron información financiera sobre un cliente. La editora, Alison Rose, que proporcionó las noticias en la televisión pública, es la típica liberal. Ella declara que está interesada en transformar al banco en “una organización con el objetivo de la diversidad y la inclusión, teniendo el cambio climático como pilar corporativo”.

Las cuentas de Farage se cerraron por motivos políticos; sus posiciones definidas como "inconsistentes con las intenciones morales del banco". ¡Bombazo, los bancos tienen intenciones éticas! Farage, al igual que los camioneros canadienses y otras víctimas del "debanking" han sido borrados: fantasmas, muertos vivientes. Homo sine pecunia imago mortis [=hombre sin dinero, imagen de la muerte]. The Daily Telegraph ha publicado un informe clasificado que dice que hay "factores de riesgo, incluidas declaraciones públicas controvertidas que entran en conflicto con el propósito del banco". El documento señala opiniones negativas sobre varios temas, razón por la cual Farage se ha vuelto "incompatible con Coutts". Un informe que el político define como “vigilancia al estilo de la Stasi”; podría haber dicho CIA o MI6. La información es precisa: hay referencias a Farage como un estudiante "xenófobo, racista y fascista".

Los controles se actualizaron mensualmente, incluido el seguimiento de las redes sociales. Un dossier al estilo de los servicios secretos, probables redactores de la información. Al final, el gobierno tuvo que moverse y las cabezas de Rose y el CEO de Coutts & Co cayeron. La pregunta, sin embargo, es más profunda y concierne a los fundamentos del capitalismo "despierto", su inmenso poder, el siniestro totalitarismo del que somos víctimas.

El caso Farage no es aislado: un ajuste de cuentas similar para el reverendo Richard Fothergill, quien respondió a un cuestionario interno diciendo que estaba en contra de la promoción de la agenda LGBT. Sus puntos de vista han sido descritos como “no tolerables”. Halifax Bank ha echado a los clientes que no están de acuerdo con la política de "pronombres inclusivos" (!!) PayPal ha "desbanquizado" [¿”desbancado”?] al grupo de padres que animaron una campaña contra el cierre de escuelas durante la pandemia. El Santo [más bien, el Non Sancto] Oficio Financiero. Igual suerte para el separatista escocés Stuart Campbell y para el Comité Nacional para la Libertad Religiosa.

En Francia, Marine Le Pen fue expulsada de HSBC y su partido fue "desbanquizado" por Société Générale. También cerraron sucursales para Nuestro Deber, una asociación crítica de la transición sexual medicalizada de los niños. En una sociedad donde el efectivo está desapareciendo y la vida social se bancariza por obligación (¡no escrita!), la desbanquización hace imposible una existencia normal. La voluntad punitiva a través de la exclusión financiera es prueba de la deriva totalitaria. El problema es mucho peor que la mera hipocresía progresista: el autoritarismo despiadado acecha detrás de las banderas del arco iris y la charla "inclusiva". Es una forma brutalmente efectiva de borrar a alguien con una diabólica evolución de la censura: el caso Farage expone el giro antidemocrático de las élites.

El Fondo Monetario Internacional ha estado presionando durante años para abolir el efectivo. Banqueros, funcionarios, miembros de organismos internacionales, la corte política, mediática y cultural no dejan de impulsar una agenda que nos expropiará de nuestro dinero y será el arma total y definitiva contra la libertad individual, colectiva, económica. Los gobiernos transformados en matones a sueldo de los enemigos de facto de los pueblos difunden una propaganda insoportablemente falsa. La transición a una sociedad sin dinero en efectivo ayudará a prevenir el crimen, hará la vida más cómoda y solo para alimentar la envidia social detendrá la evasión de impuestos. Obviamente, los evasores son los plomeros, los dentistas y los trabajitos ocasionales de la economía informal, no las corporaciones, los gigantes financieros y tecnológicos desterritorializados.

Propaganda de falsedades efectivas contra poblaciones desprovistas de pensamiento crítico, que ocultan la verdad: el control sobre pueblos e individuos ejercido por una cúpula de amos universales, directamente y a través de instituciones estatales: capitalismo de la vigilancia (Shoshana Zuboff), biopoder (dominio sobre la vida) que se convierte en biocracia. Los gobiernos, en sintonía con las “autoridades” financieras (privadas, aunque se olviden de decírnoslo) nos están obligando a entrar en la moneda digital controlada por los bancos centrales.

Todo el poder a una camarilla privada con la facultad de conocer todos nuestros gastos, transacciones, preferencias un control universal jamás soñado por ningún dictador bloquear cuentas bancarias, decidir si, cuándo y en qué medida nos permiten acceder al fruto de nuestro trabajo. . Todo esto aísla, impide libertades concretas, nos hace dependientes, víctimas de una servidumbre voluntaria contra la que ya no sabemos rebelarnos. Las leyes confusas, el ensombrecimiento de las constituciones, los poderes especiales ligados a las emergencias permiten marginar, atemorizar, hacer de cada uno un censor de sí mismo.

El riesgo la realidad es no poder hacer ni recibir pagos, al punto de no poder ni siquiera comprar comida o ropa. Ahora sabemos pero no hay peor sordo que el que no quiere oír que en las autodenominadas democracias liberales las personas o las empresas pueden ser excluidas de la vida económica porque no se ajustan a las ideas de quien manda. El problema es el mismo que el de Cassandra: decir la verdad, no ser creída y perseguida.

¿Sirve de algo señalar que el Commonwealth Bank of Australia afirma que no acepta clientes con más del 25% de sus ingresos provenientes de combustibles fósiles? ¿Que el National Australia Bank ha anunciado un plan para "desbanquizar" ciertas categorías de clientes? Los preceptos de la agenda oligárquica son custodiados por un funcionario o por un algoritmo con autoridad para despojar de la cuenta bancaria, es decir, expropiar, robar, matar socialmente- a quienes no piensan como quiere el sistema dominante. Lo que es más, es la tendencia a acabar con el dinero en efectivo.

El conjunto construye un poder absoluto, asfixiante, invencible excepto bajo la forma de resistencia civil comunitaria: trueque, formas de intercambio con unidades de cuenta alternativas, etc. Con la sustitución del dinero físico por la moneda digital del banco central, el poder de sus controladores, y del estado policial, será absoluto. Las distribuidoras de energía podrían dejarnos sin luz ni gas si somos escépticos con el cambio climático; el sistema de salud tendrá derecho a negarnos el tratamiento en función de si nos unimos o no a las campañas de vacunación, si no nos gusta el gobierno o participamos en batallas odiadas por las grandes farmacéuticas. Las posibilidades son infinitas, la tecnología está lista.

La disidencia se vuelve cada vez más peligrosa, las obligaciones y prohibiciones son boletos de ida hacia el totalitarismo. Totalitario es todo régimen que penetra en la vida de las personas, limita la libertad de acción, de expresión, de movimiento, hasta el punto de impedirnos tener lo que es o era nuestro. La alianza entre el capitalismo globalista, la tecnocracia y el poder del Estado gracias al aparato cultural y mediático está creando el monstruo perfecto, un Leviatán que Hobbes jamás podría haber imaginado. Sabemos que pocos nos escuchan. Laocoonte no logró convencer a los troyanos de que sacaran de la ciudad el caballo de Ulises. Terminó como sabemos. En nombre de una supuesta comodidad, hipnotizados por el disparate tecnológico, adoctrinados por el mito incapacitante del progreso, olvidando la historia, caemos en la trampa tendida para esclavizarnos. Tal vez nos lo merezcamos. Usaremos, por una vez, el lenguaje enemigo: es en acción, en forrma peyorativa, un nuevo nazismo. Se pasará si no reaccionamos, como profetizó alguien hace un siglo: primero vinieron a buscar a los gitanos, y yo estaba feliz, porque estaban robando. Luego vinieron por los judíos, y me quedé callado, porque no me gustaban. Luego vinieron por los homosexuales, y me sentí aliviado, porque me molestaban. Luego vinieron por los comunistas y no dije nada, porque yo no era comunista. Un día vinieron por mí, y no quedó nadie para protestar.

… y que nadie podía comprar ni vender sino los que tenían la marca, ese es el nombre de la bestia o el número de su nombre (Apocalipsis 13:17)

Para completar, el banco que cerró la cuenta de Nigel Farage no le ha dado ninguna explicación. Pero en el documento interno de 40 páginas, que Farage logró que le fuera entregado por ley, los líderes de la institución lo definieron como un "estafador de mala fe", "idiota útil de Putin", de tener opiniones "xenófobas y racistas", de ser "transfóbico", de haber hecho "falsas declaraciones sobre el Brexit", que su "retórica sobre la invasión de inmigrantes ilegales" contribuye a la discriminación "y en algunos casos a actos de violencia contra los migrantes". Esta es la "explicación".

 

 

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