¿Qué ocurrió realmente en Kursk?
Por Pepe Escobar 16-Ago-24
FUENTE: https://strategic-culture.su/news/2024/08/16/so-what-really-happened-in-kursk/
En los círculos selectos de poder e inteligencia de Moscú ya se está
desatando un debate extremadamente serio, y el meollo del asunto no podría ser
más candente.
Para ir al grano:
¿qué ocurrió realmente en Kursk? ¿El Ministerio de Defensa ruso fue sorprendido
desprevenido? ¿O lo vio venir y sacó provecho de ello para tenderle una trampa
mortal a Kiev?
Los actores bien
informados que están dispuestos a compartir algunos detalles bajo condición de
anonimato subrayan la extrema sensibilidad de todo el asunto. Sin embargo, un
experto en inteligencia ha ofrecido lo que puede interpretarse como una pista
valiosa: “Es bastante
sorprendente ver que tal concentración de fuerza pasó desapercibida para la
vigilancia por satélite y drones en Kursk, pero no exageraría su importancia”.
Otro experto en
inteligencia prefiere subrayar que “la sección de inteligencia extranjera es
débil porque estaba muy mal dirigida”. Se trata de una referencia directa a la
situación después de que el ex supervisor de seguridad Nikolai “Yoda”
Patrushev, durante la reestructuración posterior a la investidura de Putin,
fuera transferido de su puesto como secretario del Consejo de Seguridad a
servir como asistente especial del presidente.
Las fuentes, cautelosamente, parecen converger en una
posibilidad muy seria: “Parece que ha habido una falla en la inteligencia; no
parecen haber notado la acumulación de tropas en la frontera de Kursk”.
Sin embargo, otro
analista ha ofrecido un escenario mucho más específico, según el cual una
facción militar de línea dura, repartida por el Ministerio de Defensa y el
aparato de inteligencia —y antagonista del nuevo Ministro de Defensa Belousov,
un economista— dejó que la invasión ucraniana se llevara a cabo con dos
objetivos en mente: tender una trampa a los principales comandantes y tropas
enemigas de Kiev, que fueron desviados del frente del Donbass —que se estaba
derrumbando—; y ejercer presión adicional sobre Putin para que finalmente fuera
a por la cabeza de la serpiente y terminara la guerra
[este segundo objetivo es más probable. La toma de Mykolaiev y Odesa es la
única esperanza para Transnistria de tener contacto te-rrestre y terminar el
aislamiento que inició en 1991].
Por cierto, esta facción de halcones
considera al jefe del Estado Mayor General Gerasimov como “totalmente
incompetente”, en palabras de un experto en inteligencia. No hay ninguna
prueba irrefutable, pero Gerasimov supuestamente ignoró varias advertencias
sobre una concentración de tropas ucranianas cerca de la frontera de Kursk.
Un experto en
inteligencia retirado es aún más polémico. Se queja de que los “traidores de
Rusia” en realidad “despojaron a tres regiones de sus tropas para entregárselas
a los ucranianos”. Ahora, estos “traidores de Rusia” podrán “‘cambiar’ la
ciudad de Suzha por abandonar el falso país de Ucrania y promoverlo como una
solución inevitable”.
Por cierto, este
jueves Belousov comenzó a presidir una serie de reuniones para mejorar la seguridad en las
“tres regiones”: Kursk, Belgorod y Bryansk.
Los halcones del
aparato de siloviki [miembros o exmiembros de
cualquiera de los órganos de seguridad del país] no ocultan que
Gerasimov debería ser despedido y reemplazado por el legendario general Sergey
“Armageddon” Surovikin. También apoyan con entusiasmo a Alexander Bortnikov del
FSB —quien de facto resolvió el extremadamente turbio caso Prigozhin— como el
hombre que ahora realmente supervisa el panorama general en Kursk.
Y el siguiente es Belgorod
Bueno, es
complicado.
La reacción del
presidente Putin a la invasión de Kursk fue visible en su lenguaje corporal.
Estaba furioso: por el flagrante fracaso militar/de inteligencia; por la obvia
pérdida de prestigio; y por el hecho de que esto entierra cualquier posibilidad
de un diálogo racional sobre el fin de la guerra.
Sin embargo, logró dar vuelta la situación en poco tiempo,
al designar a Kursk como una operación antiterrorista (CTO); supervisada por
Bortnikov del FSB; y con una lógica incorporada de “no hacer prisioneros” [y puede brindar la
justificación para avanzar y ocupar toda Novorussia: Odesa, Mykolaiev,
Dnipropetrovsk y Jarkov, todas de mayoría rusoparlante]. Todo ucraniano
en Kursk que no esté dispuesto a rendirse es un objetivo potencial, destinado a
ser eliminado. Ahora o más tarde, sin importar cuánto tiempo lleve.
Bortnikov es el
especialista práctico. Luego está el Supervisor de toda la respuesta
militar/civil: Alexey Dyumin, el nuevo secretario del Consejo de Estado, quien
entre otros puestos anteriores fue el jefe adjunto de la división de
operaciones especiales de GRU (inteligencia militar). Dyumin no responde
directamente al Ministerio de Defensa ni al FSB: informa directamente al
Presidente.
Traducción: Gerasimov ahora parece ser, en el mejor de los casos, una
figura decorativa en todo el drama de Kursk. Los hombres a cargo son Bortnikov
y Dyumin.
La táctica [globalista] de relaciones públicas de Kursk está
destinada a fracasar estrepitosamente. Esencialmente, las fuerzas ucranianas se
están alejando de sus líneas de comunicación y suministros hacia territorio
ruso. Se puede establecer un paralelo con lo que le ocurrió al mariscal de
campo von Paulus en Stalingrado cuando el ejército alemán se vio sobrepasado en
sus capacidades.
Los rusos ya están
en el proceso de cortar el paso a los ucranianos en Kursk, cortando sus líneas
de suministro. Lo que queda
de los soldados de élite enviados a Kursk tendrían que dar marcha atrás,
enfrentándose a los rusos tanto por delante como por detrás. Se avecina un
desastre.
El comandante
inquebrantable de las fuerzas especiales de Akhmat, el general Apti Alaudinov,
confirmó en el canal de televisión Rossiya-1 que al menos 12,000 efectivos de
las Fuerzas Armadas de Ucrania (UAF) entraron en Kursk, incluidos muchos
extranjeros (británicos, franceses, polacos). Esto resultará ser un “no hacer
prisioneros” a gran escala.
Cualquiera con un coeficiente intelectual superior al de
la temperatura ambiente sabe que Kursk es una operación de la OTAN, concebida
con un alto grado de probabilidad por una combinación angloamericana que
supervisa la carne de cañón ukronazi. [ante la difícil situación en Donbás, la toma de la central
atómica de Kursk, una de las más grandes de Europa, aparte del efecto mediático
y de mejora del ánimo ucraniano, hubiera sido un factor importante para iniciar
negociaciones de paz en mejores condiciones para Kiev. La operación era
arriesgada y podía signifi-car —como de hecho lo está siendo— un enorme costo
en tropas si no se llegaba a tomar la central; pero la desesperación es mala
consejera].
Todo lo que hace
Kiev depende de la ISR (inteligencia, vigilancia, reconocimiento)
estadounidense y de los sistemas de armas de la OTAN, por supuesto operados por
personal de la OTAN.
Mikhail Podolyak,
asesor del actor de camiseta verde sudada en Kiev, admitió que Kiev “habló” del
ataque “con socios occidentales”. Los “socios occidentales” — Washington,
Londres, Berlín— con toda su indumentaria cobarde lo niegan.
Bortnikov no se
dejará engañar. Declaró sucintamente, en el registro, que se trataba de un
ataque terrorista en Kiev apoyado por Occidente.
Ahora estamos
entrando en la etapa de un duro combate de posicionamiento destinado a destruir
pueblos y ciudades. Será feo. Los analistas militares rusos señalan que si se
hubiera conservado una zona de amortiguación en marzo de 2022, la actividad de
artillería de alcance medio se habría restringido al territorio ucraniano. Otra
decisión controvertida del Estado Mayor ruso.
Rusia acabará resolviendo el drama de Kursk, eliminando a pequeños
grupos ucranianos de forma metódica y letal. Sin embargo, las preguntas muy
sensibles sobre cómo ocurrió —y quién permitió que ocurriera— simplemente no
desaparecerán. Habrá que rodar cabezas —en sentido figurado— porque esto es
sólo el principio. La próxima incursión será en Belgorod [debería suponerse que se tomarán las providencias necesarias para
impedirlo]. Prepárense para más sangre en las vías.
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