jueves, 31 de mayo de 2018

Ya se verá con las sanciones a empresas europeas y la terminación de la Nord Stream 2


¿Europa se ha Sublevado?

Por Andrei Fomin                                                                          09-May-18
FUENTE: https://dissidentvoice.org/2018/05/has-europe-rebelled/





La práctica actual de la política exterior de Washington recuerda un poco a la era dorada de la Sublime Puerta otomana, en el sentido de que cualquier visita de un líder de un estado vasallo no era más que una oportunidad para una demostración pública de su voluntad de servir al gran sultán o, en el contexto moderno, para cumplir las órdenes del amo de la Casa Blanca.
El visitante también debía mostrar una gran sonrisa y hablar apasionadamente de lo feliz que se sentía de haber tenido la oportunidad de besar las zapatillas del Sultán. O, para ponerlo en el lenguaje de hoy, estar impresionado con el liderazgo de USA y personalmente inspirado por la energía del presidente estadounidense.
El Establishment de Washington no puede comprender ninguna otra configuración y, por lo tanto, en la era actual de la menguante hegemonía de USA, los visitantes ideales de la Casa Blanca son los presidentes de Ucrania o los países bálticos. Los otros jefes de estado que llegan a Washington, incluidos los líderes de la UE e incluso algunos presidentes africanos, actúan como advenedizos insolentes que, desde el punto de vista de la tradición imperial, no se cuadran, tienden a ofrecer sus halagos sin fervor ni exuberancia, y , lo más importante, no corren para cumplir los deseos de los líderes del imperio.
La reunión entre la canciller Angela Merkel y el presidente Donald Trump el 27-Abr-18 sirvió sólo para confirmar que Washington no necesita aliados que tengan sus propios intereses nacionales:  Todos los aliados deben guiarse por el concepto de la hegemonía unipolar de USA. Cualquiera que se sienta incómodo con esto queda relegado al círculo de aquellos que son vistos como inamistosos con la Casa Blanca. El Washington Post deja en claro que Alemania cae en este último campo: "Angela Merkel se está convirtiendo en el eslabón más débil de Europa".
Ese artículo señala cuán serias son las diferencias entre las facciones gobernantes de los dos países. Tanto la élite política de Alemania como la población alemana en su conjunto son caracterizadas de manera muy despectiva:  "La pasividad alemana está profundamente arraigada. La clase política de Berlín carece de pensamiento estratégico, odia el riesgo y tiene poco valor. Se esconde detrás de su pasado ignominioso para justificar el pacifismo cuando se trata de cuestiones difíciles sobre defensa y seguridad. "La decrepitud general de la Bundeswehr y su equipo es criticada y burlada en la discusión de la negativa de Alemania a tomar parte en el ataque con misiles contra Siria llevado a cabo por USA, RU y Francia. Y luego el artículo incluso alega que la política siria de Alemania en realidad ha instigado el lado equivocado al conceder asilo a casi un millón de refugiados que huyen de ese país, lo que supuestamente permite que Bashar al-Assad continúe luchando.
En este contexto, resulta bastante obvio que los problemas específicos que Merkel trajo a la mesa en Washington fueron sólo preocupaciones secundarias para su socio estadounidense. La Señora Canciller de Alemania tuvo que recorrer una distancia de 10,000 kilómetros para tener una conversación de 20 minutos, de la cual fue claro que Trump no había alterado su actitud negativa hacia preguntas tan vitales para los alemanes como los aranceles aduaneros sobre el acero y el aluminio (establecido en 25% y 10%), la Nord Stream 2, un relajamiento de las sanciones rusas para los principales fabricantes alemanes, o el acuerdo nuclear con Irán.
Angela Merkel tenía una elección difícil de hacer. O Berlín declaraba la guerra a todos los oponentes de Washington, o se descartaba de una vez por todas como el "eslabón más débil", con todas las consecuencias que ello conlleva. Pero la primera opción sería un golpe a los intereses nacionales de Alemania. No es sólo su comercio internacional el que recibiría el golpe, sino también sus proyectos energéticos y la opinión pública alemana. Se le dio a entender que, de lo contrario, Alemania no cumpliría los criterios de la Casa Blanca para el papel de principal socio de Estados Unidos en Europa.
Angela Merkel no pareció muy impresionada. Ella ve las restricciones que existen para ella. La memoria histórica de la mayor derrota del siglo 20 aun persiste. De allí el alto nivel de cautela cuando se llega a las invitaciones para unirse a las escapadas militares de la OTAN. Tampoco nadie ha olvidado los 1980s, cuando Alemania vivió un intenso temor de los misiles SS-20 de la URSS que podían haber incinerado el país en un parpadeo. Los alemanes no tienen ningún deseo de seguir dócilmente la línea de otro presidente de USA que pudiera terminar llevándolos de regreso a esos días.
Al parecer, ésta es la razón por la cual la jefa del gobierno alemán parece haberse  blindado con el mantra de "no dar nada a Trump" durante las negociaciones en Washington.
Si Ud observa las cosas pragmáticamente, Trump necesitaba obtener algunas concesiones de Merkel. En primer lugar, necesitaba el consentimiento de la canciller alemana para al menos traer de vuelta las sanciones y con suerte incluso acordar una guerra contre Irán, porque para la actual administración de Washington la  disolución del "acuerdo de Irán" y una posterior guerra con Teherán es el elemento más importante en su agenda de política exterior. En segundo lugar, Trump tuvo que "exprimir" a Merkel en el tema de aumentar las contribuciones financieras de Alemania al presupuesto de la OTAN. Según la Casa Blanca, Alemania debería contribuir con el 2% de su PIB anual al presupuesto de la alianza (o en otras palabras, a la acumulación de pedidos de productos para el complejo militar-industrial estadounidense). Como Trump, de forma tan poética, "la OTAN es maravillosa, pero resulta de más ayuda para Europa que para nosotros, ¿por qué entonces estamos pagando la gran mayoría de los costos?" En tercer lugar, USA necesitaba asegurarse que los líderes europeos, y especialmente Merkel, capitularan ante la  guerra de tarifas entre USA y la UE y, en un escenario ideal, asegurar también la ayuda de la UE en la guerra comercial con China que Trump inició recientemente.        
Basado en los resultados de la reunión, Washington recibió una cortés negativa de los tres puntos. Hace cinco años habría sido difícil imaginar este tipo de situación, pero ahora esto es objetivamente el estado de las cosas en el mundo real, y es algo a lo que ni los analistas políticos en USA ni una facción importante de los medios europeos (que aun ve a la UE como un “gran Puerto Rico”) pueden acostumbrarse. La importancia de Puerto Rico es que es un lugar fuera de las fronteras de USA, pero que está controlado efectivamente desde Washington, aunque no tiene poder para influir la política estadounidense. Incidentalmente, el discurso oficial de Washington respecto a la UE ya ha emprendido una transformación radical y, conforme al propio Trump, parece que la UE fue “formada para aprovecharse de USA”, aunque antes de eso la UE era pintada en la narrativa oficial occidental exclusivamente en términos de sus “ideales de libertad”, “protección de la democracia” y algún tipo de “destino y valores pan-europeos”.
La esencia de la relación trasatlántica de hoy puede ser vista en los contactos entre Washington y Paris. A pesar de las altas esperanzas de la Casa Blanca para que Francia probara su lealtad a la alianza, sus líderes justo han sido tan firmes como los de Alemania en sostener sus propios intereses. Esta actitud fue evidente en la postura tomada por el presidente Emmanuel Macron, quien fue citado por Bloomberg diciendo, “no hablaremos de nada mientras haya una pistola apuntada a nuestra cabeza”. Los líderes europeos insisten en que cualesquiera discusiones tengan lugar con cualquiera en un plano de igualdad, lo que Washington no puede permitir como una cuestión de principio. Aun los funcionarios europeos de bajo nivel están utilizando su poder económico para amenazar a USA. El ministro francés de economy, Bruno LeMaire, alegó, “Una cosa que aprendí de mi semana en USA con el presidente Macron: Los estadounidenses sólo respetan una demostración de fuerza”. No necesita decirse, que uno no habla de esa manera a un verdadero hegemón global.
No importa cuál sea el resultado de todos los conflictos diplomáticos y económicos entre amabas orillas del Atlántico, ya es seguro decir que Europa se ha liberado del control de Washington, y las futuras relaciones entre USA y la UE llegarán a ser crecientemente tensas. Pronto veremos si Europa toma ventaja de su actual oportunidad de reclamar la libertad económica y política que en algún punto perdió.

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